Cuatro horas y media más tarde...
Lux se encontraba en la cima del cañón y observaba desde arriba la procesión de los refugiados.
Luego desvió su atención hacia la nube de polvo que se podía ver en la distancia y supo que tenían menos de una hora antes de que el Ejército de Ratones alcanzara a los habitantes del pueblo, quienes también habían descubierto al Ejército de Monstruos que estaba detrás de ellos.
Sin embargo, gracias a Boris, los Guardias, así como los Aventureros, se evitó una estampida causada por el pánico.
Todos habían asegurado a la gente del pueblo que tenían todo bajo control, y que ninguno de ellos sería dañado.
Incluso Boris, quien le había dicho a Lux que huiría cuando sintiera que su vida corriera peligro, se quedó y se convirtió en el pilar que apoyaba a todos.