—¿Así que los dos atacaron el Reino de Ashina porque sus rangos intimidaron a los miembros de su familia? —preguntó uno de los Reyes, que pertenecía a la Alianza de la que formaba parte el Reino de Ashina.
—Señores, esto es una grave violación del Pacto entre Santos. Deberían haberse ocupado de la persona responsable, y no del Reino al que pertenecían. Esto es un acto de venganza muy infantil, ¿no les parece?
Maximiliano, que acababa de terminar de beber su té, lo colocó en la parte superior de la mesa y miró al Rey, que estaba sentado frente a él.
—Entonces, ¿en resumen, también quieren que destruyamos su lugar? —preguntó Maximiliano.
El Rey golpeó la mesa con su mano y miró fijamente al Santo que acababa de amenazar con atacar su dominio.