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[Diez minutos para la partida] —se anuncia con una voz robótica y distante desde la nave de aterrizaje y todos se abrochan para el descenso.
—Ei, ¿quién es el segundo piloto de Mecha? ¿No salen para nada? —uno de los convictos que pilota un Mecha de Línea pregunta.
[La Ira de Tarith no necesita Piloto Mortal] —bromea Nico por el intercomunicador, usando la computadora del Mecha para hacer que su voz suene como un gruñido profundo.
Una buena parte de la infantería hace el símbolo para ahuyentar la mala suerte, mientras aquellos que han servido a su lado antes intentan no reírse. Todos vieron al piloto de La Ira de Tarith hace solo una hora, pero las posibilidades de que alguien asocie a Nico con su Mecha son bastante bajas.
—Ya sabes cómo es, llevas los sistemas de aprendizaje al combate una y otra vez y empiezan a gustarles. Solo necesitas ofrecerles un sacrificio virgen de vez en cuando. Por cierto, ¿cómo te va con las damas? —bromea el Capitán Catan al soldado.