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Mientras Kaizen cabalgaba a través del paisaje helado de Mibothen, la tormenta de nieve parecía no dar respiro.
La ventisca hacía que la visibilidad fuera aún más difícil, y el viento cortante impedía que Kaizen sintiera el calor del cuerpo de su caballo bajo las numerosas capas de ropa. Sin embargo, perseveraba, guiando al caballo con cuidado por el sinuoso sendero entre los árboles.
Después de lo que pareció una eternidad, los contornos de los árboles empezaron a desvanecerse y Kaizen avistó algo en la distancia: una serie de casas de madera, sus techos cubiertos de nieve. Un pequeño pueblo había surgido en medio del implacable blanco.
El corazón de Kaizen se llenó de esperanza, ya que finalmente había encontrado un lugar de refugio, posiblemente algunas respuestas y tal vez una Piedra de Poder de teletransportación para regresar a Tretidian. Aceleró el paso de su caballo, ansioso por llegar al pueblo.