El paisaje frente a Kaizen era majestuoso. La cueva se abría hacia el horizonte, permitiendo a Kaizen ver las montañas cubiertas de nieve en la distancia y a un lado, sus picos perdidos entre las nubes. La negra e imponente roca de la cueva contrastaba con la blancura del paisaje nevado, creando una atmósfera de misterio y majestuosidad. El viento soplaba furiosamente, azotando el cabello de Kaizen y haciéndolo encogerse por el frío.
Kaizen estaba impresionado por este descubrimiento inesperado, sintiendo una mezcla de fascinación y aprehensión. Sin duda, no era un buen lugar para encontrarse con otros jugadores, y se preguntaba cómo el grupo de bárbaros había detenido y se había encontrado allí, en medio de una montaña remota.