Ravastine tenía muchos problemas lidiando con la docena de esbirros del Ojo de Hermodr que intentaban matarla, pero cada minuto que sentía los temblores del combate entre Kaizen y Tonwor, también se consideraba afortunada de lidiar con los más débiles.
—Solo ella que es realmente un desafío... —pensaba la princesa, observando a la mujer de gafas que empuñaba dos guadañas, una en cada mano.
Esta mujer era la única que no temía a Ravastine, aun habiendo visto a la princesa matar a varios sirvientes como si no fueran nada. Como la mayoría de los sirvientes estaban alrededor del nivel 20 y ni siquiera tenían una buena armadura o armas, eran como ratas intentando luchar contra un halcón. Simplemente no tenían oportunidad.
Sin embargo, la mujer con guadañas no era un ratón común, sino más bien una mofeta. Aunque no era muy fuerte, no temía a nada y enfrentaba al depredador de frente.