Sebastián estaba muy feliz tras convertirse en dios.
Había recibido un movimiento de nivel 6 al azar del sistema como recompensa por superar la prueba de ascenso con una calificación S, otorgándole un ataque divino a su disposición.
Se sentía mucho más fuerte y rápido que antes, la diferencia entre el nivel 6 y el nivel 5 era como del cielo a la tierra y le dio todo el crédito de este crecimiento a su maestro Kremeth.
Su maestro había llegado y en un corto tiempo le dio un recorrido de potenciación, elevándolo desde la mortalidad hasta la Divinidad.
Sin embargo, nunca en un millón de años hubiera esperado que después de convertirse en dios, su maestro le entregara su tesoro más precioso.