En su furia asesina, Marcus se volvió completamente ajeno a las realidades del mundo.
No le importaba cuál era el nivel de poder de Max, no le importaba cuál era la posición de Max en el militar, no le importaba si iba a salir herido en la pelea contra Max, ya que lo único que importaba para Marcus en ese momento era herir a Max, pues solo hiriendo a Max podía adormecer el dolor en su mente.
Fue una decisión estúpida, impulsada solo por un ego masculino roto que no podía soportar ver a la mujer que obsesionaba siendo reclamada por otro, y por lo tanto, rompiendo las reglas militares, Marcus se dirigió directamente a la oficina de Max y desató un ataque de espada que partió la estructura entera a la mitad.