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Si le preguntaras a Odín cómo describiría a Kremeth el Cobarde en una palabra, él habría dicho: frío.
Kremeth el Cobarde era un temido oponente porque tenía un control perfecto sobre sus emociones.
Miedo, ira, orgullo, lujuria, nada funcionaba en el hombre ya que luchaba cada batalla a su propio ritmo, nunca forzando un ataque incluso cuando su lado estaba ganando, nunca esperando un segundo para retirarse si veía que las mareas cambiaban.
Simplemente no se podía manipular a Kremeth para hacer algo que no deseaba hacer, y esa era la razón por la que era un oponente tan formidable.
Kremeth sabía que Rhea debía tener habilidades basadas en relámpagos en su vasto arsenal de hechizos de ataque, pero también sabía que no tenía el valor de lanzar ataques basados en relámpagos contra el corazón del niño a costa de lastimarlo, pero Kremeth no tenía tales reservas.