—Esto debe ser —murmuró él mientras su ceja se alzaba ante la pequeña y pobre choza frente a él. La estructura parecía tan frágil que Rui ni siquiera necesitaría usar una técnica de nivel Aprendiz para demolerla completamente.
Llamó a la puerta suavemente.
—Todavía no he terminado de prepararme, la noche aún no ha comenzado, por favor, espera —se escuchó desde adentro.
Rui ni siquiera tenía la más remota idea de lo que esas palabras significaban, eran literalmente en un idioma diferente. —Soy el Artista Marcial de la Unión Marcial Kandriana que ha aceptado tu comisión
La puerta hizo clic, abriéndose de golpe.
Rui se encontró mirando a una joven hermosa, quien le devolvió la mirada con incredulidad y alegría.
—¿Señorita Fria? —preguntó Rui.
Las cejas de Rui se elevaron al ver una lágrima corriendo por su ojo, parecía ahogada en emoción.
—¿Estás bien? —preguntó él, viendo que claramente no lo estaba.