—¡Eso es imposible! Es agua, ¿no lo ves? —desde el costado, Angélica no pudo evitar estar en desacuerdo con él.
—Sigue caminando —William sabía que tratar de explicar lo obvio a ella era inútil. Ella misma lo dijo; nadie conocía los verdaderos secretos de este lugar.
Realmente parecía agua, pero la forma en que esta agua actuaba no tenía otra explicación más que ser un monstruo.
—Un monstruo que hace que parte de su cuerpo tome la forma de agua normal es bastante astuto... —murmuró mientras observaba ese bulto de agua levantarse y formar algo así como una criatura sólida con forma de champiñón. Esta criatura chocaba con fiereza contra las columnas de fuego, y aun con su superficie pareciendo agua, no podía detener el fuego e incluso recibía mucho daño.
William vio cómo se desprendían glóbulos de agua de esta criatura y caían al suelo, salpicando sobre el hielo y convirtiéndose en un pequeño bulto de hielo.