—Esto... —el mercader que estaba a punto de sentarse en su silla se levantó abruptamente, en un movimiento tan repentino que casi lo hace tropezar al suelo si no fuera porque se sostuvo en el último momento apoyándose en la mesa.
Su gran cuerpo temblaba mientras sus gruesas capas de grasa subían y bajaban, ya que le resultaba difícil respirar. Sus ojos se fijaron en el elemento que William sacó, y este último estaba satisfecho por tal respuesta.
—Supongo que sabes el verdadero valor de esto, ¿verdad? —William no dejó el núcleo que sacó sobre la mesa. En cambio, lo mantuvo en movimiento, haciéndolo rodar sobre la mesa.
—Esto... Esto es los rumoreados núcleos de oro oscuro de los legendarios monstruos osos escarlatas... ¿¡verdad!? —exclamó el mercader.
—Así es —William lanzó el núcleo al aire, como si estuviera jugando con una pelota de goma sin valor—. ¿Sabes cuál es el precio de mercado de este núcleo?