Alex salió de la habitación en la que se encontraba, dirigiéndose hacia el elevador. En este piso, pocas habitaciones estaban en uso, y las que lo estaban eran ocupadas por hombres ricos de edad avanzada, que raramente salían de sus habitaciones.
Solo una habitación estaba ocupada, por una persona que a veces salía de ella, y justo en ese momento la persona en cuestión estaba fuera de su habitación, coqueteando con la enfermera jefe.
Alex y Kary intentaron pasar desapercibidos frente a ellos, lo que no fue fácil, dado que el elevador estaba frente al mostrador, con poco éxito. El hombre, al verlos, les gritó a Alex.
—¡Oye! ¡Rex! ¡Ven aquí un momento!
—Urgh… —gruñó Alex por lo bajo.
Girando para mirar al hombre, que no podía ser mayor de treinta por su apariencia, Alex fingió una sonrisa. El hombre, vestido con un polo elegante, con shorts que eran ilegalmente, bueno, cortos, era la versión pintoresca de un niño rico de papá.
—Es Alex. No Rex. ¿Qué quieres, Kent?