—Jack miró a Potbelly, quien estaba sentado allí sin vida, y dijo —Parece que no puedes bloquear mi cuenta, ¿verdad? En ese caso, ¿por qué no me devuelves mi tarjeta? Todavía tengo otras cosas que hacer.
—Potbelly tomó apresuradamente la tarjeta y se la entregó a Jack con ambas manos temblorosas y carnosas. Aunque sabía que estaba acabado, sabía que si se atrevía a ofender a Jack más aún, podría no terminar solo con que sus secretos fueran expuestos al consejo de administración del banco. Podría igual exponerlos al público y terminaría tras las rejas.
—Cuando su padre llamó, le había dicho que todo lo que había hecho había sido enviado a todos los miembros del consejo. Como resultado, todos le echaban la culpa de haberle dado a su hijo el cargo solo para que él lo usara en su propio beneficio.