La Casa de Subastas se estaba mostrando bastante complaciente, pensó Wolfe. El encargado de recibirlo dentro le entregó una tarjeta dorada y sin mediar palabra le indicó que avanzara hacia la derecha, donde un conserje lo esperaba.
—Como invitado de honor de la casa, hemos preparado una sala VIP para usted. Tiene una excelente vista de la sala, así como una prioridad para ver la sala de espera, para que pueda estar seguro de que no hemos dañado el producto.
—Si desea alguna bebida o snack que no se haya colocado ya, con gusto se los llevaremos y sus compras pueden ser entregadas directamente a su habitación.