—La mujer los guió hacia una casa en las afueras del pueblo —Nefertiti miró a su alrededor y notó que estaba aislada del pueblo. Se preguntó por qué sería eso y se volvió hacia la mujer, quien sonrió al responder su pregunta no formulada—. El pueblo cree que estoy maldita.
—¿Por qué? —preguntó Nefertiti con voz curiosa.
—Creen que yo les traje esto cuando cazaba en el bosque, y por cierto, mi nombre es Kelia —la mujer la miró con una expresión neutra y respondió.
—Hécate dirigió sus ojos rojos hacia la mujer llamada Kelia, que vestía una armadura de aventurera desgastada con una camisa y pantalones debajo —ella llevó a las dos chicas a la casa y explicó—. Tenemos que escondernos dentro mientras las luces se apagan; de lo contrario, esas cosas invaden y nos arrastran.
—Los ojos de Nefertiti se estrecharon con sospecha antes de preguntar —. ¿Qué son esas cosas de las que hablas? ¿Y por qué la gente del pueblo no lucha contra ellas?