Rain se encontró en un estado de ánimo algo resignado. Parecía que una misión se avecinaba en el horizonte, una que probablemente exigiría su atención durante unos arduos tres meses o quizás incluso más. Reflexionó que podría considerar darle su casa a su familia, ya que había pasado tan poco tiempo allí últimamente. Sin embargo, quejarse no era una opción.
Sin embargo, esta misión presentaba una oportunidad intrigante. Le brindaría la oportunidad de observar de cerca las costumbres de la gente mágica, obteniendo valiosos conocimientos en el proceso. Además, estaba la posibilidad tentadora de enfrentar el formidable desafío de combatir contra dragones. Para Rain, el atractivo de aprender y crecer a través de estas experiencias eclipsaba cualquier inconveniente que viniera con una larga ausencia de casa.
—¿Cuándo tenemos que partir? —preguntó Rain—. Supongo que un viaje largo no será tan malo, ya que tendremos la oportunidad de entrenar en el camino también.