Al final, al grupo no le pasó nada en los siguientes tres días, aunque caminaron bastantes veces. Rain tampoco sintió más ansias de sangre, pero podía decir que muchas personas que podían ocultarse relativamente bien los observaban. Lástima por ellos, pero Rain podía sentir a cualquiera alrededor, gracias a su magia de la tierra.
—Rain, ¿qué tan rápido crees que puedes regresar a casa? —preguntó Branden.
—Con suficiente mana y sin detenerme a descansar, tal vez en un día y medio —respondió Rain—. Sin embargo, dejaré rastros. Cualquiera con ojos decentes podrá verme moverme, y mucha gente sabe que puedo hacer eso, así que dejarlos no es una opción.
—Bueno, tomará años reconstruir la menor cantidad de confianza para firmar una tregua si fallamos aquí —dijo Branden—. Además, incluso si están en una mala situación, no quiero que otra guerra comience con la gente mágica.