Tratar con consejos a menudo resultaba ser bastante complicado debido a la multitud de individuos involucrados. La tarea de convencer o lograr un acuerdo unánime entre un gran grupo con opiniones e intereses variados frecuentemente era una penosa odisea. Cada miembro del consejo típicamente tenía su propia agenda personal, prioridades o puntos de vista, lo que complicaba el proceso de alcanzar decisiones eficientes y efectivas.
Esta complejidad resultaba frecuentemente en debates prolongados, negociaciones y la necesidad de numerosos compromisos. Navegar a través de las intrincadas burocracias del gobierno del consejo podría ser, de hecho, una experiencia agotadora.