Al día siguiente, el humor de Andrés seguía igual, muy malhumorado y gruñón. Rara vez interactuaba o hablaba con Alveena en la oficina, como si intencionalmente la evitara.
Alveena no entendía por qué él seguía molesto. Ella ya se había disculpado por la acción de Brandon anoche, pero aún recibía un trato distante por parte de Andrés.
Alveena estaba sentada en su escritorio, con la barbilla apoyada sobre sus manos mientras observaba a Andrés a la distancia.
—¿Qué le pasa? No es mi culpa que ese tipo raro Brandon se nos acercara anoche. Yo también estaba enojada con ese chico... pero, ¿por qué reacciona así? ¿Realmente Brandon lo ofendió tanto con esas pocas palabras? ¿Pero por qué? —Alveena se esforzaba por entender el comportamiento de Andrés.
Cada vez que intentaba hablar con Andrés y burlarse de él, él simplemente traía a colación a Brandon, diciéndole que dejara de molestarlo y que buscara a Brandon, su prometido.