Kalle
—¡Elia! —Gahrye jadeó.
La pobre mujer temblaba a cuatro patas sobre la alfombra al pie de su cama y el aliento de Kalle se detuvo. Se veía terrible. Estaba pálida. Tenía ojeras oscuras bajo los ojos. Sus brazos eran demasiado delgados, pero su estómago... su estómago estaba muy abultado.
—No puedo... contenerlo —dijo con los dientes apretados—. Tienes que... tienes que llevarme... Intentaré ayudar, pero... no puedo detener el cam-cambio.
—¿¡Puedes oírme cuando te transformas!? —Gahrye jadeó, corriendo hacia ella y tomando una de sus manos—. Un dolor punzante atravesó el pecho de Kalle. Por supuesto, tenía que hablar con ella. Tenía que dejar a Kalle para ayudar a Elia—ella lo sabía. Pero este momento... ¿ahora mismo? Se había alejado de ella sin pensar cuando… cuando podrían no tener otro momento juntos.