—¿Defendiste a Elia? —Los ojos de Reth se abrieron mucho.
—Cuando ella contó su historia, sí. Vi la visión de lo que esperabas lograr. Me avergüenzo de decir que insté a mi padre a tener precaución antes de moverse en tu contra. Ahora puedo ver qué traición eso fue para mi gente —Lerrin frunció el ceño. El recuerdo se retorcía en sus entrañas ahora.
—No, Lerrin, eso significa que podemos encontrar nuestro camino a través de esto. Tú y yo, juntos— Reth dio un paso adelante, pero Behryn lo detuvo agarrando el dorso de su camisa.
—La única forma en que veo a través de esto es sobre tu tumba, gato —Lerrin bajó la barbilla y dejó que cada onza de odio que sentía por este hombre brillara en sus ojos, hasta que su lobo intentó regresar—. Siseó.
—Sé que estás enfadado —dijo Reth con ese tono paciente que se sentía como pelo frotado en dirección contraria para Lerrin—. Pero cuando pase este shock, recuerda, yo nunca doy el primer golpe, Lerrin. Lo sabes. Lo has visto en mí toda tu vida.