—Presidente Feng, ella está completamente bien ahora. No hay nada de qué preocuparse. Solo necesita un poco de consuelo emocional que creo que esta pequeña princesa puede traerle fácilmente —dijo el doctor mirando a la niña, que estaba sentada toda preocupada y educadamente, sosteniendo las manos de su madre en las suyas pequeñas.
Al ver a una niña tan pequeña preocuparse por su madre, uno podía sentir fácilmente cómo su corazón se derretía y se escapaba de su control. Y su preocupación por su madre también era bastante comprensible.
Para ella, todo el mundo giraba en torno a su Mamá, a quien siempre había encontrado cerca desde el día en que abrió los ojos. Su pequeño corazón ya había tomado en serio el hecho de que solo ellas estaban la una para la otra en este mundo. Y era su responsabilidad y su amor cuidar de su madre. Si no fuera ella, no habría nadie más que lo hiciera.