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—Deberías habérmelo contado.
—Incluso te dije que cerraras bien las puertas esta mañana...
—Me siento traicionada.
Al ver a su gerente deprimida y enfurruñada, Ran Xueyi no pudo evitar sentirse culpable y al mismo tiempo, encontró a Adelle extremadamente adorable.
Sin embargo, no pudo seguir bromeando al recordar que Adelle todavía tenía algo sobre ella. Si tan solo se hubiera asegurado de cerrar y bloquear la puerta anoche, Adelle no habría tenido que usar sus sonidos de gritos como forma de avergonzarla.
Ran Xueyi regresó a su habitación después de hablar y decirle a Adelle que la recogiera a tiempo para la fiesta. Cuando entró en la entrada principal de su habitación, Ran Xueyi recordó que todavía había un misterio que no había resuelto.