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Esther miró su mano derecha que tenía una pulsera de cuentas azules simples alrededor de su muñeca. La quitó y cerró los ojos, apretándola fuertemente en su palma mientras murmuraba algo en un idioma que ningún humano podría entender. Cuando abrió su puño cerrado, había luz emitiendo de aquella pulsera azul.
Necesitaba buscar la localización del Príncipe Heredero, pero tomaría demasiado tiempo preguntar por el palacio real. Después de compartir su fuerza vital, su alma, con él, podía sentir su presencia si él estuviera cerca.
Después de confirmar su ubicación, fue directamente a su residencia. Estaba aliviada ya que el palacio del Príncipe Heredero estaba lo suficientemente cerca de la biblioteca real, que no había necesidad de montar en carruaje.
En la entrada de su residencia, la guardia real la detuvo.
—Necesito ver a Su Alteza —dijo mientras recuperaba el aliento después de haber corrido directamente desde la biblioteca real sin descanso.