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—¿Qué es lo que viene después? —preguntó Neveah con cautela, acercando su mano derecha a su daga que había vuelto a asegurar en la vaina de su cintura.
De alguna manera, Neveah podía sentir que la expresión del Señor Skiren era diferente, había algo extraño en su tono y en la mirada de sus ojos.
Sus palabras también eran extrañas, Neveah había llegado al corazón de la cueva Siempre Ardiente y ahora él afirmaba que el juicio estaba a punto de comenzar.
Entonces, ¿exactamente qué había sido todo lo que Neveah acababa de soportar? Neveah no podía entenderlo.
Neveah aún no había aprendido a confiar, era algo que Neveah ni siquiera pensaba que quería aprender.
La única razón por la que Neveah había sobrevivido hasta este momento era porque sabía desconfiar de todos y de todo.
Y la única razón por la que una vez se había enfrentado a la muerte fue porque cometió el grave error de dar la espalda a alguien.