—Las palabras que Dante dijo dejaron a Anastasia atónita, porque nunca había esperado oírlas —dijo con sorna—. Al recibir la libertad por la que había corrido todos estos años, habría imaginado que estaría eufórica. Reunirse con sus padres y llevarse a Marianne con ella era lo que quería. Pero ahora mismo, no se sentía así.
—Hoy mismo, incluso cuando Gabriel mencionó dejar Versalles, no había aceptado ir con él —admitió—. Subconscientemente, había estado posponiendo la partida del palacio y había dejado que las cosas fluyeran.
—Anastasia vio cómo Dante la miraba fijamente. Su expresión era tranquila y compuesta, a diferencia de la suya, que se desmoronaba. Sus labios se movieron silenciosamente antes de que preguntara con hesitación —¿Por qué...? ¿Por qué ahora, después de todo?