-Es...enorme.- Fue lo único que logre decir cuando William y yo nos detuvimos ante la gran casa del cumplañero.
Era...¡Enorme! La casa tenía tres pisos de alturas y estaba repletas de ventanas. El color blanco de la casa contrastaba con las rosas blancas de la parte de afuera. Podía oír la música que retumbaba en todas las paredes.
William también observaba la casa, algo sorprendido por la casa. Parecía que no se esperaba aquel tamaño colosal. Vi como William acomodaba su pelo, desatandolo y revolviendolo momentáneamente por algunos largos segundos antes de mirarme.
-Te diré la verdad...estoy algo nervioso.- Me confesó mientras de rascaba su nuca de manera nerviosa.
Yo también lo estaba, no sabía exactamente que habría en la fiesta. Y lo peor, es que no conocía a nadie. No sabía si Alador estaría pero lo más probable es que no. Solo William estaría a mi lado en la fiesta, y si tengo que ser honesto, me aterraba estar solo rodeado de los desconocidos de la escuela.
-Estaremos bien, solo es una fiesta. ¿Qué podría salir mal?- Trate de calmar a William con mi mejor sonrisa. Aunque por dentro me estaba muriendo de la ansiedad.
-Si...¡Si, tienes razón! Mejor...entremos y divertamonos.- El le tomó la mano y me dirigió hasta la entrada de la enorme casa.
La puerta era de madera oscura, y tenía detalles hechos a mano de gaviotas rodeadas de enredaderas con flores. Al costado de la misma, había un hombre vestido de negro, que llevaba unas gafas de sol y un cuaderno con el enlistado de los invitados. William estaba hablando con el portero mientras yo estaba a su costado, viendo por la puerta entreabierta. Las luces led color neón brillaban con intensidad y podía escuchar a la gente gritar y hablar entre ellos.
Nuevamente, sentí la mano de William, quien ya había terminado de hablar con aquel hombre. El portero abrió la puerta para nosotros, revelando la enorme multitud de adoleceste agrupados en el centro de un enorme salón. El me jalo hacia adentro y caminamos un poco por entre la gente. Todos estaban bebiendo y bailando. Algunos simplemente estaban en una esquina con sus parejas y otros estaban solos, viendo a la gente pasar con una mirada llena de nervios. Nos sumergimos entre la gente, French no soltaba mi mano y tampoco quería que me soltara. Sentía que me perdería entre la gente como un niño perdido si me soltaba siquiera durante algunos segundos.
William me llevo hasta la segunda planta de la casa. Allí era más tranquilo, la gente hablaba con normalidad con la bebida entre manos. Había gente entre los pasillos de la casa y las escaleras, era agradable. Había menos ruido y era más agradable para mi vista, ya que las luces led me habían dañado momentáneamente la visión por el parpadeo constante de las mismas.
William me soltó la mano suavemente, mientras caminaba hasta un grupo de chicos que estaban hablando entre ellos. Yo lo seguí de manera obediente, observando mis alrededores como un niño en una jugueteria.
-¡Chicos, hola!- William saludo uno por uno a los muchachos. Yo simplemente esta ahí, existiendo y tratando de mantener la compostura por los nervios.- Les quiero presentar a alguien.- repentinamente, William me tiro para adelante con algo de entusiasmo, dejándome a la vista del pequeño grupo de cinco. -El es Lucky.
Ellos me analizaron de pies a cabeza, como si fuera alguna especie de animal. Obviamente mis nervios me comían por dentro, pero los disimule con una sonrisa un tanto nerviosa. Rápidamente, los cinco me comenzaron a sonreír, presentándose y comenzando a charlar conmigo. Sólo fue cuestión de tiempo hasta que me comencé a adaptar al grupo. ¡Eran geniales! Todos eran de ballet, pero simplemente no eran como los alumnos que me miraban mal en los pasillos.
Cada uno me trataba con amabilidad y carisma Me adapte con facilidad al grupo y William me miraba con tranquilidad.
Exploramos por algunos minutos la casa entre todos, French estaba detrás mío, también observando la casa de manera curiosa mientras yo hablaba con los amigos de William.
Bajamos a la planta baja para buscar algo para beber.
Al llegar, vi una mesa enorme que llegaba a lo largo de esquina a esquina. La misma tenía un mantel de color crema muy elegante, y sobre ella, había demasiado comida. Sándwiches, brawnies, papas fritas y demasiada variedad. El centro de la misma, estaba decorado con un pastel enorme de cuatro pisos. Tenía una cobertura blanca con pequeñas flores verdes, era como un pastel de bodas para quinientas personas. Era simplemente apetecible.
Uno de los chicos, Joshua, me jalo de mi camisa para llevarme a donde estaban las bebidas, y no era exactamente jugo. El área de bebidas estaba decorada con vasos de plástico de color rojo, y en el centro entre los vasos, había varias botellas de todo tipo, pero todas compartían una característica, contenían alcohol.
Veía como Joshua y los otros cuatro comenzaban a mezclar bebidas con entusiasmo y rapidez. William estaba a un costado, apoyado contra la mesa y mirando su teléfono. Me acerque, tocando su hombro.
-Tú...¿No tomaras nada?
-¿Yo? Bueno...nunca he tomado alcohol.
-Bueno, siempre hay una primera vez para todo, ¿cierto?- Al terminar mi frase. Joshua se acerco a nosotros con bebidas en las manos, dándonos un vaso a cada uno. Los vasos estaban hasta el tope, casi rebasandose. Deje quieta mi mano para que no se caiga nada.
-¡Hasta el fondo chicos!- Nos grito Joshua, antes de volver con los otros cuatros.
Oli lentamente el vaso, y pudo reconocer los olores: era una combinación de vodka, agua con gas, vino y creo que cerveza. La verdad, era un asco, solo era una bebida para ponerse borracho lo más rápido posible. Miré de reojo a William, quien estaba dudoso sobre tomar aquel trago. Obviamente me quise ser el valiente, tomando de un solo trago mi vaso. Era asqueroso, un trago nada delicioso.
William me miro con pánico, dejando su vaso de lado y quitándome mi vaso vacío.
-¡Dios, ve más despacio!- Me grito con preocupación. La cabeza me daba vueltas, era la primera vez que tomaba algo tan fuerte como ese trago. Y ¡Mierda! Me destrozo mi sentido común en poco tiempo. Joshua, quien estaba viéndonos, se acerco y tomó el vaso de French, acercándomelo.
-¡Vamos, no seas gallina!- Me grito nuevamente, acercándome el vaso.
Mire a William, como buscando su aprobación pero el no le dijo nada, simplemente me observo, esperando a que actúe. Dude demasiado, estaba mal que tome alcohol siendo menor de edad y aquel sabor era nefasto. Pero Joshua me estaba mirando fijamente de manera desafiante, y no quería quedar como un "cobarde". Por la presión, tome el vaso y di otro sorbo rápido al mismo. Joshua me sonrió, llevándome con el grupo de chicos nuevamente y dándome más tragos...los demás, no lo recuerdo bien.
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Veía a Lucky tomar y tomar, vaso tras vaso. Aquella sonrisa nerviosa que tenía se iba transformando en una sonrisa borracha característica. Me sentía ansioso, quería ir y alejar a mi grupo de amigos de Lucky, agarrarle la mano y arrastrarlo lejos de ahí, pero ya era tarde para actuar.
Las horas pasan, la mayoría de la fiesta estaban con el alcohol circulando en su sangre y Lucky no era la excepción a eso. El se tambaleaba, riendo con el grupo y aun sujetando un vaso que llevaba la mitad con aquella bebida asquerosa. Trate de calmar mi mente, desviando mi vista hacia otro lado. Observe a una pareja, quien se estaba besando y susurrando cosas. Sentía algo de envidia. La verdad, traer a Lucky a la fiesta solo era uno de mis intentos para conectar un poco más y poder saber lo que el sentía por mi. Nisiquiera sabía si era gay o algo que me de las esperanzas de que pueda gustarme de mi.
Gire mi cabeza al sentir alguien tocar mi hombro de manera torpe. Me encontré con los ojos perdidos de Lucky, quién se acercaba a mí con lentitud y torpeza. Lentamente, el apoyo su cabeza en mi hombro, sujetando mis caderas y presionandome contra el de manera débil.
-T-tus amigos...se fueron.- Me susurro. Con cada palabra, un pequeño "Hip" salía de sus labios de manera inconsciente.
-¿Cómo qué se fueron? ¿Te dejaron solo?- Me escuchaba preocupado. No podía creer que mis amigos hayan dejado a Lucky borracho solo. Me daba una impotencia tremenda, pero no es momento para pensar en eso, mi amigo apenas sabía colocar un pie detrás del otro y nisiquiera podía articular una sola palabra sin sonar torpe o mareado.
Deslice su mano por entre mi cuello, ayudándolo a moverse. Su enorme cuerpo se apoyaba contra el mío. Varias veces, mi cuerpo amenazaba por caerse pero lograba mantenerme de pie. Con dificultad, lleve a Lucky hasta la segunda planta nuevamente, buscando con la mirada a mis amigos, pero no los vi por ningún lado. Chiste a lo bajo, moviendo nuevamente al boxeador hasta que un lugar apartado. Lentamente, deposite a Keeps sobre una silla de color negro hecha de madera que estaba al costado de una pequeña mesita, hecha del mismo material que la mesita. Encima de la misma, había una lámpara, cual prendí para poder ver mejor a Lucky.
Me arrodille ante el, mirándolo a los ojos.
-¿Por qué bebiste tanto? Tú no eres así Keeps.- Exprese mi preocupación, mientras mis dedos se entrelazaban con los de Lucky.
-Y-yo...- El sonaba confundido, como si se hubiera golpeado la cabeza. Suspire, sabía que Lucky no tenía la culpa, la culpa era de los insensatos de mis compañeros. Busque con mi mirada algún cuarto vacío, hasta que mis ojos se posaron en una puerta entreabierta. Podía ver que no había nadie adentro y había una cama bastante grande donde podría acostar a Lucky. Con dificultad, levante nuevamente a Keeps, llevándolo hasta aquel cuarto. Una vez ahí, cerré la puerta detrás mío y pose al boxeador sobre la cama mientras analizaba la habitación de manera momentánea. Era un cuarto grande, la cama era tamaño matrimonial. Tenía dos mesas de noche a los costados de cada cama, un ventanal enorme que lo cubría todo con una cortina suave de tela y un tocador con espejo en una de las esquinas del cuarto. Cuando quise inspeccionar más a fondo el cuarto, sentí como Lucky tomó mi muñeca y jalo de la misma.
-¿Donde vas? ¿Me vas a dejar? ¿Me vas a abandonar por qué estoy borracho?- Sus ojos reflejaban que no aceptaría estar solo. Lucky se levanto con dificultad de la cama y camino hasta mi con dificultad.
-¡E-espera. Te vas a ca-!- antes de que termine la frase, Keeps estaba delante mío. Sus ojos de color marrón me miraban con indiferencia. Nunca había visto esa mirada en el. Rápidamente el me tomo de la cintura y me tiro a la cama. Cuando me quise levantar, el se coloco encima mío, poniéndose su cuerpo contra el mio y haciendo presión. Podía sentir su respiración chocar contra mi cuello y aquel olor a alcohol que invadía toda mi fosas nasales. El me miraba, sus ojos perdidos y hundidos en los míos.
-No te atrevas a irte.- Me advirtió, sin apartar su vista de mi.
-¿Qué te ocurre? Tú no eres así.
‐¿Qué qué me ocurre? ¡Lo que ocurre, es que te metes debajo de mi jodida piel!- Dio un suspiro y continuo.- Desde que te conocí, has estado en mi jodida mente las veinticuatro horas del día y los siete días de la semana...Trate de olvidar ese pensamiento después del primer mes de amistad, pero simplemente no puedo ignorarlo. Cada vez que te acercas a mí me vuelvo loco y tengo que hacer un maldito esfuerzo para no besarte.- El se detuvo, mirándome.
Simplemente no sabía que decir, yo deseaba este momento, pero ahora mismo, mi corazón está completamente confundido. Lucky estaba borracho, y no sabía si estaba en sus cabales. Keeps pasa sus manos por mi cabello, teniendo su vista fija en mis labios. Sus ojos palpitaban de una manera rara, como si estuviera a punto de hacer algo.
-Al diablo...- Murmuró antes de entrelazar sus labios con los míos. Este es mi primer beso y no es como me lo esperaba. Lucky estaba siendo brusco y nisiquiera podía sentir ni un grado de amor en aquel beso. Keeps simplemente presionaba sus labios con fuerza contra los míos. ¿Así es un beso? Que fiasco...
Su cuerpo seguía presionando contra el mío, mientras sus ojos se mantenían cerrados con aquel "beso" que parecía interminable.
Al separarse, el me miro, parecía que también no le había gustado nisiquiera un poco. Keeps suspiro, antes de apoyar su cabeza contra mi pecho.
-Esto...no es como me lo esperaba.- Yo apenas entendía lo que pasaba, me sentía raro, no sabía que debía sentir. Estaba confundido. El boxeador continuaba sobre mi pecho, abrazándome y apenas permitiéndome moverme. Veía su pelo negro corto y su piel morena ser resaltados por la luz de la luna que se colaba por la cortina.
Tuvo un momento de recapacitación.
¿Me gustaba Keeps? No lo se...Aquel beso simplemente se sentía como un golpe a mis labios, sin amor y brusco. No sabía lo que sentía, mis pensamientos estaban revueltos en mi mente: La irá me pedía gritarle, mi felicidad apenas se hacia presente, mi nervios me pedían a gritos correr pero mi amor estaba intensamente decepcionado. Creía que sería un momento mágico, un momento donde ambos disfrutariamos de un beso apasionado entre los dos, pero simplemente todo se fue al diablo. Si tan solo hubiera rechazado aquella invitación, probablemente todo seguiría igual, pero por lo menos tendría el mismo amor que le tenía a Lucky antes de aquel asqueroso beso.
Suspire. Keeps parecía averse quedado dormido encima mío, su respiración era profunda y suave, como un bebé durmiendo con su madre. Trate de liberarme, pero sus manos de aferraban con fuerza a mí. Tire un gruñido por la frustración, dejando de forcejear y mirando por la pequeña abertura de la cortina.
La luna brillaba con intensidad en su clímax, era redonda y cálida. Me quedé mirándola, admirandola mientras Keeps presionaba inconsciente su abrazo. Lentamente, también sucumbi al sueño. No tenía de otra, Lucky no se movería, probablemente no se despertaría hasta la mañana siguiente, así que, de manera suave, cerré mis ojos y caí en un profundo sueño.