"Elena Winthrop saboreó las notas delicadas de su vino, una sutil sonrisa jugaba en sus labios mientras esperaba con paciencia la inevitable respuesta de Gabe. No le sorprendería que Gabe entrara conscientemente en la trampa intrincada que había preparado. Justo entonces, su teléfono sonó y su sonrisa se ensanchó mientras miraba el teléfono con la respuesta que acababa de enviar.
La asistente de Elena observó su expresión con una mezcla de curiosidad y asombro, incapaz de contener la pregunta que flotaba en el aire. —¿Ha aceptado, señora? ¿Y cómo sabía que aceptaría?