(Desde la perspectiva de Azul)
—Su Alteza regresará muy pronto. Dos meses pasarán en el parpadeo de un ojo —dijo Calix.
Estaba en un estado malo y miserable. Calix había estado tratando de consolarme de todas las formas posibles. Me preparó té, organizó mis documentos incluso cuando no se lo pedí, limpió mi escritorio porque pensó que un espacio ordenado me haría sentir mejor y también sugirió pasear por el jardín.
—Estoy siendo patético… —suspiré—. Mis ojos están todos rojos ahora. Cualquiera puede ver que he llorado demasiado. ¿Pero por qué? No es como si no fuera a volver. Estoy exagerando.
—No puedo evitarlo... Siento que algo saldrá mal. Este sentimiento... no se va. Es demasiado ominoso... —agregué.