—¿Estás bien, querida? —preguntó Dem cuando regresamos al palacio.
Después de regresar, fui a la casa de baños calientes para tomar un baño relajante. Dem me siguió como de costumbre. No quería dejarme sola. Fue él quien lo sugirió en primer lugar.
—Algo está muy, muy mal, Dem —murmuré.
—¿Qué pasó? ¿Tiene que ver con lo que dijo Evelyn?
—Sí —asentí—. Sabes, le di esa poción, preocupada de que pudiera ser atacada. De alguna manera sabía por qué iba a Mazazine. Como no estábamos seguros de si la Madre estaba con ese mago oscuro o no, no pude evitar preocuparme por Evelyn y Merrick. Así que, les di esa poción. Es una poción que funcionará para cualquiera y cualquier cosa. Pero hay algunas cosas más que eso.
—¿Qué es? —preguntó y comenzó a deshacer mi moño.