La esposa. La verdad detrás del casamiento (primera parte). La ayuda al salón Hades. -
La ignorancia es una manera de ser feliz. Es mejor no darse por enterado, pero no hay remedio a la verdad, y la realidad. -
Al llegar a mi trabajo, no crucé a Riff, y por suerte a Clark, si a Rigel la dama de coletas que estaba regañando a una de nuestras compañeras Origima Nashira Deneb. Una chica un tanto tímida, de cabello castaño, ojos color té claro, baja estatura. De ropa informal simple. Vestido, y zapatillas, joven de veinte años. Mi compañera nueva. Según el viejo don Evans. -
- Buenos días soldado Júpiter, veo que aún no está informe. ¿No revisaste el salón?
- Estuve cubriendo la planta baja, el sector de ciencias naturales.
- Era lo debido, pero debiste verificar luego de ello. Estamos con los tiempos muy apresurados como para que se pierdan.
- ¿Podría ayudarme, otra persona?
- No lo veo necesario. Según tu legajo. Llevas tiempo de experiencia.
- De todas maneras, no puedo preparar un informe tan severamente. Es un trabajo de equipo, no individual – Recordé a Gaia en ello – mis capacidades se limitan, ¿Me entiende Rigel? – Le expresé irónicamente como para que englobe todo la situación sin menos preciar. Fue inútil.
- ¡Esperen! ¡No..no..! – Origima quería expresarse entre nosotros, pero era inútil. -
- Para ti, supervisora. Tu forma de meditar el problema no llega a ningún lado. – me dijo de forma tajante. Tanto que hería con su mirada. Escuché que ya había tenido inconvenientes con otros compañeros y compañeras. A decir verdad, la trajeron para que el trabajo salga en tiempo y forma, no obstante sus métodos agresivos con dos días de trabajo no eran efectivos.
- Le recuerdo que somos seres humanos. Y el estrés que produce un mobbing psicológico puede ser contraproducente para el grupo
- Sabía que tus capacidades mentales eran bajas, pero no me imagine que tanto
- ¿Capacidades mentales? – Me dije. Estaba pensando en contestarle pero me genera molestia el tiempo que voy a perder en maldecirte - Mis capacidades son tan efectivas como su manera de trabajar situaciones. Ergo: intento parecerme a mis superiores en un 100 %. Se llama efectividad – Le sonreí. Origima, lanzó una leve risita, y se dio vuelta para no ver el rostro de Rigel.
- ¡Grrr! – El ladrido estaba listo, pero tomó un respiro – ¡Bien! – Hoy deben ingresar a esa sala, y hacer una revisación. Quiero el informe para estos días. – Ordena Rigel.
- ¿Ingresar? – Pregunta Origima –
- ¡Lo que oyeron! - Se retiró dando la espalda. –
Ambos permanecimos pensativos. Quería evitar ir solo, sin embargo con Origima no era muy satisfactorio. Mi idea era que fuéramos varios a realizar el inventario.
El punto de vista de Origima era que debíamos ir a realizar el inventario en un principio.
- ¿Qué haremos? – Pregunta
- Lleva el anotador portátil de la tablet, e iremos clasificando todo.
Entonces nos dirigimos al corredor, allí el ascensor, y luego las escaleras amplias de subida hasta el pasillo oscuro. No me había percatado de que las ventanas estaban llenas de telas de arañas, y una opacidad que hacía pensar que el cielo del otro lado desde la altura estaba nublado. El camino a la puerta principal de la sala, generaba ruidos incesantes entre chirridos de baldosas flojas. Origima estaba detrás de mí con cierto pánico.
- No te preocupes. Es un lugar lúgubre, pero no por ello maldito – Aclaré para dar seguridad, y de ello darme valor ante las creencias mundanas de leyendas lugareñas de edificios o sectores abandonados. – Estuve aquí. Sé que es un sitio tenebroso, aunque es parte de la mente. solo ello.
Al llegar al recorrido final. Estábamos parados frente a la Puerta principal. Recordé aquel miedo, que era distinto a todos ellos. A todos los miedos. Era el gélido ambiente, y añejo aroma del encierro, del olvido y la perdición.
Al abrir las puertas. Una sala inmensa llena de cajas y artículos dispersos. Primero ingresé, y luego detrás de mi Origima que temblaba como si fuera un terremoto interno. Mi corazón estaba bien, latía normal como siempre. Pero a medida que íbamos a lo profundo todo se pronunciaba como una cueva desterrada de la humanidad. Intenté encontrar el interruptor de luz, pero entre el barullo de los elementos esparcidos parecía que todo estaba en una gran licuadora que mezclaba todo. Estábamos casi a la mitad de recorrido utilizando la luz del celular. De ello encontré un velador viejo con una lámpara. Verifique con la poca luminosidad que tenía en mi móvil si el foco estaba en condiciones. El tungsteno estaba completo. Debe funcionar. Allí a la punta de una pared le pedí a Origima si podía acercarse e iluminar para ubicar un lugar donde enchufar dicho aparato.
- ¡Estás loco! No pienso acercarme allí –
- Debemos iluminar el lugar, de lo contrario no podremos realizar nada aquí. Mientras más rápido mejor
Suspiro ella, y fue caminando sigilosamente al horror de encontrar alguna alimaña.
- Me da bastante miedo
- A lo único que hay que temer es a los ratones o ratas que no te muerdan por alguna enfermedad.
- Y los fantasmas
- Deja de decir idioteces. – Claro que también temía a ello. –
Nos separamos uno en cada punta. Oía pasos, y supuse que era Origima la que se encargaba de dar esos pisotones como titulo de nervios. Aunque los mismos se gestaban en las paredes, lo que me pareció algo extraño. Debí analizar bien el lugar. El mapa era muy diferente.
- ¡Origima! ¿Encontraste algo? – pregunte. Pero solo se hizo un silencio nato - ¿Origima? – pregunte nuevamente. No había respuesta. – ¿Ey?
- ¡¡¡¡AHHH!!!! –
Un grito me hizo dirigir hacia donde pensaba que estuviera ella.
- ¿Origima?
- ¡Ahh! A..¡ah!..... ¡¡¡Algo me tocó!!! – Temblaba en el espanto.
- ¿Qué?
- Si, algo.
Pronto las cajas se calleron hacia nosotros. Una silueta se movió rápidamente como una sombra alta y alargada en forma de humanoide. Intente iluminar, y un objeto me golpeo la cabeza.
- ¡Ahh! - Me quejé por ello tomándome con la mano la parte de atrás. Fue un –
- ¡¡Vámonos de aquí Júpiter!!! No quiero estar un segundo más aquí – Se asusta Origima.
- ¡Espera!
- ¡Vamos! - Y me toma la mano. Al darme la vuelta entre la prisa. La silueta se iba agradando. Intenté alumbrar, pero fue inútil era como direccionar al vacio. El redondel de aquella luz solo iba hacia la pared final del salón. Otra caja parecía caerse y otra. Al llegar a la puerta que estaba semi abierta, pasamos del otro lado y allí Origima lanzón un grito atroz.
- ¿Qué Ocurre? - Pregunté
- ¿Qué les pasa? – Dijo
- ¿Gaia? ¿Eres tú?
- ¡Danna! Claro que soy yo. ¡¿Estás bien?! ¿Ella? – preguntó. Mi corazón se aceleró, por lo que me tomé unos segundos para explicar y preguntar.
- Es una historia larga – dije para resumir. - ¿Qué haces aquí?
- Vine a verte. Tu almuerzo estaba en la mesa, y decidí traértelo.
- ¡Oh! Gracias – Me tranquilicé. Origima estaba en el suelo temblando. Y Gaia le extendió la mano
- ¿Te encuentras bien? – Pregunta con una sonrisa. Pronto ella se incorporó.
- Perdón por todo. Es un lugar complicado - Y miré al interior del salón
- ¡Origima! ella es Gaia , mi esposa – Expliqué –
- ¡E!..tt..!eh! es un gusto – Titubeaba ella. –
- Tienes que arreglar todo aquí , supongo – Sacó una conclusión acertada
- Podría decirse que sí. Solo hay algunas complicaciones. –
- ¿Por qué no les ayudo?
- No, para nada Gaia. Aparte no podría pedirte eso. Además si mi supervisora se entera será un problema, como los demás compañeros y compañeras de trabajo.
- ¿Qué la dama insípida que vive en nuestro edificio? Ya he hablado con ella. Igual que aquel encargado que parece saberlo todo, y otros que tienen un alto grado de metiches. No te preocupes. Dejaré las cosas aquí. No tengo nada que hacer en el día de hoy.
De alguna manera me coloqué en una condición de felicidad, pero no quería aprovecharme de ella. -
- Ya me has ayudado demasiado, y sabes a lo que me refiero.
- Solo cumplí con mis deberes conyugales – Sonríe con sus labios altivos. Mi corazón vuelve a latir más aceleradamente. –
- ¡Es un poco complicado Gaia de explicar! No es bueno ingresar allí. Ya veremos qué hacer
- ¿No es bueno? ¿Qué hay allí dentro aparte de tantas cajas?
- Es difícil de narrar. –
- Hay un fantasma – Dice Origima
- ¿Un fantasma? -Deduce Gaia colocándose el dedo índice en la nariz como pensando – ¡MM! ¿No es un poco exagerado?
- ¿Es vedad cariño? ¿O quizás sea un asesino?... Que no espera con un puñal en su mano, listo para degollarnos – Comencé a divagar con mi rostro con ojos de terror psicópata, e interpretando la situación en el trasfondo de los hechos presentados como pruebas. Y en cuanto a ello, Origima se asustaba en la falacia que expresaba. Debo admitir que mi rostro cuando hablo de historia de terror, son terribles. Gaia dijo una vez. Tú eres temeroso, pero te gusta. Te gusta el miedo ¡DANNA!.. EDSAS PALABRAS FUERON LA PRIMERA MANIFESTACION DE LO QUE VENDRA. ESO DECIA MI CABEZA EN VOZ ALTA. -
- Tiene buenas deducciones Danna, podrías escribir una novela de ficción barata en donde el delincuente psicópata tenga tu mente retorcida. Deja de decir sandeces – Y se dispone a entrar como si no existiera nada, solo ella. Ambos fuimos detrás. El valor de una mujer es su manera osada de encarar todos los limites que se presenten sean muros, o puentes a cruzar. Supongo que es coraje. –
- Me parece muy absurdo que se hallen en estas condiciones ¿Qué tu jefe no tiene otra modalidad de empleo? – Se ofusca Gaia – Y deja de temblar Origima. ¡Agárrate fuerte a mí!, si lo deseas.
Al ingresar el aura de Gaia resplandecía iluminando todo alrededor. Origima se sintió cómoda con aquel asunto. El cabello de Gaia es bello. No es que lo coloqué dentro de un pedestal, lo que en flash de visión del castaño oscuro, se
transformó en rojo como sus ojos que parecen tintes voluminosos como su pecho. ¡Deja de pensar Júpiter, en eso!. Estamos en el salón del fantasma.
¡¡Ahh!! Jamás narré su historia.
Cuando el museo se creó allí por cien años atrás, habían comprado un gran edificio, que pertenecía a una supuesta logia, que no eran ni masones, ni francmasones, ni rosa cruz, ni templarios. En fin. Ese grupo hereje conculcaban ritos en el último piso. Se dice que lo hacían a la estrella del cielo en el cinturón de Orión. No sabían a ciencia cierta qué tipo de ritual, ni hechicería. La cuestión es que se encontraron los documentos que narraron toda la epopeya de lo que sucedido un día D, y no es como Normandía. Fue un 18 de Diciembre ..Hace cien años que recibieron un visitante muy lejano, y masacró a todos y cada uno de los integrantes de la llamada "nueva era", solo quedaron vestigios de marcas de fuego en el suelo.
Debería narrar esta historia con una lámpara alumbrando mi rostro en medio de la oscuridad. No es factible hacerlo, incluso Gaia, y Origima me mirarían como un tonto cuenta historias.
..Bien aquel visitante se dice que ante la falta de razón de esa heterodoxia sacrílega, permanece entre este mundo y los otros, y no deja que nadie actué aquí.
Se han narrado muchas leyendas. El primer encargado muy predecesor de Riff. Desapareció, un sin dejar rastros. Se dieron a conocer muchos indicios de parte de la policía local. Como grandes investigadores no encontraron más que indicios de una gorra que usaba. En esa época, era muy difícil plantear una investigación precisa y amplia. Vinieron otros expertos sin ningún tipo de logro, o eso fue lo que dijeron. En los medios inventaron que aquel hombre encerrado en un crimen pasional desapareció. Su mujer fue encontrada asesinada, supuestamente. Esa es una de las historias. -
Los casos ocurrieron en adelante. Mary Mc Greid. Otra de las personas que trabajan aquí, ingresó sin descuido y conocimiento del asunto. Narra en su declaración que un monstruo gigante se abalanzó sobre ella, en el susto ella comenzó a correr. Especificó que muchas voces atacaban sus oídos. Eran como lamentos. La mujer terminó en un hospicio ahorcándose.
La ultima historia, era la de Yui Yuihima. De origen japonés y creyentes de las entidades de la naturaleza, sintoístas para ser más preciso. Fue encomendada para realizar estudios en aquel salón. Paso todo un día. Ella nunca salió. No se sabe dónde está. Una tropilla de policías ingresó, y no encontraron nada. Lo curioso, es que en determinados momentos se ingresa y no sucede nada por horas, y en otros instantes, sí, La policía como siempre no encuentra nada en absoluto, si y con verdad de los hechos, el clima del salón tiene una temperatura extremadamente baja, y a veces el hedor es insoportable.
Pasaron muchos años. Cuarenta tal vez, o cincuenta. Nunca más ocurrió nada. Las puertas estuvieron cerradas. Solo se abren para dejar objetos como depósito. Se entra y se sale sin problemas, pero el miedo aún persiste. Como ya solo fueron leyendas. El museo posee registros vagos, y años después decidieron abrirlo, pero las circunstancias burocráticas hacen de aquel empréstito un periplo que se dilata en la línea del tiempo, hasta que la última de las firmas de las resoluciones fue efectivizada.
-Gaía ve con cuidado. Hay algo, o alguien allí – Expresé con toda la seguridad de mi razonamiento empírico
- ¡Danna! ¿Sabes que es el miedo? ¿Tú, Origima? – pregunta ella observando el sitio. –
- ¡¡Claro que lo sé!!. – Me cruce de brazos con actitud arrogante –
- ¡Te ahorro el hecho de responder una definición!. – Se cruzó ella de brazos con otra aptitud más ladina y arrogante. – ¡¡Señor sabelotodo!! – Se mofa ella. -
- El miedo..MMM…..Es una sensación o angustia. Se provoca por un peligro externo o interno
- Eso mismo un peligro externo, o interno. Más que nada interno, cuando no sabemos lo que sucede alrededor, ante un espacio que nos inutiliza el sentido de la vista. Entonces una distorsión mental, nos crea ese peligro interno.
- En otras palabras, el miedo a ser atacado sin saber. –
- Bien dicho Danna. No tienen que preocuparse por algo que ocurrió, ni ocurrirá. Las mayores amenazas del mundo, suelen provenir de acciones que tienen que ver con la humanidad. El homínido, sea de forma externa, o interna creando historias que transcienden en el tiempo. Dígase fabulas, mitologías, monstruos, fantasmas. Creados por una distorsión de nuestra mente, ante el miedo.
- Y que me dices de lo que acabo de ver.
- ¿Qué viste?
- ¡Una figura alargada!
Si, tiene razón
- ¿Cómo era?
- Bueno….era.. – y comencé a dibujar con mis manos la forma.
- ¡Danna! Sabes que con mímicas no tenemos indicio de nada ¿Y supongo Origima que saliste corriendo, sin mirar atrás? - Explica Gaia
Origima asiente.
- Entonces no hay más que una creación tuya Danna. –
- ¡Y las cajas se cayeron!
- ¡Júpiter! Hay montones de objetos, todos amontonados, cualquier movimiento y se producirá una avalancha.
- No lo veo así, pero tengo una idea de ello. -
- Nade decente puede surgir de tu idea Júpiter. –
- ¿Ustedes realmente, están casados? – Pregunta Origima con intriga. –
- ¿Por qué lo dices? – Le pregunto. –
- Olvídalo Júpiter. -
Las palabras de Gaia, eran bastante convincentes, y al transmitirlas, un aire de tranquilidad nos relajo. Como por intuición señalo donde estaba la caja de luz de interruptores, y para suerte un cable. Allí conectamos el velador. Aún seguía un tanto oscuro todo el sitio. El interruptor tenía cables sueltos. Gaía me indicó que tuviese cuidado, pues aquellos tenía muchos años. Eran los primero elementos eléctricos, y podían estar en desperfectos. Continuamos caminando los tres sobre el extenso lugar hasta dar con una pared central y del otro lado un pasillo que llevaba a otro salón. Ella estaba iluminando con el móvil. En un momento parecía que perdí su rastro.
La oscuridad se profundizaba
- ¿Gaia estás ahí? ¿Gaia?
- ¡Danna! Estoy por aquí
- Origima ¿Dónde estás?
- No lo sé. Me he perdido Júpiter
- ¡Júpiter tengo miedo!
- ¿Dinos más o menos donde te encuentras?
- Por el lado derecho hay como unos cuadros….¡¡Ahh!!
- ¡Danna! ¡¡Ve por ella!! - Dijo Gaia. Sentí pasos que se movían rápidos, otros detrás que seguían el ritmo. Unas cajas se desplomaba
- ¡¡¡Jupiterr!!!
- ¡¡Voy por ti!! Y tomé una mano cuyos rasgos parecían pálidos. Como si fuera un muerto viviente. - ¡¡Ahhh!! Al iluminar algo me golpeo detrás.
– y caímos al suelo.
En medio de las piezas, un cuerpo tembloroso me abrazaba fuerte.
- ¡Eh! ¿Eres tu Origima?
- ¡Sí! Estoy aterrada Júpiter
- No te preocupes - Nos incorporamos, y la iluminar el sector había como muñecos de investigación – la respiración regresó a mí – Debemos buscar a Gaia. Fuimos tras ella. - ¿Gaia? ¿Gaia? – alumbramos el otro corredor del pasillo. Era tan lúgubre como el anterior, proseguimos y Origima continuaba temblando en cuanto alumbrábamos. Al dar la vuelta me di una sorpresa, entre una luz y la figura que se movía en un sector a otro.
- ¡Dios que es eso! – Me dije. Origima no podía ver, debido que se encontraba de espaldas a mí y estaba tan aterrada que no cavilaba en una sola idea. Esa figura lanzó unas palabras inverosímiles´, en cuanto su figura anómala se expandía y reducía con líneas rojas, y allí ella se percató. La figura se desplazó, y otra apareció en el instante. Parecían congeniar e ir de un lado para el otro entre moviéndose como si fueran hilos que chocan. -
- ¿Qué ocurre Júpiter? ¿Y Gaia?
De alguna manera nos vio, y entonces del pánico alumbré aquel ser, y cerré mis ojos, gritando ¡Gaia! Al abrirlos, la luz se hizo presente., toda la gran habitación con otras cajas y herramientas antiguas.
- ¡¡Gaia!!
- ¡Danna! Encontré otro interruptor. Y aquí hay un gran foco y señala el extenso techo. Por fin veíamos claridad entre penumbras que desgastaban todo. –
- ¡Cariño! ¡Me pareció ver a alguien aquí!
- Yo no vi nada – Expresó Origima. –
- ¡Danna! No seas tonto en supersticiones. Ya te he dicho debe ser miedo.
- Esa respuesta resulta verídica. Hay mucho trabajo con el inventario – Me encogí de hombros.
- ¡Descuida! – sonríe como siempre. Los ayudaré.
Comenzamos entonces todo el proceso de inventario de cajas. Cada cual tenía elementos muy interesantes que no podían catalogar sino de acuerdo a los documentos que venían con ellos. Algunos tenían escritos de hace muchos años que no podían inferirse con facilidad, por lo que nos vimos obligados a apilarlos afuera del gran salón, al remover una de los cajones encontramos el tablero principal que llevaba a la conexión de electricidad. No dejaré de mencionar que al abrirlo encontramos telas de arañas que podrían juzgarse como grandes obras de una bestia que espera salir de su madriguera para atrapar a su presa curiosa.
Me contuve unos instantes al querer detallar los tapones eléctricos, y querer sacar las telas que se agrupan, debido que no me parecía confiable los cables de tela. Perdón, esa es la excusa. La razón es que hubiera un monstruo esperando en algún agujero de esa caja de metal que contiene un hoyo de cables removidos
- ¡Danna! ¡Enciende los interruptores! – Ordena Gaia
Estaba firme tratando de extender mi mano como Indiana Jones en el templo de la perdición en un agujero infestado de insectos y arácnidos, y lo que sea.
¡Ah! Ya puedo captar lo que sucede ¿Tienes miedo a las arañas?
- ¡Claro que no! – Respondí con enojo. -
- ¡Si lo que lo tienes!.... Puedo leerte como un libro de terror básico perdido
en una tienda.
- Puede haber algo grande allí – Señalé un hoyo entre el tablero y los cables –
- Tengo entendido que no existen arañas gigantes – Comenta Origima.
- Aquí puede ocurrir lo que sea – Expresé irónicamente - Harto es poco para mí – Y me ofusqué más de lo debido con mi semblante de niño caprichoso.
- ¡¡Danna!! No existen arañas gigantes por lo menos aquí. Y solo lo que has escuchado son leyendas. -
- ¿A qué te refieres con que por lo menos aquí?
- Hay muchas leyendas, pero la realidad es que el oxigeno de ciertos lugares no permite que aumenten su tamaño a más de unos treinta centímetros.
- Treinta centímetros es demasiado – Dije. -
- Te puedo asegurar que de donde vengo son mayores, pero olvídalo. Los únicos avistamientos que se han dado son en el Congo África. Y son testimonios de lugareños y tribus. – Expresó. Me encanta en ella, las clases de cultura general en momentos inadecuados. Eso también me enamora de ella. -
Al llevar su mano al final de aquel agujero, Gaia apretó el interruptor. Unas patas parecían moverse. Eran dos, y luego cuatro, y algo con pequeños ojos quería inmiscuirse en esa carne que se iba entremetiendo entre la tela y los cables. Pronto direcciono los interruptores y la luz del salón central iluminó todo. Gaia seguía con su mano allí, y apretó algo inusual.
Al sacar su mano, no podía creerlo
- ¿Observan? Tenía entre sus manos una araña no muy grande. Su tamaño era como de tres dedos. La sostenía hasta colocarla en su palma. El arácnido estaba quieto sin movilizarse, y cada vez que Gaia apuntaba con su dedo aquel parecía obedecerla. Hasta que la dejó irse
- Impresionante - Expresó Origima. -
- ¡Cariño! Conoces mucho de naturaleza – Dije –
- Es solo una técnica de control. Como una hipnosis. En ....la – Hizo una pausa – En la isla, lo utilizábamos. –
Asentí consciente de ello. –
Ya mas con más claridad, estábamos trabajando a destajo. Resolví la idea de pedir ayuda por móvil, aunque no se atrevieron a enviar a nadie. Pronto fuimos descubriendo infinidad de piezas de un carácter interesante.
Había papiros escritos con palabras en lenguajes interesantes. No era ni griego, ni arameo, ni judío, tampoco hitita, o egipcio, azteca, o koori. Tablas como la piedra filosofal con símbolos de estrellas y planetas. Un diagrama antiguo del sistema solar. Origima le indicaba a Gaia por donde dejar cada pieza.
Pronto de una caja, encontré una estatuilla. Parecía una especie de deidad, con ojos saltones, y pinzas grandes. Estaba tallada en arcilla. De alguna forma daba miedo. No tenía referencias de que cultura pertenecía, así que la separé junto a otras. Su curvatura era asombrosa. Gaia, consideraba ver aquella figura y no dijo nada. Luego se acercó a mí.
- Danna, hay muchos objetos ¿No crees?
- Si, demasiados. Perdona Gaia, debo hacer una llamada. Origima estaba viendo otras piezas. Gaia continúo con lo que había dejado. Revisó la estatuilla, y había algo más un papiro al cual abrió. Era un sistema de configuración de planetas, sin embargo no parecía muy interesante que digamos. Pude percatarme de ello, al consignar cada objeto según los conocimientos indicados. Luego de recibir la atención a mi llamado desconozco lo sucedido.
- ¡¡Si!!, Erwin, ¡Necesitamos ayuda!
- ¡Veo! Que se les ha complicado. Trabajar es sinónimo de perder
- No diría eso, sino exceso. Es la palabra indicada.
- Sabes que Rigel se los ha dado a ustedes dos. –
- Esa mujer, cree de antemano que podemos con todo.
- Solo es su mundo, aunque estamos escasos de trabajo. Igual ya nos ha dicho que se encarguen ustedes, y que eres frívolo con cierta afición a teatralizar
- Ven a ver todo lo que hay aquí y verás mi obra de Shakespeare. Si te llamo a ti es porque eres el único que puede. -
- ¡Ja! ¡Ja! Bien mañana, estaré allí bardo inmortal. ¡Mmmm! Y cortó la llamada. –
Sus respuestas no solo son lentas, sino que llenas de indecisión, sin embargo sería una gran ayuda después de todo. Tiene grandes conocimientos el viejo Erwin. Si bien es un oportunista que quiere intentar encajar para lograr su objetivo, aquí tendrá un plan alineado. Le encantan las colecciones. No creo que le importe lo que diga la mal humorada de Rigel, tampoco me interesa a mí.
Es hora de irnos, expliqué debido a que caía la noche. Cerré las puertas. El miedo se había esfumado, y parecía que todo estaba en orden, aunque tenía cierto rigorismo a ese sitio. Coloqué un candado. Para asegurar la puerta a la entrada del pasillo. Ambas iban descendiendo por las escaleras, mientras conversaban. Luego Origima salió por su cuenta, despidiéndose con prisa, y quedamos Gaia, y yo.
Hicimos todo el recorrido hasta la planta baja.
- ¿Qué extraño que Origima se fuera sola? Estaba aterrada en un principio
- ¡Danna! No seas tonto. Ella estaba tranquila. Solo fue un primer susto.
- ¡Ya veo! – Confesé con mirada irónica –
- Un día debes traerme como parte de otra cita a éste museo se ve interesante.
- Si, podemos un fin de semana, que no trabaje ¿Conociste a alguien más?
Ella no prestó atención a lo que dije y se concentró en un cuadro de Van Gogh
- La noche estrellada. Es una réplica. Pero es bella – Consideré examinándola detenidamente. -
- Coincido, es hermosa. –"A menudo pienso que la noche está más viva y más ricamente coloreada que el día".
- Buena cita – Expresé junto a ella. Gaia me miró, y ambos permanecimos observando la noche que se estrellaba. Luego me miró, y desvió la mirada anhelando algo.
- Es hora de irnos – Dije. –
Asintió con algo de culpa en su interior. Aunque no sabía el porqué.
No tardamos en llegar a casa. Descendimos del ómnibus, y ella caminaba detrás de mi sombra. -
- ¿Qué te gustaría para cenar?
No respondió. -
- ¡Gaia! ¿Qué te gustaría para cenar?
- ¡Ah! ¡Disculpa! Algo rápido. ¿Hamburguesas?
- Bien seré tu cocinero. – Dije riendo alegre - Menos mal creí que diría cola de mandril frita. – Expresé para mí - ¡Gracias nuevamente!
- No tienes que agradecer. Y deja de hablar solo – Y por cierto, somos una pareja. Somos un equipo. Eso es lo que hacen las parejas casadas. -
- Si, lo que ocurre, es que teniendo presente las nupcias, nada nos ata sentimentalmente, pero sin embargo me ayudas. Gaia. ¿Qué sientes?
- ¿Que siento?
- Siento cansancio – Se dijo mirando el cielo tomándose las manos por detrás
- ¡No! Me refiero a mí.
- ¿A ti?
- Es difícil de explicar. Siento un cariño, y compañerismo.
- ¿Y amor? ¿Deseo?
Ella no respondía, y se tomaba su tiempo para querer darme una respuesta. Estábamos llegando a casa, y las escaleras estaban allí. La observé como un leve brisa extendía su bello cabello, y mi corazón comenzó el pálpito. No sé si por la respuesta, o por ella misma. Tampoco sé, que me indujo a preguntar algo, que tal vez sea obvio, pues nos estamos conociendo. Aunque al revés de las cosas como deberían ser.
- ¡¡¿Quieres saber….?!!
La esposa. La verdad detrás del casamiento (segunda parte). La visita de la Familia (¿Cómo que te casaste?). Seguimos ordenando la sala Hades.
No dejas de sorprenderme Gaia. -
Ella agachó la mirada sin decirme nada al respecto
- Debó ser sincera contigo Júpiter. Y ser sincera tal vez sea devastador
¿Estamos casados o no? En esta cultura sofisticada parecería que ocurrió lo que en las Vegas, Estados Unidos, cuando dos personas se conocer de manera repentina y se declaran amor, pero tú me salvaste, y esa es la razón suficiente, pero hay algo más. Claro que no me agrada la idea, de casarnos
- ¡MM! No sé por qué vendrá una respuesta difícil – Pensé, asintiendo con cierta mueca. –
- Casarse, significa entregar los votos de marido y mujer. También significa libertad. Mis padres piensan que somos una pareja feliz y que todo estará bien para la humanidad, sin embargo mi corazón está en otro sitio. Un matrimonio arreglado entre partes por dotes no merece nada. Es un acuerdo un tanto complicado y muy complicado para evitar ciertas cuestiones.
- ¡Eh! …!Eh! – Al fin me contuve sorprendido. –
- Si, para ustedes será algo insólito, pero preciso mantener éste nuestro matrimonio verídico a fin de poder evitar el que fuera arreglado, y luego podemos separarnos, ya que las reglas de dónde vengo lo permiten. Y el
acuerdo arreglado tiene una fecha de caducidad. Te elegía porque eres el indicado. Tú me salvaste, y esa carta de presentación es justificativo. Sé, que nos debemos citas y conocernos, pero el poco tiempo te estado comprendiendo. Durará un lapsus, del cual no tendrás que preocuparte.
- ¿Te refieres al divorcio?
- En efecto. Y de hecho me servirá como experiencia. No quiero lastimarte. No pensaba decirte nada, hasta un tiempo considerable, pero ya tenemos
¿un mes y no sé qué ocurre? Pero debo sincerarme para no lastimar a nadie, y menos a ti. -
- ¿Experiencia? ¿Lastimar? Sabía que era demasiado bueno para ser verdad ¡Una hermosa mujer! ¿Queriéndose casar conmigo? ¿Jurando amor eterno? Y luego conociéndonos con citas. No tenía mucho sentido.
- Te prometo que compensaré todo tu esfuerzo.
- ¿Quieres fingir una relación?
Ella asiente. No podía meditar mucho sobre ello. Será tal vez que no me lo dijo, debido que de alguna manera podría negarme ¡¡¡Ya casados!!! ¡¡¡Maldita sea mi suerte!!!
- Ahora no comprendo ¿Por qué la persona a la que elegiste es un extraño?
- ¿Es una buena pregunta? – Asiente un tanto afligida – Esa persona fue la que me salvó. Ya te lo he dicho en reiteradas ocasiones. -
- ¿O sea, que por ser un héroe estoy condenado? – Expresé preguntándome a mí mismo
- ¿Condenado? Ey!! A mí tampoco me agrada la idea. Ni siquiera eres mi tipo.
- ¡Eh! Oiga doña sorpresa, no sé en qué juego estoy metido, pero no quiero engaños– Aclaré con cierto enfado. –
- ¡Júpiter Anónimo! Ese es tu nombre. ¿Quieres dejar de ser anónimo? Estarás con una persona de la alta clase. Y escucha bien vamos a fingir hasta que caduque ¿Entendido?
- Un amor no correspondido, y una fiera que me tiene encatusado - Supongo - Que bella mescla de relaciones – Me manifesté con resignación. -
- ¡¡Te compensaré!! – Afirma con semblante arrogante.
- ¡Espero que sí! ¿Oye y que vivirás conmigo?
- ¿Qué parte del matrimonio viven separados amor? Pero pronto terminará y podré desechar ese matrimonio arreglado, e ir hacia él.
- ¿Otra persona?
- Si – Expresa con un poco de vergüenza – Lo conozco desde hace tiempo y siempre estuve enamorada. Él, no lo sabe, pero iré a confesarme. Es una idea mía.
- ¡¡Ahh perfecto!! Aparte de ser su esposo falso, debo aguantar una niña enamorada de otro ¡¡¡Madre mía, mi suerte!!!
- ¡Perdona mi egoísmo!– Sigue soñando ella – Ernust Mercurio, es un sueño. Valiente, dedicado, bello, trabajador. Tú también tienes todas esas cualidades, pero no podría comparar a ambos. Solo puedo decirte que a ti te conozco un poco más.
- No lo digas muy fuerte - Aclaré - ¡Y no me conoces, ni un poco! Si fuera así, sería otra la respuesta, sería otro el momento. Yo si generé un sentimiento hacia ti. Tú, si me agradas. Tú, si me dejaste una marca en el corazón. – (Eso lo dije en mi mente, pero seguro me leyó). -
- ¡Perdón!– Se pone roja – Lo dije en voz alta.
- ¡No se qué pensar!
- ¿Eh? Te lo dije te compensaré. Has deseado vivir sin trabajar hasta los últimos días.
- Claro es un sueño. Pero no va al caso.
- Bien, toma parte del pago – Y me entrega una pequeña barra de oro, que saca de su bolso, junto a otros papeles que se mezclaron, papeles viejos.-
- ¡Wow! ¿De dónde sacaste esto? – Dije asombrado. Era oro puro y macizo. Pronto me asuste – ¡momento! – Fruncí el seño – ¿No estás metida en nada extraño no?
- ¿Extraño? Todo es extraño en éste universo – Expresa ladeando los brazos como explicación científica
- ¡¡¡No me refiero a eso!!! ¡y no divagues! – Dije con rectitud – ¿O serás narcotraficante, yakuza, gánster? ¿O trabajas para el gobierno o partido político? ¿O tu familia…?
- ¡¡Oye!! ¡¡No seas idiota Júpiter!! Soy de la realeza – Expresa levantando la nariz con altanería – De hecho deberías dirigirte a mí de otra forma
- ¡¡Deja de bromear!! Supongo que tu familia es millonaria. En fin.
- Solo tómalo, ¿Si? Y nuevamente te doy mis disculpas.
- ¿Y qué hay con las citas? ¿Y todo ese juego del casamiento?
- Ya lo hemos hablado. Podemos tener las citas que quieras. Podemos fingir un matrimonio, podemos concluirlo dentro de un tiempo, o ahora mismo. Eso lo decides tú, Júpiter – Ella comenzó a subir las escaleras poco a poco, hasta llegar primero a la puerta. Al abrirla entró y la dejó semi-abierta – ¡Cariño! – sonrió – ¡No tardes mucho!
Estuve desde abajo mirando su figura, y toda su confección que se iba con ella.
- ¡Júpiter tu sí, que te ganaste la lotería!
Al entrar cerré la puerta. Un bollo de papel estaba en su bolso. El color me parecía característico, pero con todo el asombró, no me sobraban las ganas de averiguar nada. –
- Te cocinare las hamburguesas – Manifestó Gaia tarareando una canción que podría ser de cierto grupo musical antiguo. -
Al concluir la cena estuvo en un perpetuo silencio. Gaia lo entendió, y entendió que me fuera a descansar primero, sin siquiera darme una ducha. No tenía en su semblante más que un poco de preocupación por ello.
- Espero no haber sido fuerte con lo que expresé – ¡Danna! – Ella lo miraba atentamente. Miraba su rostro. Su forma de hablar, su simpatía. El momento en que se conocieron – Quizás no debí decir nada. – ¡Qué tonta soy! - Ella, entonces observó un cuaderno al ir a la mesa de luz cerca de la cama de Júpiter. Un anotador de Júpiter. Allí escribió unas palabras en su clase, en una distracción "¿Cual fue tu momento de felicidad? – El día que Gaia llegó a mí. Esta loca, pero me encanta, y la amo". – Ella se sonrió para su interior, y lanzó una pequeña lágrima - Si pudiera intentarlo contigo ¡Qué diablos! ¡Lo haré!....fluye, una y otra vez…tiempo...
Al otro día, desperté y Gaia. No estaba en su cama. Al abrir los ojos, temí que me hubiera dejado alguna nota despidiéndose luego de todo lo que hemos hablado en el camino a casa, y un sentido de culpa la haya invadido, aunque no recuerdo el hecho de haber explayado concretamente que no deseaba verla, o que este tipo de relación falsa se concluía. Las telenovelas no son lo mío. Lo único que pude realizar es darme una ducha, y asearme antes de desayunar e ir al trabajo. La sala todavía debía repararse con todos los cambios que teníamos planeado. También, consideré que aquel humanoide regrese. Cuando Gaia vino, desapareció
- ¡Danna!, lo que posees es un miedo interno ya te lo he dicho – Expresó – Espero no haber sido fuerte con lo que le he dicho.
Tiene razón solo es un miedo interno. Solo son leyendas.-
Fui a cumplir la labor, pero no podía dejar de discurrir por mi cabeza, lo que Gaia me compartió de toda una mentira. Lo consideré algo siniestro, no
obstante no podía en mis lenes entretejer una idea de ella. No podía captar una descabellada forma despiadada de proceder. Solo consulté conmigo mismo las posibilidades fácticas de que, realmente debía escapar de la familia como coacción de tiranía hacia su manera de ser feliz. Y yo era en algún punto su salvo conducto. Mastiqué cada palabra, y cada letra desde la mayúscula la minúscula.
Desistí de tanto complot de ideas. De preguntas y respuestas que no llegarían a ningún sitio. Esa aflicción que me estaba atacando al corazón, era una lanza hacia el amor, que no se perpetuaba más que en un interés externo.
- ¿Si hay algo que podemos hacer es continuar? ¡No lo creo! Afortunadamente mis padres y hermanos no tienen una noticia por los hechos recientes. Mis colegas de trabajo, vecinos, y compañeras o compañeros de escuela, en definitiva no eran amigos, por lo que no me interesaba en absoluto los resultados de un futuro divorcio.
Ya veremos que hacer….al salir de la casa, se veía desde una de las ventanas a la chica Cosplay, vestida de unos de esos animes románticos, con atuendo de colegiala. No puede vitar observarla, y claro que se dio por enterada de mi presencia al saludarme. Había otra persona con ella. Una mujer vestida del mismo atuendo. Era Gaía.
- ¡Rayos Gaia! No dejas de sorprenderme. Tan temprano. ¿Desde cuándo esta allí?
- Danna! – Abre la ventana, buenos días –
- ¡Ey! ¡Vecino! – Me saluda la cosplay
- ¿Ehh? ¿Por qué están vestidas así?
- Carol, me pidió si podía ser modelo para su video. ¿No es genial?
- ¡Mmm! Si, fantástico – concluí con ironía –
- ¡Naaa! ¡Aguafiestas! ¿No quiere venir vecino?
- ¡Claro que no! – Expresé ofuscado – Debo ir al trabajo – ¡Adiós!
- ¡Ah! Que mentalidad de mantra tan negativa –
- Que tengas buenos días, cariño – Lanza su sonrisa matutina Gaia. Realmente con el atuendo de colegiala estaba muy bella. Otra vez el corazón se dispara. ME detuve unos momentos. Bueno, es amable, e interactúa con los vecinos. Carol, es la youtuber.
Estoy retrasado en tiempo debo dirigirme al museo pronto y continuar los preparativos para la Sala Hades.
Al llegar Rigel estaba aguardando en la puerta. Tomando lo nombres de los que llegaban. Parece un sargento de esos que prefieren perderlos en el campo de batalla.
Levantó la mirada al verme. -
- Ahh! Creí que eras un acosador.
- Ah que va esa expresión. Es mi rostro de todos los días - Le dije con cara de pocos amigos
- Parece que vienes de una fiesta a la que nadie te invito ¿Y apareces? – Expresa Riff
- Ya deja de lanzarme puñaladas como si fuera algo sutil y normal Riff, tú pareces salido de una fiesta de payasos que va divertir un velorio.
- Veo que estas podrido por dentro eso es bueno – Explica Rigel – Rápido el jefe quiere verte, y luego ve a la sala a seguir con el inventario. Veo que han hecho un buen trabajo. Aprovecha que estoy de buen humor
- Gracias por el cumplido. Agradecí - Que fantástico que lo hayas notado - Comente para mis adentros, no es tan obtusa como lo imaginaba.
Al ingresar fui a la oficina del Jefe. –
- ¡Ahh! ¡Muy buen trabajo! ¡Oye! Hicieron un movimiento esplendido con el agrupamiento de todas las cajas.
- ¡Gracias señor! De todas maneras aún nos falta bastante.
- No lo creo. Esta casi todo listo.
- Ayer dejamos partes sin revisar.
- ¡Mmm!....¡MMM! Está todo en condiciones. –Explica moviendo mas manos como remarcando un boceto del lugar. –
No entendía lo que me explicaba, pero de todas formas estaba bien. –
- Hay objetos que según el catalogo, los pondremos como anónimos. Fueron enviados a investigación, por el momento, para saber a que corresponden.
- Sí señor. He visto algunas estatuillas y papiros muy avanzados como para el análisis.
- De hecho de lo que me informas no recuerdo en estos veinte años que manejo las instalaciones tales. He visto esos manuscritos como datos que fueron recopilados en papeles de listas, al magnate le gusta buscar de todo, y traer todo lo que fuera posible. Que no te sorprenda que este allí el cáliz de Cristo ¡Ja! ¡Ja! – Se ríe sin motivo tomándose el pecho con la mano. –
Concluimos la plática con todos lo requerido. Al llegar al último piso, y subir las escaleras, ya no presentía el hedor, ni el aire gélido. De ser así estaría asustado, pero no lo era. Todo estaba muy tranquilo, al punto de que me sentía relajado. De todas maneras no podía dejar de pensar en la situación con Gaia y el falso matrimonio.
Recorrí el pasillo sin muchas complicaciones. Y las puertas del gran salón ya estaban abiertas con sus luces encendidas. El viejo Erwin estaba allí catalogando algunas cosas.
- ¡Júpiter! ¡Qué bueno verte! Recién he llegado aquí
- ¡Wow! ¿Tú ordenaste todo? – Estaba sorprendido. Ayer nos habíamos ido con Origima y Gaia, y aún restaba trabajo por hacer. Hoy la sala está completamente vacía con todos los elementos preparados.
- ¡Para nada! Solo vine a tomar unas notas. –
- ¿Quizás hayan venido antes? – Me dije – ¿Tuviste problemas?
- Sí,..¡Estem!....U f f … . . Bueno…¡Ehh..no!
- ¿Viste algo?
- ¡Eh! Bueno
- ¿Te atacó?
- ¿Qué?
- ¿El humanoide, o fantasma?
Erwin me miró frunciendo el ceño.
- ¿Júpiter has dormido bien? – Comenta extrañado del asunto
- Claro que sí. ¡Bueh! Olvida lo que dije. -
- Lo único que me extraña, es que de los documentos en papel donde se detallan lo que hemos recibido, difiere de lo que hay aquí
- ¿Qué quieres decir?
- ¡Falta elementos!
- Los robaron, hurtaron, tomaron prestado.
- No podría asegurarlo, quizás nunca llegaron, o quizás los tomaron cuando estaba todo cerrado.
- Hay papiros que faltan, por ejemplo el de la estatuilla de barro indefinida de color negro, que estaba en esa dirección - Señala un lugar específico en el cual estuve separando objetos. -
- ¿Estatuilla de barro? -. Pensé y recordé, si era la que había tomado antes de recibir el llamado telefónico. Si mas no recuerdo, había unos papeles. Como no estaba seguro, no podía decir nada al respecto.
- ¿Sabes algo Júpiter?
- Ahora que lo pienso…. – Deje la duda, mientras Erwin esperaba atento la respuesta -…!No!
- ¡MMM! A mi entender, pudo desaparecer con el tiempo.
- ¿Es mu y urgente encontrarlo?
- Con ello, podemos catalogar o enviar al departamento de investigaciones a que corresponde la estatuilla, y los otros elementos que venían con ella.
Asentí.
- Está todo muy tranquilo – Manifesté con cierta ansiedad. -
- Si, y pensar que rondaban esas ideas de fantasmas y leyendas de gente que desaparece. ¡Qué tontería!
- ¡Ey! A mí me dio un gran susto en el día de ayer, y Origima también.
- Origima – Explicó que no hubo ningún tipo de problemas, y que resolvieron todo ambos, sin inconvenientes.
- Bueno , lo habrá dicho para que Rigel no se entere de lo que fue
- Para nada, ella no miente. Dice que los dos pudieron hacer todo el trabajo.
- ¿Los dos? – Pregunté extrañado. Si estuvo Gaía con nosotros. Tal vez no la nombró para no generar molestias, ni regaños.
- Será mejor que regrese. Continúa tú. Solo cataloga las cajas que han quedado detrás de ese mostrador, y luego vendrán por la tarde los expertos en electricidad, y albañilería para darle retoques. Paso siguiente la pintura. Y tendrán unos alfombrados por lo que me han explicado, aunque todos esos detalles de esa ocupando Rigel, la supervisora.
- ¡Perfecto! – Asentí nuevamente con los manifestado por Erwin . –
Éste se retiró, y tome mi móvil celular para ver algunas noticias, como tiempo de óseo. Abrí las redes sociales, y luego Youtube, la primera imagen que me salió con publicidad es la de dos colegialas explicando sobre un anime japonés conocido. La presentadora parecía conocida. Claro era Carol, mi vecina, y la otra ¿Qué? ¡Es Gaia! Que lanzaba sonrisas y algunas palabras divertidas al público. No tardaron los mensajes románticos en llegar para ambas. Al leerlos no sabía si estaba celoso, enojado, o con una capa de vergüenza ajena.
- Eres maravillosa. Chica de cabello rojizo.
- Tu hermosura es una luz del alma.
- ¡¡¡¡¡Chicas!!!!!, ¡¡hagan más videos!!. – Expresa desesperado. -
- Los ángeles están en la tierra. -
- ¡¡Dáme tu número de teléfono para conectarnos….!!
Y así millones de mensajes en tan poco tiempo. No podía creer la cantidad de poetas de ordenador que existían en el mundo. Claro que cualquiera lo es, cuando se trata de alagar de forma barata.
- ¡Gaia deja de sorprenderme! – Lo habré dicho varias veces, y lo seguiré diciendo.
Mi cabeza estaba en un emplazamiento en la cual existían dos posiciones antagónicas. Continuar con ella, o no. La disyuntiva podía ser un monte de pensamientos ¿Y qué ocurre? ¿Si ella estuviera con otro, estando conmigo? ¿O si fuera al revés conociese a otra dama? Habría problemas. Claro que no. No nos ata ningún hilo. Pero hay problema. Si siento por ella. Posiblemente sea deseo y no amor, pero sin embargo mi corazón late malhumorada mente. ¿Será entendible?
Ella esta gratamente como da con esta posición ¿Y las citas? ¿Podría enamorarla? ¿Y si tiene otro objetivo?
- Dejar de llenar de llenar tu mente de material plagado de suposiciones. El trabajo de hoy en día no se hora por sí solo.
En efecto permanecí, toda la mañana hasta el cambió de turno, en el cual me suplantaron a fin de poder realizar el informe debido y cruzar los datos con Erwin.
En definitiva, eran demasiados los objetos a analizar lo que retrasaría el proyecto del salón Hades.
Dependiendo de mi punto de vista, no tendría prisa por ello. Si, nadie se ha postulado para la sala Hades. Postularse significa encargarse. Estudiar la historia de cada elemento, y dar las conferencias correspondientes. Por lo que estaba determinado a que fuera quien se ocupara desde un principio. Todo requería trabajo arduo.
Antes de retirarme de la sala, había una gran efigie. Era como un muñeco de una tribu africana. Desconozco cual, pero parecían los Dogon aquellos adoradores del cielo, en el cual asimilaron una astronomía eficaz impartida por visitantes del espacio. A su lado y sin clasificar un detalle en menor medida de un Moái de la Rapa- Nui. Una estatua originaria de la isla de Pascua. No gigante como lo son aquellas, dentro de una planicie de llanuras sin árboles y con solo pastizales. Era muy pequeña. Tenía sus ojos orientados hacia algún lugar a la derecha. No del salón, digamos que si estuviera en su hábitat natural sería en dirección a alguna isla de la micronesia.
Posiblemente sea la isla de la que me nombra Gaia. Y tomando en cuenta ello. Gaia, tiene un semblante blanco, nada mestizo. Y es de la realeza. Hoy en día existen principados, imperios, repúblicas, comunidades. Nunca le pregunte sobre ello. Incluso ¿A qué se dedica su familia? No es extraño, ella tampoco
pregunto sobre la mía. Por fortuna, no saben nada del matrimonio. Es solo cuestión de tiempo. Sería mejor cancelar todo éste asunto tan engorroso.
El turno bendito se concluye. Un bostezo es lo mejor, y todavía queda pendiente el horario de la universidad ¿Allí está Origima? Justo a la salida de las escalinata del museo.
- ¿Origima? ¡Hola!
- ¡Júpiter! ¿Cómo estás?
- Bien, concluyendo. Hice unos avances en el informe
- Es increíble – Observa al frente mientras – hicimos todo muy rápido
- ¡Sí! – Concluí – a pesar de los temores
- ¿Temores? No entiendo. -
- La oscuridad, la silueta. -
- ¡Mmm! Debes estar hablando de otra cosa.
- ¿Estamos en la misma sintonía? ¡Je! ¡Je – Dije riendo -
- Si es por el susto de la araña. Era muy pequeña – Se burla ella con muecas - ¡Ja! ¡Ja! Deberías haber visto tu rostro
- No es para tanto. Gaia, me dijo lo mismo.
- ¿¿¿Eh??? ¡Oh! Ahí vienen por mí. Es mi padre. Adiós Júpiter, nos vemos mañana
- ¡Adiós Origima! ¡Mujer extraña! – Me dije tarareando lo de extraña. –
Salí y tomé la primera vía que vinculaba con el metro. Solo una parada hasta la universidad de Historia, al descender de las escalinatas estaba plagado de personas, así que al llegar el vehículo me entremezcle entre muchedumbre. Era extraño, pero percibí la sensación de que alguien me estaba observando. Comencé a mirar de entre las personas. Sabía que era alguien, empero no podía descifrar. Advertí esa misma sensación cuando estábamos con Gaia y Origima en el Salón menor de la sala Hades. En un breve lapsus recibí tres toques de dedos y luego una palmada por la espalda. Al dar la vuelta estaba allí.
- ¡Ey! ¡Júpiter!, - Se me corrompieron los nervios - ¡Soy yo!; Tu vecino, Gregory, ¿Qué tal?
- ¡Gregory! Entre la cantidad de personas, se me hace difícil reconocer
¡Estoy bien!
- Me alegra – Expresa gratamente - ¿Vas a la universidad?
- Si tengo, un curso de tarde. Historia Antigua – Edad paleolítico
- ¡Ah! Te admiro. Es una cuota pendiente el cursar una carrera como ella. – Al ser escritor, sirve como punto para ampliar conceptos. Yo también voy para allá. Estoy con un curso de literatura de la edad media – Y coloca un rostro como si el aburrimiento fuera una opción mejor. -
- No suena muy interesante ¿No?
- Claro que no. La prosa es demasiado rebuscada. No se acentúa a la época, de todas maneras tienen buenas narraciones que ayudan para ampliar las ideas.
- Comprendo ser escritor es difícil en muchos aspectos – Asiento a lo que expresa. –
- Mira Júpiter. No puedo aseverar, si es difícil, o complicado, o trastabillóso. Perdón es la costumbre. Me gusta llenarme de sinónimos….si puedo mencionarte que solo basta una buena imaginación, y dentro de ella fluyen las ideas.
- Es extraño como lo dices. Parece que hablas de una película.
- Es eso mismo – Me señala con el dedo – Es una película en tu mente. Tú la creas, y tus dedos son los productores. Escribes hasta el cansancio sin importar los tiempos, ni el espacio.
- Un escritor confeso algo parecido
- Puede que haya sido Bukoswki, o Heminway, no sabría decirte. Pero si es cierto que escribes donde sea, como sea, siempre que exista en tu mente esa película que quieres dar a conocer. Y cada historia y personaje
es como un hijo. Una parte de nosotros que nos entiende, y sabe qué hacer. Es nuestro héroe, o heroína.
Al escucharlo, no podía dejar de pensar en esa pasión que nace del alma. Muy pocos la poseen, y muy pocos la explotan de esos que la tienen.
- Hablas con mucho ánimo.
- ¡Ja!¡Ja! Perdona es que a veces me fanatizo. No quiero aburrir a nadie
- Al contrario, me parece muy interesante. Es como que te narrase como Quinto Sertorio el héroe de los hispanos, repelió los avances de la Roma de Sila. Fue el último rebelde que puso en jaque a Roma durante 10 malditos años, en los que con un puñado de rebeldes, en un enclave resistieron. Era un hombre de confianza, y encarnaba al buen soldado, al héroe, el incorruptible. Claro que luego de someter al yugo romano, recibió las glorias, pero también las calamidades, y su subalterno realizó la campaña, la cual darían muerte en un asesinato en una cena.
Cito: ..no creo que una virtud decidida y razonada pueda degenerar por ningún accidente en el vicio opuesto, aunque no es imposible que los mejores propósitos y caracteres bajo el embate de calamidades injustamente padecidas cambien en sus costumbres" .. Según Plutarco.
- Vaya, veo que te gusta la historia romana. A eso me refiero ¿sabes? Un día debemos juntarnos a tomar un café, me gustaría escuchar mas historias. Me ayudará con mis escritos.
- ¿Qué tipo de literatura realizas?
- Hoy en día solo son novelas ligeras. Algunas de terror y otras con cuentos. Algunas fantásticas y aventura. Surrealistas. Ciencia ficción
- ¡Wow! Haces de todo ¡El género romance es muy bueno!
- De hecho, es mu y solicitado. Será que las personas necesitan de ello – Confeso Gregory observando el vidrio del metro
- Todos lo requerimos.
- Los personajes nos identifican. Queremos ser como ellos, y hasta a veces nos enamoramos.
- Nos enamoramos de las palabras – Confesé -
- Es verdad. Y queremos que sea verdad
- Que sea real.
Ambos asentimos. Al descender fuimos ambos para la universidad. Ya en la puerta. Cada uno seguiría su rumbo.
- Estaba pensando ¡Júpiter! ¡En invitar a Luna a salir!
- ¡La vecina! No está nada mal. Estoy para lo que precises
- Gracias, eres buen vecino. Y bueno amigo – Se alegra. – ¿y tú?
- Es complicado de explicar. –
- No te preocupes. Sea como sea, si precisas mi ayuda, estoy ahí. Los soldados de trinchera somos así.
- Que ninguna primera guerra mundial nos venza ¡Ja! ¡Ja!
- ¡Así es! Nos vemos Júpiter. – Se da la vuelta y saluda con la mano extendida de espalda. -
- ¡Nos vemos! - Me dije. De cierta forma parecía que él sabía de lo ocurrido con Gaia ¿Quizás nos escuchó? No sería extraño, si de estuvimos discutiendo el tema, una media hora de tiempo desde el camino a casa, y antes de subir las escaleras. Solo espero que no fuera de esa manera, y espero que si de ello fuera (valga una simple redundancia), no haya otro vecino, como la pareja de Cin y el otro Ernesto, o Ernest, ya me he olvidado de aquel. Debería tener una memoria que se desarrollé en mejores condiciones.
Al ya el aula a mi llegada, un cartel en la puerta.
"..¡Hoy no tendremos clase!.." firma el profesor Dr. Elmer Umbriel. -
- ¡Cosmos!
- ¡¡¿?!!
- ¡Disculpa! ¡Júpiter!
- Quizás no me recuerdes. Soy Josefina Despina. Estamos en la misma clase.
- ¡Ahh!..¡Sí!..es verdad – Realmente no sabía quién sería. Hay tantos, solo conozco algunos de ellos. Y luego recordé a mi viejo compañero Rómulo. Era esta persona de la que me hablaba. -
- ¡Disculpa! Necesitaría unos apuntes de la edad paleozoica ¿Podría pedirte el correo y tu número para que me los pases?
- ¡Claro! – No hay inconveniente
Comenzamos anotar cada uno de los datos en nuestro móviles. –
- Es que estoy un poco perdida con los nuevos trabajos prácticos. Apenas entregue sumeria, y a tenemos pronto.
- ¿¿¿¿¿Examen????? - El terror invadió mi alma –
- ¿No lo sabías? ¡Será la próxima semana!
- ¡¡¡Dios noooo!!! – No estudié nada, y para colmo tampoco podría faltar al trabajo.
- Si, te parece podemos estudiar – Me menciona de formar cordial con un rostro angelical acercándose a mí de forma inusual y provocativa. – Cenamos algo ligero y a estudiar.
- ¡Eh!.. si déjame ver-
- Eso responden las personas cuando van a decir no ¡Ja! ¡Ja! – Explica moviendo el dedo índice como gesticulando con su mirada la negatividad de mis palabras y riendo al mismo tiempo. Esta mujer sí que sabe recibir una indirecta. – Pero bien, no puedo decir mucho.
- ¡Déjame ver mi agenda!
- Combinado entonces para juntarnos a estudiar. Traer los ingredientes y yo cocino. La comida sabe mejor cuando tiene dueño ¡Ja! ¡Ja! -
- –¡Estemmm!.. debo irme. Y me escapé de inmediato de esas garras. -
Y saludé como es de costumbre en mi forma de ser. Ella se despidió, y pronto a mi móvil celular, recibí un mensaje como un corazón con un rostro feliz.
- ¿Qué le pasa a esta mujer? ¿Momento? ¿Me está coqueteando? Soy casado, no debería hacer eso. "la comida sabe mejor cuando tiene dueño" – No quiero ni pensar. –
En una gran pared, había un calendario electrónico con la hora y el día. 18 30 horas - Miércoles 26 de Julio …..
Al salir a la calle, tenía justo el ómnibus al pie como para poder tomarlo, e irme a casa.
Que formidable. No tener cursada de clases, y tener el vehículo publico listo para mí.
Gaia, como es de saberse paso la mañana con la cosplay Carol, y luego por la tarde ha estado entretenida con otras personas que vinieron a casa. Me envió un mensaje.
- ¡Danna! ¿A qué hora vendrás? ¡Tenemos visitas!
- ¿Visitas? – Contesté a la oración con punto y coma de ella. Serán los vecinos supuse. No me importa mucho. Solo estarían unos momentos.
¿O no? ¿se quedan a cenar? Gaia es muy servicial, y seguro lo recibió. Espero no haya preparado esas comidas con sesos de animal exótico, o una ensalada con algas del océano pacifico. – ¿Estará el gato del vecino? Pensarían que somos una familia de chiflados.
Si pudiera describir el emplazamiento, me referiría a un antro en la cual el marido es un deprimente espécimen que analiza el ambiente, incluidas las personas que se desarrollan en ese ecosistema, y la mujer que sonríe a la vida llena de satisfacciones insanas como pautas de la sociedad; costumbres
importantes que se embarcan en la normal situación ¡Diablos! ¡¡¡Qué locura!!!
¡No quiero ni imaginar!
- Imaginar es necesario para una novela – Gregory Se me vino a la mente sus palabras.
Somos una maldita novela ligera.
Ya estoy en casa, y el camino me mostraba unos gatos ronroneando, y un transeúnte yendo a su casa. Está en la misma situación en la que estoy.
- Buenas noches – Me saluda el desconocido
- Buenas noches – No le prestó atención.
- La noches esta como volar a las estrellas – Continúo hablando. Lo observé sin ninguna palabra que pudiese acompañar a su oración medida de metáforas.
Consentí lo mencionado, y me dispuse a proseguí mi camino.
Las escaleras estaban como siempre allí: hechas del metal oxidado, al subir cada una las luces de las ventanas de los vecinos, denotaban que cada uno estaba ocupado.
Saqué las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta.
- ¡¡Bienvenido Danna!!
- ¡Bienvenido hijo! – Mi madre. -
- ¡Hijo! - Me saluda mi padre con un vaso de cerveza negra en su mano.
- ¡¡Hermanito!! – Mi hermana tediosa. –
- Ahh..ehh.ahh – Me tomé la cabeza con la mano izquierda dejando caer mi bolso – ¡Vaya sorpree..saa! – Vacilé en un conjunto de oscilaciones que se confundían entre palabras. –
- ¡Tiene mucho que explicar hijo! – Manifestó mi madre.
- ¿Y bien? ¿Tienes algo que decir? – Se cruza de brazos mi padre
- Pensaba contarles todo a su debido tiempo.
- ¡Hijo! – Sonríe mi madre- No sabía que tenías una novia tan bella y servicial.
- ¡Ahh! – Se sonroja Gaia. No diga eso.
- Y la casa la tienes muy bien ambientada hermanito – la niña lo primero que hace es ver el equipo musical – ¿Se puede adaptar móvil?
- Por supuesto, incluso la amplificación es muy dinámica
- ¡Wow! ¡Gracias cuñada!
- Ayy! Me es raro que me llamen así. ¡Ja! ¡Ja! Dime Gaia – Se ríe
- Dalo por hecho.
- ¡Es fabulosa!
- ¿Qué cosa? Están maravillados con ella – Me dije a mi mismo
Sistine, mi hermana tiene la capacidad como mi madre de llevarse bien con el universo entero. Pronto mi padre expondrá sus aficiones de arqueología y astronomía.
- ¡Cariño! – le digo con una risita irónica – ¿Tienes un momento?
- Claro – Sonríe como siempre
Fuimos a la cocina, e inmediatamente comencé mi cuestionario no sin antes recibir de ella la adulación.
- ¡Ahora entiendo cómo eres! – Se burla – ¡¡¡Eres adorable!!!
- Si, si, gracias por el cumplido ¿Qué les mencionaste? – dije con arrogancia y luego pregunté con un poco de preocupación
- ¡La verdad! – Responde sin descaro. -
- ¿Ehhhhh? ¿Le dijiste que nos casamos sin conocernos?
- Júpiter. Debes ser un poco más inteligente –responde como si fuera un tonto – Claro que no les confesé ello. -
- Dijiste la verdad. -
- ¿Si la verdad del matrimonio, no como fue, y el por qué?
- ¿Y entonces?
- Nos conocimos en la universidad. Soy estudiante de antropología. Trabajo en una dependencia cultural. O sea una biblioteca dos días a la semana los otros tres en la casa. Hablo cuarenta y cuatro idiomas. Mis hobbis aparte de la electrónica, también es la astronomía y la historia. Soy sociable amo el chocolate y el verano. Algunas cosas son mentiras, y otras no. -
- ¿¿¿¿???? - Es buena para mentir me dije, aunque cuarenta y cuatro idiomas es una locura ¡Momento! ¿No será verdad? ¡¡Naa!! - Pero bueno es infalible para mentir, no sabía que tan bien – ¡Oye! Mi padre es astrónomo aficionado. Cuidado con ello
- Ya hemos hablado
- ¡Ahora comprendo! – Los nervios disminuían, aunque algunos cabos quedaran sueltos.
- Mejor regresemos. Y llevamos la cena.
- ¡Detente! ¿Qué preparaste? ¿Espero no hayas cocinado al gato del vecino?
- ¡¡Eyyy!! No digas esa blasfemia. La comida es arroz de guarnición con carne asada ¡¡¡¡y no de gato!!!! ¿cómo se puede pasar por la cabeza comerse a un mie..? ¡Va olvídalo!
- ¡No te oí! ¿Qué has dicho?
- ¡¡Nada!! ¡¡Vamos al living!!
- ¡¡Ayy!! – Se ven hermosos los dos. – Gaia, ¿Qué tal se porta Júpiter? – Mi madre es un detective que le encanta recopilar toda la información posible. Mi hermanita seguía enfocada en todos los artilugios
electrónicos. Obviamente es un gamer sin estribos. A Gaia le pareció acorde la ocasión para luego disputarse algunas partidas de dobles. Mi Sistine es bastante decidida a la hora de triunfar y extrovertida. Claramente me enoée con ella.
- Sistine! No es hora para juegos. ¡¡Cenemos…!!
- ¡Gaia! Es un nombre adecuado – Confesó mi padre – Recuerdo que Júpiter vino al mundo. Y nos pareció un gran acto. El pequeño era redondo
- ¿Ey? No hace falta que me avergüences – Me enfadé – Es solo un nombre.
- ¿Un nombre? Yo no diría eso. Nunca te percataste, de esa mancha que tiene debajo de la tetilla izquierda
- ¿Eh?
- Es un redondel justo donde está el corazón – Aclaro mi madre y asintió mi padre –
- Igual que el planeta Júpiter. Para la astronomía que aún no ha llegado a investigar es un enigma
- ¡Wow! Eso si es interesante ¿Por qué nunca cuentas estas cosas Danna?
- Mi hermanito es muy cerrado mentalmente.
- ¡gracias! Te debo una – Dije resignado.
- No seas así hermanito ¡Je! ¡Je!- se ríe – Gaia, dile algo, seguro ha tenido sus malos humores como cuando duerme reducidas horas y todo lo irrita.
- ¿Se irrita? ¡ja! ¡Ja! ¿Qué más? - Pregunta con intriga. -
- ¡Oigan! No soy una broma viviente.
- Ahí lo tienes don humor especial. Odia perder, es orgulloso, boca sucia, y le encanta ir al refrigerador a la media noche– Se burla ella, y se acerca al oído de Gaia - Pero es excelente a la hora de escuchar. Y lo quiero. – Expresa, y Gaia se alegra.
- Iré a preparar café – me ofrecí antes de seguir escuchando a Sistine
- Júpiter es un secreto hoy en día. Y esa mancha que invoca en su piel justo donde las constelaciones se unen al corazón es una gran tormenta. Nunca sabremos que hay allí. Nuestro hijo supongo que es eso un misterio – ambos asintieron, no podía oírlos pero sabía a qué se referían.
- Todos en alguna forma lo somos – Expresó Gaia – agachó la cabeza mirando la mesa un reflejo de ella que lucía desde el vidrio que la cubría.
- ¿Y tú nombre?
- ¿Mi nombre?
- El planeta tierra en griego. -
- Pues no sabría decirle – Dudó Gaia.
- Ya veo – Dijo asintiendo von la mirada en mi madre. – Júpiter protege a la tierra de innumerables ataques. Recibe a todo meteoro que o sea quiera lastimarla. Es por ello que gracias a sus ondas gravitacionales los atrae. Como si les metiera una trampa y luego los enfrenta solo. No me extraña que nuestro hijo sea quien te haya salvado. Gaia no sabía que decir su mirada fue hacía mi persona. Estaba en esa duda entre Sonreír como lo hace siempre, o lamentarse por lo que resultó. Su admiración generó que por primera vez sintiese su corazón latir. Solo yo podía escucharlo. Claro que nunca se lo comenté.
- Gaia es importante para Júpiter – Expresó mi madre – El uno, no puede estar sin el otro. No soy una experta como mi marido, pero eso no quiere decir que los sentimientos solo sean una mera metáfora de dos planetas que se aman. Sino de una hermosa casualidad de dos que están destinados a encontrarse y hacerse unos.
Todos guardaron silencio, en cuanto traía los cafés. Al servirnos mi padre me pidió ver el cuarto.
Era mejor tener una plática de mujeres por un lado y hombres por el otro.
- ¿Así que Júpiter te salvó la vida?
- Si, fue acto de valor. No me percaté. Estaba en medio de la calle, cuando la luz iluminó en un segundo. Luego sentí el golpe y cuando desperté Júpiter estaba a mi lado – Gaia entretenía a mi madre y Sistine. Era muy elocuente con sus palabras. Como si la admiración los perfumara como presente para ellas. Con mi padre fuimos a la recamara al concluir la comida. Había preparado café para todos.
- Júpiter ¿y cómo estas con el trabajo?
- ¿El trabajo? Algunos cambios. Me asignaron una sala con artefactos y documentación que está siendo en análisis.
- ¡Mmm! ¿Necesitan analizar hoy en día?
- No encuentran registros pertenecientes a ello. Incluso las investigaciones se retrasaron. No suele suceder.
- ¿Tiene algún documento o fotos? – Preguntó mi padre – me genera curiosidad.
Enseguida tomé mi móvil y le mostré la que corresponde a la estatuilla. La observó detenidamente. Luego le dio zoom a la fotografía. Meditó por si mismo.
- ¡Hijo! ¿Realmente no se qué es esto? Habría que dar un análisis amplio. Pruebas de carbono para datar el tiempo. El material.
- Parece arcilla el material
- No lo es. La arcilla tiene una pigmentación diferente. Tampoco corresponde a una figura que se haya visto en ningún continente. Podría ser de algún recóndito lugar del sur de Asia. Tal vez la isla de Borneo. O de África septentrional. Es muy ambigua. Aunque….
- ¿Aunque?
- No, solo es mi imaginación – Mi padre sacó de su bolsillo el celular y luego me pidió que le transfiera las imágenes.
- ¡Gaia! – dijo mi madre
- ¿Si?
- ¿Quiero preguntarte? Aunque ya lo haya hecho ¿El matrimonio, realmente fue una necesidad? – Ella pregunto en cuanto tomaba un sorbo de café y mi hermana esta sería sin exprimir en sí una sola palabra. Ella se sintió extraña y se encogió de hombros sincerándose en su tesitura normal de dar una explicación clara.
- El matrimonio para mí, es la prueba de amor. Es el comienzo de éste camino de los dos. Claro que puede que no sea fácil.
- Si estas dispuesta a todo, lo comprendo. Es lo que Júpiter necesita, alguien que le tome la mano y lo lleve a volar. – Confeso mi madre
- Es parte de soñar – Dijo mi hermana. Gaia uso la treta de mentir, aunque estaba arrepentida de ello. En su lugar hubiera realizado el mismo artilugio.
- Bueno espero pronto puedan hacer una boda por iglesia y una fiesta.
- ¡¡Adelante!!, ¡¡Por favor!! – Se emociona mi Sistine.
- Si, lo tenemos pensado para un poco más adelante cuando nos estabilicemos.
- Lo harán y tu podrás tomar el ramo – Se burla mi madre de Sistine. Ella no dice nada enojada.
- No quiero hombres por el momento
- ¡Ja! ¡Ja todo llega en su momento – Se ríe Gaia.
La velada fue interesante y fuimos acompañarlos siendo de noche a la calle subsiguiente donde estaba estacionado el automóvil. Un viejo Chevrolet de cuatro puertas.
- ¡Adiós!, ¡Cuídense! – Saluda Gaia.
- ¡Adiós! – Saludan todos dentro del carro.
- Hijo luego te diré lo que investigué Asentí, mientras Gaia sin preguntar me miraba.
Fue inevitable. Me carcomía la cabeza desde mi trabajo hasta la universidad todos los días. Todos esos días regresando y sabiendo que era una mentira. Y mis padres tranquilos como si nada, ocurriese. En principio podía llevarlo bien, pero luego comencé a Experimentar la molestia. Ella era mi mujer ideal, y una compañera hermosa, pero no existía amor entre ambos. Ello conllevaba a que muchas situaciones se produjesen. Roses y malos entendidos. Tenía que hablar sobre ello. Puede que en principio no me molestase a pesar del corto tiempo. O eso creo pues las nociones básicas del movimiento de la tierra me estaban pareciendo extrañas. Hasta el punto de no discernir lo que sucedía conmigo. No obstante era hora de poder hablar con ella sobre el asunto. Aunque era un tanto inútil. Ella ganaba. Tenía un arma letal. Un virus con su nombre implantado en mi corazón. Por más que decidiese cortar la mentira siempre regresaba a ella con afirmación ¡¡Maldita sea está enamorado!!
- Gaia, quisiera hablarte un momento ahora que se han ido mis padres y mi hermana. Es sobre nuestro matrimonio. No es que no tenga claro lo que hemos pactado.
- ¿No estás satisfecho?
- No, al contrario. Te portas de una manera esplendida y disfruto tu compañía. Quisiera…
- No es posible… lo siento Júpiter..Quizás, sería mejor concluir con todo esto. Te arrastré hasta aquí sin pensar en tus sentimientos.
- Entiendo. Y se tu situación ¿Supongo que cuesta ser querido no?
- No es ello. Querer se arma de muchas otras palabras que nacen del corazón.
Al mirarla me di cuenta que no podía lograr más que sentarme a esperar que un día terminase. Por lo menos quería que mi dignidad estuviese intacta y no sufriera. Pero no podía dar por terminado todo. Algo no me lo permitía.
- Si quieres…..
- No. Olvídate de eso….No puedo dejarte en la situación en la que te encuentras.
- Tampoco puedo ser egoísta y pensar en mí.
- Las reglas me las has dicho de antemano y yo no supe jugar éste juego.
- Tal vez ambos no lo supimos – Dijo ella en su interior.
Permanecimos en silencio. Hasta que decidí quebrar ese tempano.
- Continuemos hasta que por lo menos puedas hablar con tus padres.
- ¿Y tú?
- ¿Yo? No te preocupes. He guardado tantos sentimientos que se pierden para siempre. Elijo ello.
- Eres una buena persona ¿Por qué?
- Solo hago lo que debería hacer ¿Hace falta que te lo diga?
Esa noche fue extraña. Al otro día hice como si nada ocurriera.
Regresamos a la casa en silencio. Ingresamos a la casa y mientas fui por un vaso de agua Gaia se fue a un costado contra las ventana.
Ella, estaba de frente mirando al cielo. Estaba, sin percatarme, llorando se desvanecía. Y empezó a hablar sola. Mejor dicho me hablaba a mí. Hizo su confesión. Me había dicho que sus padres realmente no la querían. Y que ella para evitar todo se fue. No sabía qué hacer y me acerqué a ella y la abracé.
- ¿Qué inmensas son las estrellas? ¿Y qué insignificantes somos? – Confesó preguntándose entre algunas lágrimas. Al mirar ambos el cielo no podíamos dejar de reflexionar.
- No importa si somos insignificantes, a pesar de todo tenemos una historia, y un futuro por seguir ¿Y si tus padres no te aceptan? No tienes porqué rendirte. Tú, te has esforzado mucho Gaia. Y has logrado lo que nadie al enfrentarlos. No importa lo que pase, o suceda...estoy contigo. Somos un equipo a pesar de todo. -
- ¡¡Gracias Danna!! – Dijo llorando y se dio la vuelta acomodando sus mejillas en mi pecho.
- Llora todo lo que tengas y debas llorar.
Las estrellas continuaban su rumbo y Gaia también debía hacerlo.
…..y al otro día es quiebre en ella produjo el cambio… Se procreó el primer bucle.
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