—Pedí 200 flexiones y ¿sólo me disteis 70? ¿Habéis comenzado a hacer el vago de repente? —cuestionó a los hombres, que sudaban a cántaros bajo el ardiente sol, vistiendo solo sus pantalones militares, sus cuerpos superiores relucían de sudor.
Anotando a un camarada que se dirigía hacia él, vistiendo un uniforme similar, Edward se levantó de su silla y ambos se saludaron con un saludo militar.
—Edward, parece que tus junior están bastante cansados ahora, ¿eh? ¿Por qué no me das un respiro durante un rato? —sugirió el camarada Jackson.
—¿Y por qué debería hacerlo? No merecen ningún descanso hasta que completen su entrenamiento. Es por su bien —replicó Edward, no dispuesto a escuchar a su camarada quien acabó encogiéndose de hombros después de escuchar las palabras de Edward.
También era un comandante y a cada comandante se le habían asignado algunos hombres en entrenamiento para ser guiados por ellos y los métodos de Edward eran brutales.