—Eso devolvió a la mujer a sus sentidos, y ahora, tenía que explicarle su descubrimiento —Me sorprendió saber que eres una mujer.
Oriana retiró sus manos e intentó levantarse. —Tú
—Lo siento —interrumpió el hombre—. Estoy seguro de que debes tener tus razones para disfrazarte. Tu secreto está a salvo conmigo. No le diré a nadie sobre esto.
—¿Cómo lo supiste? —inquirió Oriana.
Rosetta soltó una risa incómoda. —Entre las cosas extrañas que estudio, también he desarrollado un interés especial en el arte del masaje, junto con el estudio de los nervios y las pulsaciones. A partir de tu pulso, descubrí que estás en tu ciclo mensual, así que…
Oriana solo podía confirmar con impotencia la suposición de la dama nobel.
—Puedes tener la certeza —dijo Rosetta—. Llevaré tu secreto a mi tumba, Orian —se detuvo—, Orian debe ser un nombre falso, ¿verdad?
Aunque titubeó, ella respondió, —Puedes llamarme Oriana.
—Oriana —repitió Rosetta—, tienes un nombre encantador.