Chapter 23: 22.
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| CAPÍTULO VEINTIDÓS. |
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El cumpleaños número 25 de Ailén se acercaba cada vez más. Aquella pelinegra estaba realmente emocionada, sabía que ese año sería el día en el que su padre podría dejarla salir al mundo exterior. Claramente estaría acompañada del Potter, pero eso no le importaba, solo quería salir de aquel lugar.
Aunque en la mansión Dumbledore era todo emoción por parte de la pelinegra y su amiga Melanie, la trabajadora de ahí. En la mansión Riddle era todo lo contrario.
Los Mortifagos mas leales del Lord se encontraban reunidos en la sala. Esperando a que su señor hiciera acto de presencia. Cuando finalmente Tom apareció en la sala de reuniones, sus seguidores se levantaron haciendo una leve reverencia ante él.
-Necesito noticias- ordenó el pelinegro irritado, era claro que no estaba de buen humor -¿En dónde esta el guardapelo de mi familia?- les miró con seriedad
-Mi señor- habló el rubio ganándose la mirada del Riddle -Esta en la mansión Lastrange- Tom se tenso al escuchar ese apellido, sabía que no solo le pertenecía a ella. Sino que también a su leal seguidores Rodolphus -Una prima lejana de Rodolphus lo tiene. A presumido de él y como su madre se lo quitó a una pobre mujer embarazada- anunció mirando al Lastrange y luego a su Lord
-¿Es eso cierto Rodolphus?- le miró amenazante
-Así es mi señor- respondió con la mirada baja -Mi prima lejana lo tiene resguardado, pero lo mostrará en la fiesta de mascaras que hará este fin de semana- agregó serio
-Pero eso es en el cumpleaños de...- Se detuvo antes de mencionar el nombre de aquella chica desaparecida
-Así es- respondió mirando a su esposa y luego a su Lord sabiendo que estaría molesto por su casi mención
-¡Silenció!- exclamó con furia -¡Les he mencionado que no quiero que la nombren! ¡Ella se fue!- agregó mirándolos con molestia, aunque sus amigos y seguidores sabían que seguía dolido.
Aún no podía aceptar que la pelinegra no estuviera con ellos.
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Ailén bajaba las escaleras hasta la cocina donde Melanie se encontraba preparando la comida.
Aquella agradable mujer era castaña de estatura promedio y unos bellos ojos color miel; era la mejor cocinera que jamás haya conocido.
-¿Emocionada por tu cumpleaños?- le miró con una sonrisa
La chica estaba bajó las amenazas de Dumbledore, sabía que Ailén no tenía la culpa de lo que estaba pasando. Por ello siempre le sonreía de manera dulce, después de todo solo era una desafortunada chica que había sido secuestrada por un maldito anciano. Sabía que la pelinegra no recordaba nada; y eso le dolía, le dolía no poder decirle la verdad.
-Así es- sonrió la pelinegra con gran entusiasmo -Melanie...- llamó a la castaña de ojos miel, la cual la miró enseguida -Jamás me has dicho tu apellido- le miró curiosa
-Bueno...- volteó a ver al jardín esperando a que aquella pregunta se disolviera en el aire, pero sabía que la curiosidad de la chica era inmensa -Mi apellido es Scamander- respondió mientras la miraba con una leve sonrisa -Ahora tengo que irme, hay muchas cosas que debo hacer- agregó tratando de cortar aquella platica antes de que la pelinegra preguntará algo que ella no pudiera responder
-Esta bien Melanie- le dijo con una sonrisa
Salió de la cocina y se dirigio a la sala tomando un libro y leyendo, el único pasatiempo que le encantaba. Se sentía feliz y cómoda, solo que había algo que la hacía sentir vacía. Faltaba algo.
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El tiempo pasó rápido, aún en la sala se encontraba una pelinegra disfrutando de su segundo libro del día. Hasta que un gritó desgarrador proveniente del sótano le sobresaltó. Asustada se levantó del sofá caminando a paso lento, dirigiéndose a la habitación donde tenía prohibida la entrada.
La curiosidad mata al gato, esa frase paso por su mente cuando ya había atravesado la puerta y se encontraba bajando las escaleras al sótano. Para su fortuna su padre se encontraba en Hogwarts dando clases, Melanie estaba en su habitación o haciendo deberes. Dudaba que alguien la encontrará en aquel lugar.
Las velas iluminaban tenuemente su camino hacia el calabozo que se encontraba bajo la sala. Era tan tenebroso que le causaba inquietud.
-¿Por qué tuve que entrar?- se cuestión así misma mientras miraba detalladamente el lugar en donde se había metido -Maldita curiosidad- se maldijo a si misma y a su gran curiosidad
Al final del pasillo encontró una celada, pero no era como las demás esta tenía a alguien adentro. Un hombre que apenas podía ver por tanta obscuridad.
-Señor... ¿Se encuentra bien?- le preguntó con preocupación al ver el estado de aquel hombre
-¿Ailén?- le miró este sorprendido mientras se levantaba
La chica lo miró con sorpresa, ¿cómo aquel desconocido sabía su nombre?
-Disculpe pero... ¿Cómo usted sabe mi nombre?- le miró con imcomodidad y sorpresa
-Ese maldito bastardo borro tu memoria- gruñó con molestia -Ailén, me llamó Orión Black. Fuimos amigos en Hogwarts, tu eras novia de Tom...- le miró siendo interrumpido por la chica frente a él
-Eso es imposible- le interrumpió sintiéndose confundida e insegura -Yo jamás he estado en Hogwarts, ni siquiera conozco a ese tal Tom Riddle- agregó
-¿Como sabes su apellido sino lo conoces?- le miró con algo de diversión -Ese no es el punto ahora- agregó borrando su sonrisa -¿Desde cuando estas aquí?- le preguntó mientras la miraba, Ailén estaba apunto de responder cuando él le interrumpió -Casi nueve años ¿no?- respondió por ella haciendo que asintieron con sorpresa -No recuerdas nada después de estos casi nueve años encerrada aquí- dedujo mientras dejaba a la chica pensando -No estoy mintiendo Ailén, Dumbledore es malo; él te tiene secuestrada- agregó aquello en un susurró que solo la pelinegra pudo escuchar
Parecía como si alguien los estuviera vigilando aún sabiendo que no había nadie más que ellos en aquel obscuro lugar.
-¿Cómo puedo recuperar más de mis recuerdos?- le preguntó, no estaba tan segura de que el hombre enfrente a ella dijera la verdad
Pero si eso era verdadero, tendría que salir de ahí junto a Melanie. Había una gran probabilidad de que ella también estuviera ahí por amenazas.
-Quiero recordar quien soy, que paso conmigo... Quiero recordar a Tom- agregó de una manera un tanto desesperada
-Tienes qué encontrar tu varita, quiza podrías romper el hechizo con ella- respondió -Las varitas en ocasiones tienen un historial de todos tus recuerdos, desde que la compras se vuelve parte de ti- explica al ver la cara de confusión de su pelinegra amiga
-Entiendo- sonrió -Gracias- le miró antes de irse -Regresare por ti- fue lo último que dijo antes de alejarse del Black
Ailén salió del sótano eliminando todo rastro de su presencia en aquel lugar. Corrió escaleras arriba hasta su habitación comenzando a buscar en todos los rincones de la misma. Sabía que Dumbledore no sería tan estúpido como para esconderla cerca de ella, pero quería eliminar aquella posibilidad.
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