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| CAPÍTULO CINCO. |
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La pelinegra entraba a su casa, el vacío la recibió. No había nadie, como siempre. Sus padres estaban trabajando, al menos eso quería creer.
Y sus tíos y primas estaban en el centró comercial. Claramente no la invitaron.
Subió las escaleras encontrándose con Leta.
-Tienes qué ser astuta- le dice confundiendo la
-¿Por qué lo dices ahora?- le preguntó la pelinegra confundida
-Tus padres y Dumbledore creen que ya estas bajo los efectos de la poción. Tendrás que actuar- aclaró -Tendrás que comunicarte con tus amigos sin levantar sospechas, fingir sin que los demás se den cuenta- agregó -Hacerles creer que tienen el control de ti...- finalizó mirándola seriamente
-Entiendo- le dice con una leve sonrisa
Las semanas pasaron, hasta que los finales del mes llegaron. Ailén empaco sus cosas, había decidido irse una semana antes de que comenzarán las clases en Hogwarts. Quería comprar sus útiles ella sola, y pasar unos días en ese lado mágico antes de comenzar a actuar como una títere sin vida que sería manejado por los Gryffindor's
Ya todo estaba listo y bien acomodado en su baúl. Tomó el mismo y comenzó a bajar las escaleras.
Sus padres se encontraban en la puerta principal esperándola con una sonrisa. Listos para despedirse.
-Que te la pases bien hija- le dice su padre mientras la abrazaba
Esta correspondió.
-Si padre- le dice con una sonrisa un tanto forzada
-Cuídate mucho- la abraza ahora su madre -Te hice de comer para que no te de hambre en en viaje- le dice su madre mientras le extendía un topper con un sándwich en su interior
-Gracias mamá- sonrió Ailén -Los veré en vacaciones- se despidió de ellos con una sonrisa
Camino hasta donde Leta le había indicado que se encontraba el callejón Diagon. Atravesó un bar de mala muerte, hasta atrás de el una puerta de ladrillos se encontraba. Tocó los ladrillos indicados y estos le abrieron paso hasta un lugar llenó de tiendas.
Las calles repletas de familias de magos que compraban los útiles que sus hijos usarían, a lo lejos diviso un grupo de chicos. Corrió sin pensarlo hasta ellos. Su baúl pesaba pero en ese momento no lo pensó dos veces.
-¡Chicos!- exclamó haciendo que estos voltearon hacia ella
Sonriendo, se acercaron a la pelinegra.
-Es increíble verte de nuevo Ailén- sonrió Orión al verla
-Lo mismo digo- sonrió ella mirándolos
-¿Corrieste hasta nosotros con tu baúl en mano?- preguntó sorprendido el Lastrange
Ella asintió.
-Te ayudamos- dijeron los tres chicos
Ailén negó, pero de todas forma los chicos la ayudaron.
-¿Y Tom?- les preguntó a sus amigos
-Fue al caldero chorreante a dejar sus cosas- respondió Malfoy -Deberías hacer lo mismo-
-Vamos- dice el Black mientras comenzaba a caminar con el baúl de la pelinegra en mano
Al llegar al caldero chorreante se encontraron al pelinegro, el cual iba saliendo.
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Después de dejar las maletas de Ailén, el grupo de chicos comenzó a ir de tienda en tienda comprando sus útiles y disfrutando de la tarde juntos. Ailén les contó todo lo que había descubierto en el verano. Y aunque no les gustó la idea. Aceptaron.
Cuando estuvieran en público, la rechazarían y se burlarian de ella. Y en privado seguirían siendo los mismos.
-¿Enserió tus padres conspiran con Dumbledore?- pregunta sorprendido Lastrangre
Ailén se sintió mal al no hablar con sus amigos sobre aquella mujer la cual le advertía sobre todo. Pero, la misma mujer; le había dicho que nadie debía saber sobre ella... De todas maneras, ella había dejado el mundo de los vivos hacía mucho tiempo.
Las horas paso tan rápido que a penas había logrado disfrutar del tiempo con sus amigos. Los chicos sonrieron con tristeza; ya que no podrían volver a convivir así en Hogwarts.
Ailén tendría que alejarse de ellos para descubrir que planea Dumbledore. Aunque también sabía que no sería nada fácil. No creían que las chicas que fueron sus compañeras de habitación el año pasado y Fleamont fueran tan estúpidos para decirlo frente a ella.
-Nos vemos en el tren chicos- sonrió Orión, había un brillo triste en sus ojos cafés
-¡Adiós chicos!- se despidió de los chicos con una sonrisa
Los tres magos de sangre pura se retiraron del lugar, dejando solos a Ailén y Tom.
-Necesito hablar contigo- le dijo Ailén al pelinegro con un tono serio que sorprendió a Tom
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Al llegar al caldero chorreante Ailén y Tom subieron a la habitación de la pelinegra.
-¿Qué es lo que sucede?- le preguntó confundido
-No lo dije cuando estábamos hablando con los chicos porque ella me dijo que nos vigilaban- explicó mientras miraba al Riddle
-¿Ella? ¿Quién?- preguntó aún más confundido
-Es una mujer, no tan alta; morena, de cabello castaño y ojos avellana- describió a la mujer -Se llama Leta Lastrange. Ella me a ¿guiado?- se dice a si misma confundida -El punto, es que Dumbledore planea algo. Ella no me ha dicho que; pero debemos de estar listos- explicó algo desesperada
-Tranquila, pensaremos en algo. Por ahora deberíamos dormir- le dijo el pelinegro
No tenía ni idea de que decirle. Necesitaba pensar en algo; si Dumbledore planeaba algo malo estarían listos para atacar.
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Estando en la plataforma 9¾. Ailén y Tom observaron a las familias que se despedían de sus hijos. Entregaron sus malestas y subieron al tren.
-¿Recuerdas el plan?- le miró el pelinegro
-Si- respondió la pelinegra -Mañana en el descanso nos peleamos, tu les explicaras a los chicos mientras yo finjo tener confianza a los Gryffindor's y Dumbledore- repite con seriedad
-Bien- dijo mientras caminaban por los pasillos del tren -No lo heches a perder-
-Yo también te quiero Tommy- le dice con una sonrisa
Se formó una leve sonrisa en el rostro del Riddle. ¿Por qué? Ni siquiera él lo sabía.
Llegaron a un pasillo donde Ailén tenía que despegarse de Tom para buscar a los Gryffindor's.
-Te deseo suerte- le dijo el Riddle
-Saludas a los chicos de mi parte- dijo mirándole -Nos vemos, Riddle- se despidió mientras camina por los pasillos en busca de aquellos compañeros de casa.
Camino por un buen rato, hasta que los encontró.
-Hola- sonrió mirándolos -¿Puedo sentarme?- preguntó
El grupo la miró sorprendidos, pero de igual manera aceptaron.
-Claro- dijo Fleamont con una sonrisa
-Aquí vamos, a fingir lo que no soy- piensa la pelinegra sosteniendo su sonrisa mientras se sentaba aun lado de la Weasley
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Hogwarts conservaba su encanto, tal y como recordaba. Amaba ese lugar, se sentía como si verdaderamente fuera su hogar.
El gran comedor se llenaba de alumnos, los cuales se sentaban en sus mesas correspondientes. Esperaban pacientemente a los de primero, para su ceremonia de selección.
Poco después la ceremonia comenzó, Ailén dudo unos segundos mientras escuchaba como el sombrero hablaba en la cabeza de una niña. ¿Qué hubiera pasado si hubiera sido seleccionada en Slytherin?
Era una pregunta que no podría responder con exactitud. Pero deseaba haber estado en aquella casa, se sentía más identificada que en la de los leones.
-Eres una serpiente con piel de león- las palabras del sombrero regresaron a su mente. Aún se preguntaba ¿qué había querido decir con aquellas palabras?
La cena terminó y los alumnos comenzaron a regresar a sus salas comunes. La pelinegra rezaba porque no le tocara con las mismas chicas del año pasado. No lo deseaba, realmente no lo quería.
Subió las escaleras a las habitaciones de las chicas, y buscó por los pasillos su nombre en alguna de las placas. Se sorprendió al ver que la habitación sólo sería para dos. Suspiró aliviada cuando vio que le tocó con la pelirroja, Sadie Weasley.
Abrió la puerta encontrándose con dos camas, sonrió. Al menos solo tenía que soportar a una. Y era la más tranquila, eso la aliviaba.
Comenzó a acomodarse hasta que la puerta se abrió dejando ver a la pelirroja, su cabeza miraba al piso. Estaba 100% segura de que estaba llorando.
-¿Estás bien?- le preguntó con algo de preocupación
-S-si, estoy bien- le respondió sin mirarla y cerró la puerta y se acostó en su cama
-Sadie. Es claro que algo malo te sucede- dice la pelinegra acercándose a ella -Puedes contarme. Yo te ayudaré-
La pelirroja sollozo, no se pudo contener más y terminó contándole todo lo que Dumbledore le ordenó hacer. Todo los planes que Ailén ya sabía, ella se los estaba contando con lujo de detalle. Y algunas cosas más.
Ailén se sintió mal por todo lo malo que tuvo que pasar la pelirroja, pero esta vez la ayudaría. Sadie no era como Alicia o Cristal. No, ella era buena y sufría por lo malo que le estaban haciendo. Sonrió; ahora era su amiga. Y la protegería.
-Se supone que no debía contarte...- dijo mientras se limpiaba las lágrimas y dejaba escapar un leve sollozo -Pero, no podía ocultarte lo más; no lo mereces- agregó sollozando aún más que antes
-Tranquila- le sonrió -Gracias por decirme- le miró, limpiando las lágrimas que mojaban sus mejillas -Pero, ya lo sabía- finalizó con una dulce sonrisa
La pelirroja la miró incrédula. Aún así sonrió, se sentía aliviada al poder contarle por todo el peligro que iba a pasar.
-¿Cómo te diste cuenta?- le preguntó la pelinegra sorprendida
-Leí las cartas que Dumbledore le mandaba a mis padres- respondió omitiendo la parte donde Leta le susurraba una que otra cosa -Yo podría ayudarte... Tengo un plan, podrás estar a salvó- invitó con una sonrisa
-¿Enserió?- preguntó sorprendida la Weasley
-Así es- respondió Ailén con una sonrisa -Solo tenemos que fingir por un tiempo, en lo que se acomodan algunas cosas- agrega mirándola
Sadie sonrió. No importaba que tan riesgoso fuera, deseaba estar de su lado que en su contra. No quería regresar con Dumbledore.
-De acuerdo- respondió con una sonrisa
Ese fue el comienzo de una bonita amistad. Una en la que Ailén podía confiar.
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Hola, buenos días. Aquí otro capítulo
editado.
Atte: Kristymorelos ♡