La luna estaba afuera y las estrellas brillaban alegremente en el cielo nocturno oscuro. Era como si todo el universo estuviera en paz y tuviera una tregua con todos.
La fiesta ya no se celebraba en el salón de baile. Esta vez, el evento se había trasladado y se iba a celebrar justo ahí en el patio trasero. El mismo lugar donde Abi y Alex se habían casado. Esta fiesta no era solo para su fiesta de bienvenida al bebé, sino también como un reconocimiento de su avance hacia la próxima etapa de sus vidas juntos como esposo y esposa.
Había solo unas pocas mesas dispuestas alrededor del escenario, indicando que esta fiesta era estrictamente exclusiva y solo reservada para unos pocos individuos seleccionados y muy importantes. Obviamente, solo aquellos que pertenecían al círculo íntimo de amigos de Abigail y Alejandro.