El corazón de Abi se apretó de dolor al escuchar esas palabras. Su agarre en la sábana se apretó al ver a su familia mirarse entre ellos con confusión. Levantó la cara y miró a Kelly, pero su mejor amiga también tenía la misma mirada curiosa.
Las lágrimas silenciosas comenzaron a rodar por la cara de Abi. ¿Qué? ¿Qué pasó? ¿Cómo no recordaban quién era Alex? ¿Cuál era el significado de esto?
—Oh Abi, no llores, querida... deberías estar feliz ahora mismo. Tu tumor se ha ido, Abi —la abuela la consoló mientras le acariciaba la espalda.
—Es cierto, hija, ha ocurrido un milagro. Un milagro. Tu madre debe haber estado cuidándote como un ángel guardián —Andrés dijo mientras se le llenaban los ojos de lágrimas.