Braydon Neal echó un vistazo atrás como si hubiera discernido una verdad oculta dentro de Luke Yates.
Él sonrió suavemente. —No hay prisa. No todos están aquí todavía.
—¿No todos? —Luther Carden entrecerró los ojos, un brillo frío destellaba en ellos.
Las personas a las que se refería Braydon no eran del Ejército del Norte.
Las figuras ancianas que lo oponían no habían llegado todas.
Hoy, Braydon tenía la intención de evaluar cuántos se atreverían a obstruir el avance del Ejército del Norte.
Dado el temperamento de Braydon y la naturaleza implacable del Ejército del Norte, no habría escapatoria.
Cualquiera que se interpusiera en su camino hoy encontraría su fin.
—¡Mi familia también tiene guerreros del reino de vida y muerte guardando Hoizen! —Spero Neal aprovechó la oportunidad para hablar, revelando sutilmente el formidable respaldo de la familia Neal.
—Kohen Neal añadió en un tono susurrante: