Todos los visitantes cayeron al suelo, causando un gran número de víctimas, y los lamentos resonaron en los cielos
Braydon Neal hizo caso omiso. Heather Sage aún estaba conmocionada, y sus piernas estaban un poco debilitadas. Ginny Neal estaba en los brazos de su hermano, con los ojos cerrados, las pestañas temblando, su pequeña nariz llena de sudor y las cejas retorcidas juntas. Estaba en gran dolor.
¡La enfermedad de la joven había vuelto!
Incluso los adultos no podían soportar el horror del accidente de la montaña rusa, y menos una niña de diez años.
Qi púrpura emergió de la palma de Braydon y fluyó hacia la espalda de Ginny.
—¿Cómo está Ginny? —preguntó Heather.
—Su situación ha vuelto a empeorar. Logan, prepara el coche. ¡Necesitamos ir a casa! —Braydon cargó a Ginny y rápidamente abandonó el parque de atracciones.
Jerry Larson dijo desesperado:
—Señor Logan, yo....
—¡Solo espera tu muerte! —Logan Hall lo miró fríamente y condujo rápidamente de regreso.