Me voy de nuevo con las chicas. Me están esperando. No estaban muy interesadas en los combates que quedan.
De nuevo, me abrazan sensualmente mis dos pervertidas. Me las llevaría a su habitación. O a la mía. Con todas las demás. Pero no es posible.
No solo falta por llegar Xiulan'er, sino que le prometí a Fen Huan no tener sexo con ellas los días de combates. Aunque, la verdad, no me perjudica. Todo lo contrario. Pero no tengo claro de poder confesárselo aún. Además, eso no incluye a las que están en la Residencia.
–Te has portado bien con Jia'er. ¿Qué has estado hablando con ella?– me interroga Bi Lang.
–Estaba muy roja ¿Has ligado con ella? ¿Se ha confesado?– sugiere Bei Liu, mirándome expectante.
–Seduciendo a inocentes estudiantes en frente de todos… No te contienes lo más mínimo– me critica Pen. Hay burla y travesura en su voz.
–Pues ahora no os lo digo– me hago el enfadado.
–¡Va! ¡No seas así!– se queja Bi Lang.
–¿Qué quieres para contárnoslo?– pide Bei Liu.
–A vosotras– exijo, queriendo parecer autoritario.
–Je, je. Eso es fácil– interviene Pen –. Mañana somos tuyas. Bueno, a Fen Huan te la entregaremos otro día. Tiene que luchar al día siguiente.
–No me olvidaré de ti– miro a Fen Huan.
Ella me sonríe levemente. Aunque pronto se pone seria. En público, se contiene.
–Va, cuéntanoslo.
–¿Qué te ha dicho?
Sé que no van a parar hasta que se lo diga. Además, necesito su ayuda. Así que no me queda otro remedio que contárselo. Abren mucho los ojos cuando se lo explico.
–¿Di Tian? ¿De verdad? ¡Tenemos que planearlo bien!– se entusiasma Bi Lang.
–Sí, sí. Nos tendrás que ayudar con él. Tendremos que reunirnos para prepararlo– se muestra Bei Liu también entusiasmada.
–Mira que has hecho. No se podrán estar quietas– ríe Pen. No obstante, también se la ve interesada.
–¡Tú no te escapas!– la amenaza Bi Lang
–¡Ninguna de las dos!– se suma Bei Liu.
–¿De qué estáis hablando?– pregunta Yan Xiulan. Acaba de llegar.
–¡Te lo contaremos luego! Ahora hay algo más importante. ¡Felicidades!– la abraza Bi Lang.
–¡Dos victorias más! ¡Increíble!– también va Bei Liu.
–Parad… Siempre estáis igual… Jo…– se queja nuestra joyera.
A pesar de ello, no intenta escapar. Sabe que solo puede quedarse quieta y esperar a que se calmen. De todas formas, aunque le avergüence un poco, puedo ver que se siente conmovida. Querida. Apreciada.
–¡Bien hecho! No solo has ganado dos, sino que puedes sobrevivir a ellas– se ríe Pen.
–Mala– se queja Bi Lang. Bei Liu le saca la lengua.
–Felicidades. Realmente lo estás haciendo muy bien– también la alabo yo.
Para lo que ha entrenado, la verdad es que está más que bien. Me ha sorprendido cómo es capaz de usar el poder de sus joyas en el momento adecuado. Oh. Se ha puesto un poco más roja.
–Es cierto que has mejorado mucho, aunque…– empieza Fen Huan.
Así que vuelve a criticar lo que ha visto. Y a mí. Aunque también nos alaba. Parece orgullosa de nosotros. Como si fuera nuestra maestra. Bueno, un poco lo es.
Ye Bi no aparece esta vez. Se ha ido antes de acabar los combates. También Yawen y Tai Feng. Tenían cosas que hacer. Me pregunto si encima de la cama o fuera.
Hablamos un poco más antes de despedirme de ellas. Les he dicho que echaré un vistazo con Dai Quon al evento. Ellas también han oído algo en las gradas. Les contaré mañana. Ya decidiremos si vamos.
—————
Por el camino, recojo a las gemelas. No me da tiempo de abrazarlas. De besarlas. De manosearlas. Es una pena. Luego será. Las llamo cuando llego a la cabaña.
–Eh, aún no nos ha dado tiempo de ver las peleas y criticarte– se queja Song.
–Me voy en un rato a un evento con Dai Quon. Es seguro, habrá muchos estudiantes entrando y saliendo– les explico.
–Vale. Estaremos preparadas como siempre. Quizás deberíamos adelantar trabajo, ¿nos da tiempo?– pregunta sensual Shi.
–No, vendrá en seguida– lamento.
–Bueno, así podemos planear mejor qué le hacemos luego. Tenemos que celebrar que ha ganado todos– sugiere Liang, traviesa.
–No seáis malas– pido.
–Imposible.
–No seremos menos malas que tú.
–¿Tanto?
–No se merece menos.
–Eso es cierto.
No debería haber dicho nada. Aunque me gusta verlas divertirse. Por mucho que sea yo el blanco otra vez.
Estamos un rato más hablando. Sobre todo de los combates. De lo que cuentan las gemelas. De mis impresiones. También se juegan el orden de ver la grabación. Bueno, están en ello cuando llega Dai Quon.
–¿Vas a llevar una máscara?– me pregunta cuando salgo.
–Sí. Algunos me tienen un poco de manía. Mejor ser precavidos fuera– explico.
No le digo que hay quien quiere matarme. Tampoco quiero asustarlo. Además, no hay forma de que sepan que soy yo.
–Pues déjame pasar un momento por mi cabaña. Cogeré una también– decide sumarse.
Así que acabamos saliendo los dos de la secta con máscaras. Hay bastantes estudiantes entrando y saliendo. Algunos irán al evento. Otros con sus familiares. Han venido a ver los combates. Y estarán por las posadas en la ciudad. Los hay que también llevan máscaras.
Cruzamos el arco de entrada a la secta. Con las palabras "Semilla Celestial" en él. Siempre me ha parecido un nombre curioso. Quizás incluso arrogante.
Bajamos las escaleras. Pasamos la zona del mercado y vamos hasta la ciudad. Se ve bastante animada. Se nota que hay mucha gente
–Por aquí– me guía él.
Le sigo. No para de hablar todo el rato. Incluso se ríe de sus derrotas. Habla más de lo normal. ¿Está nervioso? No creo, no hay motivo. Debe estar un poco excitado por el evento. ¿Mmm? ¿No está esto un poco solitario?
–¿Seguro que es por aquí? No hay nadie– me extraño.
–¿Quieres decir? No creo que me haya equivocado. Ven, tendría que ser por aquí. Si no lo es, volvemos y preguntamos– se extraña él.
Ahora sí que parece nervioso. ¿Quizás avergonzado de haberse equivocado? Supongo que de tanto hablar se ha despistado. Veamos si está aquí o no.
De repente, noto una fluctuación de qi. Sonidos de pisadas. Un par de siluetas aparecen a unos metros.
–¡Aaaaaargh!– gritó de dolor y salgo disparado hacia delante.
Algo me ha atacado por la espalda. Algo muy poderoso. Varias etapas por encima. No es algo que pueda resistir. ¿Qué está pasando? Ese ataque es suficiente para matarme… Intento incorporarme. Duele un poco.
–¿Oh? ¿No estás muerto?– escucho a Dai Quon sorprendido.
–Tranquilo, estará gravemente herido. Incluso si no lo estuviera, no podría escapar. Hemos puesto una formación– asegura una voz.
La he oído antes. ¿Dónde? Me giro. Me duele. Aunque no tengo nada roto, creo. El ataque era brutal. Y por sorpresa. Sin defensas alzadas. Es un milagro que esté vivo. No entiendo como es posible. Mi cultivación del cuerpo Yin Yang sólo está en una primera fase.
¡Ah! Espera… La malla que me trajeron Sai y sus hermanas hace tiempo. De parte de su maestra. La llevo debajo. Ya veo… Me ha salvado la vida. Pero la situación no es buena. Ahora sé de quién es la voz. Es uno de los guardaespaldas de Dai Fen. Aún quiere matarme. El problema es que está en la etapa tres. Y no está solo.
Hay varios más. Son más débiles. Pero aun así, tantos son un peligro. Al menos cuento a quince. Entre el siete y el nueve de Génesis. Miro a Dai Quon. Con rabia. Confiaba en él. Lo consideraba un amigo. ¿Cómo es posible?
–No me mires así, no es nada personal. Me caes bien, pero los negocios son los negocios. Es culpa tuya por tener una buena recompensa. Es hora de irme. Siento que acabe así.
A pesar de sus palabras, no muestra ningún tipo de arrepentimiento, lástima o vergüenza. Maldito traidor…
Lo veo marcharse, mientras los demás me miran. Parece que están esperando a que se vaya para acabar conmigo. Los veo empuñando sus armas. Preparados para rematarme. Pensando que estoy en las últimas.
Se equivocan. Ha dolido, pero la malla me ha protegido. Le debo una a la maese ilusoria.
Justo cuando sale y van a atacar, lanzo un talismán. Es de los de más bajo nivel. Así que cuesta poco qi. Menos usando el brazalete.
En un instante, una cortina de humo me envuelve. Aprovecho para rodar hacia el otro lado. Sin que me vean. Y llamar a las chicas. Las he estado avisando. Esperando a que estuvieran preparadas. Están muy serias. Se las ve preocupadas. Saben que hay alguien de la etapa tres, y al menos quince adversarios más.
No sé si había más. Bueno, hay una al fondo, pero no sé qué hace allí. No parece querer intervenir. Pero la estaremos vigilando.
–¡Atacad!– ordena el guardaespaldas cuando ve el humo, justo cuando he empezado a rodar.
Varias técnicas a distancia son lanzadas. Puedo sentir el qi. No son tan poderosas como las de cuerpo a cuerpo, y necesitan tiempo para llegar. Pero diez de ellas podrían ser peligrosas para mí. Por suerte, impactan cerca de mi anterior posición, no de la actual. Ellas están listas. A la vez que el humo se va disipando por la fuerza de los impactos.
Shi, Song y yo nos lanzamos hacia el guardaespaldas. Espero que entre los tres podamos retenerlo. Yo en la dos y ellas en la uno contra alguien en la tres. Por supuesto, ya no escondo mi cultivación. La situación es demasiado peligrosa.
Los tres lanzamos nuestros talismanes a la vez. Usando nuestros brazaletes para activarlos. No podemos permitirnos quedarnos sin qi.
Abre mucho los ojos al vernos aparecer a los tres. Pensaba que yo estaba gravemente herido y solo. No puede ni imaginarse de dónde han salido. Me reiría de la cara que ha puesto si estuviéramos en otra situación.
El de Song llega primero. Nuestro enemigo, aunque sorprendido, se envuelve en qi. Una especie de armadura defensiva. El talismán explota en una bola de luz. Nosotros tenemos suficiente con cubrirnos los ojos. Pero él está justo al lado de la explosión. Debería cegarlo por unos momentos.
El siguiente en llegar es el de Shi. Lo ha lanzado a sus pies. La onda de la explosión de qi le hace perder el equilibrio. Cegado, cae hacia atrás.
Añade más qi a su protección. Sin duda, asustado ante el repentino ataque. Justo cuando llega mi talismán. Es más potente que los de ellas. En la etapa dos. Puede lanzar un ataque casi equivalente a la tres.
–¡Aaarrgh!– grita de dolor.
Un filo de qi ha traspasado su armadura y herido en el pecho. La sangre brota de la herida. Pero no es suficiente. Su protección ha logrado parar gran parte del impacto.
La lanza de Song intenta traspasar el punto de la herida. Con un simple Ensartar. Pero, aunque está cegado, se mueve hacia un lado y hacia atrás. Lo suficiente para que el ataque golpee contra la protección. La lanza penetra en el qi, pero no puede superarlo. Al fin y al cabo, ella está dos etapas por debajo.
Shi es la siguiente en llegar. Ha acumulado qi en la punta de ambas espadas. Una de ellas intenta también llegar a la herida, pero nuestro enemigo la ha cubierto con el brazo. La otra penetra en el mismo punto que el ataque de Song. Casi ha conseguido acabar de traspasarlo. Le ha faltado un poco.
Yo ataco con la punta del bastón, en la cabeza. Añado bastante qi y Golpe estremecedor para que vibre en el impacto. Mi ataque no puede atravesar la capa protectora, pero parte del golpe sí. Aunque no es mucho.
–¡Urgh! ¡Malditos! ¡Os voy a cortar a rodajas!– amenaza, dolorido.
Tiene los ojos entreabiertos. Ya nos debe de poder medio ver. Se levanta de un salto hacia atrás. Coge el hacha que llevaba a su espalda e intenta lanzar un ataque contra Song.
Ella detiene su siguiente ataque y recoge la lanza. Esquiva hacia atrás. Mientras Shi se ha movido a un lado y ataca desde allí. Sus espadas parecen resplandecer por el qi que circula por ellas. Lástima que solo una de ellas está a la par de su cultivación. La que obtuvimos en aquella cueva cuando aún era un esclavo. En la exploración. La del cultivador allí olvidado. Junto al trozo de mapa.
Sus ataques se estrellan contra la armadura de qi. A la vez que se mueve en círculo. Buscando su espalda. Yo me muevo hacia ella. Mientras alargo el bastón para desequilibrarlo. Para forzarlo a prestarme atención. Soy el de más alto nivel entre sus enemigos
Cuando se vuelve hacia mí, Song vuelve a atacar con la lanza.
–¡Maldita sea! ¿¡Qué estáis haciendo!? ¡Venid a ayudarme!– exige.
Aunque, con una mirada, se da cuenta de que no es tan fácil. No solo hay las dos que le están atacando, están todas las demás. Salidas de la nada. Bueno, de la Residencia. Para él, es lo mismo.
A la vez que Shi, Song y yo atacamos al guardaespaldas, las demás también entran en acción. Liang imbuye una flecha con una gran cantidad de qi, que sale disparada a gran velocidad. Cogido por sorpresa, un enemigo en la etapa ocho es atravesado en su entrecejo, muriendo al instante. No esperaba que hubiera nadie más.
A su lado está Ning, un tanto asustada. No le gusta pelear. Está allí para proteger a Liang. Es la que menos habilidad tiene en cuerpo a cuerpo. Si alguien la ataca, tiene que defenderla con sus escudos de qi. También a las gemelas. Están al otro lado, concentradas.
Bang Rui sale disparada hacia un enemigo nivel nueve que empuña un martillo. Es uno de los más peligrosos, aparte del guardaespaldas. A pesar de ello, está una etapa por debajo de ella. O, más bien, un reino por debajo. La distancia entre la etapa uno de Alma y la nueve de Génesis es más que una simple etapa. Es un cambio de reino.
Además, de ser necesario, todas ellas pueden usar qi de la etapa dos. Es cierto que es un poco forzado, sin tanta fluidez. Y que crea estrés en el cuerpo, en especial los meridianos y el dantian. Pero también es cierto que puedo ayudarlas a curarse si se exceden.
Lo pilla por sorpresa, por lo que se puede acercar para luchar cuerpo a cuerpo. El martillo, como la lanza, son óptimos a media distancia. Entre uno y tres metros. Las dagas son mejores a cortas.
Su enemigo no tiene más remedio que defenderse con las muñequeras. Bloqueando como puede. Incluso se ha visto forzado a dejar caer el martillo. Por mucho que sea más alto y musculoso, la presión que ejerce Bang Rui es obvia. Él se ve forzado a gastar demasiado qi.
Además, estos enemigos no son estudiantes de la secta. Son los que no han podido entrar o han sido expulsados. Las técnicas a su disposición son reducidas. Sus meridianos no están tan abiertos. Su emisión de qi es más débil. Por no hablar de que todas mis chicas los tienen completamente abiertos.
Tiene que defenderse con ambos brazos, a la vez que retrocede. Toda su atención está en Bang Rui. Que se va moviendo alrededor. Para salirse de la trayectoria. Para que él no la vea. Por ello, demasiado tarde se da cuenta de que una flecha vuela hacia él.
Como se está moviendo, Liang ha apuntado un poco más abajo. Le entra por la clavícula, clavándose profundamente. No es suficiente para matarlo.
–¡Aaaargh!– grita de dolor.
A la vez, pierde el foco en su defensa. Una daga se clava cerca de su corazón. Otra en su costado. Una rodilla en sus testículos. Un cabezazo en su nariz cuando la baja por el dolor. La siguiente daga sí que perfora su corazón. Cae inerte.
Bang Rui mira alrededor. Sale disparada hacia el siguiente enemigo.
—————
Bronceada se agacha para esquivar la alabarda de su enemigo. Es el segundo de nivel 9, y ha reaccionado más rápido que el primero. Por eso, la ha visto venir a tiempo.
Un golpe seco hacia arriba impacta en la alabarda. Que vibra. Ha debido usar la versión para cuerpo a cuerpo de Golpe Estremecedor.
Eso hace que su enemigo tenga que esforzarse para recuperar el control. Y Bronceada aprovecha para acercarse. Para acumular qi en sus puños. Para ejecutar uno de los movimientos de Golpe Celestial.
Él intenta protegerse del ataque. Con un brazo reforzado por una pieza de armadura. A pesar de ello, sale disparado un metro hacia atrás. Estoy seguro de que se ha roto algún hueso.
Uno de sus compañeros intenta ayudarlo. Atacándola por el lado. Ella bloquea la espada con la mano. Recubierta de qi. Probablemente, tiene que gastar bastante para lograrlo. Pero consigue incluso agarrar el filo.
Lo estira hacia ella. Provoca que su nuevo enemigo se vea arrastrado también. Y reciba una patada en el estómago. Se ha oído el crujido de los huesos. Ella es capaz de usar Golpe Celestial también con los pies.
Suelta la espada del dolor. Mientras el otro trata de levantarse, este recibe una sucesión de golpes. Incapaz de defenderse, acaba tendido en el suelo. Parece que aún respira. Pero no creo que pueda moverse.
Justo entonces llega el de la alabarda. Además, un tercero se ha unido al combate. Ataca a mi chica con dos hachas, que ella se ve obligada a esquivar. En cuanto al de la alabarda, no consigue unirse al combate. Bang Rui ha llegado como una exhalación. Herido y cogido por sorpresa, solo puede gritar de dolor antes de caer al suelo sin vida, apuñalado.
Cuando ve llegar Bang Rui, el de las hachas entra en pánico. Solo está en la etapa ocho, y hay dos en el siguiente reino. Se da media vuelta y sale corriendo. No es tan rápido como para evitar la flecha que se clava en su espalda. Tropieza y cae malherido.
Bang Rui y Bronceada se miran. La segunda va a rematarlo. La primera a por otro enemigo.
—————
–Son muchos– los mira Hong.
Agarra con fuerza su hacha a dos manos. No tiene experiencia en combate real. Pero sí ha entrenado con las chicas. Y conmigo.
–Yo te cubro– asegura Shun, que tampoco la tiene.
La han entrenado para que pueda defenderse un poco. Aunque su fuerza está en sus técnicas de qi. Con el cetro, es capaz de aumentarlas. Lástima que para ella tampoco tenemos un arma de su nivel.
Hong ataca con el hacha de frente. Moviéndola de arriba abajo. Su víctima, en la etapa ocho, está una por debajo. A Hong le queda poco para llegar al reino de Alma.
Su oponente lleva una lanza. Se le nota asustado. No esperaba tener que luchar contra alguien más fuerte. Se suponía que era una encerrona de todos contra mí. Debe de estar preguntándose de dónde han salido.
Su lanza se resquebraja en el impacto. El hacha de Hong es la mejor que conseguimos en la expedición. Allí eran estudiantes, muchos de ellos en la etapa nueve. La lanza es de alguien en la etapa ocho que ni siquiera está en la secta. Su calidad debe de ser bastante inferior. Así como el qi que puede reunir para defenderse.
Para hacerlo peor, un rayo de qi surge de Shun en cuanto Hong se hace a un lado. Se compenetran bien. Lo han usado contra mí en entrenamientos. Aunque llevando mi malla. De hecho, una de las veces SOLO llevaba la malla. Me obligaron a desnudarme después de perder el combate previo. Las muy pervertidas…
Shun está en Alma. Un ataque concentrado contra alguien en la ocho de Génesis es un poco abusivo. Sale despedido hacia atrás, además de quemarle la ropa y la carne. Es una herida grave.
–¡Noooo!– grita a pesar del dolor.
Desequilibrado y en inferioridad, Hong lo remata sin piedad. Puede que sea su primer combate real, pero ha sido una esclava. No es ajena a la muerta o la crueldad. A alguien como Yan Xiulan le hubiera costado mucho más ser tan contundente.
De hecho, Shun es algo más inocente. Se queda mirando el cuerpo sin vida unos segundos. Pero se acaba recuperando. Aunque más joven, también ha visto la crueldad del mundo. Un cuerpo sin vida no es comparable a lo vivido en el mercado de esclavos. Más de un esclavo fue cruelmente torturado no muy lejos de ella. Pudo oír sus gritos. Incluso ver algunos cuerpos mutilados.
Así que enseguida se vuelve hacia Hong. Hay un enemigo nivel siete frente a ella. Está asustado. No se ha atrevido a moverse. Está temblando. Lleva dos especie de bastones pequeños, uno en cada mano.
Reacciona en pánico cuando Shun lanza de nuevo su rayo de qi. Intenta bloquearlo a toda prisa con ambos bastones. Añadiendo mucho qi. Aunque el ataque lo sobrepasa. Hay mucha diferencia de cultivación.
Apenas tiene tiempo de gritar de dolor. Un hacha ha segado su cabeza.
—————
Guo Hai está ganando terreno con su espada a dos manos. A su lado, Ma Lang empuña sus dos espadas. Están luchando contra tres a la vez. Las cultivaciones de ellos son ocho siete y siete.
A Ma Lang no le apasiona luchar. A pesar de ello, tiene experiencia. Y la han obligado a practicar. No muestra ninguna piedad. Con una de las espadas, tiene suficiente para controlar a un enemigo. Con la otra, lanza ataques de qi contra el otro. Sus movimientos son mucho más rápidos y ágiles que los de Hai.
Esta blande su espada a dos manos dando largos y poderosos ataques. Tiene la desventaja de que puede quedar algo expuesta tras cada ataque, si su oponente logra sobrepasarlos. La ventaja es que los ataques son terribles. Además, sus oponentes son mediocres. No solo consigue oprimir al que tiene enfrente, sino que al otro también le da problemas.
Este último recibe ataques de las dos. Aunque ninguna pone el foco en él, tiene que estar atento. Podría retroceder y estar más seguro, pero tiene que ayudar a sus compañeros. Si no, él será el siguiente.
Una flecha vuela hacia él, cargada de qi. Aunque sorprendido, consigue bloquearla con sus espadas, pero eso lo deja vulnerable. En ese instante, tanto Ma Lang como Guo Hai centran sus ataques en él, hiriéndolo de gravedad. Se ve obligado a retroceder. Cae al suelo, sangrando.
Un brazo tiene un profundo corte. No creo que lo pueda usar. También tiene un agujero en el pecho.
Eso reduce por un momento la presión en los rivales de las dos. Intentan contratacar, pero pronto son oprimidos de nuevo. Además, ahora ya no tienen el apoyo del tercero.
Ma Lang ataca consecutivamente con ambas espadas. Su cultivación es mayor. Las espadas tienen ventaja a esa distancia contra las dagas de su adversario. Y es más hábil. Puede enlazar los movimientos con fluidez y aprovechar el qi sobrante con más facilidad. Tras una Explosión de qi, su desequilibrado enemigo es ensartado.
En cuando a Hai, golpea una y otra vez, dominante. ¿Su ropa no está un poco expuesta por los lados? Su enemigo no puede más que defenderse. Obligado a retroceder. Acaba medio arrodillado. Se defiende como puede desesperadamente. Hasta que ya no puede bloquear un ataque, y uno de sus brazos es seccionado. Su cuello es el siguiente. Hai, sin piedad, va a rematar al tercero.
—————
–Vienen– aviso a las chicas.
Desde que puedo dividirme, me resulta más fácil hacer dos cosas a la vez. Así que he estado vigilando mientras luchábamos. Observando los combates. De hecho, al principio me sentía un tanto espeso al dividirme. Ahora, casi no lo noto.
–Intenta contenerlo un poco más– me pide Shi, preocupada.
Ella y Song se van a encarar a otros tres. Estaban detrás del guardaespaldas, a unos metros. No se decidían a atacar. Pero, a la orden de este, finalmente avanzan.
Reúno mi qi para bloquear su ataque. Tengo que poner mucho. Casi tres veces más que él. No podre resistir mucho más. Para el siguiente hachazo invoco el poder del collar que me hizo nuestra joyera. La barrera puede bloquear otro más. Se está resquebrajando, mientras reúno mi qi para bloquear cuando se rompa. Por suerte, las gemelas han acabado.
Un tremendo ataque sale de ellas. Han imbuido sus talismanes duales con mucho qi. Los que hizo Ye Bi especialmente para ellas a mi pedido. Aunque no sepa que son ellas.
Cuando probaron el que salió mal, fue bastante potente. Pero ni punto de comparación. Los ataques salen a la vez y se entrelazan. El guardaespaldas se gira al notar el peligroso qi. Así que le ataco con toda la fuerza que puedo reunir. Mi bastón vibra. Añado una Explosión de Qi.
Es un gasto bastante alto, pero vale la pena. Lo obligo a bloquearme. Mientras llega una especie de taladro de qi.
–¡Nooooooo!– grita en pánico y dolor.
Me aparto, mientras sale despedido tras el impacto. Estoy un tanto atónito. Miro a las gemelas. Me miran con los ojos muy abiertos. Tampoco lo esperaban. Se encogen de hombros a la vez. No hay tiempo para más. Señalo en una dirección.
Allí hay dos en la etapa siete que se habían escondido tras ver la situación. No tienen ninguna posibilidad contra las dos. Por mucho que no les debe de quedar mucho qi.
No pueden escapar. La formación que debía atraparme a mí, ahora los atrapa a ellos. La única mujer, la que suponemos que debe de controlar la formación, está en el suelo, aterrada. No se mueve. Hay una flecha clavada frente a ella y otra detrás. Supongo que ha entendido la indirecta.
Es de nivel seis. No lleva armas. Así que supongo que no es un peligro. Quizás, ni tiene experiencia en combate.
Yo me acerco al guardaespaldas. Para rematarlo. Pero no es necesario. El poder de los dos talismanes juntos ha sido devastador. Probablemente, superaba la etapa tres. El poder es muy superior a la simple suma del qi que han puesto las dos. Ye Bi decía que debería resonar. Signifique lo que signifique, el resultado es impresionante. De alguna forma, el qi se ha vuelto más denso.
Está muerto. Con un enorme agujero. Ha traspasado la armadura de qi y una de metal. Quizás no era de gran calidad, pero la ha atravesado de todas formas. Y lo ha agujereado de lado a lado.
Shi y Song lo tienen controlado contra los tres. Ahora dos. Bang Rui ha acabado con el último que quedaba por su lado. Ha sido peligroso. Quizás hubiera muerto sin la malla. Pero hemos sobrevivido. Ninguna está herida grave. Es un alivio.
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