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86.56% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 219: Sorpresa

Chapter 219: Sorpresa

––¡¡¡¡Sorpresa!!!! ¡¡¡¡Feliz cumpleaños!!!!–– me encuentro con una fiesta.

Están todas. Incluidas Ai, Shu y Ken. También Sai, An, Dandan, Meixiu y Jiao. Hasta Da Ting ha venido. También Yawen y Tai Feng.

–¿Cumpleaños?– es todo lo que soy capaz de preguntar. No me esperaba esto.

–¡Un año de estudiante! ¡Ven! ¡Sopla la vela!– me agarran entre Bei Liu y Bi Lang.

¿Un año? Vaya… No se me había ocurrido celebrar algo para mí. Solo para ellas. No sé qué decir. Me siento… No sé cómo. Emocionado sin duda. Hasta que Bi Lang me besa. Sacándome de mi estupor.

–¡Eh! ¡No te aproveches!– critica su amiga.

–¡Pierde su puesto en el baile!– sentencia Pen.

–¡Buena idea!– la apoya Ken.

–¡Mira que adelantarse!– se queja Dandan.

Sonrío. Atraigo a Bei Liu y la beso. No se resiste. Luego, van todas las demás.

Yawen ofrece su mejilla. También Yan Xiulan, muy roja. No me da ninguna pena. Ha conspirado como todas las demás. Ye Bi pone su mejilla riendo, exigiendo su beso. A Tai Feng amago con abrazarlo y besarlo. Todas se ríen. Acabamos chocando las manos.

Con Da Ting, no sé qué hacer. Pero Sai y An no nos dan opción. Se sonroja un poco cuando le beso la mejilla. Aunque menos que Xiulan'er. El resto, son muy apasionadas.

–Hay formas más interesantes de comerlo– lamenta Bei Liu, en un susurro.

Estoy cortando el pastel. La mayoría se ríe. Nuestra joyera enrojece. Así que le contaron lo de comer sobre mí. O sobre ellas. Da Ting mira hacia el otro lado. También lo sabe. A Tai Feng se lo ve confuso.

–Tendrías que mostrárselo– guiña el ojo Bei Liu a Yawen.

–Me lo pensaré– ríe esta. También lo sabe.

Estamos toda la tarde riendo, bailando, jugando, charlando. Lástima que Ai, Shu y Ken se tengan que ir pronto. Cargadas de agua o troncos. Les había dejado algunos a Pen por si hacía falta alguna vez. Y los han utilizado ahora. No era esa la intención, pero no tengo nada de que quejarme.

Cabe decir que me han regalado unas elegantes ropas. Y un provocativo tanga. Se han reído mucho al decirme que me lo probara. Sobre todo, con la reacción de mi joyera y de Da Ting.

Es una pena que no pueda estar también Di Tao. Se divertiría. Y todas las chicas. Quizás algún día.

—————

–Por cierto, ¿has oído lo de la tribulación?– me pregunta Bei Liu, mientras su amiga intenta mirarme las cartas disimuladamente. A mis dos pervertidas les encantan los chismes. Y hacer trampas.

–Algo les oí decir a algunos copistas. Aunque no sé muy bien de qué iba– reconozco, escondiendo mi baraja y sacándole la lengua a Bi Lang.

–Es algo extraño. Fue hace cuatro días, por la noche. Algunos vieron una tribulación. Ya sabes, de esas cuando alguien muy fuerte avanza de reino. Lo raro es que no cayó, solo se paseó cerca de la secta– explica Bei Liu.

–¿No se lo imaginaría?– pregunto, suspicaz. No sería la primera vez.

–No, no. Fueron varios los que la vieron. Nadie sabe por qué o quién– añade Bi Lang

Bueno, tampoco es que sea de mi incumbencia. Las tribulaciones son de reinos mucho más altos. Puede que alguno de los maestres estuviera a punto de subir. También dicen que pueden salir al crear ciertas píldoras o artefactos. De muy alto nivel. Es algo que está muy lejos de nuestro alcance.

Por otra parte, hay que decir que se ríen bastante con lo que pasó ayer.

–Sabes, estábamos todas reunidas preparando la fiesta, y tú llegas de repente. Tenías que haber visto a Xiulan'er. Entró en pánico– se burla Bi Lang.

–¡Tú también! ¡Todas!– la acusa nuestra joyera.

–Fue excitante. Tuvimos que bloquear la entrada a toda prisa, Ja, ja– ríe Bei Liu.

–Y luego salir detrás de ti, por si venías a nuestra cabaña– revela Pen.

–Ellas acabaron a todo deprisa para salir detrás de vosotros– se queja Ye Bi, apuntando a mis pervertidas. Yan Xiulan se sonroja.

–¡Era fuerza mayor!– se defiende Bi Lang. Bueno, se defiende o se autoinculpa.

–Casi me da un ataque cuando Liu'er se fue de la lengua– suspira Fen Huan.

–¡No pasó nada!– se defiende ésta, un tanto avergonzada.

Sin duda, eso lo explica todo.

Por cierto, además de mi cumpleaños, también celebramos que Yawen ha subido a 6. Sabemos que lo que más la entusiasma es poder ayudar un poco más a su amado. Pero, por hoy, las felicitaciones son también para ella.

—————

–Lástima que no podamos quedarnos– se queja An.

Su cultivación está a medias. No es bueno interrumpirla. Aunque han obligado a Meixiu y Jiao a quedarse. Da Ting ha sido firme. Aunque algo sonrojada.

–Puedes quedarte también– la provoca Dandan.

–No puedo, tengo que vigilarte– se escapa Da Ting.

Se llevan bien. Lo he visto de nuevo durante la fiesta. Más incluso que la última vez.

Yan Xiulan se ha escapado antes. Supongo que quería evitar las bromas de mis pervertidas. Ye Bi se ha ido con ella.

Al final, me quedo con mis pervertidas, Pen, Fen Huan, Meixiu y Jiao. A estas dos se las ve un poco tímidas. Ahora que están sin sus amigas. A las otras, no las conocen tanto. No han compartido sexo con ellas. Así que las ataco primero. Besándolas. Desnudándolas. Acariciándolas. Haciéndolas olvidar sus reticencias, mientras disfruto de la suavidad de sus cuerpos. Las acabo penetrando una y otra vez.

Luego soy yo el atacado. Sensual y lujuriosamente por las otras cuatro temibles fieras. Temibles y muy dulces

—————

Entrada la tarde, acompaño a Meixiu y Jiao.

–Gracias. Ha sido increíble– se despide Meixiu.

–Exactamente, ¿qué parte?– la provoco.

–No seas malo– me reprocha Jiao, besándome.

Cuando acabamos de besarnos, salen del pasaje. Reluctante, las veo irse. Entrar en los dominios de la sección ilusoria. Me vuelvo hacia mi cabaña. Donde llamo a las chicas y las acuso muy seriamente.

–Vosotras lo sabíais, ¿verdad?

–No sé de qué hablas– niega Song, acercándose a mí.

–¿Te has divertido?– me abraza Shi, riendo.

–No se lo pongas tan fácil– le reprocha Song, también abrazándome.

Me llenan a besos. Sin dejarme respirar. Sin darme opción a defenderme cuando me tapan los ojos.

Cuando me quitan la venda, me las encuentro a todas semi desnudas. Solo cubiertas por unos lazos rojos. Como si fueran un regalo. Todas menos Song y Shi. No las veo. Pero oigo algo a mi espalda. Quiero girarme, pero Liang y las gemelas no me dejan. Y no puedo resistirme a sus avances

–¡Feliz cumpleaños!– dicen toda a la vez cuando me sueltan.

Ahora, también Song y Shi están vestidas como regalos. Los lazos apenas cubren los pezones de las chicas. Pasan por su entrepierna. Hay diferentes lazos en varios puntos.

Ahora entiendo por qué sabían o suponían lo de la fiesta. Estaban planeando algo similar.

–¿Sois mi regalo?– estoy tan sorprendido como excitado.

–¿Te gusta?– pregunta Hong, sugerente.

–Vas a tener que desenvolvernos a todas– añade Shun, sugerente.

Cabe decir que Wei también tiene algunos lazos. Y Rayitas. Y terror.

–Las salamandras no se dejaron– ríe Liang, adivinando mi pregunta.

–¿Por quién empiezo?– pregunto con lujuria.

––¡¡Por mí!!–– reclaman todas a la vez, riendo.

Cabe decir que, como mi regalo, se dejan hacer. No se oponen a mis caprichos. Ni siquiera se quejan. Totalmente entregadas. Tiernas. Dulces.

No importa si hundo mis dedos en sus mullidos pechos o nalgas. Si saboreo sus vaginas. Si reclamo sus labios o lenguas. Si las penetro más o menos despacio. Bueno, algunas piden más.

Disfruto de mis regalos apasionadamente durante horas. En las que también tengo que contarles todos los detalles de la otra fiesta. Una vez más, compruebo que sus cultivaciones están bien.

Aunque prefiero retrasar el anuncio hasta mañana. O Wan estará toda la noche intentando crear píldoras.

—————

A la mañana siguiente, me visten de regalo. Debería haberlo supuesto. Así que, esta vez, tengo que ser yo el que cumpla todos sus caprichos. Entre ellos, el más deseado por cierta alquimista. Que me besa muy efusivamente cuando le damos permiso para empezar.

Esa es la razón por la que, durante el día, puedo ver varias explosiones. No son tan fuertes como para hacerle daño, pero sí que parece frustrada. Así que la llamo después de una de ellas.

–¡Kong! ¿Qué quieres?– me pregunta, con toda la cara negra.

–Necesitas un baño– intento no reírme.

–¡Ahora no puedo! ¡Tengo que seguir practicando!– protesta.

–No tienes suficiente qi. No solo necesitas el baño, sino relajarte. No necesitas tener tanta prisa– la cojo en brazos.

–Pero…

–No hay peros.

La meto en la bañera. Y yo entro con ella. Las chicas me han pedido que la vigile. Y que la pare un poco. Sobre todo, las gemelas. Saben cómo es.

–¡Aaaah! ¡Kong! ¡Ahí no estoy sucia! ¡Aaaah!– se queja.

–Por si acaso– me río –. ¿Creías que no iba a aprovechar la oportunidad? Ahora olvídate de las píldoras por un rato. Eres mía.

–Yo… ¡¡Aaaaaahhh!! Pero… ¡¡¡Aaaaaaaaahhhh!!! ¡Más!– se acaba rindiendo.

La tengo sentada sobre mí. Dándome la espalda. Le cojo sus enormes pechos desde detrás. Hundiendo mis dedos en ellos. Masajeándolos lujuriosamente. Con abundancia de qi.

Puedo notar como mi miembro se endurece. Se pierde entre sus masivas nalgas. Lo muevo entre ellas. Acercándome poco a poco a su destino.

–Date prisa… ¡Aaaahhhh!– me suplica.

Vaya. Hace un momento estaba quejándose. 

Suelto uno de sus pechos. Mi mano se mueve a su entrepierna. Con la otra, sin soltarla, la hago moverse. Hasta que la pongo en la posición adecuada.

Muevo con fuerza mis caderas para atravesarla. Aplastando sus nalgas en el proceso.

–¡¡¡AAAAAAAAaaahhhhHH!!!– gime ella con pasión.

Empieza a moverse con lujuria. Controlo sus movimientos para no salir de ella. Además de seguir aplicándole qi. De hacer que su cuerpo se estremezca una y otra vez. Y que el agua salpique alrededor. Luego, habrá que limpiar.

—————

–Gracias, Kong– me agradece un rato después de que acabemos. Una vez ha recobrado el aliento.

–Aún no he acabado. Todavía tienes la cara sucia– me río.

Aunque se queja, se deja limpiarla. Luego la llevo a la cama, tras secarla con qi. Ella se tumba dulcemente junto a mí.

–Explícame como ha ido. ¿Qué ha fallado?– le pido.

En el pasado, explicándome sus fallos, había logrado llegar a una conclusión. Espero que vuelva a ser así. Prometí ayudarla en lo que pudiera.

–Bueno… La primera vez he añadido el qi demasiado rápido y la píldora ha implosionado. La segunda, demasiado despacio, y se ha quemado, no he llegado a tiempo de protegerla…

Empieza a explicar los diferentes problemas, errores. En la cuarta, ya había superado la primera fase. Como en la quinta y sexta, falla al darle forma. Al comprimirla

–Hay que aplicar el qi homogéneamente, pero no es fácil. No sé cuantas veces tendré que fallar– se queja.

Quiere hacerlo antes de la décima. Es lo que diferencia a los que tienen más talento. Claro que no es lo mismo para ella. No tiene a nadie que la observe y apunte sus errores. Tiene que hacerlo todo por sí misma. Yo solo puedo ayudarla escuchando.

–¿Y no puedes practicar eso aparte?– cuestiono.

Ella se me queda mirando. Se sonroja. Aparta la mirada.

–No… No me acordaba. Se usa la tierra para practicar, hasta quedar una redonda. Lo siento. He estropeado materiales sin motivo– se disculpa.

La beso en la frente. La hago mirarme. Sonriéndole.

–Ahora ya sabes qué tienes que hacer. Practica hasta que salga bien– la animo.

–Mm. Eso haré cuando recupere mi qi– asiente, sonriendo débilmente.

–Te he llenado antes– le revelo.

–¡Ah! ¡Gracias! ¡Ahora mismo voy a…!– se intenta levantar.

Pero no la dejo. La atraigo a mí. La miro a los ojos.

–Luego. Ahora, quiero abrazarte un rato más– me niego a soltarla.

Ella me mira. Quiere protestar. Pero se rinde antes de hacerlo.

–Vale– asiente con timidez, ocultando su rostro en mi pecho.

—————

El resto del día, está practicando con un puñado de tierra. Lo envuelve con qi para darle forma redonda. A veces explota, esparciéndose por todos lados. Otras, no acaba de tomar la forma apropiada. Algunas, lo consigue, pero con deformidades.

Va mejorando a medida que practica. Y no deja de hacerlo incluso cuando a mí me parece que están bien. No sé si hay algunos defectos. O si quiere asegurarse de poder hacerlo siempre.

No lo deja de intentar hasta la noche, cuando se duerme con una sonrisa de satisfacción. No le toca tener más sexo, aunque creo que las chicas la hubieran dejado. Pero no me veo capaz de despertarla. Mañana, ya hablaré con ella, mientras compartimos besos y pasión.

Durante el resto de la tarde, además de espiarla, he estado practicando. Resulta más fácil dominar el qi más denso que empezar de cero, pero aun así lleva tiempo. No obstante, me centro en las técnicas con el qi de la etapa uno. Dentro de poco, empieza el torneo. Esta vez no me puedo librar.

También voy avanzando en la técnica. Ya casi es estable. Aunque no lo sabré hasta que la pruebe en la realidad.

Además, he mejorado en la creación y disolución del dantian falso. Tengo que recrearlo después de probar con qi de la etapa dos. Cada vez voy más rápido. No hay nada como un poco de práctica.


Chapter 220: Cebo

Al día siguiente, voy pronto a ver a nuestra joyera. Hay un pocas cosas que tengo que pedirle. Sé que se va a su facción alrededor de esta hora. Madruga bastante. Quizás es para evitar encontrarse con otra gente. La abordo cuando sale.

–¡Kong! ¿A qué… has venido?– me pregunta sorprendida.

–Necesito tu ayuda en unas cosas. Lo primero, esto es para Ye Bi. Pasará a buscarlo por la tarde, si no te es un problema– le pido.

–¡No, no! ¡Claro que no! ¡Ningún problema!– lo acepta, quizás un poco nerviosa.

Son las muestras de sangre de las gemelas. Le dije en la fiesta que estaban interesadas en el talismán dual del que hablamos hace tiempo. Aunque no le dije quiénes. Me amenazó con chivarse a las demás si no se lo contaba. Pero no lo hizo. Solo lamentó no saberlo.

Queremos comprobar cuán fuertes pueden ser lanzándolos las dos juntas. Le he dado puntos para dos intentos. No estaba seguro de lograrlo. Aunque se la veía interesada en intentarlo.

–Lo segundo, Yawen me ha preguntado si podrías hacerle una joya a Tai Feng, algo defensivo. Sin que él se entere. Sabes, Tai Feng me ha pedido lo mismo para ella. No hay prisa. Si no te es un inconveniente– le doy un nuevo encargo.

La verdad es que me siento un poco incómodo. Son encargos ya un poco bajos para ella. No quiero que se sienta obligada. Pero tampoco puedo desentenderme. Los dos me lo pidieron a mí porque no la conocen mucho. Y porque no querían ponerla en un aprieto. Se han dado cuenta de lo tímida que es.

Aún me deben puntos, a pesar de que quería perdonárselos. No obstante, les obligué a aceptar que no me los empezaran a pagar hasta que ella fuera estudiante.

–Lo haré lo mejor que pueda. Sabes, me caen muy bien. Es increíble cómo se miran…– dice con una amable sonrisa, una sonrisa demasiado hermosa.

Me la quedo mirando hipnotizado. Ella se sonroja.

–¿E… Eso es todo?– me pregunta, algo cohibida. ¿Quizás la he mirado demasiado intensamente?

–Sí. ¿Quieres que te acompañe?– me ofrezco.

–No, no. No quiero molestarte. Nos vemos– se va casi corriendo.

Iba a decirle que no era molestia. No parece que esté enfadada o molesta. Simplemente, tímida otra vez. La próxima vez tengo que ir con más cuidado. Al menos, acompañarla un rato. Aunque aún tenemos pendiente nuestra "cita" en la pedrería. Me lo pidió. Espero que no se haya arrepentido.

—————

Después de salir de hacer las copias, me doy cuenta de que alguien podría estar siguiéndome. Así que me acerco a un esclavo que está barriendo.

–Creo que alguien me sigue. ¿Podrías mirar quién es?– le pido.

–¡Claro! ¡Por ti lo que sea! ¡Gracias por los manuales!– acepta con entusiasmo.

Me despido y sigo mi camino hacia mi cabaña. Miro de reojo de vez en cuando. Sí que hay alguien. No es muy habilidoso si me he dado cuenta. Pero tampoco es tan torpe como para dejarse ver.

De repente, me detengo. Hago como que pienso. Y doy media vuelta.

Mi perseguidor se da también la vuelta. Solo le veo la espalda. Lleva un extraño sombrero que esconde su pelo. Se desvía a un lado.

Yo llego hasta el esclavo. Me acerco a él.

–¿Has podido verlo?

–Sí, aunque iba un poco tapado. No lo conozco. Si te sirve, tiene los ojos…

Empieza a describírmelo. Ojos, pelo, nariz, cultivación. Lo ha visto de cara y de cerca. Así que ha podido descubrir mucho más que yo.

–Lin Man…– murmuro.

–¿Lo conoces?– me pregunta con curiosidad.

–Algo así. Gracias, ya me ocupo– le aseguro.

–Ten cuidado– me pide.

Su preocupación parece sincera. Los esclavos me aprecian demasiado. Resulta un tanto abrumador. Aunque las chicas dicen que es normal. Que lo merezco. Supongo que tienen razón. Aunque no me ha costado tanto, he ayudado a cambiar sus vidas. A darles una esperanza.

–Lo tendré.

Me despido y me voy. Está claro qué quiere mi perseguido. Y tengo un plan en mente.

—————

Salgo de la secta. Bajo las escaleras hasta sobrepasar el mercado. Hasta aquí, era seguro. Sigo bajando. Sin prisa. Sé que me está siguiendo él solo. Si no, una de las gemelas habría bajado para avisarme. Tanto si había más como si no había nadie.

Voy medio tapado. Aunque a los secuaces de Dai Fen, el estudiante expulsado que quiere matarme, los echaron, podrían tener a alguien vigilando. Tengo que esperar un rato a que aparezca. Me empezaba a impacientar.

–Esclavo, aquí ya no estás dentro de la secta. Me lo vas a confesar todo. ¿Dónde está el disco?– me coge del hombro y amenaza.

–¿Otra vez tú? No tengo nada que decirte. Déjame en paz– les respondo irritado. Como esperaba, es Lin Man.

–¡Esto te enseñará humildad!– me da entonces un puñetazo, sin más.

Si bien no estamos en la secta, sí en la entrada. Atacarme con un arma sería demasiado. Alguien podría vernos. Una pelea con puños normalmente sería ignorada por la mayoría. Algunos, incluso se quedarían a mirar. En caso de castigos, serían menores.

No usa qi. Confía en su físico. Es más alto y ancho que yo. Y supongo que espera tomarme por sorpresa. Por mucho que lo estuviera esperando. Además, me tiene agarrado del hombro, así que me es difícil esquivar. Pero no bloquearlo con la palma de la mano.

Puedo ser más grande que yo. E igual tiene experiencia como matón. Pero eso es todo. En especial, cuando no se espera que yo sea físicamente más fuerte que él.

Como esclavo, estaba trabajando continuamente. No como ellos, que mucho tiempo lo pasan meditando. Es cierto que la circulación del qi sobre el cuerpo lo perfecciona. Eso le daría ventaja si yo fuera un mortal. Pero no es así. A mí también me ha mejorado. Sobre una base más sólida.

Además, está la cultivación del cuerpo Yin-Yang. Al encajar el golpe, puedo notar la diferencia. No es abrumadora. Apenas he completado un refinamiento sobre piel y músculos. Pero se nota. Y se suma a todo lo demás.

El resultado es que logro parar su ataque. Mi mano es empujada hacia atrás unos centímetros debido al impulso. No siento prácticamente ningún daño. Por la cara que pone, él se duele un poco. Bueno, le estoy apretando el puño con mi mano.

Se le ve incrédulo. Lo suficiente para dudar. Y tardar en reaccionar. Mi otro puño impacta contra su barbilla. El sonido de sus dientes entrechocar resulta de lo más satisfactorio. Se me escapa una sonrisa cuando se desploma hacia atrás.

Me mira con incredulidad desde el suelo. No sé si le molesta más que sea un exesclavo o dos etapas por debajo. Le debe resulta humillante ser golpeado por mí.

–Ya te dije que me dejaras en paz. Espero que esto te sirva de lección– declaro con arrogancia.

–¡Tú! ¿¡Cómo te atreves!? ¡Ahora verás!– se levanta enojado.

No hay duda de que he logrado provocarlo. Bueno, ese era el plan. Se abalanza contra mí, esta vez con qi en sus puños. Qi de la etapa tres. Podría bloquearlo, pero me obligaría a gastar muchísimo qi. No es ni siquiera suficiente con el qi de menor densidad que sería equivalente al suyo. Lo que sería cuatro veces más. De lo que puedo deducir de los combates con Fen Huan, al menos con armas, me haría falta como siete u ocho.

En una pelea así, me acabaría quedando sin qi. Incluso si revelara mi cultivación real. Claro que, ¿por qué debería ser tan estúpido como para bloquearlo? El qi ya está circulando por mis pies, tal como indica la técnica de movimiento.

Lo esquivo con facilidad hacia un lado. Extiendo mi pierna para darle un rodillazo en el estómago. Añado qi de la etapa uno. Solo la envuelvo, no sé mucho más. Quizás, tendría que aprender técnicas de combate sin armas. Cuando tenga tiempo, podría echar un vistazo a las técnicas de Bronceada. Aunque no sea mi especialidad, es mejor que nada.

–¡Pum!

Se vuelve a caer hacia atrás. Se hubiera podido defender si hubiera mantenido la calma. Si no hubiera sido tan arrogante. Se duele. Me mira con odio.

–Esta vez lo has hecho. Lo vas a pagar– me amenaza.

Sus palabras son frías. Llenas de rencor. Me preocupa que sean más calmadas que antes. Parece que no se va a dejar llevar más por su ira. Recubre su cuerpo de qi. Desperdicia bastante. Pero lo protegerá de golpes como el de antes.

También noto qi circulando por sus pies. Su técnica de movimiento es con toda seguridad mejor que la mía. Bueno, no tiene que ser la técnica en sí. El problema está en que yo solo puedo aplicar qi de la etapa uno. Lo que me da menos explosividad.

–Es demasiado tarde para arrepentirse. Deberías haber colaborado por las buenas. Ahora…– me amenaza de nuevo fríamente.

Su mirada da miedo. El qi se acumula en sus pies para abalanzarse contra mí. Quizás podría esquivarlo una o dos veces, aunque no estoy seguro.

–¡Zas!

Por suerte, no hace falta. Él no sabe que lo había estado provocando en parte para que ella llegara. Al fin y al cabo, yo solo era el cebo. Le ha puesto la mano en el hombro. En cuando él se ha girado, ha recibido un puñetazo en la cara.

Se tambalea hacia atrás. Incrédulo. Su protección de qi de la etapa tres no ha sido suficiente contra qi del mismo nivel. Mira a la recién llegada, confuso.

–Espero que no sea suficiente para noquearte. Hace tiempo que no tengo una buena pelea– sonríe Fen Huan retadora.

Sin duda, la "maníaca de los combates". Lo está mirando fijamente. Esperando a que reaccione. Cuando le he ido a pedir el favor, no ha dudado en aceptar.

–¿Puedo tener una pelea con mis puños? ¿De verdad?– es lo que de hecho ha respondido.

Lo decía realmente ilusionada. Pen no ha querido ni mirarla.

–Llévatela ya. La has excitado demasiado. Y no de la forma normal– es todo lo que ha dicho.

Así que le he pedido que siguiera a mi perseguidor a cierta distancia. Que atacara cuando se pusiera en serio. Y eso ha hecho.

–¿¡Por qué te metes en esto!?– le grita Lin Man.

–Al menos tengo el mismo nivel… En cambio, tú, abusando de alguien dos niveles menos. Bueno, más bien, haciendo el ridículo– se mofa ella.

–¿¡Sabes quién soy!?– intenta intimidarla.

–Uno de esos que se creen mucho y no son nada. Vamos, demuestra que vales algo. Ataca– lo provoca ella.

–¡Maldita zorra! ¡Esta vez no me tomarás por sorpresa!– se abalanza contra ella.

Ella no se aparta hasta el último momento. Se agacha de repente. Como un muelle, vuelve a levantarse. Sumando la fuerza de su puño, el del movimiento y el del qi. Lin Man acaba en el suelo otra vez. Ahora sangra por la nariz.

–Vamos, vamos. Eso no es todo, ¿verdad? Sería decepcionante acabar tan rápido. Tanto, que tendría que golpearte para aliviar mi frustración– ella lo ataca también con palabras.

Parece muy cómoda en esta situación. Está claro que no es la primera vez.

Él se levanta. Está enojado. Pero también hay vacilación en sus ojos. Se queda mirándola. Indeciso. Sin atreverse a atacar. Con los puños alzados.

–Si tú no vienes, tendré que ir yo– amenaza mi masoquista. Se está divirtiendo.

–¿Por qué haces esto?– pregunta él, ya no tan arrogante.

–Si te metes con mis amigos, te metes conmigo– responde ella.

La palabra "amigo" no sería la más adecuada. Aunque eso no importa. Ella se lanza hacia él. Está usando una técnica de movimiento. Lin Man quiere esquivarlo como ella ha hecho antes. Pero el de ella solo era un amago. El golpe real es una patada de abajo arriba.

Lo que sigue es una paliza sin paliativos. Fen Huan siempre espera a que se levante. No lo patea en el suelo. A no ser que se quede allí. Y siempre lo vuelve a tirar. En el peor de los casos, ha necesitado cinco golpes. En el mejor, uno.

Él acaba suplicando. Prometiendo que me dejará en paz. Pero ella no se detiene hasta que pierde totalmente el conocimiento. Lo dejamos tirado en el suelo.

–¿Mi recompensa?– me pide.

Diría que sus ojos aún le brillan más que antes. Bueno, más bien, de forma distinta.

La abrazo y la beso. No se resiste. No me esquiva. No se parece en nada a la Fen Huan de hace unos momentos.

–Es un adelanto– le prometo.

Ella sonríe. Le he prometido disciplinarla. Me va bien. El sexo con ella me es muy útil ahora para mi cultivación. Aunque no puedo simplemente olvidarme de las otras. U olvidarme de ella cuando ya no sea así. Tampoco tengo tanta prisa. Con la ayuda de las demás, también avanzo rápido. Aunque su qi de la etapa tres es el más eficiente.


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