Por la noche, voy a ver a Sai y las demás. Jiao me lleva antes a Da Ting. Quien lleva la aguja en el pelo. Puede que se la ponga solo porque me iba a recibir. Incluso así, agradezco el detalle. No estamos mucho. Me invita a té. Me pregunta si podríamos ir otra vez en el futuro al mercado. Me da otra vez las gracias. ¿Parece incómoda?
–Tienes que pensar algo para hablar con ella– me exige Dandan.
–La pobre no sabía qué decir. Eres el único amigo hombre que tiene. Es más tímida de lo que parece. Tendrás que buscar algo– me exige también An.
–¿Y no podríais ayudarme?– me encojo de hombros, mientras Sai me monta. Está demasiado ocupada para entrar en la conversación.
–Sabes, lleva casi siempre la aguja que le regalaste. Te está agradecida– casi me suplica Meixiu.
–Meixiu también– ríe su hermana.
–¡Y tú!– se defiende, sonrojándose.
–¡Aaaahhhh! Todas las llevamos ¡¡HhhaaaaAAAHHHH!!– gime Sai, antes de besarme otra vez.
Bueno. Supongo que lo hablaré con las chicas. A ver si se les ocurre algo. Ya que ninguna de las cinco me da ideas. Ahora me resulta difícil pensar. Con la calidez de un precioso cuerpo frotando contra mí. Sus erectos pezones pinchándome con dulzura. Con una lengua que penetra mi boca. Que busca la mía. Ansiosa. Apasionada.
Noto sus flexibles nalgas chocar contra mis piernas cuando se mueve con pasión salvaje. Y ser deformadas por mis dedos. Como su húmeda vagina rodea mi miembro. Queriendo devorarlo una y otra vez.
La acabo llenando por primera vez esta noche. En nuestro primer orgasmo. Me besa. No quiere dejarme. Pero An la empuja. Riendo. Su boca engulle mi miembro. Mientras mi mano juega con su entrada más secreta.
No tarda en estar erecto. En ponerse ella a cuatro patas. Mirando hacia atrás. Sensual. Provocativa. Excitada. Llamándome.
Tengo que acudir a su llamada. Follarla desde atrás. Más y más fuerte. Hasta que parece satisfecha con el ritmo. Gimiendo fogosa. Sus pechos balanceándose sin control. Hasta que mis manos los detienen. Estrujándolos. Jugando con ellos.
–¡¡AAAAAAAAAaaaahhhHHHH!! ¡Koooong! ¡Mis pezones! ¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHH!!!! ¡Otra vez llena después de un mes de espera! ¡¡¡¡HhhhaaaaaaaAAAAAHHHH!!!!
–Pervertida.
–No la conozco.
–Como se puede decir esas cosas.
–Como se puede ser tan depravada.
Las demás la critican. Aunque más bien bromean. No tardan en ser ellas las que gimen. An se venga de todas y cada una ellas.
Como siempre, acabamos follando toda la noche. Meixiu y Jiao aguantan un poco más desde que subieron. Aun así, las follo menos veces. Se quejan. Dicen que quieren subir de etapa para follar más. Las demás se ríen.
Están hoy más relajadas. El otro día, tenían un poco de miedo por Da Ting. No sabían si su maestra le pegaría bronca por haber salido. No les digo que probablemente lo sabía desde el principio. De hecho, no saben si Da Ting pidió permiso. O si tiene que pedirlo. Lo cierto es que la protegían desde las sombras. Es todo lo que sé.
—————
Al salir de la facción ilusoria, ni se atreven a mirarme mal. Da Ting los asustó de verdad. ¿O ha sido su maestra? Ni idea.
Ya en la cabaña, las chicas no me dan muchas ideas. Más bien, se ríen. Aunque me aseguran que pensarán en ello. Sin darme muchas esperanzas.
–Tienes un mes para pensártelo… ¡¡Aaaaaaahhhh!!– ríe Song antes de penetrarla.
–Podías hablar de alquimia. ¡Espera! ¡HHHHAAAAAAaaaahhhhH!– sugiere Wan. La ignoro. Perforo su culo.
–¡Mmmmm!– gime Liang, mordiéndose el labio, sentada sobre mí –Pregunta a los demás esclavos. Quizás sepan algo. ¡Aaaaahh! Bésame…
–Parece una chica que no ha salido mucho. He conocido algunas de ellas. Prueba a hablarle de la secta en general. De la ciudad. De lo que hay fuera de su entorno– propone Hong, antes de coger mi miembro y sentarse sobre él –. ¡¡HHHHHHHAAAAAaaaahhhHHH!!
–Le preguntaré a Wei– ríe Shun –¡Noooo! ¡Espera! ¡Cosquillas nooooooo!
–¡Aah! No será mucho… ¡Aaahh! Pero si… ¡Aaah! Le preguntas sobre el té… ¡Aaaahhh! Quizás hable un poco… ¡¡¡Aaaaahh!!!– sugiere Ma Lang, que parece interesada en el tema.
Está tumbada sobre la cama. Sus rodillas dobladas hasta su cuerpo. Su vagina siendo disfrutada una y otra vez.
–Yi es la experta. ¡AAaaaaahhhhhh!
–Yu es la experta. ¡AAaaaaahhhhhh!
Las gemelas se pasan la pelota. Como castigo, no las dejo descansar hasta que piden clemencia.
–Algo pensaremos. No les hagas caso. Mmmmmmmmmm– me sonríe Shi, divertida, antes de besarnos.
–De sexo, a todo el mundo le interesa. ¡¡Maaaás!! ¡Amo!– sugiere Ning. No sé por qué le he preguntado.
–De Amo. ¡Aaaaah! Seguro que le interesa. ¡¡Más!! ¡Mi culo!– es la idea de Rui. Empieza a preocuparme.
–Ni idea. ¡¡Aaaaahhh!!– no colabora Rong, a la que estrujo sus tetas. No sale nada.
–Técnicas de combate. ¡¡Aaaah!! Sí, Amo. ¡HHHHAAAAAaaahhhhHH!! Seguro que le interesa… ¡¡¡¡AAAAAAhhhhh!!!!– confirmo que Bronceada es una fan de las técnicas.
–¡Aaahh! ¡Amo! ¿Quizás productos exóticos? ¿Comercio? ¡¡¡Aaaaaahhhhh!!! Esta posición… ¡¡¡Aaaaaaaahhhh!!!– sugiere Hai, mientras la levanto y la follo de cara a la puerta.
No ha habido muchas sugerencias útiles. Aunque sé que las chicas pensarán en ello. Por mucho que se burlen.
Después de copiar manuales y de sexo, decido probar el brazalete de qi. Tengo unas pocas páginas estropeadas, pero sirven para practicar. Puedo usar la tinta de prácticas. Más barata y de menor duración. Nos podemos llevar un poco sin problemas.
Pensaba que sería algo más fácil. Pero tampoco es tan difícil. No puedo absorber ese qi deprisa. No es útil para recargar. Es mucho más rápido follar. Aunque sí puedo utilizarlo junto al mío. Casi como si lo fuera.
El problema es el casi. Creía que sería más inmediato. Me lleva el resto de la mañana conseguir manejarlo bien. No romper nada. No dejar que se rebele y resquebraje los enlaces de qi que intento crear. Mañana, lo intentaré de verdad. Aunque primero, tendré que rellenarlo.
—————
–Eres el mejor– me abraza Shi y me besa.
Aunque el abrazo dura poco. Pronto empieza a comerse su crep salado. Las otras también escogen el que más les gusta. Como era de esperar, sólo Yu escoge uno picante. Los demás, se quedan en el Almacén.
Las gemelas no se pueden encargar de comprarlos. A no ser que vayan conmigo. Se enfrían. En el Almacén, se conservan calientes.
–¡Aaahh! ¡Kong! ¡Para!– se queja muy sensualmente Ma Lang.
Le he chupado el pezón. Más bien, un poco de miel que le ha caído cerca.
–Ah, yo también me he manchado– se hace la sorprendida Song.
–Qué raro, yo también.
–Y yo.
–Yo…
Vaya, todas se han manchado. ¿Qué les debe de pasar a esos crepes? Me veo obligado a limpiarlas a todas con la lengua. Con un poco de qi. Tentándolas. Como ellas me están tentando a mí. Dos veces a cada una. Aunque no pasamos de allí. Lo dejamos para más tarde. Creo que han estado a punto de romper sus propias reglas. No sería la primera vez.
Hong me explica lo que sabe de hacer té. No es mucho. Lo había servido alguna vez. Lo ha visto preparar. Lo ha comprado siguiendo órdenes. A las gemelas, habían querido enseñarles. Prefirieron entrenar. Rui tiene algunas nociones básicas, pero tampoco había puesto mucho empeño. Bueno, al menos sabré un poco de que va si a Da Ting le interesa la conversación.
Ma Lang escuchaba atentamente. Parece interesada. Más que en las técnicas. Veré si encuentro algo para ella.
Proponen que tantee hablar de habilidades, pero sin preguntar demasiado. Que no crea que quiero espiar en cualquier secreto que pueda tener. Y sobre todo, hablar de Sai, sus hermanas y las dos esclavas. Bueno, será suficiente para el próximo día. Si me llama. Como ellas aseguraron.
Hablamos un poco también de los movimientos consecutivos. A todos nos falta algo. No sabemos muy bien cómo mejorarlo. Iré a hablar con el instructor un día de estos. De hecho, habría ido ya. Pero ha estado unos días fuera. Alguna misión de la secta, quizás. Se supone que vuelve en pocos días.
Están apuntando que crepes quieren el próximo día. Algunos repetidos. Algunos nuevos para probar. Y los que aún están en el Almacén, claro.
La verdad es que estamos charlando más de lo normal. Tanto que llaman a la puerta. Es mi cita con Ken. Oh. ¿No es ella?
–Hola Heng, ¿le ha pasado algo a Ken?– le pregunto un tanto preocupado.
–Nada grave. Han venido unos invitados, y los que estaban en cocina se tienen que quedar más. A mí me han dado el suyo de recoger troncos– me explica.
–Ya veo. ¿Quieres quedarte a descansar? No muerdo– le aseguro.
–Gracias. Eres un cielo, pero no puedo deberte tanto. Nos vemos otro día– se despide.
–Hasta otra– me encojo de hombros.
Mi oferta era en serio. Me cae bien, y también a las otras esclavas. Habíamos coincidido a menudo, cuando yo era esclavo. Aunque nunca quiso nada más. Su trauma con el sexo es bastante profundo. No quiere que la toquen. Lo pasaba aún peor que otras cuando los estudiantes abusaban de ella. Ahora, está mejor. Está en la etapa dos. Con el nuevo trato a los esclavos, es difícil que la molesten.
También es guapa. Aunque eso ha sido una maldición para ella. No nació esclava. Algo pasó para que se convirtiera en una. Quizás, una deuda de sus padres. Quizás, fue raptada. Nunca ha querido hablar de ello. Lo que es seguro es que fue un duro trauma para ella.
Me gustaría ayudarla más. Es una de las que doy píldoras a través de las chicas. Para ayudarla a cultivar. Aunque eso tiene sus límites. No pueden abusar de ellas. Tienen que ir con cuidado para que no se acumulen toxinas que los perjudiquen en el futuro.
Sería fácil con sexo. Pero ella no quiere. Lo dejó muy claro. Es una pena. Es un encanto. Hoy, por ejemplo, no tenía ninguna necesidad de venir a decirme nada. ¿Quizás en el futuro? Quién sabe.
No me queda más remedio que trabajar. Por la noche, iré a ver a mis pervertidas. A ver que me dicen de los piercings.
Me pongo a llenar el brazalete otra vez. Recupero qi con Rui primero. La follo a cuatro patas sobre la cama. Yo de pie fuera. Cogiéndole su trenza azul. Haciendo que su cabeza esté un poco hacia atrás. Mientras gime y la penetro. Mientras voy llenando el brazalete. Mientras su vagina se restriega a lo largo de mi miembro.
Las otras tres están alineadas. A cuatro patas. Esperando su turno. La siguiente es Ning. Que está empapada. Que gime con desesperación como siempre. Debo premiarla un poco. Está dominando su arma. El mangual. Aunque aún le falta. Solo tres orgasmos para ella.
Bronceada toma la iniciativa en mover ella misma su culo. Antes tenía que ordenárselo. Desde que traje a Hong, es mucho más dedicada. Apasionada. Totalmente entregada.
A Hai la sacudo un par de veces en el trasero. Como castigo. Mientras le curo su herida en la pierna. Se ha distraído entrenando. Y ese ha sido el resultado. Con la espada a dos manos. No es muy profunda. Si no, la habría llamado antes. De hecho, ya ha cicatrizado. Solamente ayudo a completarlo. Pero podía haber sido mucho peor.
–¡Ay! ¡Lo siento! ¡¡AaaaaaahhhhhhHH!! ¡No lo haré más! ¡No volveré a pensar en Amo follándome en público cuando…! ¡Aaaaayyy! ¡¡HHHHAAAAAaaaaahhhHH!!
Más le vale. No porque vaya a castigarla si vuelve a pasar, no hará falta. Rui se ha enfadado mucho con ella. Cuando me he dado cuenta, estaba atendiéndola preocupada. Luego le ha pegado una buena bronca. Hai solo asentía con la cabeza baja. Si lo vuelve a hacer, no pienso meterme.
—————
–Nos lo hemos probado todas. Huan'er hasta se ha hecho el agujero. Le ha gustado bastante la idea de los piercings. No deberíamos haberle dicho nada…– se lamenta Liu.
No puedo evitar reírme. Mientras desabrocho lentamente su sujetador. La estoy desvistiendo despacio. Provocándola. Añadiendo qi cada vez que la rozo. Ella me mira apasionada. Sin quejarse. Dejándome hacer. Mientras sus manos y las de su amiga se ocupan de mi ropa.
–No molestaba. Creo que pueden llevarlos. A Ken le encantó la idea. Estaba un poco preocupada por que hicieras tanto por ellas. Le convencimos de que era para darle trabajo a Xiulan'er. Bueno, no estoy seguro si la convencimos del todo. El resto, te lo dejamos a ti. ¡Ñam!– explica Lang, antes de envolver mi miembro con su boca. Eso no se come.
Mientras ella me hace una felación, acabo de desvestir a Liu. Devoro sus pechos. Sus labios. Su clítoris. Su vagina. Acaricio cada rincón de ella.
Hago lo propio con Lang mientras me follo a su amiga. Luego le toca a ella. Liu, tras descansar un poco, empieza a besarme. Morderme. Lamerme. Acariciarme. Y luego a follarme despacio. Vengándose de que antes la provocara.
A su amiga le parece divertido, así que hace lo mismo. Acabamos todos cubiertos de saliva y sudor. Bueno, ellas llenas de semen también.
Así que sacan una bañera grande que han comprado. Cabemos los tres. La llevaban en el anillo de carga que les regalé. Y también agua. E incluso un calentador con qi. Están bien preparadas.
Acabamos los tres relajados dentro. Al menos, durante un rato. Hasta que follamos por tercera vez.
Como siempre, creo con cuidado los hilos de qi. Copiándolos fielmente del cuaderno original. Estoy un poco tenso. Ya he estado a punto de fallar un par de veces. Necesito concentrarme más que antes. Por fin. Era el último.
Estoy usando el qi del brazalete junto a mi qi. Es un poco más difícil. Al final, he decidido usar solo el mío para los más delicados. Al menos, de momento. Quizás, cuando tenga más práctica.
Respiro hondo una par de veces antes de pasar a la siguiente página. Como siempre, la estudio con detenimiento antes de empezar. Compruebo que los signos y dibujos sean correctos. Estos no lo he hecho yo. Algún esclavo o algún estudiante en Génesis. Realizo tan solo unas ligeras correcciones. No es que estén mal. Me es más conveniente para colocar los hilos de qi.
Luego empiezo a tejerlos. Poco a poco. Los más gruesos, con ayuda del qi del brazalete. Los más finos, exclusivamente con mi qi. Así es más fácil. Y más que suficiente. Precisamente, los gruesos son los que necesitan más qi. Así que puedo ahorrar bastante del mío.
Suspiro cuando termino la segunda. Realmente es increíble. Tengo para una tercera sin repostar. Así que me pongo a estudiar la siguiente.
–¿Vas a seguir sin parar? No te vas a quedar qi– me avisa Su Tian, extrañado.
Es uno de los estudiantes con los que suelo coincidir copiando cuadernos. Supongo que está sorprendido. Nunca hasta ahora lo había hecho. Sería un error de novato empezar sin tener qi. Y ya llevo tiempo suficiente aquí. Sonrío. Lo estaba esperando.
Le pregunté a Yan Xiulan si le interesaba hacer más. Le dije que quizás había estudiantes a los que podía interesarle. No se lo aseguré. No quería darles falsas esperanzas.
Le ilusionó la posibilidad. Soy su único cliente. El resto de joyas que fabrica tiene que venderlas a través de la facción. Pero el precio es mucho más bajo que un pedido personal. Al fin y al cabo, es difícil que la forma y funcionalidad encajen por casualidad. Así que los venden casi a coste, y solo si la práctica ha salido bien.
Eso hace que les sea difícil practicar. Tienen que conseguir materiales por sí mismos. Solo los más básicos para empezar se los dan gratis.
Cuando avanzan y tienen pedidos, todo se hace más fácil. Con mayores ingresos, pueden comprar más y mejores materiales.
–Tengo de sobra gracias a esto– le respondo, enseñando el brazalete.
–¿Qué es?– me pregunta con curiosidad.
–Es un brazalete que acumula qi. Una vez lo has llenado, puedes usarlo casi como si fuera tuyo. Me ha costado solo unas horas de práctica poder combinar los dos qis para hacer los hilos. Bueno, con los finos prefiero no usarlo aún, pero con los gruesos va perfecto. Para el precio que me costó, vale la pena. Así, estoy seguro de poder hacer siempre todas las páginas. Me acaba saliendo a cuenta– le explico, a él y a los que están escuchando.
–¿De dónde los has sacado? ¿Cuánto cuesta?– se interesa.
Al final, me ofrezco para hacer de intermediario. Con la excusa de que el joyero no suele atender al público. Y no es fácil contactar con él si no lo conoces. La verdad es que es muy tímida. ¿Quizás la sobreprotejo? Puede, pero tampoco pasa nada.
Duda, pero al final me lo pide. Los otros creo que esperan a ver cómo va. Parecen interesados. No me extraña. Facilita el trabajo.
Podrían ir directamente a ver un joyero. Pero al menos saben que "el mío" funciona. Que quien lo ha creado sabe hacerlos. Si no los conoces, es un riesgo pedirle a alguien en prácticas. Yan Xiulan rompió materiales para crear algunas de las joyas. Pero ya le había dado puntos de más.
Pedirle a alguien de rango mayor es más seguro. Y más caro. El precio que le he dado es más caro de lo que Yan Xiulan pedía, pero suficientemente asequible. Al menos, para nosotros. Los que copiamos manuales. Nos pagan demasiado bien
Apunto sus gustos de color, anchura de su brazo, y otras peticiones. No son excesivas. Las consultaré con ella. Creo que será posible. También me paga por adelantado. Es "necesario" para comprar los materiales. Bueno, no son muchos puntos. Al menos, no para nosotros. Sería ridículo que le estafara o robara con lo que ganamos aquí.
Espero que vaya bien. Así podré conseguir más pedidos para ella. Va a tener mucho trabajo.
—————
Unos días después, Ning está sobre la mesa. Bocarriba. La boca abierta. Cogiendo aire y salivando. Gimiendo agotada. Sus pechos moviéndose salvajemente a cada embestida. Cada vez que empujo hasta el fondo de su vagina. Con una descarga de qi que la recorre.
–¡Aahhh! ¡Aaaaahhh! ¡AaaaahhhHH! ¡AAAAahhh! ¡HAAahhh! ¡Maaás! ¡Aahhh! ¡AaaahhH!– gime con voz débil.
Aunque agotada, sigue queriendo sexo. Y no parará hasta que pierda completamente el conocimiento. Es el octavo orgasmo. Está en su límite.
Cabe decir que ha sido excitante. Follarla sin tregua hasta la extenuación. Como premio. Rui le ha dado el visto bueno. Justito. Su dominio del mangual ha llegado al punto de ser "aceptable".
Tendrá que seguir entrenando. Alternando con los escudos de qi. Aunque prefiere cuando le toca prostituirse. Y eso que se queja de que casi nunca la hagan correrse de verdad. Bueno, se masturba muchas veces después de un cliente. Lo confesó. Incluso tiene un par de amigas con las que se llevan mutuamente al orgasmo. Me ha insinuado que podría ir a verlas. Que igual consigue que me den una tarjeta verde.
Las prostitutas pueden invitar a alguien una vez a la semana. Usar las instalaciones para el encuentro. Hay una que es nivel tres. Me podría ir bien cogerle qi de vez en cuando. Pero aún es pronto. Me pidió permiso. Acordamos que le dijera que soy un conocido. Ellas lo llaman follamigo. Les cuenta que conmigo el sexo es bueno. Quiere convencerlas. Ya veremos. Siempre puedo no estar disponibles. Aunque resulta tentador. Sobre todo, cuando suba a la etapa dos.
Después de ello, salgo de nuevo. Ya he copiado las páginas. Y follado a todas las esclavas. Ahora tengo que ir a ver al instructor de bastón.
—————
La residencia del instructor es una casa con jardín. Está rodeada de un muro de unos tres metros de altura. Y un escudo de qi alrededor.
Inserto un poco de qi en el escudo. Frente a la entrada. Una sirvienta no tarda en aparecer. De mediana edad. Con cara de pocos amigos.
–¿A qué has venido?– me pregunta secamente.
Podría ser menos despectiva. Al fin y al cabo, ella es una sirviente y yo un estudiante. Aunque tampoco me sorprendo. Recuerdo como muchos sirvientes personales de miembros importantes eran muy orgullosos. El instructor tiene una posición alta en la secta. Como sea.
–Soy Kong. El instructor me permitió venir a consultarle. Para eso he venido, si puede atenderme– le respondo educadamente.
–¿Kong? ¿Solo Kong?– pregunta extrañada.
–Así es– confirmo.
–Espera aquí.
Se marcha. La casa parece grande. No pasa mucha gente por aquí. No parece que vaya a llover hoy. Bonita pared. ¿Aún no vuelve? Ah, por fin. Empezaba a creer que se había olvidado de mí.
–Sígueme– me ordena.
Sigue igual de áspera. Aunque al menos diría que ya no me mira con desdén. Me lleva por un camino de piedra. Rodeando la casa. Se acaba el jardín. Es un patio. Sin decoraciones. Bastante austero. Hay un tronco y poco más.
–Espera aquí. El maestro vendrá enseguida– me informa.
Se va. Sin una palabra amable. No parece que quiera entablar conversación. Diría que soy algún tipo de molestia. Aunque tampoco ha sido maleducada o ruda. Tan solo distante. Tiene un bonito culo. Se mueve seductor cuando se va.
Aunque prefiero el culo desnudo de Song. Que tiembla cuanto ataca a Shi. Ligeramente pecoso. Muy sensual. El de Shi tampoco está mal. Es… Ah… No sé en qué estoy pensando. Solo faltaría que me viera con una erección cuando llegara. Mejor me calmo. Viendo a las salamandras nadar hacia algo. ¿Qué es?
Creo que me he calmado del todo. Era un trozo grande de carne. Que han desgarrado. Todo el estanque ha quedado rojo. Bastante sangriento.
–Vaya, vaya. No esperaba verte tan pronto. ¿Qué te trae por aquí?– me saluda el instructor.
Ha salido de una puerta trasera de su residencia. Las manos en la espalda. Con su largo y fino bigote rubio característico. Es bastante peculiar. Sonríe levemente cuando le hago una reverencia.
–Maestro, he venido a consultar una duda. Me es casi imposible enlazar más de cinco movimientos. A veces cuatro. El qi se va descontrolando. Se nota bastante en el tercero, y va en aumento. Aunque diría que empieza desde el primero– explico.
Alza una de sus cejas. Se me queda mirando unos segundos. Coge uno de los extremos de su bigote con dos dedos.
–No esperaba que fuera tan pronto. Enséñamelo.
No parece que el problema le sea desconocido. Es un alivio. No somos nosotros los que hacemos algo raro. Creo. ¿Pronto? Bueno, hace ya unos días que quería venir… Aunque es cierto que puedo practicar bastante más que otros. La mayoría dedica gran parte del tiempo a cultivar. Y no tienen qi extra disponible.
Cojo el bastón que tenía atado a la espalda. Combino bien los dos primeros movimientos. El tercero ya noto que el qi empieza a desestabilizarse. El cuarto tengo que forzar un poco. El quinto apenas puedo enlazarlo. El sexto, ni de casualidad.
–En tan poco tiempo… Ahora contra mí.
Saca un bastón y se acerca. Parece uno de entrenamiento. ¿Lo tenía en su anillo? O es de más calidad de lo que parece. No es que importe. Me hace una señal con la mano para que ataque.
El primero impacta en su bastón vertical. Lo uso como eje para enlazar el segundo. Él lo mueve hábilmente para detenerlo. Sin duda, es un juego de niños para él. Dirijo el qi para atacar con la punta del bastón, como si de una lanza se tratara.
Lo detiene empujándolo hacia un lado. Así que muevo el qi del anterior movimiento hacia el otro extremo. Intento rotarlo y golpearlo con ese extremo. Él también mueve el suyo deteniéndolo. Con el siguiente, ya no consigo enlazar el qi.
–Otra vez– me ordena.
Esta vez, solo puedo enlazar tres. Y gracias. Ha expulsado qi al detener los golpes. Interfiriendo con los míos.
–No solo estás ya a este nivel, sino que tienes experiencia usándolo en combate. Tu progreso es mejor de lo que esperaba. Dime, ¿por qué crees que pasa?– me pregunta.
¿Es una prueba? Aunque lo sea, no tengo que pensar mucho la respuesta. Lo he hablado con las chicas más de una vez.
–Creo que algo de qi se pierde en cada movimiento. Al principio, no se nota, pero se va acumulando sobre el bastón. Al final, hay demasiado e interfiere– expongo lo que hemos deducido.
–¿Y cómo piensas que podría solucionarse?– me sigue interrogando.
–Una posibilidad sería ser capaz de que no se perdiera, aunque no sé cómo conseguirlo. De lograrlo, el principal problema que veo es al enfrentarse a un rival. Su qi puede tener el mismo efecto– explico la primera teoría.
–La otra opción sería limpiar ese qi cada vez. Pero gastaría mucho qi para hacerlo. Sería mejor si se pudiera aprovechar de alguna forma, pero ¿cómo?– expongo mis dudas.
–Ja, ja. Bien hecho. No has venido aquí al primer problema, sino que has intentado pensar una solución por ti mismo. Tu juicio es bastante acertado– me alaba.
Me lo quedo mirando. No es una respuesta que ayude mucho.
–No te preocupes por perder algo de qi. El dominio sobre el qi mejora de modo natural a medida que aumenta la cultivación. A medida que lo vas comprimiendo. Lo vas acumulando en tu cuerpo. Cuando aprendes nuevas técnicas. Simplemente en la práctica diaria. Además, en tu caso, es ya muy alto para tu cultivación. Creo que tiene que ver con tu trabajo de copiar cuadernos– explica.
¿Cómo lo sabe? Bueno, no es ningún secreto. ¿Ha investigado sobre mí? Seguro que yo no se lo dije. Quizás lo oyó cuando hablaba con Dai Quon en la zona de entrenamiento.
–Tienes razón con que limpiar el qi es un despilfarro, pero es lo que tienes que entrenar ahora. Al menos, hasta encadenar siete movimientos consistentemente. Te será útil en combate. Algunas técnicas consisten precisamente en perturbar el flujo del qi del enemigo. Tener práctica en disiparlo te ayudará contra ellas– me recomienda.
No se me había ocurrido. Es cierto que el qi puede desestabilizar el del contrario, pero no había pensado hacerlo a propósito. ¿Debería decírselo a las chicas? ¿Quizás utilizarlo contra ellas por sorpresa? Me matarían. Mejor se lo digo. Aunque no sé muy bien cómo se puede llevar a cabo.
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