Cuando salgo de copiar manuales, Pen ya está esperando. Ha llegado pronto. Me sonríe al verme. Se acerca.
–¿Vamos?– le pregunto.
–Vamos. Gracias– responde, besándome en la mejilla. Aunque disfrute azotando a su masoquista dueña, conmigo casi siempre es dulce.
La verdad es que no me cuesta nada acompañarla a la biblioteca. Ella no puede entrar. Pero un esclavo puedo acompañar a su dueño. O a quien ha sido prestada. Así que la dejo con las técnicas de látigo. Yo hecho una ojeada a otras.
Compruebo la de ocultación de qi. No parece haber ninguna diferencia con la que tengo. La que rescaté del reciclaje. Bueno, la suma de varias de ellas.
La he estado estudiando. La parte de Génesis ya la conozco bastante bien. La parte de Alma es más complicada. Además, no puedo practicarla todavía. Pero me hará falta cuando suba a la etapa dos. Lo más rápidamente posible. Después de subir, no podré salir hasta que pueda aparentar estar en la uno.
Creo comprender lo que hay que hacer. Aunque sé por experiencia que una cosa es la teoría y otra la práctica. Lo que debo hacer es crear un sello en el dantian. Que me permita convertir qi de la etapa dos en la uno. Bueno, más que convertir, dejar que se diluya.
Luego tengo que circular ese qi por los meridianos. Y usarlo. Es decir, tendré qi de la etapa dos y estaré usando el de la uno. Algo que me será muy necesario. Al ritmo que voy, podría subir en unos cinco meses. Cuando en teoría me faltarían años. Llamaría demasiado la atención si se supiera.
No puedo permitir que lo sepan. Pero tampoco retrasar mi cultivación. Hay peligros que acechan. Como los matones del ex-estudiante Dai Fen. También está la venganza de las gemelas. Los admiradores de Chun Hua como Zhi Mu y su hermano. El tío de Bronceada. No está mal para haberme convertido en estudiante hace apenas unos meses. Se me escapa un suspiro.
Al final, no cojo ningún cuaderno. Tampoco era mi intención. Pen igual sospecharía si me ve adquirir una técnica que no es para bastón. Pero sí que he revisado unos cuantos.
Pen, por su parte. Lleva dos. Uno es fundamentos de látigo. El otro, una técnica que generalmente no recomendaría. El resultado es potente. El gasto de qi, no muy alto. Pero es más bien lenta. Fácil de esquivar. En su caso, es ideal. Su objetivo no se moverá para esquivarla.
Pago por los dos. La acompaño a su cabaña. Se los hubiera regalado, pero Fen Huan no me deja. Lo mío me costó convencerla de regalarle los fundamentos, que es lo más barato.
–Es un poco orgullosa. No quiere depender de ti– me explica Pen antes de llegar.
Respeto ese sentimiento. Aunque lo lamento un poco. A mí apenas me cuesta reunir puntos de contribución. Entre cuadernos, Ning y vender leche materna. Ella tiene que ir a misiones o hacer trabajos. Aunque Pen ayuda un poco. Con algunos trabajos sencillos. Lo que gana, va a su dueña. Aunque esta se lo devuelve para sus gastos. Lo que pasa es que no es mucho.
Los esclavos no tienen acceso a los mejores trabajos. Se los quedan los estudiantes. No obstante, para alguien como Pen, acostumbrada a largas horas y peor trato, no resulta muy duro. O eso asegura.
De todas formas, eso no quiere decir que no tenga consecuencias. Como castigo por no dejarme pagar, la ato con las cuerdas muy apretadas. Marcándolas en su cuerpo. En sus nalgas. En sus pechos. Sus pezones quedan libres para pellizcarlos. Su vagina, para penetrarla.
Por supuesto, no la desato tras disfrutarla. La dejo atada y jadeando. Pen ha dicho que continuará. Cuando se recupere, claro.
Se ha puesto un vestido muy provocativo mientras follaba a Huan. Así que la he follado vestida. De pie. Sus brazos estirados contra la pared. Su falda levantada. Sus bragas de encaje puestas. Solo deslizadas a un lado para mostrar su vagina. Para que la penetre desde atrás. Mientras disfruto de sus pechos. Atrapados en su sujetador semi-transparente.
Hay que decir que está preciosa. Muy sensual. Muy apasionada. Siempre ha llevado ropa de esclava. Ahora también, aunque bastante mejor. No es conveniente que vaya bien vestida. Solamente lo hace para mí. Eso es lo que ha dicho.
—————
Cuando salgo, me encuentro con lady Lin. O así la llamaban. Estamos curiosamente ligados por el destino. Uno de sus hermanos es Lin Xiaojian, el novio de Di Tao. El que ella dice que la quiere matar. A la que follo analmente y absorbo qi de la etapa dos. El otro es Lin Wenyan. Le debo un favor. Aunque por casualidad, me ayudó cuando me querían atacar los matones de Dai Fen. Pasaba por ahí y los intimidó.
Intento desviarme para evitarla. Sin mirarla. Pero ella se cruza. ¿No podría dejarme en paz? No me queda más remedio que enfrentarla.
–¿Qué es lo que quieres?– le pregunto, un tanto irritado.
–Tú… ¡Guarda respeto!– se adelanta una del grupo.
Está en la etapa cuatro, creo. Aunque tampoco importa mucho. Estamos dentro de la secta. Así que la miro un momento. Luego la ignoro. Miro fijamente a lady Lin. No sé cuál es su nombre.
–Quiero que te comportes. Nada de ir con diferentes acompañantes. Es malo para la moral de la secta– me dice calmada y muy seria.
Habla con bastante arrogancia. Como si fuera superior. ¿Quién se cree que es? ¿La guardiana de la moral de la secta? ¿Desde cuándo es su problema lo que yo haga?
–¿Eso es todo? Bien, adiós– me despido, intentando rodearlas.
La misma pesada de antes vuelve a cerrarme el paso.
–¿Harás lo que te he dicho?– inquiere lady Lin.
–No– le respondo rotundamente
Miro entonces directamente el pecho de la que me corta el paso. Es grande. Ella se lo cubre y me mira furiosa. Aprovecho para escabullirme.
–¡Eh! ¡Vuelve!– grita.
Pero una cosa es ponerse delante y otra agarrarme por detrás. Las peleas están prohibidas.
–Déjalo. No tiene remedio. Pagará su insolencia– sentencia otra.
Genial. Otro grupo de fanáticos. Como Ning, pero son más. No sé si también serán reprimidas como ella. Y tampoco quiero averiguarlo. Supongo que las tendré que tener vigiladas. Siento sus miradas mientras me voy. Mejor las Ignoro.
Me aseguro de que no me sigan. El hermano de Zhi Mu está fuera. Y los que guardan la salida al bosque son de fiar. Al menos, no tengo constancia de lo contrario. Por ello, voy al bosque a entrenar.
Llamo a Song, Shi y las gemelas en cuanto estoy suficientemente lejos. Si no, tendría problemas. Se lo prometí.
Caminamos los cinco. Charlando. Riendo. Atentos a cualquier presencia. Hasta que llegamos a un recodo del río un poco más profundo. En el pasado, a veces lo usaba para bañarme. No hay nadie.
Llamo a las demás. Incluida Rayitas y Terror. Las dos miran a todos lados. Inspeccionan los alrededores. Parecen entusiasmadas. Les gusta estar en el bosque. Casi me han ignorado.
Liang las vigila para que no se alejen. Song la ayuda. Wei está mojándose los pies en el río. Un poco más arriba. Donde es menos profundo. Con su madre vigilándola. Parece divertirse.
–¿Las traigo?– pregunto.
–Sí. Ya está todo listo– me asegura Shi.
Están a cada lado del lago. Con una red, para que nada entre o salga. La compraron hace unos días, barata y rota. La arreglaron.
Invoco a las salamandras. Directamente en el río. Se mueven nerviosas al principio. Seguramente asustadas por el repentino cambio. Aunque se tranquilizan a ver a Ma Lang. Es la que más habitualmente les trae la comida.
Tras unos momentos para aclimatarse, empiezan a nadar por ese trozo del río. Son lo bastante grandes y poderosas para que los peces no les representen ningún peligro. Más bien al revés. Siguiendo sus instintos, intentan cazarlos.
–Qué torpe.
–Se le ha vuelto a escapar.
–Ese es demasiado grande.
–¿Lo conseguirán?
Nos las quedamos mirando. Incluso Rayitas las mira un poco. Terror está probando unos frutos. No son tan nutritivos como los que le damos. No tienen apenas qi en comparación. Pero supongo que le gusta la variedad. O que estén frescos.
Al cabo de un buen rato, cazan un pez de casualidad. Al esquivar a una de ellas, ha rozado a otra. Parece que su veneno le ha afectado. Se movía más despacio. Y lo han atrapado. Primero una. Luego todas las demás.
Sus dientes son más bien pequeños. Y ellas tampoco son muy grandes aún. Pero después de la primera, han llegado las demás. Junto con el veneno, el pez no ha tenido ninguna posibilidad. Enseguida, ese trozo de agua se ha teñido de rojo. Lo han devorado entre todas.
Como en el caso de Terror, el pez es menos nutritivo que lo que les damos. Quizás sería equivalente a la etapa uno de Génesis. Pero parece que la caza ha despertado sus instintos. Después de devorarlo, se ponen a perseguir a otros. ¿Quizás es un juego para ellas?
Dejamos a Bronceada y Hong vigilando. A mí me hacen entrenar. Tenemos una competición de todos contra todos de perseguirnos. Con la técnica de movimiento. Quien pierde la cinta es eliminado.
La primera vez me han eliminado el primero. Han ido todas contra mí. Traidoras… Las gemelas juntas son las más temibles. Se sincronizan y se cruzan. Es difícil saber a cuál seguir. Aunque, por suerte, también se vuelven la una contra la otra.
He ganado una vez. No sé de cuántas. Ha sido divertido. Luego me hacen entrenar con ellas los golpes combinados. Es difícil probar muchos de ellos en la cabaña. Al principio, solo bloquean. Luego, también contratacan. Sin duda, lo hace más difícil. Hay que improvisar. Seguir el flujo de qi para enlazar el siguiente movimiento. Decidir en apenas un instante. Cuando ambos qis colisionan, cambiar el flujo.
Aparte de combates individuales, también probamos combates dos contra dos. Hasta algunos tres contra tres. Al principio, mi equipo pierde la mayoría. Ellas han entrenado así a menudo. Yo no. Aunque vale la pena cuando Yu me abraza y me besa. Hemos ganado contra su hermana y Song.
–Eso ha sido trampa– se queja Yi.
Los dos le sacamos la lengua y nos reímos. Palmeamos las manos. No es culpa nuestra que se confiaran después de dos victorias seguidas.
Nos acabamos bañando en el río. Y las salamandras nos vienen a ver. Parecen cansadas.
Su veneno es suficiente para perturbar un pez no muy poderoso. A nosotros, no nos hace nada. Nuestra cultivación es alta. Además, nos hemos estado acostumbrando. Acariciándolas. Mientras lo iban desarrollando. Es lo que recomendaban en el manual de cría que Guo Xua me consiguió.
Liang está a mi lado. Apoyada a mí. Agotada. Su culo siendo masajeado por mi mano.
–Terror ha estado persiguiendo a cada insecto que veía. Rayitas hasta ha cazado un conejo. No paraban– se queja.
–Ja, ja. Terror con el saltamontes ha sido muy divertido. Tendríais que haberlo visto– ríe Song, jugando con Saltres, la que es anaranjada.
–Imposible. No me creo nada. Míralas, si son unos angelitos– niega Shi, riéndose.
Rayitas está acostada frente a la orilla. Terror encima de ella. Descansando. Wei apoyada también en la tigresa. Son adorables.
Hoy nos relajamos. Y no tenemos sexo. Al menos no hasta la vuelta. Creo que están preocupadas de que alguien venga. De hecho, se ha acercado algún esclavo. Pero se ha ido más abajo. Después de hacer surgir nuestra aura. Para que supiera que había estudiantes.
Aunque algunos abrazos y besos no están prohibidos.
—————
Nada más volver, saco a Rui. La pongo contra la cama. La penetro en cuanto está mojada. Tanto rato con ellas, reconozco que me ha excitado. Que estuvieran desnudas y provocándome, tiene gran parte de la culpa.
Cuando acabo con mis esclavas, sigo con el resto. Aunque algunas se nieguen a reconocerlo, también ellas estaban excitadas.
A Lang y Yi las follo juntas. Las dos a cuatro patas. Alternando penetrarlas con mi miembro o mis dedos. Las gemelas hoy se han peleado un poco. Creo que estarán enfadadas hasta mañana.
A Shun la pongo sentada sobre mí. Chupándole sus pechos. Bebiendo un poco de leche. Añadiendo mucho qi. A Hong y Yu igual. Esta última no tiene leche. Pero gime cuando estiró sus pezones con mis labios. Y se venga mordiéndome.
Wan es la única que solo ha salido un rato. Por unanimidad, la hemos metido de golpe en el río. Ha protestado bastante.
No está interesada en los combates. Y apenas hay plantas que le interesen por ahí. Aunque ha recogido algunas a pesar de todo. Su culo está tan apretado como siempre. Sus enormes pechos igual de abundantes.
Shi y Liang me miman a la vez. Muy dulces las dos hoy. Y mimosas también.
Song se somete a mí. Lo ha prometido si les ganábamos una vez. Así que no puede evitar que la mime. Que la haga correrse hasta tres veces antes de penetrarla. Que se lo haga despacio e íntimo. Con muchas caricias.
Creo que no se lo esperaba. Se acomoda en mi pecho para dormir. Sonriéndome. Dejándome acariciarle su cabello anaranjado.
–La próxima vez que nos toque, te mimo yo– es lo último que dice antes de dormirse.
No esperaba volver tan pronto al mercado con ellas. Ha sido un tanto apresurado.
–¡Aaaah! Te quedaría mejor el otro sostén con esas bragas. ¡Aaaahh! El que no lleva tirantes. ¡Aaaaah!– sugiere Bei Liu.
–A ver…
Bi Lang se lo quita frente a mí y se pone el otro. Sensualmente. La verdad es que está sexy con los dos. Vale, no se me da muy bien la moda. O estoy cegado por sus preciosos cuerpos semidesnudos.
–Mucho mejor. ¡Aaaahhh! ¿Verdad? ¡¡AAAAaaaahhh!! ¡Kong! ¡Mis pezones no… ¡¡HHHAAAAaahhhhHH!! ¡Asiiiiií!– valora Bei Liu, mientras gime.
Estoy sentado en el sofá. Ella sentada sobre mí. Desnuda. Moviéndose con suavidad arriba y abajo. Mientras la penetro. Mis manos masajeando sus modestos pechos. Ahora pellizcando sus dos pezones a la vez. Con suavidad y mucho qi.
–Pues tienes razón– acepta Bi Lang, mirándose al espejo –. Este es el último. Daos prisa.
Nos apremia mientras se desnuda y se pone otro conjunto. Esta vez un vestido escotado. Que muestra parte del sostén por arriba. Y los lazos de un tanga por los lados.
Mientras, Bei Liu acelera. Con pasión. Casi saltando sobre mí. A la vez que intensifico el qi. Que me dejo llevar. Que dejo que el placer de sus paredes rozando mi miembro me invada. Junto con el tacto de sus pechos. Sus nalgas. El aroma de su piel.
Jadeando, le da el visto bueno al vestido. Aunque sugiere recortarlo un poco luego por debajo. ¿Más todavía?
Luego se cambian. Bi Lang me hace una felación primero. Luego se acuesta de lado. Yo detrás de ella. Follándola. Su mano hacia atrás, acariciando mi pelo. A veces, vuelve un poco la cabeza y nos besamos.
Como ella antes, su amiga se prueba unos cuantos modelos. A veces, mezclándolos. Hasta que se da por satisfecha.
El sudor lo ha evaporado con qi. El semen debe de seguir dentro de su vagina. Aunque lo va absorbiendo. Las dos usan una técnica complementaria para hacerlo. Quizás no es la más eficiente. Pero es conveniente.
Todo ha empezado cuando han aparecido delante de mi cabaña. Las dos parecían un tanto excitadas.
–¡Han llegado modelos nuevos! ¿Vienes con nosotros? ¿Porfa? Si no puedes ir ahora, podemos ir más tarde o mañana– me ha pedido Bi Lang.
–No nos los queremos probar sin ti. ¿Vendrás?– también me ha pedido Bei Liu, casi rogando.
No he podido negarme. Soy débil contra esos ojos morados. Y contra los verdes. Así que he acabado aquí. Viéndolas probárselos. Sacándose y poniéndose la ropa despacio. Sensualmente. Provocativamente. Incluso medio bailando. Mientras tengo sexo con la otra. No diré que no ha sido excitante.
Compran varios modelos. No sé cuántos tienen en total. Muchos. Se gastan muchos puntos en ropa. No me extraña que no tengan para otras cosas.
Trabajan en la sastrería de la secta. Ayudan a confeccionar y reparar las ropas oficiales. Y otras que encargan algunos alumnos. Incluso diseñan modelos, que es lo que más les gusta. Cuando lleguen a Alma, quizás podrán hacer y ganar más. Si estudian runas para poner en la ropa. La idea es similar a las joyas. El procedimiento, diferente. Eso dicen.
Lo normal sería comprar píldoras. Quizás cristales de qi. Puede que tiempo en alguna de las salas especiales. Pero se lo gastan casi todo en ropa. Por eso, estaban ligeramente retrasadas en cultivación. Aunque ahora ya no es un problema. Mientras crean que es gracias a la técnica complementaria de absorber yang…
—————
Unos días más tarde, Pen y Huang me exigen una cita con ellas. Que no es justo que vaya con unas y con ellas no. Lo dicen en broma. Están las cuatro, y mis pervertidas lo estaban explicando. Así que se han hecho las ofendidas. Sobre todo Pen.
Lo que era una broma, se ha convertido en realidad. En gran parte, culpa tanto de Bei Liu como Bi Lang. Repitiendo una y otra vez que era buena idea. No sé. Tengo la impresión de que tienen algo más en mente.
Así que voy al mercado con ama y esclava. Aunque no se prueban ropa. Están un buen rato en un puesto un tanto peculiar. Venden todo tipo de artículos. Y ellas acaban comprando unas cadenas con pinchos. También unas argollas. Y unos pocos objetos más para atar o torturan a Fen Huan.
Curiosamente, van a un puesto que venden productos eróticos. Y compran una crema para sensibilizar la piel. El vendedor me mira con una sonrisa. Incluso me guiña el ojo con complicidad, mientras alza el pulgar hacia arriba. Si supiera que es justo para lo contrario de lo que él se imagina… Cuanto más sensible esté, más le dolerá.
También pasamos por puestos que venden armas. A Huan le encantan. Pero no encuentra nada que la atraiga. Aunque sí compramos algunos dulces. Pen está muy graciosa con la nariz manchada. La mía también acaba manchada. Por reírme.
No tenemos sexo durante la cita. Aunque sí después. Teníamos que probar las cadenas. Los pinchos son pequeños pero afilados. No se clavan profundamente, pero sí deben doler bastante. Lo que es más importante, dañan una gran superficie de su piel. Así, puede repararla.
Una de las argollas la hemos colgado en el techo. Con cuerdas, hemos dejado a Huan'er colgando. Su vagina a la altura perfecta para penetrarla. Puedo notar el resultado de los pinchos de las cadenas que le hemos puesto al principio. Se están curando. Y la piel crece más fuerte. La técnica no deja de ser bastante milagrosa. Y el dolor intenso. Sobre todo, por la crema. Funciona bien sobre la piel. Se estremecía de solo tocarla. Aunque es fácil de disolver con qi. Ha gritado de dolor y placer más de lo normal.
A Pen también la he atado. No solemos hacerlo, pero ha sido muy tentador. Sus brazos alzados contra la pared. Inmovilizados con las argollas que hemos incrustado allí. Sus piernas estiradas hacia delante. Abiertas. Para dejarme penetrarla.
Ha sido divertido cuando he hecho ver que me iba.
–¡Kong! ¡Desátame!– me ha gritado.
Luego me ha mordido la oreja. Un poco rencorosa. Me ha vuelto a morder cuando se lo he dicho. Aunque los dos mordiscos han sido bastante suaves. Yu me muerde más fuerte.
—————
Cuando organizan el siguiente evento de combates, hay algo raro. Mis pervertidas, Pen y Huan están todo el rato hablando de sus citas conmigo. Están dejando a Yan Xiulan un poco de lado. Las mira sin saber qué hacer. Hasta que Bei Liu se vuelve hacia ella.
–Esto no está bien. Todas hemos tenido nuestra cita con Kong menos tú. Mmmm. ¿Qué tal mañana?– propone.
–Esto… no…
–Es buena idea. No es justo que solo tú te quedes fuera. Si no te va bien mañana, pues pasado– sigue Bi Lang. –¿A ti te va bien, Kong? Supongo que no tendrás ningún problema
La mirada amenazadora de Bi Lang y las demás me confirma el complot. Estaban planeando desde el principio forzar a Xiulan'er. Y más me vale colaborar.
–Claro, claro, ningún problema. Todo lo contrario– aseguro.
Creo que estoy sudando un poco. Siento un escalofrío en la espalda. No sé que me harían si me niego. Su sonrisa me dice que me he salvado. Ahora que lo pienso, puede ser interesante. No me importaría pasar algo de tiempo a solas con Xiulan'er.
–Lo ves, él quiere ir. Dinos, ¿cuánto te va bien? ¿O no quieres?– insiste Pen, no dándole tiempo a pensar.
–Eh… Yo… Claro que quiero…– tartamudea, bastante roja.
Acaba cayendo en su trampa. Así que quedamos para mañana. Mientras van llegando los estudiantes. Cuando nuestra joyera se me acerca
–Lo he acabado. Prueba si te va bien. Si circulas qi en sentido horario, lo llenas. Al revés, lo suelta. La parte azul hacia ti– me dice, aún roja de antes.
Es un brazalete. Supongo que con lo que la han molestado las chicas, se le había olvidado. Me lo pongo.
Cuando circulo qi por él, la mayoría desaparece dentro. Un poco se pierde. Si lo hago al revés, puedo notar como lo recupero. Es más lento que usar el mío. Pero creo que, con un poco de práctica, me irá bien.
Cuando hago las enlaces de qi en los cuadernos de técnicas, tiene que ser muy fluido. Ahora ha sido un poco brusco. A ver otra vez. Sí. Mejor. Puedo usar el mío a la vez que lo voy soltando. El mío lo puedo controlar con facilidad. Aunque tengo que practicar un poco para que no haya cambios bruscos. Podía estropear los flujos de qi. Oh. Se ha acabado. Claro, apenas lo he llenado un poco.
–¿Qué… qué tal?– me pregunta cuando dejo de mirar el brazalete, un tanto ansiosa.
–Oh… Lo siento… Me he quedado un poco absorto probándolo.
–¿Un poco? Hasta hacías movimientos raros con la mano– se burla Pen, imitándome.
Supongo que estaba simulando hacer los enlaces sin darme cuenta. Es un poco vergonzoso. Ellas se ríen de mí. Parece que me he puesto un poco rojo. Las ignoro y miro a Xiulan'er.
–Es perfecto. Me hará falta practicar, pero estoy seguro de poder usarlo bien. Me ayudará bastante. Muchas gracias– le aseguro, sonriendo de corazón.
–Aah… No, no, gracias a ti por dejarme hacerlo…– me agradece, aliviada.
Es adorable cuando mueve las manos y la cabeza negándose a que le dé las gracias. Tendría que pedirle más joyas. Quizás una con aura calmante para Song. No, mejor no. Me la haría tragar. Tiene que ser algo útil. Y que no parezca que pido por pedir. Quiero seguir ayudándola. Pero no engañarla. Mañana le preguntaré que puede hacer ahora. Con nueve runas. Y que podrá hacer más adelante.
Sigo la mirada a Bi Lang. Está mirando a Xu Siyu y su novia. Muy íntimos. Ignorando a todos los demás.
–Me siento traicionado por Xu Siyu. Ya ni me habla– me quejo un tanto exageradamente.
Lo introduje a los combates y era muy hablador. Ahora, está demasiado ocupado.
–Ja, ja. Ya se les pasará. Se pelearon el otro día, y acaban de hacer las paces– se ríe Bi Lang.
Así que era eso. Me extrañaba que estuvieran tan acaramelados otra vez. Bueno, ya me reiré de él otro día
–Quizás deberíamos enfadarnos con Kong para hacer las paces– sugiere Bei Liu.
–Ni que os hiciera falta para estar acaramelados– las critica Ken, que pasaba por allí.
–¡Siempre tienes que aparecer cuando menos falta hace!– se queja Bei Liu.
Todos nos reímos. Sin duda, Ken tiene razón.
—————
Uno nuevo ha intentado retarme. Después de saber que no aceptaría un reto de un recién llegado, se ha ido enfadado. Diciendo que le tenía miedo. Espero que sea el último que intenta lo mismo. No les veo capaces de venir un par de veces solo para retarme. No tienen tanta paciencia.
Los demás lo miran como si fuera un estúpido. Después del combate del otro día, deben de creer que ganaría igual de rápido.
La verdad, si no lo está ocultando, ni siquiera parece tener una técnica de movimiento. Además, noto que he mejorado desde la última vez. Los entrenamientos con las chicas son muy útiles. Aunque hay algo en la combinación de golpes que no acaba de ir bien. Con el cuarto, se empieza a desestabilizar. No sé muy bien qué pasa. Y no soy el único. Shi se quejaba ayer de lo mismo. Song le daba la razón.
Probaré un poco más. Si no mejoro o a las chicas no se les ocurre algo, intentaré visitar al instructor de bastón. Me dijo que podía ir a verle si tenía dudas. También le podría preguntar a Fen Huan. Bueno, será mi última opción. Primero quiero intentarlo yo.
—————
Di Tao se muerde el labio cuando me abre la puerta. Sensual.
La cojo en brazos. La alzo. Sus piernas en mi cintura. La puerta se cierra tras de mí. La tiro contra la cama mientras nos besamos.
No hablamos. Solo nos quitamos la ropa. Nos besamos otra vez. Me hace una felación mientras preparo su culo. Está limpio y listo como siempre. Solo le falta un poco de lubricante. Para que mi miembro entre sin resistencia. Más allá de su propia estrechez.
No suelo follarla de lado. Ni tan despacio. Parece que lo disfruta.
–¿Prefieres así?– le susurro al oído.
–¡¡Aaaaaaaahhhh!! Ahora está bien así ¡¡¡HHHHHHHHAAAAAAaaaaaaahhhHHH!!! Pero más duro también me gusta… ¡¡AAaaahhhhhhh!!– gime mientras responde.
Así que la sigo penetrando despacio. Mientras juego con su pecho. Mientras beso su cuello. O soplo su oreja.
Cuando se duerme, saco a Rong. Primero la follo de pie contra la pared. Aún medio dormida. Luego le hago hacerme una felación. Con sus enormes pechos envolviendo mi miembro. Normalmente, solo la follo una vez al día. Pero a veces repito. Me corro en sus tetas y en su boca un par de veces. Mirándola a los ojos. Observando cómo se somete, pero aún reluctante.
Antes del amanecer, despierto a Di Tao y la vuelvo a follar. Su cuerpo bocabajo sobre la cama. Sus piernas arrodilladas fuera. Separadas. Mostrando su culo y su vagina. Su cabeza la empujo contra la cama. Su culo lo penetro sin piedad. Disfrutándola. Llenándola tres veces. Haciéndola correrse cada una de ellas. Luego, me vuelvo. Disfrazado. Aún de noche. Asegurándome de que no haya nadie cuando salgo.
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