Download App
62.45% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 158: Eres mía

Chapter 158: Eres mía

Song ha dicho que probaría Bastón fantasma. Técnicamente, ella usa un bastón. Aunque tendré que conseguir la de lanza para ella. La mía no explica como lograr que sea una punta de lanza la que se alarga. Más afilada y menos contundente.

Shi y las gemelas también parecen interesadas. Aunque para momentos más puntuales. Alargar dagas o espadas en momentos concretos. También Rui quiere la de dagas. Les pediré que se la dejen ver cuando no la usen ellas.

De hecho, las gemelas también parecen interesadas en Golpe estremecedor. Bueno, más adelante. No podemos hacerlo todo a la vez. Liang ha preguntado si había para flechas. Ni idea. No lo había pensado.

Las gemelas la pedirán por sí mismas. Bueno, Yu lo hará. Yi cogerá la de espada para Shi. De esa forma, no resulta extraño.

En cuanto a Extensión de qi, todas han dicho que lo mirarán. Incluso Liang. Puede ser útil para defenderse. Y a Lang me temo que la forzarán a estudiar esta y la "fantasma".

Me confesó, abrazada a mí, que en el pasado no quería cultivar. Que se vio obligada. Que ahora tiene suficiente con que yo la abrace. Y que se esforzará para poder defenderme si hace falta. Pero que prefiere no pelear si no es necesario.

También me han hecho revisar la gema de memoria con ellas. Se han reído bastante. Por suerte, sobre todo de Ga Gui, mi adversario.

De hecho, han conseguido avergonzarme. Me han alabado bastante. Aunque han exagerado, entre risas. Quizás el "Bien hecho" de Shi ha sido lo que más me ha enorgullecido.

He compartido con ellas mis experiencias con el instructor. Me gustaría que ellas también pudieran tener a alguien que las guiara. Por ahora es imposible, excepto para las gemelas.

—————

Al salir de copiar manuales, me encuentro con Tai Feng y Yawen. ¿Me estaban esperando? Ella me sonríe y se encoge de hombros. Mirándolo. Él se acerca y me coge del brazo. Me arrastra a un lugar un poco apartado.

–Oye, ¿es verdad que le diste una paliza a ese presuntuoso de Ga Gui?– me pregunta.

–Bueno, yo no lo llamaría paliza– medio niego.

–Va, cuéntanos exactamente qué pasó– me pide.

Por su tono de voz, es evidente que no le cae bien. No me queda más remedio que explicarle lo que pasó con todo lujo de detalles. Le dejaría ver la gema de memoria. Pero no podría explicar con facilidad de dónde la he sacado.

–Así que su dominio de los fragmentos de qi es precario. Vamos, que ha forzado practicar las técnicas básicas para presumir. Y puede que solo una. Tendría que haberlo supuesto. Je, je– se ríe él.

–Es uno de los que más lo criticó por comprarme, diciendo que no se centraría en cultivar. Envidia. Le gusta presumir, dar lecciones sin tener ni idea, y molestar a los más débiles, como si así fuera mejor– me explica Yawen.

–Es un idiota presumido. Seguro que estaba por allí la estudiante esa que le gusta y quería hacerse el héroe. ¡Le está bien! Aunque ten cuidado, es rencoroso, aunque cobarde. No te hará nada por ahora, te tendrá miedo. Pero si tiene la oportunidad en el futuro, querrá vengarse– me avisa.

En fin, otro enemigo más… Al menos, este no es muy fuerte.

–Lo tendré en cuenta– le aseguro–. ¿De quién está enamorado?

–No lo recuerdo…– se rasca Feng la cabeza.

–Una tal Chun Hua. Es bastante insoportable también– interviene Yawen.

–Chun Hua… Sigh…– suspiro.

–¿La conoces?– me pregunta ella, sorprendida.

–Le tiene manía a Bei Liu y Bi Lang, las amigas de Ken. Incluso una vez quiso algo así como reclutarme, solo para apartarme de ellas– le confieso. No hay motivos para ocultárselo.

–Oh. Igual no fue casualidad que te provocara. Les ha debido sentar mal el resultado. Estará furioso. Ves con cuidado– reitera Yawen.

–Sí, sí. Si por casualidad oís algo, decídmelo– les pido.

–¡Claro, faltaría más! Aunque no te debiéramos tanto, lo haría solo por fastidiarle– se ríe Tang Feng.

–Lo odia desde que me insultó– susurra Yawen, avergonzada.

Estamos un rato más hablando. Ellos se van a seguir "cultivando". Cada vez se sonrojan menos cuando lo menciono.

Les agradezco que hayan venido a verme. Aunque pueda parecer que querían conocer los detalles de la historia, sé que también estaban preocupados por mí.

Tras despedirme, me paso por la librería. No me cuesta mucho encontrar lo que busco. Tiene un nombre similar. Flecha estremecedora. Imbuye qi en las flechas para que vibren en el impacto. Es recomendable ciertas características en las flechas. Se lo explicaré a Liang. Si lo quiere, lo cogeré cuando devuelva alguno de los otros. O quizás lo coja alguna de las gemelas.

—————

Por la tarde, toca otra vez ir a vender leche y comprar carne. Ahora, vendo leche de etapas uno a cuatro. Las que he ido almacenando de Shun, y la de Hong. Lin Tao me mira como estudiándome. De hecho, también lo ha hecho con el que estaba antes.

Lo que me irrita no es ella. Es el "cliente" de Guo Xua. Se la ve bastante incómoda.

–Vamos, por los viejos tiempos– sugiere él.

–Xin, sabes que no es el mejor momento. Está todo muy complicado– intenta ella darle largas.

–Nadie lo sabrá– insiste él.

–Disculpa. Si no estás comprando, tengo algunas cosas que consultarle a la propietaria– intervengo.

–¡No te metas donde no te llaman! ¡Podrías hacerte daño!– me amenaza.

Al mismo tiempo, proyecta su aura. Es algo fácil de hacer. Simplemente, es mostrar tu cultivación. Exhibir tu qi. Está en la ocho de Génesis. Es alto para no estar en una secta.

–Me meto porque mi tiempo es valioso. No quiero tener que esperar a que acabes tu cháchara– ignoro su amenaza.

Al mismo tiempo, proyecto sobre él mi aura. Se tensa al notarla. Me mira asustado. Mi rostro está cubierto, así que no sabe quién soy.

–Da igual, de todas formas ya había acabado. Otro día hablamos– se despide de Guo Xua apresuradamente, intentando no temblar.

Lin Tao me mira con los ojos muy abiertos. Guo Xua se esfuerza por ocultar su rubor.

–Gracias por la ayuda, estimado cliente– me hace una leve reverencia.

Yo asiento con la cabeza y me vuelvo a Lin Tao.

–¿Ya está todo?– le pregunto.

–Ehh… Esto… Sí, sí. Tenga, estimado cliente– me da el oro.

–Hasta la próxima– me despido.

Me da la impresión de que quiere atravesar la ropa que tapa mi rostro con la mirada. Bueno, no sabe que la he follado un par de veces. Quizás hoy otra vez.

Salgo y doy una vuelta. Me meto por un callejón. Me escondo. Cuando el que me sigue pasa por delante, lo inmovilizo. Le tapo la boca. Es un sirviente. Está en la etapa dos. Resulta fácil.

–Dile a tu señor que, si vuelve a molestarme o hacerme seguir, le haré una visita en persona. ¿Entendido?– lo amenazo.

Él asiente con la cabeza, temblando. Lo suelto y lo empujo por donde ha venido. Sale corriendo sin mirar atrás. Quizás debería haberle preguntado quién era su señor. Sé que era el cliente de antes, pero no lo conozco. Lo he visto de lejos que lo enviaba tras de mí.

Ya da igual. Quizás Guo Xua lo sepa. Lo único que quiero es que no me dé más problemas. Estaría bien que tampoco la molestara. Pero amenazarle sobre eso explícitamente hubiera sido sospechoso.

Doy un par de vueltas. Me aseguro de que no me siga nadie más antes de llegar al lateral. No sé si Lin Tao se ha ido.

–Estás aquí. Pensaba… que no vendrías. Que quizás te habías enfadado– me abraza Guo Xua, sus ojos húmedos.

He tardado un poco más de lo normal. Pero no es para tanto.

–¿Por qué tendría que estar enfadado?– le pregunto extrañado.

Cierro la puerta. La abrazo. La miro. Ella baja la cabeza.

–Él… Era mi amante. Quería…– no acaba la frase.

Ya veo. ¿Cómo voy a juzgarla por su pasado? Además, ni siquiera es conmigo con quien está casada. Reconozco que no me haría gracia si tuviera ahora a otros. Es un poco egoísta por mi parte, lo sé. Sobre todo cuando yo tengo unas cuantas.

Le pongo un dedo en la barbilla. La hago mirarme, con suavidad. No le digo nada. La beso. Las palabras son innecesarias. La cojo en brazos para subirla a la habitación.

–Es… Espera– me pide.

–¿Qué sucede?– le pregunto, extrañado, sin soltarla.

–Lin Tao… Ella… Estuvo llorando al día siguiente. Cuando no la dejé quedarse. Dice que quiere estar contigo. Sé que es raro. Ni siquiera te ha visto la cara. Supongo que necesita a alguien después de lo que le pasó. Me ha pedido verte la cara– me pide sin acabar de pedirlo.

Me la quedo mirando. Supongo que no hay problema si Guo Xua confía en ella. Al fin y al cabo, es ella quien está engañando a su marido. Teniendo un hijo conmigo.

–Vale. ¿Está arriba?

–Sí…

–Pues vamos.

Doy otro paso hacia las escaleras. Aún no la he soltado. De hecho. Aprovecho para ir acariciándola.

–¡Espera!– vuelve a detenerme.

–¿Y ahora?

La miro. No puedo evitar que se me escape una risita. Resulta cómico.

–Yo… Estoy embarazada– confiesa, ruborizada.

Me la quedo mirando. Oh, cierto. Ella no lo sabía aún. Estos días lo debe de haber sentido. Dicen que ellas pueden saberlo por el cambio del flujo de qi. Le sonrío. La beso.

–Felicidades. ¿Subimos a "celebrarlo" o hay algo más?– le pregunto.

–Subimos– responde sensualmente, abrazándose a mí.

—————

Follamos despacio. Íntimos. Con muchos abrazos. Muchos besos. Muchas caricias. Disfruta del sexo, pero da la sensación de que se conformaría con que la abrazara.

Puedo sentirlo dentro de ella. Un pequeño brillo de qi. Un punto que absorbe qi para no devolverlo. No mucho. Sin una voluntad. Simplemente converge el qi. Llevará tiempo. Supongo que será más evidente a medida que crezca.

Mientras follamos, Lin Tao está en una silla junto a la cama. Atada. Amordazada. Desnuda. Sus ojos tapados. Goteando. La he saludado cuando he llegado estrujando sus pechos. Poniendo los dedos en su boca. Los ha lamido sensualmente.

Puede oírla gemir. Oír nuestros cuerpos chocar. Nuestras respiraciones aceleradas. Nuestros besos. Como entro y salgo de ella. Como se corre.

Aunque no puede ver como la acaricio con suavidad. Como nos miramos. Como disfruto de la esponjosidad de sus pechos. Como mis dedos se mueven con qi por encima de su piel. Como su cabello se mete entre ellos.

Me levanto y le quito a Lin Tao la mordaza. Pongo mi miembro frente a su boca. Ella la abre y lo mete dentro. Lo chupa obediente. Lo lame. Me quedo un rato disfrutando de su boca. De su lengua sobre mi parte más sensible.

Lo saco. La vuelvo a amordazar. La hago levantarse. La empujo sobre la cama. Bocabajo. Sus pies en el suelo. La penetro con un dedo. Lo saco. La empalo hasta el fondo con mi miembro. Inmediatamente, salgo y vuelvo a entrar.

La disfruto sin desatarla. Sin quitarle la venda. Estrujando sus nalgas. Guo Xua nos mira. Parece excitada. Quizás se lo haga luego. Si quiere.

Su ayudante gime ahogadamente. No puede hacer más ruido con su boca tapada.

–¿Más fuerte?– le pregunto, susurrándole en la oreja.

No debería reconocer mi voz. La fuerzo cuando voy de cliente. Ella asiente. Así que la empujo con más fuerza en cada embestida, contra la cama. Aumento el qi. Noto como sus paredes se estrechan cada vez que la penetro. A punto del orgasmo. Aunque la hago esperar unos segundos más. La verdad es que tengo que contenerme para no correrme en ella también.

–Te quitaré la venda si prometes ser mía– le vuelvo a susurrar cuando se ha recuperado un poco.

No se lo piensa. Asiente. De verdad lo estaba deseando. La desato. La hago sentarse sobre mí. Cara a mí. Le quito la mordaza.

–Quítatela tu misma.

Ella se lleva las manos a la venda. Nerviosa. Se la quita despacio. Me mira. Abre mucho los ojos. Supongo que me ha reconocido a pesar de que suelo ir tapado.

–¿Decepcionada?– le pregunto.

Ella niega con la cabeza. Un poco demasiado fuerte. Sin dejar de mirarme.

–Si tienes algo que decir, dilo. Tienes prohibido callártelo– le ordeno, mientras veo a Guo Xua sonreír.

–Yo… Antes…– empieza, aunque se calla a medias –¡Ay!

La he pellizcado. Aunque no muy fuerte. Supongo que la he sorprendido.

–Dilo.

–Antes… Has estado guay cuando has defendido a la señora. Tú…

Parece indecisa. La miro esperando que acabe. Si no, la volveré a pellizcar.

–Tú… ¿También lo harías por mí?– pregunta finalmente.

Está avergonzada. Y teme mi respuesta. Quizás por eso dudaba. Me hace sonreír.

–Claro. Ahora eres mía– le aseguro.

Quizás estoy actuando un poco posesivo. Aunque no parece importarle. Se le asoma una sonrisa. La beso. Se deja hacer. Totalmente rendida.

–Aún no hemos acabado. Ahora te toca moverte a ti– declaro.

Ella se siente desconcertada un momento. Aunque no tarda en entenderlo. Mi miembro está rozando su entrada. Se sonroja un poco más. ¿Ahora le da vergüenza? Voy a provocarla más.

–Quiero besos y abrazos. Puedes ser lo suave o intensa que quieras. ¿Entendido?

Ella asiente. Se muerde el labio. Se levanta ligeramente. Me lo coge nerviosa con la mano. Para colocarlo frente a su vagina. Luego baja de golpe.

–¡¡Aaaaah!!– gime, sorprendida de su propia acción.


Chapter 159: Emboscada

Lin Tao se mueve con un poco de torpeza al principio. Nerviosa. Sus besos son tímidos también. Hasta que pongo mi mano en su nuca. Forzándola a pegar nuestros labios. Invadiendo su boca con mi lengua.

Después de devorarla, la suelto y la miro.

–Ahora tú– le exijo.

Obedece. Primero algo torpe y tímida. Pero va cogiendo confianza a medida que lo repite una y otra vez.

Gime y coge aire cuando nuestros labios se separan. Pero pronto los vuelve a unir.

Sus movimientos también son cada vez más rítmicos. Menos indecisos. Disfruta cuando la domino. Pero también le gusta llevar la iniciativa.

–La estás corrompiendo– me regaña Guo Xua.

Su voz es demasiado sensual como para tomarla en serio. Se ha apoyado en mi hombro. Susurrándome al oído. Saco una de las manos de la nalga de Lin Tao. La llevo la pierna de Guo Xua. Subo por su muslo. Acariciándolo. Hasta encontrar el lugar prohibido.

–¡Aaah! ¡Espera! ¡Ahí no! ¡¡Aaaah!!

Pronto tengo a las dos siendo penetradas. Una por mi miembro. La otra por mis dedos. Guo Xua está ahora apoyada en mí. Casi sin fuerzas. Gimiendo sin parar. Mientras juego con su vagina. Con su clítoris. Lin Tao no tiene tiempo para mirarla. Está otra vez al borde del orgasmo.

Lleno a una mientras hago a las dos correrse. Sus cuerpos sudados pegados a mí. Sus gemidos incontrolables.

Las dejo recuperarse mientras las abrazo. Mientras las beso a una y otra con suavidad.

–Límpiame– le susurro al Lin Tao al oído al cabo de un rato.

Ella obedece enseguida. Presta a satisfacerme. Chupa mi miembro sacando toda la lengua. Mirándome lujuriosa. Se lo mete dentro. Luego lo lame desde fuera. Hasta que la empujo sobre la cama. Sin ser rudo.

Me mira a los ojos cuando me pongo sobre ella. Mi cabeza sobre la suya.

–¿Te gusta que use tu otro agujero?– le pregunto.

Ella abre más los ojos. No dejo de mirarla. Se ve forzada a responder. Asiente. Roja. Le lubrico su abertura anal con sus propios líquidos. Luego la penetro. Sin dejar de mirarla. Sin dejarle apartar mi mirada.

Penetro su culo despacio. A veces besándola. Sus piernas totalmente abiertas. Sus rodillas dobladas. Mientras disfruto la estrechez de su ano. Sin prisa. Haciéndola llegar poco a poco al orgasmo. Guo Xua nos mira.

Me dejo invadir por el placer. Llenándola cuando se corre. Pero no por ello paro. Ella parece sorprendida. Aún jadeando. Yo decido acelerar.

–¡¡Aaaaaahhh!! ¡Mi culo! ¡¡HHHHAAaaaaaahhhhHH!! ¡No puedo más! ¡¡¡¡¡¡AAAAAaaaaaAAHHH!!!!!! ¡Por el gran qi! ¡¡¡AAAAAAAHHHHH!!!

Esta vez la llevo más rápido al orgasmo. Y al mío. Me he dejado llevar. La vuelvo a llenar otra vez. Salgo de ella. La beso en la mejilla. Está agotada. Aun así, me limpia el miembro con la boca.

Miro entonces a Guo Xua. Está de rodillas sobre la cama. Su mano en la entrepierna. Me mira excitada. Me acerco a ella.

–¿Quieres que te lo haga como antes a ella? ¿Contra la cama y atada? Me ha parecido que te excitaba– la acuso.

Ella aparta la mirada. Pero no dice que no. No se queja cuando le pongo una venda. Ni cuando la amordazo. Ni cuando la ato. Incluso abre las piernas cuando la pongo contra la cama. Sus pies en el suelo. Su respiración acelerada.

Se estremece cuando la penetro. Voy acelerando poco a poco. Ella se deja. Bueno, está atada. Aunque no muy fuerte.

No paro de penetrarla ni cuando se corre. Manteniéndole durante un rato en un largo orgasmo. Hasta que noto que está al límite. Que no puede más. Que su qi empieza a fluctuar.

Entonces la dejo correrse una última vez, más intenso. Llenándola. Satisfaciéndola. Mientras su sirvienta la mira con los ojos muy abiertos. Descansando. Y muy roja. Quizás se imagina a ella antes así.

La desato. La ayudo a acostarse. A las dos juntas. Las beso en la frente. No tardan en dormirse.

Ha sido realmente excitante. Puedo notar que las dos son mías. Aunque a Guo Xua no puedo enviarla a la Residencia. Debido a que está embarazada. Resulta extraño. ¿Lo cuenta como un ser vivo? Supongo que, de alguna forma, detecta un segundo qi. Aún a medio formar. Que no es leal a mí.

Me voy a ir, pero cambio de idea. Llamo a Hai y le explico la situación. Luego me la follo sobre el mostrador. Está bastante excitada.

Luego pruebo Extensión de qi mientras ella se queda tirada sobre el mostrador. Bueno, lo poco que he comprendido. La primera fase de extender el qi. Es la fácil. Luego hay que consolidarlo y darle forma. Eso tengo que volver a leérmelo. Pero empiezo con esto. A ver si despejo algunas dudas.

Lo cierto es que gasto mucho qi. Demasiado. La mayoría simplemente se pierde. Tras unas pocos pruebas, me quedo a la mitad. Está claro que tengo que mejorar esta primera fase.

Necesito recuperarlo. Así que sigo con Rong, con sus enormes pechos aplastados sobre el mostrador. Luego Rui, Ning y Bronceada. Practicando entre medias. Resulta excitante follarlas en un lugar diferente. Viendo a la gente pasar fuera de la tienda.

—————

Cuando voy a salir, con Detectar qi descubro que hay alguien fuera. Así que salgo por una ventana. Es el mismo sirviente de antes. Que pesado… Sé que es un mandado. Pero eso no significa que lo vaya a dejar hacer lo que quiera. Preciso la ayuda de las chicas.

Al final es Yi. Habla supuestamente asustada con un par de los guardias de la ciudad. No son de nivel muy alto, pero tienen autoridad. Les dice que ha visto alguien a acechando en un pasaje cerca de la tienda. Desde lejos, parece realmente asustada.

Puedo ver que los guardias van a investigar. Sorprenden al sirviente. Se lo acaban llevando. Ya no es problema mío.

Guo Xua me ha dicho que su examante no la molestará mucho más. Mañana anunciará que está embarazada. Ha querido decírmelo a mí primero. Tras ello, debería dejarla en paz.

También está convencida de que el anuncio causará una pequeña conmoción. Aunque me ha asegurado de que está bajo control. Que no tengo de que preocuparme. Eso espero.

Como sea, me vuelvo a la cabaña. Tengo que practicar un poco más antes de llamar a las chicas.

Lo que no esperaba era otra sorpresa. Tras salir de la ciudad, a medio camino de entrar en la secta, aparecen dos figuras frente a mí.

–Muéstranos la cara– me exige uno de ellos.

Dos más me cierran el paso por detrás. Su nivel no es muy alto, excepto el de uno. Lo reconozco. Uno de los secuaces de Dai Fen. El exestudiante que quiere vengarse de mí por una sospecha. Y ex de Hai. En su favor, hay que decir que ha acertado. Pero eso no importa ahora.

–¿Quiénes sois y qué queréis?– les pregunto, llevando la mano a la empuñadura de una espada.

Quizás les despiste así. Una espada no es mi arma. De paso, aviso a las chicas. Se visten a toda prisa. Recogen armas y talismanes.

–Eso no importa. Solo queremos asegurarnos de que no eres el criminal que buscamos– insiste.

–Soy un estudiante de la secta, no un criminal. ¡Apartad de mi camino!– les grito, intentando parecer enojado y ofendido.

–Muéstranos la cara y te dejaremos pasar– vuelve a insistir, sin perder la calma.

–¿Por qué tengo que haceros caso?– sigo ganando tiempo hasta que estén preparadas.

–Porque somos más fuertes. ¿Te descubres tú, o lo hacemos por ti?– vuelve a insistir.

Tendría que haber llamado a las chicas antes, y haber ido en un grupo numeroso. Quizás disfrazado. Como al salir. No esperaba que estuvieran aquí a esta hora. Se suponía que se iban antes. ¿Cuándo han cambiado su rutina?

Ya da igual. Están preparadas. Si es necesario, lucharemos. Solo hay uno que es peligroso. Está en cinco de Alma. Los otros están en Génesis. Entre siete y nueve. Somos más. Aunque no podemos dejar a ninguno vivo. Ese será el plan B. Y no será fácil. Dependerá de los talismanes. Por ahora, probemos si hay suerte.

–¡Ya está bien! ¡Apartad o me pondré serio!– amenazo.

–Solo tienes que mostrar el rostro. Nada más que…– vuelve a decir, con tono aburrido.

Se queda a medias. Me abalanzo sobre él. El de la etapa cinco. Blandiendo la espada. Añadiendo qi. Haciéndola brillar como había hecho Ga Gui. Lo cual es en realidad inútil.

La suerte está de nuestra parte. Se pone a la defensiva. Acumula qi en una especie de escudo. Lo ha interpretado como una técnica. Cuando es solo una treta. Una finta.

Cambio de dirección de repente. Circulo qi por a todo mi cuerpo. Ejecuto el primer paso de Movimiento Creciente. Luego el segundo, y el tercero. Los he cogido por sorpresa. Cuando se dan cuenta, estoy ya a unos metros de distancia.

No miro atrás, sigo subiendo las escaleras. Ejecutando la técnica de movimiento. Me resulta muy natural a pesar del terreno. Siempre practico la técnica cuando voy por las escaleras.

Cuando tengo a los vigilantes a la vista, me detengo. Ya no se atreverán a atacarme. Miro hacia atrás. Se han detenido. Ha ido de poco. Aviso a las chicas de que ha pasado el peligro.

–¿Ha pasado algo?– pregunta uno de los vigilantes cuando llego a su altura.

No me extraña que se haya dado cuenta. Me ha debido ver parar de repente. Y mi respiración está aún un tanto acelerada. Además de rastros de qi.

–Había un grupo extraño. Insistían en que les mostrara la cara, pero no me fiaba. He escapado de ellos– explico.

–¿¡Otra vez!? Les hemos echado antes, ha habido varias quejas. ¿¡Se han atrevido a volver!? ¡Ahora verán!– amenaza.

Está muy por encima de mi cultivación. Supongo que en Cuerpo. Son estudiantes a los que les pagan por vigilar la entrada. Es aburrido, pero pueden cultivar mientras lo hacen.

–No tardes. Si ven que dejas el sitio, te puede caer una buena bronca– le recuerda el otro.

–¡Será un momento! Mmmm. Se están yendo a toda prisa. Más les vale no volver– amenaza.

Supongo que ha usado alguna técnica para comprobar la situación. O quizás sentido divino. Puede usarlo si tiene suficiente cultivación. A saber cuál tiene. Espero que no vuelvan. Estaré atento a las noticias.

Los saludo y entro. Tengo que llegar a la cabaña y llamar a las chicas. Aunque les he dicho que el peligro ha pasado, están inquietas. Normal. No saben qué ha sucedido.

—————

Una vez más, maldicen a Dai Fen. Hong, el ama de cría de Bronceada, también nos explica lo que sabe de él. Si bien no lo conoce personalmente, es famoso en ciertos círculos. Su fama no es muy buena.

Despilfarrador, déspota y cruel son algunos de los calificativos. Aunque no es el único. Hai no tenía tampoco muy buena fama. Bueno, ya lo suponía. Nuestro encuentro no fue precisamente pacífico. ¿Podría decir que se ha reformado? Al menos, ahora es obediente y apasionada.

El problema es si será peligroso seguir yendo a la ciudad. Veremos qué pasa. Si los vigilantes están informados, puede que arreglen el problema. O puede que lo dejen estar. Aunque espero que no. Otros estudiantes deben de estar molestos. Y algunos tienen parientes de mayor nivel. Si se alarga, se acabarán encontrando un problema. Les estaría bien. Ya ha durado demasiado.

Claro que hablamos de esto mientras yo estoy gran parte del tiempo en el suelo. Quería que Rayitas cogiera un trozo de carne que tenía en la mano. En su lugar, ha saltado sobre mí. Me ha lamido la cara con su áspera lengua. Luego se lo ha comido. Terror ha aprovechado para coger el que tenía en la otra mano para ella. Han logrado la comida, aunque no cómo yo esperaba.

Las chicas no me han ayudado. Estaban muy ocupadas riéndose. Hay que reconocer que era gracioso. Aunque lo hubiera sido más si hubiera sido una de ellas.

Luego me asaltan. Dicen que estaban preparadas para luchar, y que tienen que soltar adrenalina. Es una excusa. Lo sé yo. Lo saben ellas. Lo que no impide que sea su juguete. Wan también se ha apuntado. Había acabado con las hierbas y la he traído.

Terror ha estado un rato lamiéndole la mano, mientras ella se reía de las cosquillas. Supongo que por el olor a hierbas. Mientras, Yi me cabalgaba un tanto salvaje. Y Yu lo ha hecho antes más dulce.

A Rayitas ya la he devuelto. La hemos dejado con Wei. A la niña le encanta dormir sobre el suave pelaje de la tigresa. A esta no parece importarle, al menos cuando está dormida. Si le tira de los bigotes, gruñe.

Al final, me acabo durmiendo con Liang. Abrazándola. Su cabeza en mi pecho. Ha sido la única que no ha abusado de mí. Hasta Ma Lang se ha apuntado.

Con Liang, ha sido muy dulce. Como casi siempre que estamos solos. Sin duda, es adorable.


Load failed, please RETRY

Weekly Power Status

Batch unlock chapters

Table of Contents

Display Options

Background

Font

Size

Chapter comments

Write a review Reading Status: C158
Fail to post. Please try again
  • Writing Quality
  • Stability of Updates
  • Story Development
  • Character Design
  • World Background

The total score 0.0

Review posted successfully! Read more reviews
Vote with Power Stone
Rank 200+ Power Ranking
Stone 27 Power Stone
Report inappropriate content
error Tip

Report abuse

Paragraph comments

Login

tip Paragraph comment

Paragraph comment feature is now on the Web! Move mouse over any paragraph and click the icon to add your comment.

Also, you can always turn it off/on in Settings.

GOT IT