Download App
56.69% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 144: Wu Ye

Chapter 144: Wu Ye

–Ya la has oído. ¿Podrías explicarlo sin gritar?– pide Liang, más conciliadora.

Bronceada asiente, más calmada. Quizás asustada. Aun así, mira a Ning con rencor. Como si no pudiera esperar para saltar sobre ella y arrancarle los ojos.

–Esa puta ha calumniado a mi tío– revela Bronceada entre dientes.

–¿Qué tío?– pregunta Ning entre asustada y confusa.

–Wu Ye…– responde entre dientes.

Si pudiera matar con la mirada, Ning habría sido asesinada como una docena de veces. La verdad es que Ning no presta mucha atención a lo que no le interesa. Todos sabemos que Wu Ye es el tío de Bronceada. En realidad, ella se llama Wu Zhu.

Es uno de los oficiales de la Facción del Placer. Aunque ella lo llama tío, es su tío abuelo como mínimo. Además, es el nieto de Wu Gen, el maestre de la Facción del Placer. Me da escalofríos pensar en él. A pesar del tiempo pasado, no he podido olvidarlo. Cuando abusó de mí de niño. Cuando no era más que un niño esclavo.

–¡Ah! ¿Ese? ¿De verdad…? ¿Entonces…?– se sorprende Ning.

Parece que ha entendido algo. Palidece al cabo de un momento. No se atreve a mirar a Bronceada. La cojo de la barbilla y la hago mirarme.

–Explícamelo todo. Tranquila, no te hará nada– le ordeno.

Ning asiente. Traga saliva. La mira de reojo un instante. Rápidamente me vuelve a mirar a mí. La mirada de Bronceada asusta.

–Yo… Estaba diciendo que una de las compañeras… en el burdel… Había tenido de cliente a Wu Ye… Ahora que lo pienso, esa compañera tiene un físico parecido a Bronceada– empieza ella.

–¡Tú…!– grita Bronceada.

–¡Plaf!

No ha sido un golpe muy fuerte. Pero sí contundente. Bronceada mira a Song con rencor y miedo. Se toca la cabeza con las dos manos. La han soltado, pero la vigilan de cerca.

–Sigue– le exijo a Ning.

–Comentaba esa compañera que había dicho cosas como: "Es una pena que las líneas del moreno no sean tan marcadas como las de mi sobrina". También: "Mi sobrina era más firme. Es una lástima no poder disfrutarla"– narra Ning.

Miro a Bronceada. Está conteniéndose como puede. Empiezo a entender que ha pasado. Respeta mucho a su tío. Diría que lo adora. Tengo la sospecha de que es una de las razones por las que no es totalmente fiel a mí.

–¿Qué más?– pregunto, ya que Ning se ha callado.

–Nada más. No me dejó decir más. Me atacó de repente. No lo entendía. No sabía que era su tío.

La última frase la ha dicho en un susurro. Con miedo. La ha debido traumatizar. 

–¿Qué más tenías que explicar?– pregunto con curiosidad.

Shi y Song se acercan un poco más a Bronceada. Le advierten con la mirada. Luego escuchan con atención. También tienen curiosidad.

–Bueno, mi compañera se reía. Creía que tenía un fetiche raro. Que no iba en serio. Se ve que hasta dijo que…– explica Ning, aunque duda acabar la frase.

Vuelve a mirar a Bronceada con miedo. Aunque también hay lástima. Nosotros nos quedamos mirando a Ning, esperando que acabe. Respira hondo antes de continuar. Tiene miedo a Bronceada. Pero más a Song.

–Mi compañera contó que había dicho que "Su madre era deliciosa". Se refería a la madre de… su sobrina… de… Bronceada.

Lo dice en un susurro, pero todos la escuchamos.

–¡Eso es mentira! ¡Cómo te atreves!– estalla Bronceada.

Shi y Song la reducen. La empujan contra el suelo. Ella sigue gritando, enfurecida.

–Kong…– me pide Shun.

Asiento. Las envió a ella y a Wei de vuelta. La niña estaba asustada. Se ha puesto a llorar. Aunque ninguna de las chicas parece reprocharle a Bronceada esta vez. A pesar de su estallido. O de haber asustado a la niña. Sus miradas son más bien compasivas.

–¿Hay más?– pregunto a Ning. Mejor llegar al final.

–Sí… Se ve que dijo que la madre de… se había suicidado… Y la había insultado por ello… Mi compañera decía que tiene un sentido del humor macabro. También había dicho que había criado a su sobrina para que ocupara su lugar. Que era una pena que hubiera muerto. Que ahora tenía que contentarse con putas. Mi compañera pensaba que no iba en serio. Muchos clientes bromean. Aunque algunos explican lo que no deberían explicar cuando están excitados. Eso es todo lo que sé…– acaba Ning.

Suspiro. No soy el único. Bronceada sigue inmovilizada.

–Si puedes averiguar más, hazlo. Pero no insistas. Que no parezca que estás demasiado interesada– le ordeno.

–Sí… Amo– asiente.

–Ahora descansa. No te preocupes por Bronceada– le aseguro.

Dicho esto, la envío de vuelta. Se deja caer sobre el suelo. Me acerco a Bronceada. No puedo descifrar su mirada. Hay rabia. Aunque no hacia mí. Hay lágrimas. No sé si de la rabia o de algo más.

–Si te vas a comportar, te soltamos. ¿De acuerdo?– le ofrece Shi.

Bronceada asiente. La sueltan poco a poco. Aunque la vigilan. No obstante, ahora no está Ning. Y no creo que ataque a nadie más porque sí.

–Ning no lo ha hecho con mala intención. Solo ha explicado lo que le han contado. Ni siquiera sabe si es verdad. No deberías enfadarte con ella– intenta calmarla Liang.

Bronceada está un rato en silencio. Apretando los dientes. Mordiéndose incluso el labio. Sangra. Brotan lágrimas de sus ojos. Aprieta los puños con fuerza.

Liang hace intención de ir hacia ella para abrazarla. Para consolarla. Pero se detiene y me mira. Entiendo.

Me acerco a Bronceada y la abrazo. La aprieto contra mí. No se resiste. Se pone a llorar desconsoladamente. Tarda un buen rato en calmarse. Liang le palmea suavemente la espalda. Todas parecen conmovidas. Incluso Song.

–Lo siento… No debería haberla tomado con Ning… Es solo que…– solloza.

–Está bien. Lo entendemos. Pero pídele perdón. Estaba muy asustada– le pide Liang.

–Lo… haré… Lo siento… Yo…– promete, para luego guardar un buen rato de silencio. Solo se escuchan sus sollozos.

Nadie dice nada. Todos entendemos que es duro para ella. Es nuestra esclava. Intentó matarme. Pero eso es cosa del pasado. Supongo que ninguno podemos evitar conmovernos. Entender que se siente destrozada.

–Yo… Necesito saber la verdad. Él dijo que mamá murió de una enfermedad. Yo… No sabía nada. Tengo que saber si es verdad. Si realmente él… Si todo fue mentira– me suplica.

Suspiro. Lo que me pide no es fácil.

–No te lo puedo prometer. Haré lo que pueda, pero no sé si será suficiente– es todo a lo que me puedo comprometer.

Ella asiente. Aunque no me suelta. Me sigue agarrando con fuerza. Casi con desesperación. Tarda un rato en soltarse. En pedirnos perdón a todos. Aunque creo que está un tanto sorprendida. Quizás conmovida. Liang la ha abrazado y consolado después. Las demás chicas también han sido bastante dulces. Normalmente la tratan con bastante más frialdad. Ha vuelto a ponerse a llorar.

Cuando la envío de vuelta, puedo notar que su lealtad ha mejorado bastante. Aunque aún hay cierta reticencia. Supongo que tiene dudas de la verdad. Y su estado de ánimo es un poco inestable

De todas formas, se acerca a Ning. Esta se asusta. Incluso crea una barrera. Bronceada se sienta delante. Algo dice. Supongo que se está disculpando. Le cuesta un buen rato conseguir que Ning baje la barrera. Sorprendentemente, acaban abrazadas.

Mientras, he traído a Shun de vuelta. Las chicas le explican todo. Parece que le ha afectado la historia. Aunque no sabemos si es verdad

Ha sido un día un tanto raro. Entre el entrenamiento interrumpido y esto. Quizás por ello se han quedado más rato conmigo. Aunque se van cuando aparece Shu.

—————

Shu se me queda mirando sonriendo. Hemos tenido sexo un poco salvaje. Su precioso culo no dejaba de vibrar. Su pelo verde caía sobre sus brazos. Con los que se apoyaba a la cama. Mientras la penetraba desde detrás.

La estoy disfrazando. Manchándole la cara que se ha limpiado al entrar. Para regalarme su precioso rostro.

–¡Ja, ja! ¡Me haces cosquillas!– se queja.

Me encanta verlas reír. No sé si ríen mucho cuando no están aquí. Probablemente no. Aunque quizás sí entre ellas. Ai, Ken y Shu comparten ahora habitación. Entre risas, Ai aseguró que así podían conspirar contra mí. Sé que no es esa la razón. Bueno, al menos no la única.

–¿Sabes de algún esclavo que estuviera sirviendo a Wu Ye hace unos cinco años?– preguntó de repente.

Ella me mira un tanto extrañada.

–Ni idea. Puedo preguntar. Conozco a una que va allí por las mañanas– me asegura.

–Estaría bien. Pero… Que sea disimulado, por si acaso– le advierto.

Me vuelve a mirar. Asiente seria. Sé que lo ha entendido. No pregunta el por qué. Es mejor para ella no saberlo. Nunca saben qué le pueden preguntar. Y no puede mentir en los interrogatorios.

–¿Y cómo me lo vas a pagar?– pregunta sensualmente, sonriendo.

–¿Cómo quieres que te lo pague?– le devuelvo la pregunta.

Aprovecho para acariciar su mejilla mientras la ensucio. Suavemente. Con cariño.

–Ya se me ocurrirá algo– asegura traviesa.

Al final, como siempre, me duele verla marchar

—————

Por la noche, Ning me pide que sea muy intenso. No estoy seguro de si es por lo que ha pasado antes. O simplemente hoy le apetecía. La follo sobre la cama. De lado. Yo de pie. Uno de sus piernas sobre mi hombro.

La cojo de la pierna para embestirla. Para penetrarla hasta el fondo. Acariciando su piel blanca. Mientras contemplo sus pechos rebotar. Su boca gemir sin parar. Totalmente entregada al placer.

Agotada, me la quedo abrazando un rato. Hasta que recupera la respiración.

–¿Qué tal el escudo contra Bronceada?– le pregunto.

–Lo rompió…– responde deprimida.

–Oh. Y eso que está una etapa por debajo– la pincho un poco.

–Es que… Ha entrenado su puño Celalgo mucho– responde reticente.

–O tú tu barrera poco– la acuso.

Ella no dice nada. Solo se encoge.

–Esta vez estaba yo para sacarte. Y Rui hubiera intervenido. Pero quizás otra vez no tengas tanta suerte. Sería bueno que la mejoraras– le sugiero.

Otras veces le ordeno que entrene más. O la amenazo. Suele ser efectivo durante un tiempo. Luego es como si se le fuera olvidando. A ver si así se esfuerza de verdad.

Ella asiente. No sé si realmente se esforzará más. Ya lo veremos. Al menos, es cierto que la ha asustado. Le beso en la frente antes de devolverla

—————

–¡¡AAAAaaaahhh!! ¡¡¡AAAAMOoooo!!! ¡¡¡HHhhhaaaahhhHHH!!!

Bronceada parece más apasionada que normalmente. Más necesitada. Incluso ansiosa. Es un sexo más bien dulce. No me lo ha pedido explícitamente. Pero a estas alturas puede deducir lo que quiere de sus gestos. De como se mueve.

Mis manos agarran sus pechos. A veces mis dedos recorren sus líneas de bronceado. La diferencia entre el claro y oscuro de su piel. O recorren sus tonificados músculos. No son muy abultados. Pero sí fuertes. Vibrantes.

Cuando la beso, su lengua me recibe con más pasión de lo habitual. Está más entregada. Con sus piernas abiertas. Su espalda sobre la cama. Yo sobre ella. Mirándola a los ojos. Si mis labios no están ocupados.

Se arquea cuando se corre. Con la cabeza ligeramente hacia atrás. Su lengua fuera la segunda vez. A la tercera ya respira con dificultad. A la cuarta la lleno. Habiendo disfrutado un buen rato de su apretada vagina.

Me quedo un rato sobre ella. Sorprendentemente, me acaba sonriendo. Justo antes de quedarse dormida. Creo que está más agotada psíquica que físicamente.

La devuelvo y llamo a Hai. La follo de pie. Contra la pared. Sin dejarla casi respirar. Sin dejarla pensar. Lleva unos días preocupada. Por lo del veneno.

A diferencia de Rui. Que me cabalga con pasión cuando se lo ordeno. Con total devoción. Permitiéndome disfrutar de las vistas y el placer.

En cuanto a las chicas, no parece que les haya afectado lo más mínimo. Al menos no lo demuestran al principio.

Yu no duda en atarme. Con ayuda de Shi y Song. Y de su hermana. Vengándose de la broma de antes. Aunque acaba siendo más tierna de lo que pretendía. Incluso Yi, que ha aprovechado que me habían atado.

–Hoy no has estado mal, aunque te hayas librado del entrenamiento– me susurra Shi.

Ella y todas las demás también aprovechan que me han atado. Para cabalgarme con mucha ternura. Con muchos besos. Todas excepto Wan.

Por una parte, ella estaba con alquimia cuando todo ha pasado. Se lo han explicado, pero no le ha dado mucha importancia. No había hierbas por en medio. Aunque se ha preocupado por Ning.

Por la otra, porque hoy se queda conmigo. Así que hago lo que me pide. Penetrarla sin compasión. Estrujar sus carnes con ardor y qi. Entre ellas, sus enormes pechos. Sus provocativas nalgas. Toda ella vibra como una gelatina. Además, acaba siendo una almohada muy mullidita.


Chapter 145: Compromiso peligroso

Unos días más tarde, vuelvo a la tienda de la madre de Hai. Vendo leche, compro carne, y me aseguro de comprar algunos collares. Sorprendentemente, tienen algunos suficientemente pequeños para Terror.

Me fijo en Lin Tao, la asistente de Guo Xua. Me atiende como siempre. Pero se la ve nerviosa. La propia Guo Xua me lo confirma un rato después. Cuando está descansando en mis brazos. Con los ojos cerrados. Apretada en mi pecho. Actuando un tanto mimosa. Después de haber estado gimiendo durante veinte minutos sin parar.

–¿Tú también te has dado cuenta? Le he preguntado, pero dice que no es nada. No me quiere decir qué le pasa. Lleva una semana así. Parece nerviosa, puede que asustada. Me preocupa– me explica ella, mientras acaricio su nalga con suavidad.

Coincide con nuestra visita de la semana pasada. Supongo que la asustamos bastante. He podido notar que sigue envenenando a Guo Xua. Bueno, le dije que siguiera. Lo elimino más rápido de lo que el veneno se deposita. De hecho, no se le puede llamar exactamente veneno. Tampoco importa mucho. A menos que hable con Wan. Lo ha repetido varias veces. Incluso indignada.

Me voy cuando se duerme. A la secta. A mi cabaña. A pasar la noche con las chicas.

Liang ha subido a siete. Ya está más cerca del resto. Aunque no por ello menos apasionada. Sigue igual de dulce y servicial. Aunque no duda en jugar conmigo si la ocasión lo permite. Sin ningún tipo de remordimientos. Solo con una hermosa sonrisa traviesa. Como cuando me atan.

Bronceada está inquieta desde la revelación de Ning. Pero no le queda más remedio que esperar. Hasta que Shu traiga noticias. Y no hay garantía de que descubra nada.

Ya nos preocuparemos cuando llegue el momento. Por hoy, me duermo en los brazos de Shi. Hipnotizado por el sonido de su respiración. De sus latidos. De la calidez de su suave piel contra la mía.

—————

Tras copiar una de las páginas, me voy a recuperar qi. Por la sonrisita de alguno de mis compañeros, deduzco que han debido oír alguna vez los gemidos. Al menos sospechan algo. Supongo que piensan que me reúno con alguien que viene de fuera. De hecho, a veces es así. Tampoco soy el único.

Creo que al menos otros tres también aprovechan las pausas. Dos tienen una aventura entre ellos. Sé que él tiene prometida. Ella no lo sé. Hay muchas parejas prometidas por sus padres. No todas están contentas con una situación que no han elegido.

Algunos creen que podrán escaparse de ese destino. Aunque para ello tendrán que llegar a ser suficientemente fuertes. No todos lo lograrán. Aunque eso no significa que no se diviertan mientras están en la secta.

Hay comprometidos que están satisfechos con los arreglos. Incluso felices. A veces solo uno de los dos. Los hay quienes simplemente lo aceptan. Se someten a la voluntad de sus familias.

Bang Rui entraba en esa lista. Su prometido también. Aunque no era fiel. Y ella bastante celosa. Por eso pasó lo que pasó con Shi y Song. Claro que eso era antes de que su prometido quisiera matarme. Y ella acabara convirtiéndose en mi esclava.

Di Tao está en una situación similar a la que estaba Rui. Acepta su compromiso. Aunque, a diferencia de Rui, a regañadientes. Sabe que su prometido no le es fiel. Eso la frustraba. Por eso se metía con las otras estudiantes. Y por eso ha acabado sometida a mí. Entre venganza, lujuria y tener a alguien que le haga un poco de caso.

Oh. Precisamente está fuera. Rui tendrá que esperar. Le abro la puerta. Viene en seguida. Está extraña. Parece deprimida. Se tira a mis brazos. Me besa. ¿Era antes tan apasionada?

–¿Cuándo has vuelto?– le pregunto, mirándola a los ojos.

–Ayer por la noche. Házmelo. Hazme olvidar todo– pide con desesperación.

Algo le ha pasado. No me da tiempo a preguntar. Se quita las bragas. Se sube la falda y se tumba sobre una mesa. Bocabajo. Sus pies en el suelo. Sus piernas ligeramente separadas. Mostrándome su culo. Invitándome.

–Fóllame. Penétrame. Destrózame– insiste

Le cojo una nalga. La separo un poco más. Con la otra mano penetro su ano. Para lubricarlo. Ella se estremece. Gime suavemente.

–¡Métela ya!– reclama –¡¡AAAAaaaahhh!!

La penetro. Hasta el fondo en la primera embestida. La empujo contra la mesa. Ella pide más. Así que acelero. Con qi. Estremeciéndola. Satisfaciéndola. Haciéndole olvidar sus frustraciones.

–¡¡AAAAAAAaaaahhhhHH!! ¡Maldito Wu Kai! ¡Qué te jodan! ¡¡¡HHHHHHAAAAAaaaaaahhhhHHH!!!

En su segundo orgasmo, está maldiciendo a su prometido. Wu Kai. Puedo ver lágrimas resbalando por sus mejillas. No sé qué ha pasado en la su misión. No hay duda de que fue peor de lo habitual. Si no, no estaría así. Parece furiosa con él. Y frustrada.

Me aseguro de absorber su qi. Y su yin. Aunque menos que otras veces. Parte lo uso para ayudarla a curar sus heridas. Tiene varias. Una profunda. Está medio curada. Quizás por eso se ha puesto en esa posición. Para no quitarse la ropa. Para no dejarme verla.

No hago nada que sea demasiado evidente. Me ocupo de las cicatrices internas. Las que le podrían ocasionar problemas en el futuro. De momento, una parte. Seguiré la próxima vez. No puedo ser demasiado obvio.

Finalmente la lleno. La dejo jadeando sobre la mesa. Doy la vuelta. Me pongo en el lado hacia el que está girada. La miro a los ojos.

–¿Qué pasó con Wu Kai?– le pregunto.

Es el mejor momento para preguntar. Ahora que está satisfecha. Y agotada. Sus defensas bajas. Tengo curiosidad por saber qué ha pasado.

–Aaah… El muy hijo de cultivadora maligna… Él y su zorra quisieron matarme… Aah… Un accidente dicen… ¡Y una puta mierda! ¡Si no hubieran estado los demás, me habrían rematado…!

Hay ira en su voz. Supongo que se siente traicionada. No sé qué decir.

–Me da igual que estuvieran toda la misión flirteando. O que se fueran los dos a follar. Todos lo sabían. Me miraban con lástima. Era humillante, pero no la primera vez. ¿Cómo podía imaginar que también iba a querer matarme? ¡Puto cabrón!

Todo lo que puedo hacer es abrazarla. Dejarla llorar. Nada de lo que diga puede consolarla. No puedo estar seguro de si es verdad o solo lo imagina. Quizás solo fue un accidente. O quizás no. Lo que está claro es que ella cree que intentaron matarla. Además, le guste o no, sigue siendo su prometido.

Ninguno de los dos puede desafiar a sus familias. Por lo que me contó, son bastante poderosas. Claro que si ella muriera en un accidente… No sé si es verdad. Pero su prometido podría tener un motivo.

Tendré que investigar un poco sobre ellos. Aunque no creo que pueda hacer nada. Su cultivación es bastante más alta que la de ella. Y por tanto que la mía.

Tarda un rato en calmarse. Al final me sonríe. Antes de marcharse. Con los ojos enrojecidos. Me da un poco de pena. Al principio acepté follarla porque me resultaba conveniente. Ahora me gustaría hacer más.

Yo respiro hondo para calmarme. Si no, no podré concentrarme en copiar la siguiente hoja. Si no tiene toda mi atención, cometeré algún error.

—————

Cuando vuelvo, he de recuperar qi. He copiado las dos últimas hojas seguidas. Casi he agotado mis reservas. Así que ordeno a Pu Rong que me cabalgue. Dándome la espalda. Mostrándome sus voluptuosas nalgas. El tamaño de sus pechos me permite ver su contorno incluso desde atrás. Mientras botan obscenamente.

Hai y Ning están cada una a un lado. Agarro una nalga de cada. Apretándolas. Comparándolas. Disfrutando de su elasticidad. De su suavidad. Reclamándolas como mi propiedad. Rui lame mi miembro mientras penetro a Rong. Mis testículos.

Ning me besa. Sus pechos apretados sensualmente contra mí. Hai los aprieta desde el otro lado. Besándome el cuerpo. Servicial. Rendida a mí. Las hago turnarse de vez en cuando. Mientras disfruto de la vagina de Rong. Mientras sus gemidos llenan la habitación.

Ning es más lasciva. A veces parece desesperada por el placer. Hai más servicial. Entregada. Rong simplemente cumple. Rui es servicial y lasciva a la vez.

Es más evidente cuando lleno a Rong y la cambio por Hai. Se nota que intenta complacerme. Por sus movimientos.

Cuando es el turno de Ning, es más salvaje. Se mueve con lujuria. Pensando solo en su placer. Tengo que darle un suave cachete en las nalgas. Es mi esclava y tiene que servirme. No al revés. A veces no estoy seguro.

Rui es también salvaje. Pero solo si le doy permiso. Busca su placer y el mío a la vez.

Cuando acabo con ellas echo un vistazo a las chicas.

Shun está entrenando sola. Le queda mucho para dominar su arma. O su primera técnica. Ha elegido empezar con la de movimiento. Las gemelas le consiguieron un manual de técnicas básicas con el cetro. No son muy sofisticadas. Más bien defensivas. Puede practicarlas incluso sin qi. Es lo mejor por ahora. No tiene mucho. Solo está en la tres.

Hay que decir que está bastante entusiasmada. Está mañana, me ha confesado que aún no se lo acababa de creer. Mientras estaba sentada sobre mí. Moviéndose suavemente. Abrazándome. Besándome.

Liang está jugando con Rayitas y Terror. Les dispara flechas y ellas las esquivan. Puede disparar varias consecutivas. Tratando de averiguar dónde van a ir. De cortarles el paso. Por supuesto, las flechas no tienen punta ni qi ofensivo. Incluso si les da, no les hace daño. Y tanto la pequeña rata como la pequeña tigresa disfrutan con el juego. Aunque la tigresa ya no es tan pequeña.

Se hacen cada vez más fuertes. No tan rápido como las chicas, pero más que un cultivador normal. Al parecer, no es raro si les das la comida adecuada y están en un entorno rico en qi. Tienen ambos.

Yu está ahora dando de comer a las salamandras. Su hermana hace de árbitro entre Shi y Lang. Las dos usan espadas. Es un espectáculo verlas luchar. Aunque Lang es menos diestra. Había empezado a practicar antes que Shi. Antes de que la adoptáramos. Pero no lo gusta mucho luchar. Ni entrenar. De todas formas, no puede escaparse. Las chicas la obligan.

Shi, por su parte, pone un gran esfuerzo. Como Song. También las gemelas. Las entiendo. Quieren ser más fuertes. Unas para vengarse. Otras para no volverse a sentir impotentes. Liang se lo toma algo más relajadamente. Aunque no deja de practicar todos los días.

También se esfuerzan mucho Bronceada y Rui. Rong es más bien apática. Ning ha mejorado desde el problema con Bronceada. No sé cuánto le durará. Hai cumple. No se esfuerza de más. Tampoco deja de entrenar.

En cuanto a Wan, nunca la he visto entrenar. Aunque es la más devota de todas. Hacia la alquimia, claro. Aunque hay excepciones. Como ahora.

No me esperaba que se estuviera masturbando. Algo dice. ¿Mi nombre? Mira hacia arriba. ¿Como si esperara que la viera? Tengo curiosidad. La traigo con cama incluida.

–¡Aaaahhhh! ¡Koooong! ¡Aaaaah! ¡Más! ¡Aaaaaahh!– gime,

Está completamente desnuda. Una de sus manos acariciando su clítoris. La otra sobre un consolador. Entra y sale de su empapada vagina. He aprovechado que cerraba sus ojos para traerla. Cuando los abre, se detiene de golpe.

–¡Aaaahh! ¿¡Eh!? ¿Qué ha pasado?– se pregunta en voz alta.

–No pares ahora. Estás muy sexy– la provocó.

–¡Kong! ¡Esto no es…!– empieza a decir en pánico, sonrojándose.

–Es exactamente lo que parece. Te estabas masturbando para mí, mi alquimista pervertida. Continúa. Estoy mirándote. Esperando– la animo.

–Yo…

Se muerde el labio. Entre tímida y lasciva. Abre más las piernas. Me mira. Empieza a mover sus manos de nuevo. No tarda en volver a la velocidad de antes.

–¡Aaaaaah! ¡Kooong! ¡Es culpa tuya! ¡Aaaaaaahh!

–Si es culpa mía, tendré que hacerme responsable. No pares– la exhorto mientras me acerco.

Llego hasta la cama. Me subo a ella. De rodillas. Cojo sus anchas piernas. Las hago estirarse. Abrirse más. Las empujo hacia ella. Exponiendo más su vagina. Su ano. Que empiezo a penetrar con un dedo y lubricante. Luego dos dedos. Luego tres.

Ella me mira con pasión. Con lujuria. Gimiendo. Expectante cuando saco los dedos y me acerco más. Cuando la penetro con mi miembro. Su culo lleno de mí. Su vagina llena con el consolador. Su clítoris siendo estimulado por ella misma.

Se entrega totalmente al placer. A decir verdad, nos entregamos. Disfruto de su estrecho culo. De contemplar su cara más pervertida. Es la más pervertida de mis chicas. De mis esclavas, solo Ning la supera. No me extraña que se hayan hecho tan íntimas.

A diferencia de Ning, Wan solo quiere sexo conmigo. Sé que Ning se lo sugirió. Ella se negó. Yo azoté a Ning por eso. No funcionó. Así que la castigué una mañana sin sexo. No creo que lo vuelva a mencionar. Debe de creer que todas son tan pervertidas como ella.

Dijo no obstante que yo soy especial. No solo por el sexo. No me lo acabé de creer. Hasta que prefirió una noche acostada junto a mí que más sexo. A veces no la acabo de entender.

Como sea, Me quedo mirando un rato a Wan. Tumbada sobre la cama. Jadeando. Mirándome. Sonriéndome cansada. La beso en los labios. Luego en la frente. Y la devuelvo para dejarla descansar cuando cierra los ojos.


Load failed, please RETRY

Weekly Power Status

Batch unlock chapters

Table of Contents

Display Options

Background

Font

Size

Chapter comments

Write a review Reading Status: C144
Fail to post. Please try again
  • Writing Quality
  • Stability of Updates
  • Story Development
  • Character Design
  • World Background

The total score 0.0

Review posted successfully! Read more reviews
Vote with Power Stone
Rank 200+ Power Ranking
Stone 56 Power Stone
Report inappropriate content
error Tip

Report abuse

Paragraph comments

Login

tip Paragraph comment

Paragraph comment feature is now on the Web! Move mouse over any paragraph and click the icon to add your comment.

Also, you can always turn it off/on in Settings.

GOT IT