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54.72% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 139: Recuerdos

Chapter 139: Recuerdos

Cabe decir que se han reído bastante con el interrogatorio. Incluso me han felicitado. Y también se han cuidado de decir que no me acostumbre. Entre risas y besos. Algún pellizco y cosquillas.

Ellas también han sufrido los interrogatorios. Muchas veces peor que yo. Sin duda, están en nuestra lista. Si algún día hay una oportunidad de vengarse, no seré yo quien mire hacia otro lado.

Por otra parte, hemos conseguido que nos expliquen lo que pasó ayer, en la tienda. Cuando se pelearon con una clienta. Se han hecho de rogar.

–La muy estúpida dijo que le diéramos una tela verde claro. ¡Ya la habíamos elegido! Cuando nos negamos, insistió diciendo que era de la familia Guo. La concubina preferida. Que más nos valía dársela, o tendría consecuencias– explica Liang.

–Liang preguntó entonces: "¿Quién?"– interviene Shi –Ja, ja. Fue muy bueno la cara que puso esa presumida.

–De verdad no lo sabía…– murmura Liang, ligeramente avergonzada.

–––Ja, ja, ja––– nos reímos todos.

–¡No seáis así!– se queja ella, un poco más roja.

No hemos podemos evitarlo. Resulta gracioso. Y está adorable enrojecida.

Shun la anima entre risas. Está en la etapa tres desde hace pocos días. Wei está aceptando bien el nuevo nivel. Por si acaso, guardamos algo de leche de los anteriores.

–Viendo la cara de esa Guo concubina, decidimos seguir el juego– explica Shi con una sonrisa traviesa.

–Shi empezó con: "Ni idea. No debe de ser muy importante. Alguna puta presuntuosa"– sigue Liang.

–Ja, ja. Bueno, quizás me pasé un poco– reconoce, no obstante orgullosa –. Pero se lo merecía. Aunque Liang se pasó más. Dijo: "¿Y quién pagaría por una puta tan fea? Mira como se tiene que pintar… Será solo alguna idiota rica."

–Se puso pálida. A su asistente le costó no reír– ríe Liang.

Todos la miramos. No lo esperábamos de ella.

–¡No me miréis así! ¡No se me ocurrió nada más! ¡Estaba improvisando!– protesta, aunque riendo.

Nos volvemos a reír. Nos ha sorprendido un poco. Suele ser tan dulce y atenta, que nos ha pillado por sorpresa.

–Bien hecho– la consuela Song, entre risas.

–Lo mejor fue Shi después. La dependienta tuvo que aguantarse la risa– continúa Liang. Se está divirtiendo.

–Je, je. Se puso furiosa– se vanagloria Shi.

–Oh, vamos, no os hagáis de rogar y explicadlo de una vez– le tira un cojín Song a Liang.

Esta lo esquiva y da a Yi. No lo suelta. Apuesto que se lo tirará más tarde. Cuando menos lo espere.

–La Concuguo nos amenazó entonces: "Me la vais a pagar…". Shi le contestó… Ja, ja… Es muy bueno… Dilo tú– le pide a Shi.

–No es tan bueno… Aunque en el momento se quedó con la palabra en la boca– sonríe esta.

–O lo cuentas o no te la paso– amenaza Song.

Tiene a Wei en el regazo. Sube y baja las piernas. La niña ríe.

–Vale, vale. Solo le dije: "No. A quien vamos a pagar es a ella, por la tela".

Nos quedamos mirando. No tiene mucha gracia.

–Bueno… En el momento de tensión tuvo gracia. Ahora parece un poco… tonto…– se defiende Shi.

–Si hubierais visto su cara…– la defiende Liang, que está acariciando suavemente a Terror. Rayitas está entre las gemelas.

–Yo la vi salir. Estaba furiosa. Dijo algo de daros una lección– les explico.

–¡Qué se atreva! ¡Será mejor que no me la encuentre!– amenaza Shi. Está un poco excitada.

–Si es de la familia Guo, ¿no tendrá nada que ver con Guo Hai?– pregunta Song.

–Puede. Mañana le pregunto– les prometo.

—————

Después de comer me toca seguir practicando. Shi y Song se quedan un rato. Observándome. En teoría para ayudarme. Para corregir algún error que puedan ver.

–Es un poco torpe, pero lo irá consiguiendo a base de práctica– me critica Song.

–¡Qué se le va a hacer! Solo piensa en sexo. Es difícil para él cualquier otra cosa– la apoya Shi.

–Se supone que ibais a ayudarme…– me detengo y me quejo.

Ellas se ríen. Me abrazan. Me besan. Con sus cuerpos desnudos ¿Cómo quieren que no piense en sexo?

–Sigue así. Pero puedes sacar el qi antes y más despacio– me susurra Shi.

–Estás un poco tenso con el movimiento. Relájate. Déjate llevar un poco más– me aconseja Song.

Reticentemente, las dejo ir. Las devuelvo a la Residencia. Suspiro y sigo practicando. Aún con su aroma flotando.

Lo que más me molesta es que tienen razón. Resulta más fácil si hago caso a Shi. Y si me dejo llevar. El problema es que, aunque no lo reconozca, lo sabrán. Bueno, no es realmente un problema. Solo imaginarme su sonrisa resulta maravilloso. No sé si son mejores que yo o se ve mejor desde fuera. O las dos cosas.

—————

Llamo a Hai para recuperar qi. Y para preguntarle. Se lo explico mientras la hago cabalgarme. Le describo a la supuesta concubina. Sus pechos ligeramente aumentados me quedaron bien. Son realmente sugerentes.

–¡¡Aaaahh!! Esa bruja se lo merece… ¡¡¡HHHhaaaahhhHHH!!! Me gustaría haberlo visto ¡¡Aaaahh!! Es la concubina que ha conspirado contra mamá… ¡¡AaaaaahhhhHH!! Y contra mí. Ella me quería fuera y presionó para que me prometieran ¡¡¡HHHAAAaaaaahhhHH!!! Yo quería ir a la secta pero… ¡¡¡Aaaaaaaahhh!!! Por suerte Amo me encontró… ¡¡¡¡AAAAAAAAAAaaaaaaahhhhhhHHH!!!!

Ya veo. Al menos ahora sé cómo es. Me pregunto si es la culpable también del veneno. Al menos, Wan supuso que lo era cuando le describí los síntomas.

No es muy agresivo. Se pega en los meridianos. Obstruyéndolos un poco. Al principio creía que era efecto de las píldoras de baja calidad. Luego descubrí que volvía a aparecer un poco en Guo Xua. Me aseguró que no había tomado más píldoras. También lo tenía Guo Hai.

Me es fácil quitarlo. Lo acumulado cuesta un poco más. Lo nuevo apenas un momento. Como es poco a poco, es difícil darse cuenta qué está afectando.

La hago correrse. Se cae sobre mí. Su sensual cuerpo apretado a mí. Es difícil no notar la presión de sus dos suaves montículos.

–Escucha atentamente. Creo que a tu madre y a ti os ponían algo. A tu madre aún lo hacen. Algún tipo de veneno que hace que vuestra cultivación se vaya degradando. Probablemente en algo que toméis todos los días. Quiero que pienses qué puede ser. Mañana me lo dices– le explico.

Se incorpora aún jadeando. Me mira con los ojos muy abiertos. Incrédula. Yo asiento, confirmándolo.

–¡Seguro que ha sido… esa bruja…!– exclama indignada – Pero, ¿cómo? 

–Piénsalo.

Ella asiente. Está totalmente en shock.

–¡Ay!– grita cuando la pellizco.

–No te preocupes. Lo arreglaremos de una forma u otra– le aseguro.

Ella es muy obediente. Su madre muy pasional. Entregada. Veré que puedo hacer.

—————

Un consolador penetra su culo. Yo me introduzco en el interior de su vagina hasta el fondo. Todos sus carnes tiemblan. Sus enormes pechos lo que más. Wan gime sin parar.

Me ha dicho que quizás podría descubrir el veneno si le enseño la comida o bebida. Tendremos que intentarlo.

La acabo de llevar a su cuarto orgasmo. Se queda tumbada, inmóvil. Solo su pecho sube y baja cuando respira.

–Aaaah… Tan intenso…– murmura.

La devuelvo a su cama. No tarda en cerrar los ojos. Era la última antes de Liang. Se queda esta noche conmigo.

Me sonríe cuando la llamo. Es refrescante verla así. Como me devuelve mi abrazo. Colgándose de mi cuello. Besándome. Sus piernas me rodean. Sus caderas bajan hasta que es penetrada. Luego se mueve poco a poco. Mientras la sujeto de las nalgas.

Yo estoy de pie. Ella abrazada a mí. Sin tocar el suelo. Moviéndose poco a poco. No dejando mis labios ni por un momento.

Sus manos acarician dulcemente mi pelo. Las mías se recrean en sus suaves nalgas. Sus pequeños pechos se aprietan contra mí. Noto sus pezones erectos rozándome cuando se mueve.

Cada vez que baja, su vagina me envuelve de placer. No soy el único. Puedo notar como ella se estremece. Como su lengua se detiene un instante. Para seguir atacando. O defendiéndose.

Estoy un buen rato disfrutando de su interior. Del contacto cálido de nuestros cuerpos. De su movimiento suave y sensual. Del lento y suave placer que nos lleva a los dos a un largo y delicioso orgasmo.

No la suelto. La llevo delicadamente a la cama. Mientras ella me mira con sus preciosos ojos marrones. Sin soltar mi cuello. Ni cuando la dejo en la cama. Me obliga a acercarme a ella. A dejar que me bese otra vez.

No puedo evitar acariciarla. Coger sus pezones marrones con los dedos. Añadir qi. Ella se estremece. Es tremendamente erótica. Noto que mi miembro vuelve a crecer. Excitado por ella.

–Ahh… Eres muy injusto… se queja.

Quiero preguntar por qué. Pero no me deja. Me vuelve a besar. Abre las piernas para recibirme otra vez. Para que la vuelva a penetrar. Para que nuestros cuerpos vuelvan a entrelazarse.

–Hazme tuya otra vez. Aaah… Más fuerte– me pide.

Me veo obligado a obedecerla. Incapaz de negarme. Acelero sin dejar de mirarla. Esperando que me diga que me frene con sus ojos. Tarda un rato.

Acabamos follando salvajemente. Bombeo su cuerpo sin parar. Puedo ver como entro y salgo de ella. Como su pelo negro se extiendo sobre la cama. Poco a poco, va creciendo. Recuperándose de su sacrificio para mi peluca.

Sus pies se apoyan en mi pecho. A veces los mueve para acariciarme. La mayoría del tiempo solo puede gemir. Sobrepasada por el placer. Sus gritos llenan la habitación a cada orgasmo. Mi nombre lo grita sin parar. También yo la llamo por el suyo. Contemplando su cuerpo desnudo mientras lo hago mío de nuevo.

Finalmente la lleno otra vez. A la vez que ella me estruja por dentro. Sumando su placer al mío. Me dejo caer suavemente sobre ella. Mis labios sobre los suyos.

—————

–¿Por qué decías que soy injusto?– le pregunto.

Ella me sonríe. Me golpea suavemente la nariz con el dedo.

–La primera vez que hablamos, fue cuando me diste un poco del ungüento. Para curar unas heridas. Fue una de las primeras veces que alguien me había tratado con amabilidad. Aquel día, tuve envidia de Shi. Aunque se me pasó rápido. La envidia no es algo que los esclavos puedan permitirse– habla con nostalgia.

Me la quedo mirando. En lugar de contestar mi pregunta, me está hablando del pasado. No sé por qué, pero no puedo dejar de escucharla.

–Song fue mi primera amiga. Gracias a ella y algunas otras, el infierno no era tan insoportable. Sabes, te maldije un poco cuando te la llevaste a tu habitación. Me sentía un poco más sola. Aunque solo un poco, ja, ja. En secreto, te miraba a lo lejos– me confiesa.

Acaricio su pelo mientras la escucho.

–La primera vez que tuvimos sexo, estaba muy nerviosa por dentro. No me atrevía a resistirme ni a tomar la iniciativa. Quería hacerlo, y temía hacerlo. Tenía miedo de que no te gustara. Miedo de las muchas experiencias horribles anteriores. Pero fue tan increíble… Cada día esperaba que aparecieras de nuevo. Cuando lo hacías, era el cielo– sigue explicando en un murmullo.

–Lo recuerdo. En el bosque. Me invitaste a volver

–Je, je. Es todo a lo que me atreví. Cuando Song me invitó, casi no podía con la alegría. Aunque también tenía miedo. Miedo de no ser suficiente. Pero me aceptaste. Fueron los días más felices que tuve hasta entonces. Era más fácil soportar el infierno cuando sabía que tú y Song me esperabais por la noche– dice con una sonrisa –. Luego murió Song. O eso creí.

–Lo siento…

Ella niega con la cabeza. Me da un suave beso en la frente.

–Hiciste lo que debías. No podías contármelo. Pero fue duro. Solo tú me hacías seguir adelante. La eché muchísimo de menos, pero al menos estabas tú. Por eso, cuando me eligieron para la expedición y tú te ofreciste voluntario, me sentí furiosa y agradecida a la vez. Furiosa contigo por arriesgarte sin motivo. Agradecida, porque lo hicieras por mí. Me aterraba la posibilidad de perderte. Mucho más que morir yo. Sin ti, era peor que estar muerta– confiesa.

Se le escapan algunas lágrimas. La estrecho en mis brazos.

–Cuando nos enviaron a nuestra muerte, estaba aterrada. Por ti. Por mí. No podía pensar. Cuando me dijiste que no me preocupara, que Song me lo explicaría, ni siquiera supe como reaccionar. Cuando aparecí en la Residencia delante de Song, por un momento creí que había muerto. Seguramente Song no te contó que estuve un rato gritando tu nombre. Hasta que logró tranquilizarme y contármelo todo. No sé cuánto lloré. Hasta que supe que estabas bien, no pude calmarme del todo– confiesa. 

Me la quedo mirando sin saber qué decir. Noto mi corazón latir, conmovido.

–Después, he sabido lo que significa ser feliz. Con mis hermanas. Contigo. ¿Lo entiendes? Lo eres todo para mí. Por eso es muy injusto cuando quieres algo. Me es imposible negarme. No desearlo también. Aunque… No puedo decir que no me encante que lo hagas. Te quiero con toda mi alma. Quiero que sea todo lo injusto que quieras conmigo. Me hace feliz– acaba, con sus ojos humedecidos.

–Liang…

No sé qué decir. Solo acercarme y besarla de nuevo. Apasionadamente.

–Sabes… Aunque diga que no puedo negarme, no puedo más– se ríe.

Me la quedo mirando. Me río con ella. La abrazo contra mí de nuevo.

–Te quiero– le susurro en la oreja.

Ella me abraza un poco más fuerte. Así nos quedamos un buen rato. Hasta que nos dormimos. No estoy muy seguro quien lo hace antes. Solo que mis sueños son extremadamente dulces.


Chapter 140: Cuarta cita en grupo

–¿Qué le has hecho a Liang?– me susurra Song al oído.

Está sentada sobre mí. Me mira con sus preciosos ojos verdes. Sus labios humedecidos de nuestro último beso. Sensuales. Su sonrisa la hace aún más atractiva. Su mullida nalga llena mi mano. El interior de su vagina me envuelve de placer. Mi otra mano está ocupada con su pecho. Estrujándolo.

–Nada…– respondo.

Busco de nuevo sus labios. Ella me esquiva traviesa. Su sonrisa aún más pronunciada.

–La próxima vez, cuando me toque por la noche, quiero un poco de ese nada. ¡Aaah!

Se vuelve a mover tras sus palabras. Sus labios sellan los míos. Su lengua se muestra muy agresiva. Retadora. Yo aprieto un poco más su nalga. Jugueteo con su erecto pezón. Inyecto qi en cada punto.

Poco a poco, su movimiento se acelera. Como nuestras respiraciones. El latir de nuestros corazones. El intercambio de besos. De qi. De nuestros órganos sexuales frotándose el uno contra el otro. Hasta que llegamos al límite. Hasta que la lleno. Hasta que toda ella tiembla. Nos quedamos un rato abrazados.

–Estaré esperando– sonríe sensual cuando nos separamos, cuando nos despedimos.

La devuelvo. La veo sentarse. Llena de mí. Desnuda. Ejecutando la técnica de cultivación del cuerpo. Templándolo.

No puede entretenerme. Tengo trabajo que hacer. Llamo a Yi. Me sonríe. No puedo evitar que mis labios se curven hacia arriba. Se lanza sobre mí. Traviesa. Juguetona. Lujuriosa.

—————

Después de copiar la primera hoja, me voy a despejarme como siempre. No esperaba ver a Di Tao por la ventana. Le dije hace tiempo que podía intentar venir y esperarme. Pero hasta ahora nunca lo había hecho.

Abro la puerta lateral. La llamó. Ella se gira. Enrojece. Mira a todos lados. Viene nerviosa.

–¿Me echabas de menos?– le susurró.

Al mismo tiempo, cierro la puerta con cuidado. La agarro de la cintura. La atraigo hacia mí.

–Yo… Bueno… Esta tarde tengo que irme. Estaré unos días fueras y…

–Entiendo. Te llenaré para el viaje– le susurro insinuante.

Ella me mira. Roja. Excitada. La empujo suavemente contra una mesa. Sentándola primero. Acostándola después. No se resiste. Me mira expectante. Le bajo la parte superior de la túnica. Le subo la inferior. No lleva sostén. Sus bragas empiezan a estar mojadas. ¿Oh? ¿Qué es eso?

–Pervertida…– la acuso.

Ella aparta la mirada. Yo cojo el consolador que está metido en su culo. Juego con él. Girándolo. Sacándolo y entrándolo. Mientras le pongo sus bragas en la boca. Ella las muerde.

Su vagina humedecida es tentadora. Pero prometí no desvirgarla. Así que le saco el consolador. La atraigo un poco más hacia mí. Su culo fuera de la mesa. Sus piernas dobladas hacia ella. Abiertas. Se arquea hacia atrás cuando la penetro.

–¡MMMmmmmmmmmmm!

Entro y salgo de su culo. Añadiendo qi. Juego con su clítoris. Mordisqueo su tobillo. Contemplo sus pechos rebotar sin control. Sus manos apretadas a los bordes de la mesa. Tensa. Abrumada por el placer. Ni se da cuenta de que le absorbo su qi. Que mejoro mi cultivación gracias a ella. Y limpio ligeramente sus meridianos.

Como siempre, está totalmente entregada. Puedo notar su sumisión. Podría quedármela. Por desgracia, tiene novio. Un matrimonio arreglado. No sé hasta cuando podré conservarla como juguete sexual. Es lo que es. Lo que quiere ser. O lo que se puede permitir ser.

Me aseguro de satisfacerla. Aunque no tanto como para que pierda el conocimiento. Y le vuelvo a poner el consolador cuando acabo. Llena de mí.

–Para que no salga– le aseguro.

Bueno, no sé si no va a salir. Pero no se queja. Asiente agotada. Satisfecha. Tarda en rato en recuperarse. En arreglar su ropa. Duda antes de irse. La atraigo y la beso. Me lo devuelve con pasión. Me sonríe cuando se va. Creo que es la primera vez que la veo sonreír así. Debería hacerlo más.

Me vuelvo a dibujar otra página. A las otras, ya las follaré más tarde.

—————

–¡Kong!– me saluda un estudiante.

Es ya por la tarde. Estamos en la zona de combates. Aún no hemos empezado. Aunque hay algunos grupos ya formados. Y varias parejas. Liu y Lang nos han explicado todos los detalles de cada una de ellas. Incluyendo cuáles se han acostado y cuáles no. No sé como lo saben.

Esta vez han organizado los combates unos días antes. Normalmente lo hacían a final de mes. Ahora a mediados. Así no apuran tanto el tiempo de los combates obligatorios. Por si hay algún problema, tener más margen.

Nos hemos puesto junto a la plataforma que está limpiando Ken. No solo nos oye así, sino que añade alguna explicación extra. Sin duda, está confabulada con mis dos pervertidas. Con ella, serían tres.

Fen Huan y Pen escuchan con atención. Con alguna risita de vez en cuando.

–Es el que os he dicho que igual venía. Voy a hablar con él– me alejo, soltando las nalgas de Pen y Liu.

–Hola Siyu. ¿Vienen también a los combates?– pregunto.

Es el que me encontré en la fila del interrogatorio. Viene con otros dos. Parecen un tanto nerviosos.

–Sí, son Men Fu y Men Yuan. No hay ningún problema, ¿verdad?– me pregunta un tanto preocupado.

–No, claro que no. Venid, os presentaré.

Los llevo con el grupo de chicos. Veo que de reojo miran al de las chicas. Algunas miran también con curiosidad. Son más. Mis pervertidas tienen más facilidad para reunirlas a ellas. Seguro que además son una mala influencia. O buena, según se mire.

Los reciben mejor de lo que esperaban. Hay cierta camaradería. Casi todos ellos han sufrido poco más o poco menos el abuso de otros estudiantes con los combates. Son de los suyos. Dejo las presentaciones con las chicas a mis perves. Les encanta hacerlo.

Me quedo un rato hablando con varios de ellos. Hasta que uno me mira con suspicacia. ¿Quizás envidia?

–Creo que te está buscando– señala con la mirada.

Miro hacia atrás. Una estudiante de pelo castaño con tirabuzones me está mirando. Indecisa. Lleva una túnica rosada. Es Yan Xiulan. Le sonrío inconscientemente. Se sonroja.

–Luego hablamos. Voy a ver si tiene listos mis encargos– me despido.

–Claro, claro, ves.

–Sí, sí, encargos…

–Nos tienes que enseñar.

–¿No tienes ya muchas? 

Me da la impresión de que creen que solo es una excusa. Aunque sea verdad. Quizás no la única verdad. Da igual. Me encojo de hombros y voy hacia ella.

–¡Hola! ¡Empezaba a pensar que mi preciosa joyera no vendría hoy!– la saludo.

–Ho…la. Yo… Acabé los encargos– me saluda, sonrojada.

Como un resorte, estira sus brazos para presentarme una caja. Está nerviosa. Tensa. Es muy linda. Acepto la caja. Me siento sobre uno de los bancos que hay para los espectadores.

–Siéntate y explícame– le pido.

Ella duda. Nerviosa. Avergonzada. Pero acaba sentándose. Yo abro la caja. Hay varias piezas. Son bonitas. Cojo dos juegos de pendientes muy parecidos. Uno de color morado y otro verde.

–¿Para Bei Liu y Bi Lang?– especulo.

–Sí… Esto… Hacen juego con el color de su pelo. Pero intercambiado. Pueden crear una barrera que soporta un golpe de alguien en Alma. Pero solo uno. Después, ha de recargarse poco a poco. Sé que no es mucho… Pero mi nivel…– explica.

Parece temer decepcionarme. Y eso que le aseguré que estaba bien incluso si fallaba. Me parece increíble que algo tan pequeño pueda tener ese poder. Aunque sea puntual

–Increíble… Algo tan pequeño. ¡Seguro que les encantará!

Ella me mira con la boca abierta. Se le escapa una sonrisa. Se sonroja.

–¿Y esto?– le pregunto.

Es un collar sencillo pero elegante. Muy fino. De un suave color plateado.

–Pa… Para Fen Huan. Puede descargar todo el qi para unirlo a un golpe. El que pueda acumular. No sé si será suficiente…– vuelve a explicar con inseguridad.

–Ja, ja. ¡Perfecto para ella! Seguro que le puede sacar partido. Es buena luchadora. Tendrá un extra de poder reservado para usar en el momento preciso… Realmente has investigado lo que les va bien– la halago.

–Bueno… Liu y Lang hablan mucho…– reconoce en un susurro.

–Sí. Ja, ja. Pero mejor no decírselo, ¿verdad?– le guiñó un ojo.

Asiente. Se le escapa una risita. Está un poco más calmada.

–¿Cuál es para Pen?– pregunto.

–Este…– señala –¡Ah! ¡Lo siento!

Ha vuelto a enrojecer. Se ha pegado a mí al señalar. Tiene un olor muy dulce. No sé si es algún perfume o los materiales que usa. Me he dado cuenta de que muchos de los artesanos emiten un olor peculiar. Parecido los de la misma rama. Wan cada día huele a unas hierbas diferentes.

Es una pulsera dorada sencilla. Las runas grabadas en negro le dan un toque de elegancia. Le encantarán. Desde que está con Fen Huan, lleva siempre alguna de adorno.

–Muy adecuado para ella. ¿Qué hace?– pregunto curioso.

–Da una descarga al contacto, si ella lo quiere– me explica.

–¿Una descarga?– pregunto sorprendido.

–¿Eh? ¿Está mal? Yo… Lo siento… Creía que…– se disculpa deprimida.

Me la quedo mirando un instante. Sonrío. Es demasiado insegura. Demasiado tímida. Aunque también la hace muy linda.

Me ha sorprendido un poco por lo adecuado que es para ella. Parece que mis pervertidas saben más de la relación entre Pen y Huan de lo que creía. Pensándolo bien, es lógico. Se conocen bien.

–¡No, no, es perfecto! Me ha sorprendido que hayas hecho justo lo que le hacía falta. Realmente has hecho tus deberes– la vuelvo a halagar.

–Ah… Yo… Gra… Gracias…– tartamudea.

Por un instante vuelve a esbozar una ligera sonrisa. Se muerde el labio cuando se da cuenta. De nuevo avergonzada. En serio. Debería haber un límite a la timidez.

–Y esta debe de ser la que te pedí extra. ¿Qué hace?– le pregunto.

Es una horquilla para el pelo. Rojo oscura. Sencilla. Con una piedra brillante en la punta.

–Bueno… No sé si será muy útil… Como dijiste algo que pudiera ir bien a alguien como yo… Yo…– no acaba de responder, dubitativa, nerviosa.

–Claro, eso pedí. ¿Al final que le has puesto?– insisto.

–Eeeh… Esto… Si se activa, emite un qi tranquilizador. Ayuda a concentrarse– explica, bajando la mirada.

Me de reojo mira nerviosa. Insegura. No puedo dejar de sonreír.

–Realmente eres increíble. Ven, enséñame como es– le pido.

No le doy tiempo a responder. Me acerco a ella. Le pongo la horquilla en su pelo castaño. Ella no se mueve. Ni siquiera respira. Parece que la he pillado por sorpresa. Por un instante, palidece. Luego se sonroja. Mucho.

–Te queda bien. Demuéstrame como es. ¿Hola? ¿Yan Xiulan? ¿Estás ahí?

Se ha quedado paralizada. Rígida. Con la boca medio abierto. Los puños apretados. Tengo que llamarla dos veces más para que reaccione.

Sin mirarme, activa el efecto. Es sutil. Pero sí tiene un efecto tranquilizador.

–Es agradable– aprecio.

Ella asiente sin mediar palabra. Creo que ponerle la horquilla ha sido demasiado para ella. No hay para tanto…

–Ven. Vamos a dárselos. Tendrás que enseñarles como funcionan– le propongo y me levanto. Tengo que insistir una vez más– ¿Vienes?

Se levanta de golpe. Nerviosa, se pone las manos en el pelo.

–¡Espera! ¡Tienes que llevarte la horquilla!– exclama ansiosa.

–No, está donde tiene que estar– le respondo con una sonrisa.

–¿Eh…? ¿Cómo…?– se detiene y pregunta extrañada.

–¿No creerías que te iba a pedir hacerles algo para ellas y te iba a dejar sin nada? Vamos, tenemos que dárselos.

Me doy la vuelta y empiezo a caminar. Sé que si la miro se morirá de vergüenza. De reojo, veo que finalmente se decide a seguirme. A unos pasos de distancia. Roja.

Las chicas están encantadas. Con ellas, Yan Xiulan vuelve a la normalidad. Aunque me mira de vez en cuando.

Liu y Lang se ponen los pendientes la una a la otra. Su sonrisa es genuina. Abrazan a Xiulan. A mí me besan.

Pen sonríe malvadamente mirando a Huan. Esta está demasiado ocupada inspeccionando su collar y su funcionamiento. Se la ve interesada. Creo que eso hace que su creadora esté realmente satisfecha. Todas me aseguran que me lo agradecerán más tarde. Luego me echan. Dicen que tienen cosas de que hablar.

Veo de lejos que Yan Xiulan vuelve a estar roja. Las otras se ríen. Ella tapa instintivamente la horquilla. Cuando mira hacia mí, yo hago ver que miro hacia otro lado.

Luego las veo organizando peleas otra vez, entre posibles parejas. Probablemente. Creo que han obligado a Xiulan a ir con ellas.

Yo las ayudo con los chicos. Siyu y los otros parecen nerviosos cuando los emparejan con algunas chicas. Veo que sus nuevos compañeros los animan. Y las de ellas. Las parejas ya formadas observan con una mueca de superioridad. De divertirse. Aunque no hace mucho estaban en la misma situación.

Después los juntan para preguntarles sobre sus experiencias. Si hay algo que mejorar… Es una excusa para hacerlos pasar tiempo juntos. Para que hablen. Para que se conozcan. Lo hacen con todos. Si creen que hay atracción, una de ellas se los lleva aparte. Disfrutan creando parejas.

—————

Por la noche me lo agradecen con sus cuerpos desnudos. Con sus besos. Con sus caricias.

–Ha sido un buen detalle con Lan'er. ¡¡Aaaaaah!! Mi pezón… ¡¡¡HHHHAAaaaaaaaahhhHH!!!– gime Liu mientras me follo a Pen.

Luego le toca a ella. Huan y Lang están tumbadas sobre la cama. Exhaustas. Ha sido culpa suya. Me han retado. Se han rendido al quinto orgasmo


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