A Shun hace unos días que la subí a la etapa dos. Ahora tengo algo de leche de mejor calidad. Wei se ha adaptado bastante bien. Ayuda que la leche no sube de nivel de golpe. Lo va haciendo progresivamente.
Creo que iré mañana a ver a la madre de Hai. Las chicas estuvieron probando ayer por la noche lo que compraron y modificaron. Mi "traje de incógnito". Parezco uno de los muchos cultivadores errantes que a veces pasan por la ciudad. Algunos vienen a la secta a hacer intercambios. Las telas algo gastadas, el rostro tapado y un sombrero que parece un cuenco. Lo llaman Kasa.
El disfraz es completado con un par de espadas y una daga. No de gran calidad. No hay que llamar mucho la atención. Debo parecer ni muy rico ni muy pobre.
Me han hecho dar varias vueltas sobre mí mismo. Andar. Correr. Saltar. Desenvainar las espadas. Posar en diferentes posturas. De hecho, han estado jugando conmigo más de lo necesario. Se han divertido bastante. Incluso Wang estaba. No estoy seguro de si por propia voluntad o si ha sido arrastrada.
Wei ha estado despierta la mayoría del tiempo. Parecía disfrutar. Sin saber qué pasaba. Las chicas la han cogido. Tirado por los aires. Hecho aplaudirme. Abrazado. Jugado con ella.
Shun no se ha quejado ni un momento. Sonreía. Está claro que confía en ellas. Bueno, son las autoproclamadas tías de la niña. A mí se refieren como tío Kong cuando hablan con la niña. Evidentemente, no las entiende.
Lo que sí es evidente es que el aura de la niña se ha intensificado. Debido a la subida de la calidad de la leche de su madre. Se ve que los niños pueden abrir los meridianos naturalmente. Y fomentar el crecimiento de su mar de qi.
En parte, eso es gracias al pequeño tamaño. O a que se forman a la vez que se abren. Quizás los forman abiertos. A medida que crecen, se van consolidando. Lo mismo para el mar de qi. A más calidad de la leche, más se abren. El problema es que la calidad no puede ser muy alta al principio. Debe aumentar poco a poco.
Eso es un problema para madres de nivel alto de cultivación. Por ello, compran leche de menor nivel. También compran quienes no tienen cultivación pero sí dinero. Y quieren dar un futuro con qi a sus hijos. Luego están las que simplemente no quieren dar de mamar. Por todo ello, la demanda suele ser alta.
Ahora tengo unos noventa litros de la etapa uno. Shun genera unos tres litros extra por día. Quizás porque la ordeñamos continuamente. De la dos, tengo unos diez por ahora.
–Hola. Tú debes ser Kong, ¿verdad?– me interpela una voz femenina
–Sí, soy yo– respondo, intentando no mostrar mi disgusto.
Es Chun Hua. ¿Qué querrá? No creo que nada bueno. No nos conocemos de nada. Esperaba no tener que lidiar con ella directamente. La única razón que se me ocurre es que quiera fastidiar de alguna forma a mis pervertidas. Por suerte, no aparecerán. Si no, podrían pelearse.
Las he dejado durmiendo. He pasado la noche con ellas. Las he despertado muy sensualmente. Luego hemos tenido una larga sesión matinal. Se han vuelto a dormir. No saldrán hasta el mediodía.
–He oído hablar de ti. Del esclavo que ingresó en la secta como estudiante. Muchos siguen pensando en ti como un esclavo, me parece injusto. Así que he pensado que podría echarte una mano. Únete a nuestro grupo, así tendrás nuestro apoyo. El resto verán que eres uno de los nuestros y te tratarán con respeto. Mejor si dejas de ver a esas dos brujas. Lastran tu reputación– me ofrece.
Ya veo. Esa víbora pretende que deje a Liu y Lang. Todo lo demás es un pretexto. Incluso se acerca a mí medio seductoramente. Puedo ver un ligero atisbo de su escote. Oler la fragancia de su perfume. Es dulce y suave. Quizás le haya funcionado con otros. Con algunos de los que la están siguiendo. Que la miran con adoración.
Quiere aparentar ser magnánima. Tener buen corazón. Claro que yo conozco su verdadera naturaleza. Me gustaría abofetearla aquí mismo. Estoy tentado.
–Digno de lady Chun. Tiene tan gran corazón…– la elogia uno.
–Date prisa y arrodíllate para aceptar su generosa oferta– me apremia otro idiota.
–Tanta benevolencia… Nuestra lady Shu es una santa– sigue un tercero.
Me dan escalofríos. Supongo que se creen lo que dicen. O creen que pueden seducirla si actúan así. Lo que sea. No me interesa.
–Gracias por la generosa oferta, pero no puedo aceptar. Prefiero seguir mi propio camino, por duro que sea. Saluda a Zhi Mu de mi parte– la rechazo
Por unos instantes, se queda rígida. De sus ojos puedo percibir un brillo claramente hostil. Aunque rápidamente desaparece. Fuerza de nuevo una sonrisa.
–Es una lástima. No podremos protegerte así de posibles accidentes. Si cambias de opinión, ven a verme– ofrece, con una amenaza velada.
–Vaya un estúpido, rechazar una oferta tan generosa. Sigue siendo un sucio esclavo– me insulta uno de sus seguidores.
Me giro. Ignoro lo que sea que escupan por la boca. Mi última frase quizás era innecesaria. He mostrado claramente mi enemistad. Lo ha entendido perfectamente. Da igual. Prefiero que intente ir contra mí que contra mis chicas.
–Calmaros. Él no tiene la culpa de ser así. Me rompe el corazón que sea tan desagradecido– la oigo decir.
Diría que más que defenderme intenta agitarlos contra mí. Las repuestas de sus lameculos refuerzan mi teoría. Al menos son todos de nivel bajo. Aunque siempre pueden tener hermanos más poderosos. O esa víbora puede pedir ayuda a su hermana. Estaba en la etapa tres de Alma si no recuerdo mal. También tenía su corte de aduladores. Tendré que ir con cuidado. Pedirles que las vigilen. ¿Qué he hecho yo para ganarme tantos enemigos?
—————
La verdad es que el encuentro con Chun Hua me ha puesto de malhumor. Quizás por eso Hai está contra la pared. Con sus piernas y brazos a mi alrededor. Sus pechos apretados a mí. Mientras la empujo contra la pared a cada embestida. Dejándome llevar. Soy más bien brusco. Aunque añado qi para que lo disfrute.
–¡¡Aaaaah!! ¡Amo! ¡Tan duro!
La penetro de golpe hasta el fondo y me quedo unos segundos mirándola. Totalmente dentro de ella. Empotrándola contra la pared. Apretando mis dedos en sus nalgas. Ella con la boca abierta.
Cuando se recupera. Salgo y vuelvo a entrar. Volviéndome a quedar dentro unos segundos. Lo repito embestida a embestida. Reafirmo mi dominio sobre ella. Forzándola a mirarme. A mostrarme su rostro lleno de placer. A veces fuerzo un beso cuando estoy dentro. Lágrimas de placer le resbalan cuando se corre. No puede controlarse la última vez, cuando la lleno de mí.
Cuando la devuelvo, puede verse las marcas de mis dedos en sus nalgas. Se queda un rato estirada sin moverse. Con una sonrisa en los labios.
Tras practicar un poco. Empotro también a Rong contra la pared. Dándome la espalda. Puedo así contemplar su turgente culo. Manosearlo. Incluso azotarlo. A cada embestida, todo su cuerpo se aprieta contra la madera. Sus pechos hacen de amortiguadores. Enormes amortiguadores.
La follo igual que a Hai. Embestida a embestida. Disfrutando de su interior. Analmente. Dominándola. Reclamándola otra vez. Aunque ella se niegue a ser mía del todo. Y eso que es la única de mis esclavas que aceptó voluntariamente. Claro que era yo o las hienas. Eso no quita que le salvé la vida.
La lleno de mí. Varias veces. La cojo del pelo. La obligo a girarse. A besarme. No la suelto sino que ahora penetro su vagina. Bombeo rápidamente. A la vez que estrujo uno de sus pechos. No tardo mucho en volverme a correr. Ella también.
La suelto. La dejo caer. Llena de mí en los dos agujeros. Jadeando. ¿Quizás me he pasado un poco con ella? Aunque lo ha disfrutado…
–¿Estás bien?– le pregunto.
–Sí… Amo…– responde indecisa. Quizás sorprendida por la pregunta. O por la reacción de su cuerpo.
La devuelvo poco después. La dejo descansar un rato.
Yo tengo que practicar. Después comer con las chicas. Charlar con ellas. Jugar con ellas. Aunque no me dejan tener sexo. Casi nunca a esta hora. Aunque entiendo por qué. Las veces que nos hemos dejado llevar, hemos acabado perdiendo toda la tarde. Aunque ha sido divertido.
Me encanta estar con ellas. Wei me ha cogido del pelo. Terror me ha robado una nuez. Rayitas quizás encuentra mi cabaña un poco pequeña. Se la ve más animada cuando la saco por el bosque. Aunque no rechaza nuestras caricias.
–Ja, ja. Parecemos sus esclavos– ríe Liang.
Ella, Yu, Lang y yo la estamos acariciando. Está estirada sobre o junto a los cuatro. Wei juega con la cola. Song está recostada en mi hombro. Yi me da de comer entre risas. Varias veces me ha tirado la comida encima. No estoy seguro cuántas ha sido queriendo. La lame de mi cuerpo eróticamente.
Wang no nos hace mucho caso. Aunque no lo necesita, le encanta comer. Shi está jugando con Terror. Creo que le está enseñando algo. A ratos, me dice que le haga señales. Nuestra ratita obedece. Creo.
Luego hacemos una prueba con una de las salamandras. La traigo. No puedo devolverla. Parece asustarse de mí. Hasta que le ofrezco comida. Es la que más le gusta. No le han dado de comer para que estuviera hambrienta. Cuesta un rato, pero acaba comiendo de mi mano. Dejándose tocar. Es resbaladiza. Viscosa. Puedo devolverla de nuevo.
Haremos lo mismo con las otras. Para que se acostumbren a mí. Les han puesto nombre.
–Es Saluno– me la ha presentado Song, riendo.
Las otras son Saldos, Saltres, Salcuatro… No es muy original. El mayor problema es distinguirlas unas de otras. Ellas me aseguran de que es fácil. Quizás cuando las tenga juntas.
—————
Por la tarde, salgo para el mercado. Después de compartir una preciosa hora con Shu. Últimamente se lavan la cara al entrar. Se la vuelven a ensuciar al salir. Incluso los dientes. Dicen que soy el único que las ve así. Son adorables.
Me disfrazo y voy al mercado. Aprovechamos para comprar algunas cosas. Incluidas más hierbas para Wan. Ha prometido una y otra vez que no es un gasto. Que es una inversión. Que cuando pueda hacer píldoras, recuperaremos lo gastado.
Seguro que es verdad. Aunque llevará un tiempo. Por lo visto, al principio estropean muchas. Por ahora, es un gasto, pero podemos afrontarlo.
Luego salgo del mercado por un lateral y me vuelvo a disfrazar. Me aseguro de que no me sigan. Llego a la ciudad por el bosque. Hay animales salvajes, pero no son peligrosos en mi cultivación. Entro por otra puerta de la ciudad. Disfrazado de cultivador errante. Las chicas me han puesto un poco de barro en cara y manos antes de dejarme ir. No estoy seguro si era necesario o lo hacían para divertirse.
Avanzo por la ciudad, mirando de reojo a todos lados. Aunque me encuentre a mi querido estudiante, no creo que me reconozca. Pero mejor ser precavido.
Al cabo de unos minutos, estoy frente a la tienda que me ha indicado Hai. La que lleva su madre. Una de las tiendas secundarias donde está exiliada. He estado esperando hasta que estuviera un poco vacía. Tenía bastantes clientes. La mayoría hombres.
Entro y me atiende una joven de pelo azabache. Es esbelta, de proporciones modestas. Lleva un vestido ajustado verde, con varias decoraciones. Abierto por las piernas a los lados. Cerca hay una mujer de mediana edad. Con curvas mucho más pronunciadas y un vestido similar. Rojo. Supongo que es Guo Xua, la madre de Hai.
Tiene el pelo morado, recogido en un moño. Su vestido es más atrevido que el de la asistente. La abertura de las piernas empieza antes, casi a la altura de su cintura. Una tira roja sugerente parece pertenecer a sus bragas. Quizás su tanga. Más abajo empiezan unas largas medias. La piel del lateral de sus nalgas expuesta. Si se está de lado como yo.
Sobre sus pechos, el vestido también tiene una abertura. Deja visible algo de su escote. No demasiado. Solo sugiere. Es erótico.
Lleva bastante maquillaje. Sus pechos son más voluminosos que los de su hija. También lo es su culo. Tentador. El vestido no lleva mangas. Deja ver la piel blanca de sus hombros. La parte superior de sus brazos. El resto va cubierto de unos largos guantes negros.
Me mira. Nuestras miradas se encuentran. Me sonríe. Vuelve a atender a su cliente.
–Tengo leche materna para vender de etapas uno y dos. Estas son las muestras– informo a quien me atiende.
–Ahora lo compruebo. Espere un momento, por favor.
Se va a la parte de atrás de la tienda.
–Ahora vuelvo– oigo decir a Guo Xua.
También se va a la parte de atrás. Vuelve en apenas unos segundos. Su cliente se queda mirándole el culo, yo también. Su forma de caminar es bastante seductora. Sus caderas se mueven de lado a lado. Sin duda, tiene un gran atractivo.
Al cabo de un rato, la joven asistente vuelve. Mientras, la madre de Hai me ha mirado varias veces. En una de ellas se ha pasado la lengua por los labios. Casi imperceptiblemente. Parece escuchar aburrida a su cliente. Está haciendo algunos pedidos mientras le dice lo guapa que es. Quiere ligar con ella, pero no parece interesada.
–Las muestras son correctas. Te compraremos un máximo de dos litros. Si no hay ningún problema, aumentaremos la cantidad que podemos comprar cada vez. La señora se encargará de los detalles en un momento. ¿Desea algo más?
–Quería carne de bestias de nivel dos, tres, ocho y nueve. ¿Qué tenéis?– pregunto.
–¿Alguna preferencia en particular? Tenemos setenta y tres variedades de nivel dos, y sesenta y cinco de tres. De la ocho, hay treinta y tres. De la nueve, veintinueve. Si no tiene ningún requerimiento particular, podría recomendarle el kit de degustación. Ponemos cien gramos de cada para que pueda probarlas, todas debidamente etiquetada– ofrece ella –. El coste total serán 728 oros.
Acepto. No es barato, pero nos lo podemos permitir. Obtuvimos mucho más de la venta de las salamandras. Le entrego dos litros de cada de leche materna. Se paga mucho mejor que la carne. Es más escasa. Me ofrecen 600 oros. Solo pierdo 128. El problema está en que los gastos en carne irán aumentando. La leche será de mejor calidad también. Ya veremos.
Tarda un rato en preparar la carne. Luego coge la leche y calcula la diferencia.
–Lun'er, ya me encargo yo del resto. Puedes recoger– interviene entonces Guo Xua.
–Si señora– responde obediente.
–¿Vas a venir más por aquí?– me pregunta la madre de Hai.
–Sí. Necesitaré más carne. También tendré más leche que vender– aseguro.
–Oh, entonces quizás podría hacerte un descuento– ofrece.
Mientras, la asistente ha salido por la puerta. Guo Xua usa algo de qi para que la puerta se cierre. Algo cubre la tienda. Algún tipo de formación. Para evitar ladrones. La miro suspicaz.
–Es para que no venga nadie más. Eres el último cliente. Si no, no cerraría nunca– se disculpa, tocando mi pecho con un dedo –. Sabes, eres muy misterioso así. Pero si tengo que hacerte descuento, deberías mostrarme la cara– pide seductora.
–Claro. Solo es una precaución menor. Aquí dentro no hace falta– acepto.
Me quito el sombrero y el barbijo. Es como se llama la tela que cubre la boca y la nariz. Lo aprendí el otro día. Liang lo sabía. Era la única.
–Oh, eres bastante guapo– me sonríe.
Su dedo se mueve por mi pecho. Por mi estómago. Acariciándome suavemente sobre las ropas.
–Mi señora no lo es menos– le aseguro.
–Ja, ja. No deberías mentir a una vieja ama de casa– niega ella.
–A mí no me parece tan vieja. Sigue siento atractiva.
No miento. Me lo parece. Ella sonríe
–¿De verdad?– pregunta mientras me coge del brazo –Pues háblame de tú. Me hace sentir más joven.
Se aprieta a mí. Noto sus suaves pechos presionando el brazo. Su culo toca contra el mío. Creo que ya no hay duda. Su hija no exageraba.
Hai decía que su madre está frustrada porque su marido no le presta atención. Y también hay algo de venganza en sus aventuras. No se acuesta con cualquiera, solo los que la atraen. Pero no duda en ponerle los cuernos a su marido.
Bien, si se muestra tan descarada, supongo que puedo atacar yo también. Mi mano llega a su culo. Ella abre los ojos pero no dice nada. Lo acaricio sobre el vestido. Añadiendo qi. Se muerde el labio con lujuria.
–¡Ah!– se le escapa un suave gemido.
No muestra rechazo. Sus ojos me miran con deseo. Una de sus manos llega también a mi culo.
–La barrera impide que nos vean desde fuera– me informa sugerente.
Hago desaparecer la carne. El oro está a un lado. La cojo de la cintura. Sorprendiéndola. Sentándola sobre el mostrador. Aparto la parte superior de su vestido. Le arranco el tanga. Muevo mi cabeza entre sus piernas.
Su respiración se acelera. Sus manos están sobre mi cabeza. Pero no hacen ninguna fuerza. Mi lengua abre la ranura que se esconde entre sus piernas. Que protege sus zonas más sensibles. Ataco su clítoris. Con qi.
–¡Aaah! ¡Así! ¡Más! ¡Aaah!– gime ella.
Me agarra del pelo con pasión. Cuando está mojada, empiezo a juguetear con un dedo en su agujero. Se estremece. Sigue pidiendo más. Gimiendo. Totalmente abandonada al placer. No paro hasta que se corre.
Me levanto. Me mira jadeando. Expectante. Sus ojos se pierden en mi entrepierna. Se nota la erección bajo el pantalón. Le hago darse la vuelta. Mostrarme su culo. Su cabeza apoyada en el mostrador. Sobre sus brazos. La penetro despacio. Con algo de qi. Llegando sin prisa hasta el fondo.
–¡¡¡¡Aaaaahhh!!!! ¡Por fin una polla decente! ¡No como la de mi marido! ¡¡¡HHHHAAaaaaaaaAAHH!!!
Parece encantada. Apasionada. Entro y salgo de ella cada vez más rápido. Me cuesta un poco encontrar como desabrochar el vestido. Desnudarla. No lleva sostén.
Mi mano abierta coge uno de sus pechos. Se tensa un momento. Pero no tarda en dejarse llevar de nuevo. Jugueteo con él. La otra mano agarra su cadera. Ayudándome a cada embestida.
Su cuerpo sudado resulta excitante. Junto a sus gemidos. A su culo vibrando a cada acometida. A su espalda de piel clara que tiembla cuando la recorro con qi.
Su agujero no está muy apretado. Quizás estoy acostumbrado a las chicas que lo han mejorado. Al menos las que están en la Residencia. Las otras quizás no tanto, pero más que Guo Xua.
Quizás no me da tanto placer. Pero me permite más movimiento. Puedo ir más rápido sin hacerle daño. Hacerla temblar en cada embestida. Rozar con la parte que quiera en sus paredes interiores.
Cuando llega al orgasmo, la dejo recuperar el aliento. Luego le doy la vuelta. Para mi sorpresa, se cubre los pechos. La miro sin entenderlo. ¿Ahora es tímida?
–Yo… No soy tan joven. Están caídos. Mejor no los mires…– me suplica.
Ya veo. Está un tanto traumatizada. No me extrañaría que su marido tuviera la culpa. La agarro de la muñeca. Suavemente, le hago quitar una mano. Luego la otra. Ella me mira preocupada. Traga saliva. Nerviosa. Yo cojo uno de ellos. Mientras la miro.
–Eres preciosa. No tienes nada que esconder– le aseguro.
Quizás no sean tan firmes, pero no por ello son feos. Al menos a mí no me lo parecen. Ella sonríe tímidamente.
–Si dices algo así, tienes que tomar responsabilidad– me provoca, tocando mi miembro insinuante.
Le hago levantar una pierna. La penetro. Ella gime al sentirme dentro de nuevo. Durante unos instantes, no me muevo. Espero a que me mire. Entonces reclamo sus labios. La pillo por sorpresa. Pero no se resiste.
Me separo. Me mira. Esperando. Muevo la mano que agarra su pecho. A la vez acaricio con los dedos la pierna que agarro con la otra.
Empiezo a mover mis caderas. Al mismo tiempo, reclamo de nuevo sus labios. Está vez introduzco la lengua. Ella responde con pasión. Dejándose llevar. Dejándose penetrar. Dejándose sobar.
Tras el siguiente orgasmo, levanta las dos piernas. Me rodea con ellas. Sigo embistiéndola. Empujándola contra el mostrador. Besándola. Jugando con sus abundantes y lujuriosos pechos. Con sus pezones. Con su lengua. Dejándola casi sin aliento. Llevándola al límite del placer. Haciéndola temblar violentamente cuando la lleno.
Sus piernas se apoyan al suelo cuando salgo de ella. Casi sin fuerzas. La estoy abrazando un rato.
–Nunca me había sentido así… Ah…– me susurra –¿Volverás?
Casi me está suplicando. La miro. Me encuentro con sus ojos azules. Acaricio su cabello mojado del sudor. Sonrío.
–¿Me estarás esperando? Volvería solo por ti, incluso si no tuviera nada que comprar o vender– le aseguro.
Resulta excitante tener sexo con ella. Mis pervertidas dicen que soy peor que ellas. Quizás tengan razón. Ella sonríe, preciosa. Asiente. Toma la iniciativa de besarme. De colgarse de mi cuello.
–Es una promesa– me exige, mirándome fijamente.
No tardo mucho en irme. Ella tiene que arreglarse y volver a su casa. No me cobra el oro que faltaba. La carne por la leche. Supongo que quiere asegurarse de que vuelva dándome un buen precio. Me ha dado una insignia de cliente preferente. De bronce. Incluso se ha disculpado por no poder darme una más alta.
Tengo que reconocer que es una experiencia diferente. Una mujer casada, frustrada y apasionada. Gao Hai me ha explicado que su padre comparte cama con su madre una vez al mes. Por obligación. Aunque cree que ni siquiera tienen sexo muchas de las veces.
Su madre ha tenido varios amantes, pero nunca le han durado mucho. Me pregunto si se librará de mí pronto. Por ahora, parecía querer verme más.
Es ya el atardecer cuando salgo. Hay gente en la calle. En las terrazas. Muchos han vuelto de trabajar. En los campos. Algunos incluso de la secta. Está bastante animado. Aunque no tanto como cuando había mercado.
No me entretengo mucho. Me voy hacia el mercado junto a la secta. Allí me quito la ropa. Me pongo la de estudiante. Aunque con el rostro tapado. Lang y Liang me ayudan. Tras ello, vuelvo. Esta vez no he tenido problemas. Pero tengo que ir con cuidado. Las chicas me han hecho varios disfraces. Iré cambiando.
—————
Hai parece entusiasmada de que me haya follado a su madre.
–Ojalá pudieras hacérnoslo a las dos a la vez– ha dicho mientras la follaba sobre la mesa.
Las chicas se lo han tomado como algo normal. Incluso han dicho que hubiera sido raro lo contrario. ¿Qué concepto tienen de mí? ¿O se están burlando? ¿Un poco las dos cosas? Mejor no pienso en ello.
Me han demostrado que un cuchillo normal no les corta. Sin qi, claro. Ni tampoco a mí. No lo había probado. El resultado de la técnica de refinamiento del cuerpo Yin Yang es sorprendente. Aún me faltan algunas zonas por completar. Pronto deberíamos pasar a órganos y huesos. No sé si será más difícil.
Por otra parte, se han reído bastante de mí. Todas ellas. Sin excepción. No quería contárselo, pero las marcas del golpe eran evidente. Las que me he dado al caer subiendo las escaleras de la secta. Mientras practicaba la técnica de movimiento. Me he confiado. Aún tengo que mejorar.
Cuando les he dicho que también las he visto caer a ellas, no me han hecho caso. Se han seguido riendo. Incluso más. Luego me han atacado entre todas. Una me montaba mientras el resto me acariciaban. O mordían. Incluso algún pellizco he recibido. Y muchos besos por todo el cuerpo. Luego se turnaban. Les gusta hacerlo de vez en cuando.
Después, me he ido a ver a Di Tao. A penetrar su culo salvajemente. A abrumarla de placer. A disfrutar de su interior. De su cuerpo. En especial atacando sus pechos. Sus piernas totalmente abiertas. Bocarriba mientras la penetro. Gime mientras hago con ella lo que quiero. Mientras absorbo su qi. Aumento la cantidad de mi qi más denso. Hasta el límite de lo que puedo aguantar.
La dejo durmiendo. Asegurándome de que no despierte. Me quedo por la noche despierto. Entrenando. Puedo hacerlo de vez en cuando. Aún necesito dormir. He oído que ya no hace falta en cultivaciones altas.
A Rui y Ning las he dejado antes para poder usarlas por la noche. Para poder recuperar qi. Y volver a entrenar.
Ya casi por la mañana despierto a Di Tao.
–Eh… Otra vez… Espera… ¡¡Aaaaahh!!
Me la vuelvo a follar. Ella bocabajo contra la cama mientras penetro su culo. Y vuelvo a absorber qi. Un poco más. Ya que estaba con ella, debo aprovechar al máximo.
Se vuelve a dormir cuando acabamos. Salgo con ropa y formas femeninas. A las chicas les encanta disfrazarme así. Es mejor para no levantar sospechas. Es fácil encontrar un lugar para cambiarme y volver a la cabaña. Y jugar una a una con mis chicas. Ayer por la noche fue su turno. Ahora es el mío.
–¡Aaaah! ¡Te estás aprovechando! ¡No seas malo!– se queja Song con la boca pequeña cuando muerdo suavemente su pezón.
–Hazme lo que quieras– se ofrece Shi mientras beso su ombligo.
Liang, Shun, Lang y Yu se comportan muy sumisas.
Yi algo rebelde, jugando, forzándome a que la ponga a cuatro patas.
Como venganza las como a todas a besos. Las acaricio y chupo también. En especial sus pezones. A Yu la muerdo un poco. Las penetro despacio. Las abrazo. Creo que pretendían que me vengara así. No puedo negarme. Otro día que empieza de forma maravillosa.
Paragraph comment
Paragraph comment feature is now on the Web! Move mouse over any paragraph and click the icon to add your comment.
Also, you can always turn it off/on in Settings.
GOT IT