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49.6% Cultivación prohibida (+18) / Chapter 127: Instructor de bastón (I)

Chapter 127: Instructor de bastón (I)

Hago que Rui me haga una felación. Para acabar lo que mi nueva mascota había empezado. Es la mejor de mis esclavas. Ning es demasiado entusiasta. Rong, demasiado poco. Bronceada demasiado seria. Hai un poco inexperta.

Luego la cojo de las piernas. Yo aún de pie. Ella en una posición un tanto acrobática. Su cuerpo arqueado hacia atrás. La cojo de los muslos y la penetro. Ella apoyada con las dos manos en el suelo. Su cabeza a unos centímetros. Como si estuviera acostada en la cama y esta hubiera desaparecido. Como si la hubiera forzado a caer y hubiera llegado a esa posición.

Sus modestos pechos caen hacia su cabeza. Rebotando a cada embestida. Sus brazos le tiemblan. Más cuando se corre. Su cabello azul llega hasta el suelo. Embisto en ella sin parar. Sin darle tregua. A pesar de lo cual consigue aguantar. Buena mascota. Mañana le dejo elegir.

Con Bronceada, sigo de pie. La pongo de espaldas a mí. Su culo a mi altura. Sus codos apoyados al suelo. Su cabeza casi tocando. Está bastante obediente y dedicada. Pero aún le falta algo para que pueda confiar en ella. Por eso, no la he subido a la nueve.

La diferencia entre su piel morena y la más blanca es muy sensual. Sus firmes nalgas vibrando son muy eróticas. Su cuerpo atlético sudado me hace querer penetrarla con más fuerza.

La dejo en el suelo con Rui y cojo a Ning. Como a Bronceada. Pero la obligo a moverse a ella. Al principio le cuesta un poco. Luego coge el ritmo. Gimiendo sin parar.

Cuando cae Ning, llena y satisfecha, miro hacia Hai. Sin decirle nada, se pone en la misma posición. Está mojada. Me mira con lujuria. La penetro sin compasión. No es que la haya pedido.

Después gasto qi practicando Corriente de qi. Si logro controlarlo mejor, podré reducir más el espacio que imbuyo, y así el qi que gasto. O aumentar la intensidad del qi, haciendo el golpe más potente o la defensa más robusta.

—————

–¿Qué hacemos con él?– suspira Song.

–Nada, no tiene remedio– ríe Shi.

–Pobre, no tiene la culpa, era un esclavo– me defiende Liang entre risas

–Pues tú bien que lo entiendes– la refuta Yi.

–No os metáis tanto con él– se queja Shun.

–Es divertido– ríe Yu, que esta vez no me apoya.

–No lo entiendo– asegura Wan, ante las risas de todas.

–Creo que se lo tendríamos que explicar– sugiere Ma Lang.

–Solo cuando acabemos de burlarnos de él– ríe Song.

Todas se ríen. Quizás ha sido un error contarles lo de Yan Xiulan. Tardan un rato en decirme lo que se supone que es obvio.

–Vamos, que está coladita por ti. Es tímida, y tú vas y le dices que está guapa cuando sonríe. ¿Cómo quieres que reaccione? Ha huido abochornada. Seguro que ahora se lamenta de lo que ha hecho. Más te vale ser considerado la próxima vez y no recordárselo– resume Yi.

–No tiene sentido. Apenas nos conocemos– reniego.

–Ella te ha visto antes. Seguro que te ha observado. Tus amigas pervertidas seguro que le han contado sobre ti. Es inexperta e introvertida. Tú encima eres amable con ella. La piropeas. Si no le gustaras, no hubiera reaccionado así– concluye Song.

–Más te vale tratarla con delicadeza. Nada de intentar besarla de entrada. Te servirá como práctica– interviene Shi.

Supongo que tienen razón. También explicaría la actitud de Pen, Fen Huan, Bei Liu y Bi Lang. La verdad es que es mona. Aunque eso de práctica… Siguen burlándose de mí…

–Ahora explícanos con detalle que ha pasado con Di Tao– exige Yu.

Todas asienten. Me miran raro cuando se lo explico. Algunas abren mucho los ojos. Otras se ríen. Otras suspiran.

–Seducida porque la han azotado. Lo que hay que ver– se muestra incrédula Liang.

–Creo que Kong atrae a las más raras– se ríe Yi.

–Oh. ¿Entonces tú eres rara?– se burla de ella su hermana.

–¡Eh! ¿¡A quién llamas rara!? ¿¡Y tú qué!?

Las ignoramos y las dejamos peleándose. No es la primera vez.

–Por el culo dolía… No sé si debería probarlo otra vez…– se pregunta Song.

–No duele. Y es excitante– interviene Wan.

Todas se callan, giran y la miran. Incluso las gemelas dejan de pelearse por un momento. Ella se sonroja. Se da cuenta de que ha hablado de más. Pero ahora es ya demasiado tarde.

–Oh… Alguien va a tener que dar algunas explicaciones– la amenaza Yi.

–Así que nuestra alquimista es más pervertida de lo que pensábamos– se ríe Shi.

La están molestando durante un rato. Hasta que se dan cuenta de que Ma Lang y Shun han estado demasiado calladas incluso para ellas. Se han acercado a mí. Me están besando. Lang se acaba de sentar sobre mí. Apretando los dientes para que no la oigan. Se mueve poco a poco.

–¡Ah! ¡Míralas! ¡Traidoras! Tan calladitas y tímidas, y míralas…– las acusa Song indignada.

–Ja, ja. Hoy se han adelantado– ríe Liang. Creo que las había visto y no ha dicho nada.

–Aprovechadas. Han ganado el juego– susurra Yi.

–No podemos distraernos ni un momento– se lamenta Yu.

¿Qué juego? Quizás mejor no saberlo. Prefiero disfrutar de Ma Lang. De sus besos. De sus abundantes pechos. Servicial y apasionada. De su interior que envuelve mi miembro.

Se separa un momento. Me mira. Sonríe. Les saca la lengua. Me vuelve a besar.

–Encima está crecidita– la critica Song entre risas.

Después de Lang viene Shun. También dedicada y dulce. Song es más salvaje. A Yi la pongo a cuatro patas, después de que me lo pidiera con la mirada. A Shi y Liang acostadas en la cama. Yu contra la pared. De espaldas. Wan contra la pared. De cara. Se sentía un poco avergonzada. Pero ha acabado igual de apasionada que siempre.

Ma Lang y Shun duermen hoy conmigo. Algo de que han ganado un juego. Son realmente dulces y serviciales. A Wei la han dejado con sus canguros después de darle de comer. Al bebé le encanta jugar con Terror y Rayitas. Estas la dejan hacer y la miran curiosas. Incluso si les estira los bigotes. No les puede hacer daño. Su cultivación las protege incluso de un peligroso bebé mortal.

Las crías de salamandra eran más reacias cuando Wei intentaba cogerlas. Jugando en el agua. Era divertido verla. Totalmente inofensiva. Ha acabado empapada.

Aunque no me extrañaría que dejara de serlo. Con la leche materna ahora con qi, lo normal sería que sus tiernos meridianos reaccionaran poco a poco.

Yo me duermo viéndola acostada sobre Rayitas. Las chicas mirándola con el corazón robado. Su madre ha sonreído hermosa cuando se lo he dicho. Ahora duerme recostada en mi brazo. Desnuda. Preciosa.

Al otro lado, Lang se recuesta sobre mí. Sus pechos presionándome lujuriosos. Se ha acercado tras dormirse. Son las dos adorables.

Veo que las demás han acorralado a Wan. Está roja. Mejor hago como que no he visto nada.

—————

Tras un par de días, me dirijo hacia el pabellón de entrenamiento. Es la primera vez que voy para entrenar. Había estado varias veces como esclavo. Tengo un par de razones para ir.

La principal es que hoy hay un instructor de bastón. No viene a menudo, a diferencia del de espada. Hay pocos que usan mi arma. Por supuesto, sería mejor tener un maestro propio. Alguien a quien poder consultar siempre que tenga una duda. Pero para ello hay que llamar la atención de uno.

Como sea, un instructor no está mal. Da una breve charla al inicio y otra al final. También supervisa el entrenamiento. Puede dar consejos individuales. Depende de su carácter. Algunos son más considerados que otros. Los hay que parece que vayan obligados. Otros parece que lo hacen con devoción. No sé cómo será este.

La segunda razón es el novio de Di Tao, Lin Xiaojian. Quiero echar un vistazo. Al menos, poder reconocerlo, por si hubiera algún problema. Por la información que he recibido, suele estar en la zona de entrenamiento a esta hora. Su cultivación es varias etapas superior a la mía. Además, es un estudiante interno. Y la mano derecha de uno principal.

Yo soy un estudiante externo. Hay que subir tres etapas de Alma en menos de veinte años para ser uno interno. O llegar al reino del cuerpo. Para ser uno principal, es mucho más difícil. Al menos la mitad de los maestres tienen que estar de acuerdo. Se ha de llamar la atención con la velocidad de cultivación u otras gestas.

Claro que aún es mejor ser un estudiante directo de algún maestre. Como Da Ting de la maestre ilusoria.

–Es ese– me señala un esclavo que está en la etapa dos.

Lin Xiaojian tiene el pelo largo, azul oscuro. Es musculoso. No parece muy amigable. Está sentado observando a su facción entrenar. La de su hermano mayor. El estudiante principal. Lin Wenyan. Que hoy también está allí. Vaya, qué sorpresa.

Resulta ser el estudiante que me salvó por casualidad. Cuando el exestudiante y sus secuaces me tenían rodeado. Quería agradecerle, pero mejor no lo hago. Ni siquiera podría acercarme. No me extrañaría que acabara humillado. Le debo una, aunque no fuera queriendo. Si se da la oportunidad, se lo pagaré.

Por lo que he oído de él, es arrogante y presuntuoso. Aunque no más que otros estudiantes principales. De hecho, relativamente moderado. Claro que tampoco es de lo más fuertes. Supongo que si es un estudiante principal, tiene potencial para serlo.

La secta les da más recursos que a los internos. Y a estos más que a nosotros. Es normal, los recursos no son infinitos. Los que no lleguen a interno tendrán que dejar la secta. Los internos tampoco pueden quedarse eternamente si no mejoran.

La estrategia es sencilla. Dar una oportunidad a los externos para promocionarlos. Apostar por los internos. Invertir en los principales. Con todo, por lo que he oído, somos una secta relativamente benévola. En otras dejan que sus estudiantes se maten entre sí. Aquí, hay que hacerlo a escondidas.

 Bien, ya sé que aspecto tiene. Así que me voy a buscar a los del bastón. Oh, hay más de los que esperaba. Unos diez. Y aún no es la hora. Entre la etapa siete de Génesis y las dos de Alma. Supongo que más allá este tipo de lecciones básicas no les interesan. O ya las han tenido. Claro que aún hay tiempo para que lleguen más.

—————

Al final, somos casi veinte. Algunos han llegado justos. Otros estaban charlando en los alrededores. Los bastones no son mejores que el mío. De hecho, diría que tengo uno de los de más calidad. Por lo menos, es llamativo al ser todo negro. Quizás tengan mejores y no los han traído.

La verdad es que si no es por el aviso de las chicas, quizás se me hubiera olvidado llevarlo. Sacarlo del Almacén hubiera sido sospechoso. Que tenga un anillo también. ¿Quizás debería comprar uno para disimular? Son caros, pero tengo bastantes puntos. Podría arriesgarme con uno barato en el mercado. Si son de mala calidad, se corre el riesgo que el sellado espacial se rompa. Pero tampoco importa mucho en mi situación. Solo sería para disimular.

–… En resumen, el bastón destaca en defensa, pero no puede subestimarse ofensivamente. Puede usarse ocasionalmente como una lanza, con algunas técnicas que moldean una punta con qi, pero su naturaleza es golpear. Con el extremo para golpes rápidos. Con el cuerpo para más contundentes. No obstante, todas las técnicas y movimientos pueden esperar. Lo fundamental es que la circulación de qi sea fluida. Es importante en todas las armas, pero en el bastón lo es aún más, pues cada centímetro se puede usar para atacar y defender. Así que practicad, hoy os supervisaré.

No puedo decir que no haya sido útil escucharlo. Hasta ahora, he aprendido algún movimiento, alguna técnica, pero ni siquiera conocía los fundamentos. No sabía cómo debía de avanzar. Por lo menos, mis prácticas circulando qi no han sido una pérdida de tiempo.

Ya que estoy aquí, me pongo a practicar junto a los demás. Sé que hay algunas miradas puestas en mí. Las de los esclavos no me preocupan. Las de otros estudiantes, espero que tampoco sean muy hostiles.

Alguien me ha señalado antes como "el esclavo". Así que ahora todos saben quién soy. Diría que hay más bien curiosidad. Algo de desdén también. No puedo hacer otra cosa que ignorarlos.

Me sorprende un poco que la mayoría tengan un control de qi más pobre que el mío. Es normal en los de Génesis. Pero no lo esperaba en los de Alma. Solo uno de los de la etapa dos lo hace mejor. Me resulta extraño.

Puede que las gemelas tengan razón. Claro que no se lo voy a reconocer. Presumirían demasiado. Dicen que los otros estudiantes tienen que invertir mucho tiempo en cultivar. O en recuperar qi. A ellas les pasaba. Yo solo tengo que follar para ambas cosas. Eso me da más tiempo y qi para practicar. Aunque lleve mucho menos tiempo haciéndolo.

Además, está el tema de conseguir recursos. Copiar manuales da muchos puntos. Y ni siquiera los necesita para recursos de cultivación. Ellos tienen que invertir mucho tiempo y esfuerzo para obtenerlos si quieren avanzar más rápido.

Quizás ellas no tengan la ventaja de tener tanto qi, pero sí tienen tiempo. Y un entorno tranquilo. No tienen que preocuparse de cultivar, solo de practicar. Quizás somos aún más privilegiados de lo que creía.


Chapter 128: Instructor de bastón (II)

Estoy un buen rato circulando qi por el bastón. Como todos los días, intento reducir la zona que imbuyo con qi. Aunque no es fácil, mi control va mejorando. Lo malo es que aquí no puedo recargar qi. ¿Quizás estoy un poco malacostumbrado?

Como sea, llevo rato concentrado en la zona sobre mis dedos. Quiero reducir el tamaño un poco más. Pero al final no lo consigo. La circulación se vuelve caótica y no la puedo controlar. El qi se acaba dispersando. Casi lo tenía.

–No esperaba mucho de un ex-esclavo, no creía que tuvieras ningún talento, pero no está nada mal. Sigue practicando. Cuando consigas reducirlo a la anchura de un dedo índice, empieza a intentar dominar varios puntos a la vez. Cuando llegues a controlar cinco zonas, empieza con los movimientos. Luego, las técnicas– me alaba el instructor.

No sé cuando ha llegado frente a mí. No sé si yo estaba muy concentrado, o él ha llegado muy sigilosamente. Le hago una reverencia de reconocimiento y agradecimiento. Sus consejos me son muy útiles. Me dan una dirección clara para entrenar. Empezaba a no estar seguro si debía reducir más la zona. Ahora al menos sé qué tengo que hacer.

Él se va tras decir las palabras. Ni siquiera sé si me ha visto agradecerle. Quizás pueda parecer indiferente, pero me ha ayudado. Le estoy agradecido. Sé que hay mucho peores. Incluso los hay que parecen amables, pero solo ayudan a los suyos. Como esclavo, he visto muchas actitudes diferentes.

Sin duda, para mí este instructor es de los mejores. Ha ido uno a uno. A todos nos ha dado algún pequeño consejo. Ya sea como a mí. O que sean más suaves. O que el bastón no es adecuado. O que se enfoque en dominar una zona más extensa y luego ya irá reduciendo. 

Viendo los rostros de los otros estudiantes, diría que a todos les ha sido útil.

Luego nos da una pequeña charla de despedida. Creo que hay un resumen de lo que nos ha ido diciendo a todos.

––¡¡Gracias, Maestro!!–– le despedimos todos.

Es la despedida normal. Aunque no siempre hay sinceridad. Esta vez sí. Él parece no estar afectado. Como si le diera igual. Cuando más tarde pregunto, un esclavo que estaba a la salida me ha dicho que sonreía.

También me ha dicho que no es violento o despectivo con los esclavos. No es que los trate con respeto, pero al menos no es un hijo de cultivadora endemoniada. Los hay que sin duda los son. Yo mismo sufrí algunos latigazos sin motivo.

Estoy un rato más entrenando. Tampoco importa si lo hago aquí o en la cabaña. Y no quiero ser el primero en irme. Ya llamo la suficiente atención. Al parecer, no solo es por ser esclavo. Shu se reían cuando me explicaba que tengo fama de mujeriego. Bueno, no es del todo falso. Aunque tampoco es que obligue a ninguna.

De hecho, mirando de reojo, hay algunos grupos de chicas que cuchichean y me señalan. Solo puedo ignorarlas.

El resto de mi grupo está concentrado. Poniendo en práctica los consejos del instructor. Una chica de pelo rosa atado en una cola se ve muy sexy. Su ropa le aprieta un poco en el pecho. Delinea su sugerente forma. Mejor dejo de mirarla. O aumentarán los rumores. Total, puedo mirar a Song entrenando desnuda sin problemas. ¡Cómo botan! Será mejor que me centre.

Poco después que se vaya el segundo, decido irme también. Algunas miradas me siguen. La mayoría creo que me ignoran.

De repente, me cortan el paso. Es un grupo de cinco estudiantes femeninas. La que está en frente debe de estar en la etapa cuatro. Quizás la cinco. Me resulta difícil valorarlo. Las otras también están por encima de mí.

Es más bien delgada. Su pecho medio. Ojos verdes. Pelo rojizo con varios tirabuzones. Nariz chata. Media cabeza más baja que yo. Atractiva. Su ropa es de estudiante interna. Se ha hecho el silencio. Todos nos miran. ¿Qué querrá?

–¿Tú eres el esclavo Kong?– me pregunta.

Mal vamos. Su tono no es precisamente amistoso. Quiera lo que quiera, no viene con buenas intenciones.

–Mi nombre es Kong, pero no soy un esclavo– le respondo un tanto secamente.

No quiero problemas. Pero eso no quiere decir que me deje pisotear. Ella aprieta los dientes y frunce el ceño. Oh. ¿No esperaba que le respondiera?

–¿Un mero estudiante externo se atreve a contradecirme?– me acusa con desdén.

–Me has hecho una pregunta y te he respondido. ¿Qué es lo que quieres?– le pregunto un tanto impaciente.

–¡Habla con más respeto a lady Lin!– espeta una de sus seguidoras.

La miro un instante. Buenas tetas. ¿En qué estoy pensando? Mejor la ignoro y vuelvo a mirar a la que parece la líder a los ojos. A la tal lady Lin. Sin pestañear.

–He oído que tienes… relación con varias mujeres. ¿Es eso cierto?– inquiere.

No me digas que es otra puritana como lo era Ning. Tengo que controlarme para no sonreír. No puedo ignorar la diferencia de cultivación. No me interesa lidiar con ella, pero no me queda otro remedio. ¿Quizás debiera jugar un poco? Quizás si la sorprendo será menos agresiva. Espero que no sea peor.

–¿Por qué? ¿Estáis interesadas?– pregunto intentando sonreír inocentemente.

Durante un par de segundos me miran sin saber qué decir. Incluso algunas se sonrojan un poco. Al final, la misma que ha irrumpido antes interviene.

–¡¿Cómo te atreves?! ¿¡Por qué íbamos a tener el más mínimo interés en un esclavo!?– grita enojada.

–¿De verdad? Entonces, ¿por qué me preguntáis sobre algo que no es asunto vuestro?– sigo preguntando algo agresivo.

–¡Es totalmente inmoral!– reacciona la líder.

–Tu moral no tiene nada que ver conmigo ni con ellas. Es cosa nuestra lo que hagamos y dejemos de hacer. Así que, si no tienes ningún otro asunto conmigo, tengo que irme. No quiero hacerlas esperar.

Bien, no saben como reaccionar. Y eso que en realidad no sé dónde están mis chicas estudiantes, ni me esperan. Eso me da tiempo para escabullirme. Rodeándolas. No intentan detenerme. Parece enojadas. Algunas aprietan los puños o los dientes. Espero sea lo último que sepa de ellas. Tendré que pedir a los esclavos que les echen un ojo. Por si acaso. Aunque probablemente lo harán sin que se lo pida.

Entonces, otro estudiante se cruza. Está dos o tres etapas por encima. Me apunta con su espada.

–¿¡Cómo te atreves a hablar así a Lady Lin!? ¡Te reto a un duelo!

¿En serio? ¿De dónde salen todos esos estúpidos? ¿No tienen nada mejor que hacer? ¿No podrían dejarme en paz?

–No me interesa– me niego.

Aparto la espada con la mano. Si intenta herirme, estará rompiendo las normas. Aquí, en el pabellón de entrenamiento, son especialmente estrictas. Sigo mi camino.

–¿Acaso eres un cobarde? No me extraña, solo eres un esclavo– me provoca.

Me detengo. Suspiro. Me giro. Lo miro de arribo abajo.

–Claro. Tú eres muy valiente retando a alguien con varias etapas menos, y que ha gastado su qi entrenando. No tienes vergüenza ni honor– le reprocho.

Me da tiempo de verlo sonrojarse antes de girarme. Su actitud valiente se califica como degradante según las normas no escritas. Alguien de una etapa mayor nunca debería retar alguien de una menor. Si encima son dos o tres, se considera bastante deshonroso.

Supongo que hay alguien más a quien vigilar. Esperemos que no me guarde mucho rencor. No sé si me he ganado hoy varios enemigos. Y sin hacer nada. ¿No pueden vivir su vida y olvidarse de mí?

Por suerte, nadie más me corta el paso. Sí puedo sentir muchas miradas. Resulta incómodo.

—————

Aunque aliviado por dejar atrás las miradas, algunas hostiles, no puedo dejar de sentirme frustrado. Necesito desahogar un poco de tensión. Y ya me he follado antes a mis esclavas. Menos a Bronceada. Antes de recurrir a ella, decido echar un vistazo. Me pilla cerca.

No puedo evitar sonreír. Están charlando delante de la cabaña de Bei Liu. Bi Lang me ve. Quiere saludar. Le hago un gesto de silencio con el dedo.

Me acerco por detrás de Bei Liu. Por sorpresa, la amordazo con una mano. La cojo por la cintura de la otra.

–Más te vale obedecer si no quieres que haga daño a tu amiga– amenazo a Lang.

–No le hagas daño, haré lo que quieras– responde Bi Lang, queriendo parecer asustada.

Claro que sería más creíble si no hubiera tanta pasión en su última frase. Bei Liu se ha relajado al oír mi voz. La he asustado.

Entramos dentro. Empujo a Liu contra la cama. Con suavidad. Me mira con pasión. Su tono de voz contradice sus palabras.

–¿Qué nos vas a hacer? No nos hagas daño– hace como que suplica.

–Haremos lo que quieras– se rinde Lang, sugerente.

–Empezad chupándome si no queréis que me enfade– amenazo, bajándome los pantalones.

–Yo nunca…

–Eso es…

De nuevo, el brillo en sus ojos y la pasión en su voz traicionan sus palabras. Además, pronto demuestran su habilidad. Una corriente de placer me recorre cuando sus lenguas recorren las zonas más sensibles.

Las aparto de un ligero empujón. Ellas exageran, tirándose sobre la cama. A Bei Liu se le escapa una risita.

–Ah, no. No me violes. No abras mis piernas del todo y me penetres hasta el fondo– suplica sugerente Bi Lang.

Bei Liu la mira con las mejillas infladas. Su amiga se le ha adelantado. La otra le saca la lengua. Luego me mira. Cubriéndose el cuerpo con las manos. Queriendo parecer asustada. Les encanta jugar así. No es la primera vez.

Como me ha pedido. Fuerzo sus piernas abiertas. Muy abiertas. Antes le he arrancado sus bragas. Aunque con cuidado de no romperlas. Se enfadaron un poco conmigo cuando las rompí el otro día. Aunque me perdonaron cuando les prometí ir de compras con ellas. Tocaba mañana.

Está mojada. Era de esperar. Acerco la punta de mi miembro a su entrada. Perfectamente visible.

–Ah… ¡No! ¡No lo hagas! ¡Soy virgen!– suplica.

–Ja, ja, tampoco te pases– se ríe Bei Liu, que se está quitando la falda. O mini falda, más bien.

–¡Aaaaaaahhh! ¡Nooooo! ¡Ya no me puedo casar! ¡¡¡AaAAAaaaaaaahhhhH!!! ¡Duele! ¡¡¡AAAAaaaaahhhh!!!– se lamenta entre gemidos de placer cuando la penetro.

–¡Qué mala actriz!– se burla su amiga, tocándose por debajo de las bragas rosas de encaje.

–¡Aaahh! ¡No deberías reírte! ¡Luego te violará a ti! ¡¡AaaaaaAAAHHHhh!! ¡Lo sufrirás!– amenaza Lang entre gemidos y casi risas.

–Aah. No serás tan cruel, ¿verdad?– pregunta Liu con pasión.

–Estate quieta y espera tu turno, o te arrepentirás– la amenazo.

–¡Nooooo!– hace ver ella como que llora.

Aunque pronto vuelve a tocarse. A masturbarse. Caen sus bragas. Mientras mira como penetro a su amiga. Que ya ha dejado su pobre actuación. Gime mientras las paredes de su vagina frotan contra mi miembro. Mientras sus pechos rebotan sugerentes. O son detenidos por mi lujuriosa mano. Que los masajea con pasión.

Nuestros labios se juntan un par de veces. Nuestras lenguas se buscan desesperadas. La parte superior de su ropa se desliza a hacia arriba. Su sostén desabrochado. Sus suaves piernas siendo acariciadas. Su culo es de vez en cuando golpeado con suma suavidad.

–¡¡¡Aaaaaaaahhh!!! ¡He sido deshonrada!– exclama Lang al correrse.

Miro entonces a Liu. Me devuelve la mirada apasionada.

–No… No me violes desde atrás– me pide.

–Aaah… Hablando de malas actrices– le devuelve la crítica Lang.

Está casi desnuda. Solo le queda su camisa semi transparente y abierta. No pone mucha resistencia para ponerse a cuatro patas. Su cabeza contra la almohada. Mojada. Sugerente. Provocativa.

–Por favor, no seas rudo desde el principio– pide con pasión

¿Cómo negarme? Como a su amiga, la penetro hasta el fondo. Entro y salgo de ella con toda la extensión de mi miembro. Golpeo a ratos su culo. Con suavidad. Aunque suficiente para hacer vibrar sus nalgas.

–¡No me hagas daño! ¡¡¡AAAAaaaahhhhHH!!! ¡Bruto! ¡Salvaje! ¡No tan fuerte! ¡¡¡AAAaaaaAAAAaaAAHHHHH!!! ¡No se te ocurra cogerme del pelo y forzar un beso!

–Vaya quejas más poco creíbles– se burla su amiga.

Por supuesto, le hago caso. Cogiéndola del pelo. Forzándola a girar al cabeza. Me acerco. Penetro sus labios con la lengua. Con la otra mano, sujeto su pecho. Lo aprieto. Compruebo su elasticidad. Tan erótico como siempre.

Se vuelve y se apoya en mí tras correrse. Lang también. Me miran y me besan.

–¿Estás bien? Parecías un poco tenso– me pregunta Lang.

Liu, aún jadeando, afirma con la cabeza. Coincide con su amiga. Me conocen bien. No puedo evitar sonreír.

–Antes me he encontrado con una tal lady Lin. Ha sido un poco desagradable– confieso, sin querer entrar en detalles.

–¿¡Esa reprimida!? No me extraña que estuvieras tenso. Es estúpida– estalla de repente Lang.

–¿Te acuerdas de Ning? ¿La que quería convertirnos? Era una admiradora de esa creída de lady Lin. Se cree que puede decidir por los demás– la critica Liu.

¿Ning? Le preguntaré luego. Ahora no está tan reprimida. Aprieto sus culos, jugando.

–¡Ah! No serás tan cruel para violarnos otra vez, ¿verdad?– me mira Lang con una sonrisa seductora.

–Ahora sois mis juguetes sexuales. Haré lo que quiera con vosotras– amenazo.

–Nooo… Más noooo…– suplica Liu entre risas.

Pongo entonces a Lang a cuatro patas. Miraba a su amiga con envidia. Luego le tocará a Liu. Pronto, sus gemidos llenan de nuevos la habitación. Esta vez, las llevo al límite y acabo llenándolas.

Las dejo durmiendo. Parece que, "por mi culpa", no podrán hacer nada productivo lo que queda del día. No es que lo lamenten mucho. Las miro una última vez antes de irme. Parecen unos angelitos. Unos angelitos pervertidos.


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