Me había parecido que alguien nos seguía. Ahora estoy seguro. Me sigue. Es Di Tao. No es muy buena escondiéndose. Está un nivel por encima del mío. Aunque dentro de la secta no puede hacer nada.
Por ahora, la ignoro. Mis pervertidas me están esperando. Me abrazan en cuando entro en la cabaña de Bei Liu. Desnudas. Era de esperar. Las cojo de sus nalgas. Mientras me besan alternativamente. Me llevan a la cama. Me empujan suavemente hacia ella. Me desnudan entre risas. Una mordiéndose el labio. La otra pasándose la lengua lascivamente.
Bei Liu me monta. Se mueve desesperada desde el principio. Hambrienta. Insaciable. A Bi Lang la hago ponerse sobre mi boca. Juego con su clítoris con mi lengua. La penetro con los dedos. Ambas gimen. Se abrazan. Incluso se besan
Tras el segundo orgasmo, aprovecho que están cansadas para tomar el control. Dejo a Bi Lang sobre la cama. Bocarriba. Penetrándola salvajemente. Como lo está deseando. A Bei Liu la pongo sobre ella. Pegada a ella. No pueden sino besarse. No oponen resistencia.
Alzo el culo de Bei Liu para saborear su vagina mientras penetro a su amiga. Mientras las llevo a las dos al orgasmo. Luego las pongo de lado. Una frente a la otra. Las voy alternando. Mi miembro y mis dedos. Sus gemidos son extremadamente sensuales. Sus cuerpos sudados lujuriosos. Sus estrechas vaginas placenteras.
Las acabo llenando a las dos. Las dejo en la cama. Desnudas. Jadeando. Satisfechas. Las muy perezosas se duermen con una sonrisa en los labios.
Aprovecho para llamar a Shi y avisarla. Ella asiente. Tienen los talismanes por si hacen falta.
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Cuando salgo, Di Tao vuelve a seguirme. Es fácil ver su reflejo en las ventanas. No es muy hábil.
Salgo de la secta hacia el bosque. Me alejo de la entrada. Puedo sentir que me sigue. No parece que se haya dado cuenta de Detectar qi.
Voy hasta una zona de árboles ancianos de troncos anchos. Voy sacando a las chicas. Se esconden tras el tronco mientras avanzo. Lo repito un par de veces. Shi, Song, Yi y Yu están fuera. El resto, a la espera. Finalmente, me paro y me giro.
–¿Qué es lo qué quieres? Di Tao si no estoy equivocado– la llamo.
Ella sale tras un árbol. Parece sorprendida.
–No sé si eres valiente o estúpido. Sabes que estoy y me llamas. Con un nivel menos– dice con desprecio.
–¿Me vas a decir qué quieres?– insisto.
Frunce el ceño. Parece molesta. ¿Quizás quiere que le tenga miedo? Incluso si estuviera solo, probablemente podría escapar.
–No vuelvas a hacer ese mini torneo. Son mías– me ordena.
–¿Y si me niego?
Ella hace una mueca que supongo que es amenazante. Avanza hacia mí.
–Supongo que tendré que darte una lección para que sepas que pasa si te opones a mí– amenaza golpeando un puño contra el otro.
Con calma, empuño el bastón. Ella me mira con desdén y saca un martillo enorme que coge con sus dos manos. Su qi empieza a circular por él. Es más denso que el mío. Sin duda, es peligroso para mí enfrentarla directamente. Claro que no es necesario. Mi función es llamar su atención.
Puede que esté un reino y una etapa por encima. Pero las chicas saben dónde y cómo golpear. Y ella tiene su qi y su atención centradas en mí. Comete el error de no controlar sus alrededores. De dejarse atacar por detrás. De no estar protegida Cae inconsciente.
—————
–¿Dónde estoy?– pregunta Di Tao confundida.
–Sobre mis piernas– le respondo, y le azoto con fuerza y qi en su nalga derecha.
–¡Aaaagh!
Está atada de pies y manos. Su falda levantada. Bocabajo. Sobre mis piernas. Perpendicular a mí. Como una niña pequeña a la que se está castigando por portarse mal. La marca de mi mano se ve en su nalga. Que empieza a enrojecer.
–Mereces un castigo– anuncio.
–¿¡Qué te crees que haces!?– intenta revolverse.
–¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf! ¡Plaf!
La golpeo hasta que se queda quieta. Aunque esté una etapa por encima, sin duda es doloroso.
–Para ya… Duele…– pide casi sollozando.
–Me querías atacar porque no podías abusar con tranquilidad de tus víctimas. ¿Crees que es suficiente? Acabo de empezar.
Vuelvo a golpearla. Varias veces sin parar. Durante más de un minuto. Hasta que sus dos nalgas está completamente rojas. Empieza a dolerme la mano. Creo que cambiaré a la otra.
–….Para… Por favor…– suplica sollozando.
La cojo del pelo para verle la cara. Tiene un aspecto deplorable. Llorando y moqueando. Supongo que una cosa es abusar, y otra que abusen de ti.
Suelto su pelo y la vuelvo a golpear un poco más. Ya no dice nada. Solo gime de dolor a cada golpe. Entre ellos, se oyen sus lloros.
Podría matarla o violarla. Pero tampoco ha hecho nada tan grave. Y ha sido vista cerca de mí. Podrían sospechar. Por azotarla, la secta no me va a poner problemas.
–… Para… Haré lo que quieras…– suplica.
–Oh… ¿Lo que quiera?
Muevo la mano entre sus nalgas. Llego hasta la abertura de sus labios inferiores. Los recorro. La estimulo. Se tensa.
–Aaahh. No… Eso no… Mis padres me matarían si no soy virgen…– suplica.
–Siempre puedo usar tu culo– la tiento.
Acaricio la abertura de su ano. Con qi. Ella se estremece. No dice nada. Está temblando.
–Tu culo está demasiado sucio ahora mismo. Otra vez será. Promete que no volverás a molestarlas. Ni intentar atacarme.
–…Yo… No lo haré más…– asegura – ¡Aaaagh! ¿Por qué…?
La he azotado una vez más.
–Para que no te olvides. Si vuelves a hacerlo, o planeas algo contra ellas o contra mí, me enteraré– la amenazo.
–… No lo haré más…– repite, sollozando.
La vuelvo a azotar una última vez, bastante fuerte. Luego la dejo en el suelo. Rompo el nudo y me voy. Aún le costará un poco desatarse. Sigue sollozando cuando me alejo.
Me hubiera venido bien tenerla. Pero no quiero arriesgarme a que sospechen de mí. Además de que no puedo meterla dentro aún. Su nivel es más alto.
Espero que haya aprendido la lección. Que no quiera vengarse. Ya tengo suficientes enemigos.
—————
No parece que Di Tao quiera vengarse. Al menos, no hay indicios en los informes de los esclavos en los últimos dos días. Zhi Mu y su hermano tampoco parecen querer hacer nada de inmediato. Pero sospecho que traman algo. Y poco sé del exestudiante que quiere matarme.
Ahora me estoy despidiendo de Shu. Con un largo beso. Después de haber unido nuestros cuerpos durante un buen rato. Rodando varias veces sobre la cama. Ha sido divertido. Y excitante.
La veo irse. Deseando como siempre poder mantenerla junto a mí. Cuando alguien aparece. Esto sí que no lo esperaba. Es Di Tao. ¿Qué tramará?
–¿Qué quieres?– pregunto un tanto secamente cuando abro.
–Yo…– dice nerviosa y roja –. He… He limpiado mi culo…
Me la quedo mirando. Durante unos segundos, no sé qué quiere decir. ¿En serio? ¿De verdad? No voy a rechazarla si se ofrece. Me va bien para absorber su qi. Además de que será interesante follarla.
Me aparto y la dejo pasar. Aunque aviso a las chicas para que estén alerta. Si intenta algo, se arrepentirá. Ella entra reticente.
–Desnúdate– le ordeno.
Al menos, así veré si va en serio o trama algo. Ella se sonroja pero obedece. Poco a poco se quita la ropa. Descubriendo su sujetador blanco y sencillo. Poco después, sus suculentos pechos. Su tamaño algo menor que Ma Lang. Sus pezones marrones. Parecen suaves.
Se los medio cubre sin saber muy bien qué hacer. Yo la miro. Se muerde el labio y se quita los zapatos. Luego unas medias que descubren su piel más bien morena. La caída de su falda muestra sus bragas blancas. Tras estas, se esconde un vello púbico más bien escaso y morado. A juego con su pelo, cejas o pestañas. Sus ojos marrones destacan entre tanto morado.
Me mira nerviosa. Sus manos intentando cubrirse su cuerpo desnudo. No queriendo dejarme disfrutar de las vistas de quien quiso darme una lección. A quien estuve azotando un par de días atrás.
–Acuéstate en la cama, bocarriba– le ordeno.
La azoto suavemente en la nalga cuando pasa junto a mí. Ella se tensa. Me mira acobardada.
–No… No me hagas daño…– me suplica.
¿Tanto la traumatizó la lección? Está claro que no le gusta que la peguen. Se tumba en la cama. Una mano sobre su entrepierna. Otra sobre sus pechos. Visiblemente nerviosa y avergonzada. Es sorprendentemente obediente.
–Sujétate las piernas por detrás, por encima de la rodilla. Con las dos manos. Y ábrelas– le sigo ordenando.
Quiero ver hasta que punto obedece. Veo que del todo. Queda totalmente expuesta. Sus pechos. Su vagina. Su culo. Mira hacia el lado. Se muerde el labio inferior.
Me acerco a ella. Entre sus piernas. Cojo uno de sus pechos. Es tan mullido como parece. Añado qi. Aprieto uno de sus pezones. Ella emite un pequeño gemido. Me mira entre asustada, avergonzada y expectante.
Coloco mi cabeza entre sus piernas. Con la lengua, abro sus labios inferiores. Busco su clítoris. Con una de las manos juego con su ano. Cojo lubricante. Lo penetro con un dedo.
–¡¡Aaah!!
La estimulación hace que se tense. Que su cabeza se tire hacia atrás. Que se arquee ligeramente.
Pongo su clítoris entre mis labios. Mi lengua juguetea con él. Mi dedo juega con el interior de su ano. Atacando con qi. Mi otra mano disfruta de una de sus suaves nalgas.
No habla. No se queja. Ni cuando meto un segundo dedo. O un tercero. Solo gime. Cada vez con más intensidad. Sin moverse. Está mojada. Podría penetrar su vagina fácilmente. Aunque no voy a hacerlo. Es virgen. Para ella parece que es importante.
No creo que la hayan penetrado analmente. Debe de ser nuevo para ella. Quizás se ha masturbado. Aunque no parece que haya experimentado tanto placer.
Sigue sin moverse cuando se corre. Respira pesadamente. Se muerde el labio inferior cuando me bajo los pantalones. Cuando ve mi miembro erecto. Cuando lo pongo delante de su ano. Cuando froto su entrada. Aunque no la penetro aún.
–Dime, ¿por qué has venido? ¿Por qué quieres que te folle?– la interrogo.
Acaricio con suavidad su clítoris mientras lo hago. Los labios que ocultaban su vagina. Su ano. Pero con suavidad. Diciéndole así que no continuaré hasta que responda.
–Yo… Tú me castigaste por portarme mal… Nunca nadie lo había hecho… Nadie nunca me presta atención… Pero tú sí… Cuando me tocaste… Yo… Nunca había sentido algo así. Ni cuando…– confiesa completamente roja.
–¿Ni cuándo?– insisto.
Aparta la mirada avergonzada. Es divertido molestarla.
–Cuando me masturbo…– confiesa en un susurro casi inaudible –¡¡AAAaaaaaaahhhHH!!
La penetro entonces. Despacio. A la vez que añado qi. Un poco en su ano. Una descarga en su clítoris. Entro poco a poco en ella. Extendiendo el lubricante. Llegando hasta el fondo.
–¿Qué se siente?– pregunto.
–¡Aaaaahhh! Tan llena. ¡¡¡HHHHAAAAaaaaahhh!!!
Me empiezo a mover. Penetrando su culo. Estimulando su clítoris. Escuchando sus gemidos. Disfrutando de su interior. Del espectáculo de sus pechos rebotando. De ella rendida a mí. Aunque quizás ya lo estaba desde el principio.
Me detengo y me la quedo mirando tras su orgasmo.
–No vuelvas a molestarlas. Quiero que les pidas perdón– le exijo.
Ella me mira reacia. Suplicante. ¿Le asusta la idea de pedir perdón?
–O lo haces, o acabamos aquí, ahora y para siempre– la amenazo. Incluso la sacudo con suavidad.
Me sigue mirando suplicante. Incluso asoman lágrimas. Yo le aguanto la mirada. Intento permanecer serio. Probablemente nunca ha perdido perdón. Una niña rica, consentida pero sin cariño. Finalmente asiente.
En cuánto lo hace empiezo a moverme de nuevo. Ella a gemir. Esta vez aumento la intensidad. Ella parece olvidarse de todo menos del placer. Acaba soltando sus piernas. Estas caen sobre la cama. Flácidas. Sin fuerzas. Solo se mueven sus pechos cada vez que embisto. Su boca babeando ligeramente. Su cabeza mirando hacia el lado. Se ha dejado ir totalmente. Aprovecho para absorber qi de la etapa dos. Con ella y Fen Huan, puedo ir más rápido.
Finalmente decido acabar. Dejarme ir también por el placer. Eyacular dentro de su culo. Oírla gemir una vez más. Casi con desesperación.
La miro mientras recupera el aliento. Su pecho subiendo y bajando. Exhausta. Satisfecha. Jugueteo un poco con sus pechos. Estrujándolos. Ella se deja a hacer.
Cuando finalmente me mira, se la ve cansada. Pero también sonríe. Satisfecha.
–Límpiame– le ordeno, señalando mi miembro.
Ya que tengo un juguete sexual nuevo, la entrenaré un poco. Por desgracia, no me la puedo quedar del todo. Tiene un prometido. Algo entre familias. Dudo que sea homosexual como el de Fen Huan.
–¿Có… Cómo?– pregunta confundida.
–Con tu boca. Con tu lengua. Mételo dentro y usa la lengua– explico.
Aunque reluctante, obedece. Verla a cuatro patas mientras me hace una felación resulta excitante. Aunque sea algo torpe. Se detiene cuando está reluciente. Me mira. Podría hacerla continuar. Pero ya está bien por hoy.
Antes de dejarla ir, la hago darse la vuelta. Se tensa al notar que algo entra en su culo.
–En un regalo. Para que no me eches mucho de menos. Vibra cuando le añades qi. No vuelvas a venir, yo iré. Dame permiso para entrar en tu cabaña. Nadie más estará dentro, ¿verdad?
–Ah… Sí. Nadie viene. ¡Aaah! ¡Vibra!
No tenía que probarlo ahora… Es su problema. Se tiene que vestir e irse con el consolador vibrando en su culo. Le cuesta un poco caminar normal. Aunque tiene una sonrisa en los labios. Le ha sorprendido que la besara. He podido sentir su lealtad hacia mí crecer cuando lo he hecho. Se relame los labios.
Supongo que a partir de ahora se portará bien. Quizás no es tan mala si se la educa un poco. Tendré que seguir educándola.
Hago que Rui me haga una felación. Para acabar lo que mi nueva mascota había empezado. Es la mejor de mis esclavas. Ning es demasiado entusiasta. Rong, demasiado poco. Bronceada demasiado seria. Hai un poco inexperta.
Luego la cojo de las piernas. Yo aún de pie. Ella en una posición un tanto acrobática. Su cuerpo arqueado hacia atrás. La cojo de los muslos y la penetro. Ella apoyada con las dos manos en el suelo. Su cabeza a unos centímetros. Como si estuviera acostada en la cama y esta hubiera desaparecido. Como si la hubiera forzado a caer y hubiera llegado a esa posición.
Sus modestos pechos caen hacia su cabeza. Rebotando a cada embestida. Sus brazos le tiemblan. Más cuando se corre. Su cabello azul llega hasta el suelo. Embisto en ella sin parar. Sin darle tregua. A pesar de lo cual consigue aguantar. Buena mascota. Mañana le dejo elegir.
Con Bronceada, sigo de pie. La pongo de espaldas a mí. Su culo a mi altura. Sus codos apoyados al suelo. Su cabeza casi tocando. Está bastante obediente y dedicada. Pero aún le falta algo para que pueda confiar en ella. Por eso, no la he subido a la nueve.
La diferencia entre su piel morena y la más blanca es muy sensual. Sus firmes nalgas vibrando son muy eróticas. Su cuerpo atlético sudado me hace querer penetrarla con más fuerza.
La dejo en el suelo con Rui y cojo a Ning. Como a Bronceada. Pero la obligo a moverse a ella. Al principio le cuesta un poco. Luego coge el ritmo. Gimiendo sin parar.
Cuando cae Ning, llena y satisfecha, miro hacia Hai. Sin decirle nada, se pone en la misma posición. Está mojada. Me mira con lujuria. La penetro sin compasión. No es que la haya pedido.
Después gasto qi practicando Corriente de qi. Si logro controlarlo mejor, podré reducir más el espacio que imbuyo, y así el qi que gasto. O aumentar la intensidad del qi, haciendo el golpe más potente o la defensa más robusta.
—————
–¿Qué hacemos con él?– suspira Song.
–Nada, no tiene remedio– ríe Shi.
–Pobre, no tiene la culpa, era un esclavo– me defiende Liang entre risas
–Pues tú bien que lo entiendes– la refuta Yi.
–No os metáis tanto con él– se queja Shun.
–Es divertido– ríe Yu, que esta vez no me apoya.
–No lo entiendo– asegura Wan, ante las risas de todas.
–Creo que se lo tendríamos que explicar– sugiere Ma Lang.
–Solo cuando acabemos de burlarnos de él– ríe Song.
Todas se ríen. Quizás ha sido un error contarles lo de Yan Xiulan. Tardan un rato en decirme lo que se supone que es obvio.
–Vamos, que está coladita por ti. Es tímida, y tú vas y le dices que está guapa cuando sonríe. ¿Cómo quieres que reaccione? Ha huido abochornada. Seguro que ahora se lamenta de lo que ha hecho. Más te vale ser considerado la próxima vez y no recordárselo– resume Yi.
–No tiene sentido. Apenas nos conocemos– reniego.
–Ella te ha visto antes. Seguro que te ha observado. Tus amigas pervertidas seguro que le han contado sobre ti. Es inexperta e introvertida. Tú encima eres amable con ella. La piropeas. Si no le gustaras, no hubiera reaccionado así– concluye Song.
–Más te vale tratarla con delicadeza. Nada de intentar besarla de entrada. Te servirá como práctica– interviene Shi.
Supongo que tienen razón. También explicaría la actitud de Pen, Fen Huan, Bei Liu y Bi Lang. La verdad es que es mona. Aunque eso de práctica… Siguen burlándose de mí…
–Ahora explícanos con detalle que ha pasado con Di Tao– exige Yu.
Todas asienten. Me miran raro cuando se lo explico. Algunas abren mucho los ojos. Otras se ríen. Otras suspiran.
–Seducida porque la han azotado. Lo que hay que ver– se muestra incrédula Liang.
–Creo que Kong atrae a las más raras– se ríe Yi.
–Oh. ¿Entonces tú eres rara?– se burla de ella su hermana.
–¡Eh! ¿¡A quién llamas rara!? ¿¡Y tú qué!?
Las ignoramos y las dejamos peleándose. No es la primera vez.
–Por el culo dolía… No sé si debería probarlo otra vez…– se pregunta Song.
–No duele. Y es excitante– interviene Wan.
Todas se callan, giran y la miran. Incluso las gemelas dejan de pelearse por un momento. Ella se sonroja. Se da cuenta de que ha hablado de más. Pero ahora es ya demasiado tarde.
–Oh… Alguien va a tener que dar algunas explicaciones– la amenaza Yi.
–Así que nuestra alquimista es más pervertida de lo que pensábamos– se ríe Shi.
La están molestando durante un rato. Hasta que se dan cuenta de que Ma Lang y Shun han estado demasiado calladas incluso para ellas. Se han acercado a mí. Me están besando. Lang se acaba de sentar sobre mí. Apretando los dientes para que no la oigan. Se mueve poco a poco.
–¡Ah! ¡Míralas! ¡Traidoras! Tan calladitas y tímidas, y míralas…– las acusa Song indignada.
–Ja, ja. Hoy se han adelantado– ríe Liang. Creo que las había visto y no ha dicho nada.
–Aprovechadas. Han ganado el juego– susurra Yi.
–No podemos distraernos ni un momento– se lamenta Yu.
¿Qué juego? Quizás mejor no saberlo. Prefiero disfrutar de Ma Lang. De sus besos. De sus abundantes pechos. Servicial y apasionada. De su interior que envuelve mi miembro.
Se separa un momento. Me mira. Sonríe. Les saca la lengua. Me vuelve a besar.
–Encima está crecidita– la critica Song entre risas.
Después de Lang viene Shun. También dedicada y dulce. Song es más salvaje. A Yi la pongo a cuatro patas, después de que me lo pidiera con la mirada. A Shi y Liang acostadas en la cama. Yu contra la pared. De espaldas. Wan contra la pared. De cara. Se sentía un poco avergonzada. Pero ha acabado igual de apasionada que siempre.
Ma Lang y Shun duermen hoy conmigo. Algo de que han ganado un juego. Son realmente dulces y serviciales. A Wei la han dejado con sus canguros después de darle de comer. Al bebé le encanta jugar con Terror y Rayitas. Estas la dejan hacer y la miran curiosas. Incluso si les estira los bigotes. No les puede hacer daño. Su cultivación las protege incluso de un peligroso bebé mortal.
Las crías de salamandra eran más reacias cuando Wei intentaba cogerlas. Jugando en el agua. Era divertido verla. Totalmente inofensiva. Ha acabado empapada.
Aunque no me extrañaría que dejara de serlo. Con la leche materna ahora con qi, lo normal sería que sus tiernos meridianos reaccionaran poco a poco.
Yo me duermo viéndola acostada sobre Rayitas. Las chicas mirándola con el corazón robado. Su madre ha sonreído hermosa cuando se lo he dicho. Ahora duerme recostada en mi brazo. Desnuda. Preciosa.
Al otro lado, Lang se recuesta sobre mí. Sus pechos presionándome lujuriosos. Se ha acercado tras dormirse. Son las dos adorables.
Veo que las demás han acorralado a Wan. Está roja. Mejor hago como que no he visto nada.
—————
Tras un par de días, me dirijo hacia el pabellón de entrenamiento. Es la primera vez que voy para entrenar. Había estado varias veces como esclavo. Tengo un par de razones para ir.
La principal es que hoy hay un instructor de bastón. No viene a menudo, a diferencia del de espada. Hay pocos que usan mi arma. Por supuesto, sería mejor tener un maestro propio. Alguien a quien poder consultar siempre que tenga una duda. Pero para ello hay que llamar la atención de uno.
Como sea, un instructor no está mal. Da una breve charla al inicio y otra al final. También supervisa el entrenamiento. Puede dar consejos individuales. Depende de su carácter. Algunos son más considerados que otros. Los hay que parece que vayan obligados. Otros parece que lo hacen con devoción. No sé cómo será este.
La segunda razón es el novio de Di Tao, Lin Xiaojian. Quiero echar un vistazo. Al menos, poder reconocerlo, por si hubiera algún problema. Por la información que he recibido, suele estar en la zona de entrenamiento a esta hora. Su cultivación es varias etapas superior a la mía. Además, es un estudiante interno. Y la mano derecha de uno principal.
Yo soy un estudiante externo. Hay que subir tres etapas de Alma en menos de veinte años para ser uno interno. O llegar al reino del cuerpo. Para ser uno principal, es mucho más difícil. Al menos la mitad de los maestres tienen que estar de acuerdo. Se ha de llamar la atención con la velocidad de cultivación u otras gestas.
Claro que aún es mejor ser un estudiante directo de algún maestre. Como Da Ting de la maestre ilusoria.
–Es ese– me señala un esclavo que está en la etapa dos.
Lin Xiaojian tiene el pelo largo, azul oscuro. Es musculoso. No parece muy amigable. Está sentado observando a su facción entrenar. La de su hermano mayor. El estudiante principal. Lin Wenyan. Que hoy también está allí. Vaya, qué sorpresa.
Resulta ser el estudiante que me salvó por casualidad. Cuando el exestudiante y sus secuaces me tenían rodeado. Quería agradecerle, pero mejor no lo hago. Ni siquiera podría acercarme. No me extrañaría que acabara humillado. Le debo una, aunque no fuera queriendo. Si se da la oportunidad, se lo pagaré.
Por lo que he oído de él, es arrogante y presuntuoso. Aunque no más que otros estudiantes principales. De hecho, relativamente moderado. Claro que tampoco es de lo más fuertes. Supongo que si es un estudiante principal, tiene potencial para serlo.
La secta les da más recursos que a los internos. Y a estos más que a nosotros. Es normal, los recursos no son infinitos. Los que no lleguen a interno tendrán que dejar la secta. Los internos tampoco pueden quedarse eternamente si no mejoran.
La estrategia es sencilla. Dar una oportunidad a los externos para promocionarlos. Apostar por los internos. Invertir en los principales. Con todo, por lo que he oído, somos una secta relativamente benévola. En otras dejan que sus estudiantes se maten entre sí. Aquí, hay que hacerlo a escondidas.
Bien, ya sé que aspecto tiene. Así que me voy a buscar a los del bastón. Oh, hay más de los que esperaba. Unos diez. Y aún no es la hora. Entre la etapa siete de Génesis y las dos de Alma. Supongo que más allá este tipo de lecciones básicas no les interesan. O ya las han tenido. Claro que aún hay tiempo para que lleguen más.
—————
Al final, somos casi veinte. Algunos han llegado justos. Otros estaban charlando en los alrededores. Los bastones no son mejores que el mío. De hecho, diría que tengo uno de los de más calidad. Por lo menos, es llamativo al ser todo negro. Quizás tengan mejores y no los han traído.
La verdad es que si no es por el aviso de las chicas, quizás se me hubiera olvidado llevarlo. Sacarlo del Almacén hubiera sido sospechoso. Que tenga un anillo también. ¿Quizás debería comprar uno para disimular? Son caros, pero tengo bastantes puntos. Podría arriesgarme con uno barato en el mercado. Si son de mala calidad, se corre el riesgo que el sellado espacial se rompa. Pero tampoco importa mucho en mi situación. Solo sería para disimular.
–… En resumen, el bastón destaca en defensa, pero no puede subestimarse ofensivamente. Puede usarse ocasionalmente como una lanza, con algunas técnicas que moldean una punta con qi, pero su naturaleza es golpear. Con el extremo para golpes rápidos. Con el cuerpo para más contundentes. No obstante, todas las técnicas y movimientos pueden esperar. Lo fundamental es que la circulación de qi sea fluida. Es importante en todas las armas, pero en el bastón lo es aún más, pues cada centímetro se puede usar para atacar y defender. Así que practicad, hoy os supervisaré.
No puedo decir que no haya sido útil escucharlo. Hasta ahora, he aprendido algún movimiento, alguna técnica, pero ni siquiera conocía los fundamentos. No sabía cómo debía de avanzar. Por lo menos, mis prácticas circulando qi no han sido una pérdida de tiempo.
Ya que estoy aquí, me pongo a practicar junto a los demás. Sé que hay algunas miradas puestas en mí. Las de los esclavos no me preocupan. Las de otros estudiantes, espero que tampoco sean muy hostiles.
Alguien me ha señalado antes como "el esclavo". Así que ahora todos saben quién soy. Diría que hay más bien curiosidad. Algo de desdén también. No puedo hacer otra cosa que ignorarlos.
Me sorprende un poco que la mayoría tengan un control de qi más pobre que el mío. Es normal en los de Génesis. Pero no lo esperaba en los de Alma. Solo uno de los de la etapa dos lo hace mejor. Me resulta extraño.
Puede que las gemelas tengan razón. Claro que no se lo voy a reconocer. Presumirían demasiado. Dicen que los otros estudiantes tienen que invertir mucho tiempo en cultivar. O en recuperar qi. A ellas les pasaba. Yo solo tengo que follar para ambas cosas. Eso me da más tiempo y qi para practicar. Aunque lleve mucho menos tiempo haciéndolo.
Además, está el tema de conseguir recursos. Copiar manuales da muchos puntos. Y ni siquiera los necesita para recursos de cultivación. Ellos tienen que invertir mucho tiempo y esfuerzo para obtenerlos si quieren avanzar más rápido.
Quizás ellas no tengan la ventaja de tener tanto qi, pero sí tienen tiempo. Y un entorno tranquilo. No tienen que preocuparse de cultivar, solo de practicar. Quizás somos aún más privilegiados de lo que creía.
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